13
“Sálavame, quienquiera que seas sálvame”
Las manos de SunJi no dejaban de temblar, sabía que algo así iba a ocurrir. Sabía que en cualquier momento comenzaría la guerra, pero nunca creyó que ocurriría tan pronto y de esa manera.
— ¿Cómo está? — preguntó con la voz entre cortada y un nudo en la garganta que ni siquiera la dejaba llorar.
— Está bien, los médicos dicen que fue una suerte que haya llegado en ese momento o todo hubiera sido peor — explicó NamJoon.
Su mejor amigo había encontrado a SeokJin muy herido, tenía varias heridas de un puñal y su rostro y cuerpo llenos de marcas de golpes.
— Dios mío... — al final la pelirubia rompió en llanto — Fue él, Nam fue él. Ya no sé que voy a hacer, quiero que pare. Quiero que se vaya de una vez y desaparezca. Mientras esté Jimin aquí nada cambiará.
Su amigo suspiró y la abrazó, él conocía muy bien la historia. Sabía quién era Jimin y de qué era capaz y por esa misma razón entendía que el pelirubio nunca actuó sin tener una razón, y bien sabía que Jin se había buscado todo aquello. Estaba molesto, sí. Había encontrado a su amigo casi muerto y conocía al culpable, más no podía hacer ni decir nada sin pruebas, además de que todo aquello lo había comenzado SeokJin, Jimin solo se estaba defendiendo.
— ¿Tranquila, sí? Lo peor ya pasó — besó su frente y acarició su mejilla.
— No — negó mientras limpiaba sus lágrimas — Sabes que solo acaba de empezar...
(...)
Jimin estaba en casa, sentado en el gran sofá de la sala mientras observaba fijamente el cuadro en la pared. El sonido del toca discos con una canción antigua llenaba un poco esa soledad en la que se encontraba, y sumergido en sus pensamientos una lágrima recorrió su mejilla cuando recordó aquella suave y dulce voz hablarle por primera vez aquel día de invierno.
— Jimin — cerró los ojos e imaginó a aquel pequeño castaño de sonrisa cuadrada correr hacia él — ¿Sabías que somos familia? Soy Tae, y soy tu primo. A partir de ahora estaremos juntos siempre, yo te cuidaré ¿Me quieres Jimin?
— ¿Lo quise de verdad?
Se preguntó a sí mismo, y puede que haya pasado mucho tiempo y él no recuerde a su antiguo yo. Pero ese pequeño que aquel día conoció a TaeHyung, lo quiso desde la primera vez que lo vio. Y se prometió cuidarlo, más aquella promesa quedó en las sombras al igual que él. Porque Jimin se había enterrado tanto en la oscuridad que le era imposible recordar al menos como se sentía ser él mismo.
Sintió varios toques en la puerta y suspiró levantándose para ir a abrir. Estaba preparado para quién quiera que fuera, le importaba una mierda incluso si era la policía viniendo a por él. De todas formas nadie podía culparlo. Frunció el ceño cuando observó frente a él a Jeon JungKook nuevamente.
— Buenas noches — el chico hizo una reverencia — Disculpa molestarte de nuevo, sé que me dijiste que no tenias tiempo. Pero creo que te puede interesar lo que tengo que decir.
— ¿Ah sí? — alzó una ceja — Dime.
— Bien, como le dije he estado investigando mucho para mi informe — le enseñó los documentos — Principalmente esta casa me llamó mucho la atención por todas las cosas que ocurrieron, por como perdió a su familia una detrás de otra. Y llegué a la conclusión de qué nada de lo que ocurrió fue un accidente, su familia fue asesinada.
El pelirubio rió sarcástico frente a los ojos del castaño. JungKook frunció el ceño sin entender como podía reír ante aquello que le acaba de decir, algo tan duro y triste.
— Eso no es novedad, yo mismo los maté. Ahora largo de mi casa.
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