Observador.

Escrito: 30 de Noviembre del 2018.

Publicado: 4 de Diciembre del 2018.

No mientan.

Pensamos, reímos o lloramos y luego callamos.

Personas como tu, como yo; que simplemente se sientan en medio, detrás, al lado, en frente... Afuera de todos ellos.

Y así es como nosotros vivimos, respiramos sobras de espacio porque no parece que válgamos la pena para todos.

Y eso somos, a eso nos dedicamos, a observar como espías vulgares; con ojos anhelantes de sentir, de vivir aquellos momentos. Mas nadie lo nota ni lo toma en cuenta.

Vemos cosas que todos ignoran... Y duele, duele mucho.

El alma nos llora y nos quema en envidia y deseo.

¿Es tan malo querer esos momentos cotidianos?

Aveces nos desesperamos; y otros intentamos hacernos creer que no nos interesa. Pero por muy fuerte o muy leve que sea, todos deseamos eso.

Es real. Incluso muchos nos odiamos y nos miramos con amargura.

¿Por que somos así? Pregunta trillada y cliché que no todos sabemos respondernos. Yo no, me contraigo por los escalofríos cada vez que escribo y me hundo en mi mar de ansiedad y de pura mierda filosófica.

Incluso pensé y pienso, me gustaría ser normal, me gustaría tener la cabeza en mi, en el celular, en mi apariencia y la apariencia de ellos, que me importe buscar novio y que la escuela sea lo segundo. Que no piense en cada maldita cosa buscando algo como si hubiese un misterio que desvelar.

Salir siempre con amigos y cargándome de personas que justo ahora son... Como tu, como yo.

Sabemos mucho y no precisamente porque hayamos sufrido, sabemos porque vemos, porque observamos.

Entendemos lo que muchos otros no, porque cuando alguien quiere algo, investiga, observa, lo piensa y aveces se calla.