하나
Aspire la última línea que quedaba de aquel polvito blanco que tanto me gustaba. Había perdido el conocimiento de cuantas cosas había ingerido en la noche, lo único que me importaba era sentirme bien porque solo drogada alcanzaba la felicidad. Hoseok a un lado mío echaba su cabeza hacia atrás limpiando cualquier rastro que le haya quedado; verlo de esa manera me pareció muy sexy.
Irónicamente, justo hoy había salido del centro de rehabilitación donde hice todo lo posible por "mejorar", por supuesto que los idiotas se la creyeron y aquí me encontraba de nuevo.
Drogada y ebria hasta el tope.
¿Porque lo tan bien que me sentía estando drogada no lo podía experimentar cuando me encontraba en mis cinco sentidos? Porque nací para fracasar como día a día. Me echaron de casa, acudo al instituto cada que se me da la gana, probablemente experimento la depresión, me meto en problemas así como me meto en la cama de Hoseok día a día para terminar en sexo y claro, mis padres se avergüenzan de mi por todo eso.
¿Que si me importa? Al principio si pero con el tiempo caí en cuenta que ellos nunca me ayudarían en mis problemas. Quisiera decir que mis padres tuvieron la culpa por ser lo que ahora me he convertido pero supongo que cada persona toma el camino que desea. Y yo tome uno incorrecto cuando conocí a Hoseok y Yoongi.
Mis padres se la pasaban de alcohólicos todos los días mientras que su hija desde los dieciséis años ya lo habría probado al menos cinco veces. A los dieciocho conocí a Jung y Min en un barrio, desde ese momento, empece mi mal camino solo porque yo así lo había decidido. Mis padres me echaron de casa cuando llegue ebria por tercera vez a casa, ¿porque se quejaba de esa manera? Yo les echaba la culpa en aquel entonces, dolían golpearme, la depresión tal vez se apoderó de mi un poco y mi remedio fue: las adicciones.
—¡Hyemin! ¡Ya te metiste tres líneas!—Grito Yoongi a un lado mío. Voltee los ojos y no le hice caso a sus advertencias, ahora me encontraba con una botella de alcohol en mi mano.
Todos en aquella fiesta estaban hasta el tope, algunos solo ebrios. Decidí subirme arriba de Hoseok donde empece a besarlo y a moverme conforme escuchaba el ritmo de la música resonar en todo el lugar. Si, no tenía ningún pudor de hacerlo en ese mismo momento, en este estado he hecho tantas cosas que ni siquiera me acuerdo de algunas. Hoseok parecía disfrutarlo y yo también, por supuesto hasta que la música paro y gritaron que la policía había llegado.
Me separé rápidamente de Jung y corrimos lo más que pudimos hasta un callejón que se conectaba con nuestra casa. Estallé en carcajadas cuando miré a Yoongi con «todavía» el polvo blanco por toda su nariz y una botella de alcohol en su mano que agarraba como si su vida dependiera de ella.
—Idiota—Me enseñó el dedo corazón a lo cual le lancé un beso. Se adentró a la casa bebiendo como si se tratara de agua la botella de vodka.
La cual era mía hace unos minutos.
Empece a reírme cuando a mi mente se vinieron las escenas de nosotros corriendo a toda velocidad para que no nos atraparan por tercera vez en la semana. Me deje caer en las escaleras de nuestra casa y Hoseok me imito a los segundos, era un barrio algo humilde y nuestra casa no era de lujo pero al menos teníamos un techo y comida. No pedíamos más.
—¿No tienes frío?—Mire a Hoseok cuando escuche su pregunta, ¿como podía encantarme demasiado? Aquellos pantalones negros ajustados, botas militar, camisa sin mangas de color blanca, su cabello azabache despeinado y el toque de su reloj dorado en su muñeca me hacían volverme loca. Y es que, en verdad la forma de vestir de mi novio fue lo que más me llamó la atención cuando lo ví. Era un dios griego.
—No, estoy acostumbrada—Mire mi atuendo, falda negra corta y un top de color rojo. Día a día solía vestir de esa manera tan "provocativa" como algunas personas me lo decían hasta llegar al punto de faltarme al respeto pero no esperaba nada más.
Tuve que entrar al negocio de vender mi cuerpo para poder pagar mis cosas porque me negaba a que Hoseok lo hiciera. Aunque él mismo me metió en todo esto pero siempre aclaraba que no era su culpa. Yo misma quise hacerlo porque sabía que era mucho dinero en poco tiempo. Mi novio y Yoongi se dedicaban a vender droga y de vez en cuando yo les ofrecía a los hombres con los que me acostaba.
¿Que si me daba asco? Si, pero pude lidiar con ello. Por suerte, Hoseok nunca se ha molestado por eso aunque tengo un estricto cuidado por todas esas enfermedades qué hay y por supuesto, de no quedar embarazada.
—¿Mañana irás con el idiota de Taehyung?— Empece a reír cuando recordé a Kim. Me sentía tan relajada cuando aspiraba esa porquería blanca.
—Tengo que hacerlo, dijo que un chico me pidió por toda una noche. Me caerá un buen dinero por eso.
—Te daré dos bolsitas para que puedas ofrecerle—Asentí y lo volví a mirar. Hoseok se acercó a mis labios y me besó desesperadamente.
Me sobresalte al escuchar una botella quebrarse en el suelo. Cuando me aleje de Hoseok pude mirar a Yoongi con los ojos totalmente rojos y demasiado ebrio.
—Estoy tan jodido.
Se colocó en medio de nosotros y besó mi cuello. Trate de alejarme de él pero tenía demasiada fuerza.
—Déjate querer.
—Tengo a Hoseok para eso—Lo mire mal.
— Y él tiene a miles —Se encogió de hombros, volví mi mirada hacia el frente observando las pequeñas casas, nadie pasaba caminando pues eran las cuatro de la mañana. Más que nosotros un poco locos que nos encontrábamos afuera conversando.
— Cállate —Mi novio aclaró. Lo mire con asco aunque sabía que eso sucedía todos los días.
Yoongi sonrío como un niño pequeño al que le obsequiaron un dulce y se adentró de nuevo a la casa. Hoseok lo siguió y no me quedo de otra que hacerlo también. Trataría de no discutir.
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