06
“Tú y yo. Juntos sentimos, tristeza y dolor. No es una coincidencia. Sí, nosotros escogimos jugar este juego”
SunJi se asustó cuando observó a Jin caminar hacia Jimin. Por la mirada en sus ojos se dio cuenta de que el pelinegro no se iba a detener aunque estuviera en pleno pasillo de la Universidad. Si peleaban SeokJin estaba en riesgo de que lo expulsaran pero eso ahora mismo parecía importarle una mierda. Llegó hasta el rubio y lo agarró por el cuello estrellándolo contra la pared con mucha fuerza.
— Odio decir esto, pero te estaba esperando — dijo y apretó el agarre en el cuello del mayor — Bienvenido a casa, Jimin, pero no te acomodes mucho. Pronto estarás tras las rejas y será mi rostro con una perfecta y amplia sonrisa lo último que verás en libertad.
A pesar de las palabras amenazantes de SeokJin y la fuerza que ejercía en el cuello de Jimin éste lo único que hizo fue sonreír de una manera fría y lo miró a los ojos.
— Ay — tosió un poco y rió antes de volver a hablar — ¿En serio quieres tanto meterme a la cárcel? ¿No sería más placentero acabar conmigo de una vez por todas? Recuerda, esté donde esté. SunJi siempre será mía ¿No es ella la máxima razón de tu odio hacia mi?
Alzó una ceja y se aprovechó de lo que sus palabras habían logrado en el menor y lo empujó para zafarse de su agarre. El chico volvió a toser por la falta de aire y se puso frente a Jin.
— Así que, ¿qué elegirás? A mi siempre me ha gustado cortar el mal de raíz.
— ¡Cierra la boca hijo de puta!
Gritó y a la misma vez soltó un puñetazo en el rostro de Jimin lo cual hizo que el pelirubio perdiera por un momento el equilibrio más no cayó al suelo.
— Vaya — tocó su rostro en el lado del golpe — Ya veo que has elegido bien. Me divertiré acabando contigo.
Sonrió de lado y se abalanzó sobre el más alto golpeándolo en el estómago varias veces lo cual hizo que Jin cayera al suelo desparramado y Jimin tuviera la oportunidad de subirse encima de él para seguir golpeándolo.
— ¡Basta! — gritó SunJi quién hasta el momento se había quedado quieta en su lugar. — ¡Jimin!
Se acercó y intentó detener sus manos pero no lo logró. Sus ojos se cristalizaron y pronto las lágrimas salieron sin control. Todo era su culpa, Jin no estaba acostumbrado a pelear y ahora estaba recibiendo golpes por las decisiones que tomó aquella vez.
Si tan solo hubiera entregado todas las pruebas contra Jimin a la policía nada de esto estuviera pasando. Si no se hubiera enamorado como loca de aquel chico de sonrisa falsa muchas cosas serían diferentes. O tal vez nunca debió darle esa segunda oportunidad.
— ¡Detente! — volvió a gritar con fuerza y la voz rota. — Para ya, Jimin, es hora de que te detengas. Se lo prometiste a TaeHyung, ¿acaso eso también fue una mentira?
Jimin al escuchar el nombre de TaeHyung se detuvo. De todo lo que había hecho mal, de todos esos momentos en que la ira y la rabia lo cegó. Ese era el único momento del cuál se arrepintió, mirar sus manos y recordar que la sangre de su pequeño primo una vez estuvo ahí le desgarraba el corazón. Recordar que por su culpa él ya no respiraba lo volvía loco.
— Ahora mismo, ni siquiera sé si la muerte de Tae de verdad fue un accidente.
Y de todas las palabras que pudo haber esperado escuchar de ella. Las más dolorosas fueron las que había acabado de pronunciar. Porque Jimin creía, que a pesar de tener tantas caras. Ella sabría cuál era la verdadera, pero al parecer se había equivocado. Quizás debía volver a cuando no le importaba absolutamente nada y así podría desechar esas duras palabras.
Y si Jimin volvía a ser quién era antes. Tan solo le quedaría una máscara, y esa, era la peor de todas. Porque allí, solo reinaba la oscuridad.
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