¿Acaso soy extraño?

Está habitación está cubierta de sangre.

Alguien, por favor, sálveme

Jungkook- Stay Alive.

💜 Recomiendo escuchar la canción. 💜

🥀

Dale por primera vez voz a tu conciencia, dale por primera vez voz a tus sentimientos, dale por primera vez voz al corazón. Anda, dáselas, y dime ¿Qué es lo que te gritarían? Porque después de todo, han estado calladas durante mucho tiempo. 

Es cierto que cuando uno está molesto dice cosas de las cuales se puede arrepentir, pero ¿Qué pasa cuando el caso no es así? ¿Qué sucede cuando gracias a ello hablas, o más bien, gritas lo que tanto callabas? ¿Qué pasa cuando encuentras las respuestas a las preguntas que nunca te hiciste? Dime querida o querido lector ¿Qué pasa cuando dejas que todo se desborde de ti?

Bakugo descubrió que es más transparente de lo que imaginaba, e Izuku por su parte, de que jamás había llorado para desahogarse ¿Irónico? No cuando comprendes que hay detrás de ello. 

🥀

Hace dos años.

Oscuridad, era lo único que captaba en su cansada mirada. A través de su ventana se podía seguir viendo con claridad el cielo oscuro: sin ninguna estrella, sin ninguna nube e incluso sin la luna apuntando directamente a esta, era luna nueva, nada visible a los ojos del pecoso. 

Su verde mirar paseó por toda su habitación hasta chocar con el reloj de mesa que tenía, marcando este las tres de la mañana, cerro sus ojos con frustración, al parecer sería otra noche más de insomnio. Ya no sabía como más esconder las ojeras de su madre, no quería preocuparla, pero si las cosas seguían así sería más fácil buscarse excusas. Sin mucho afán de levantarse, se sentó en su cama, tallando con delicadeza su ojo izquierdo y dando un pesado bostezo. 

Se quedo viendo a la nada, sin pensar o haciendo algo, solo se quedo sentado viendo un punto fijo sin mucha importancia. El día iba comenzando para él y lo detestaba, realmente odiaba cuando era un día nuevo, otra vez la misma estúpida rutina de ser humillado, golpeado y juzgado por aquel que considero un mejor amigo. Que sucio juega la vida, te dan grandes personas para después cambiártelas pero con la misma apariencia.

No quería ir a la escuela, no quería ver a nadie de nuevo, no quería oír los gritos de sus profesores por bajar en su rendimiento escolar, no quería simplemente que empezará el día.

[ . . . ]

¿Cuántos golpes iban ya? No tenía idea y tampoco le importaba mucho, ya estaba acostumbrado a ser el "calmante" de Bakugo, en ser aquel con quien podía desahogar de manera violenta lo que fuera que le molestara ese día. ¿Lo estaba ayudando? No, pero quería creer que sí, que era una manera de ayuda a su "amigo", ¿Estúpido de su parte pensarlo? Posiblemente, ¿Alejado de la realidad? Totalmente, ¿Su escape para no confrontarlo? Ni lo duden.

Midoriya sabía que hacía mal en pensar así, lo tenía más que presente, no necesitaba a nada ni nadie que le recordará que debía salir de ahí, gritar, pedir ayuda. Pero la verdad, era que Izuku se sentía lo suficientemente inútil como para hacer eso, sintiendo en lo más profundo de su ser que era un castigo que se merecía por nacer en un mundo donde tu Quirk es lo único que importa y el no posee ni uno solo.

El rubio cenizo le estaba hablando ¿De qué? Quien sabe, sus oídos le zumbaban por los antiguos golpes dados, sus ojos pesaban y ni hablar del insoportable dolor de cabeza que tenía. Intento alzar con pesadez la mirada, sin reflejarse en los rojos ojos del más alto.

Midoriya no tenía ni una pisca de brillo en su mirar y eso a Bakugo le aterro.

[ . . . ]

Su parte favorita del día era cuando se tenía que ir ya a su casa. Amaba el silencio que había a su alrededor, amaba no encontrar a nadie ni nada que interrumpiera su hermosa burbuja, donde solo era la música, el paisaje y él. Pero sobre todo, su parte especial del día era cuando al entrar a su casa aquella hermosa mujer lo esperaba con una sonrisa en cara y con el exquisito olor a comida recién echa. Era lo único que más amaba de levantarse cada mañana, que sabía que iba a contar con esos cálidos brazos para darle la bienvenida a su lugar seguro.

Aquel jueves no iba a ser la excepción, entro sin hacer mucho ruido, escuchando en la entrada el tarareo de su madre que muy seguramente venía desde la cocina. Con el mismo sigilo se quito los zapatos y entro, en seguida fue golpeado por el delicioso olor a comida recién echa, su paladar ya estaba deseando por probar aquella comida que esperaba por él.

Entro a la cocina, encontrándose a una bella mujer con una suave sonrisa en labios y cantando a lo mejor una canción inventada por ella misma. Izuku se acercó a ella y la abrazo por la espalda, espantando a la mayor.

-- ¡Izuku!-- Salto en su lugar. -- No me espantes así, niño. ¿A que hora llegaste qué no te oí?

-- Apenas acabo de llegar. -- Murmuro sin despegarse de su madre, se sentía cálido y a gusto, como si todo lo que le hubiera pasado en el día no haya sido nada.

La mujer conocía muy bien a su hijo, mejor de lo que este hubiera querido y sabía que su niño no la pasaba del todo bien en la escuela, no estaba segura del que tenía, pero reconocía la manera de dar abrazos del pecoso. No quería cuestionarlo ni presionarlo, pues sabía que necesitaba su tiempo y en su momento lo hablarían; y así, en silencio siguió cocinando, sin despegarse ni un poco de su hijo.

-- ¿Tienes hambre?-- Solo recibió un asentimiento de cabeza por parte del menor. -- Bien, ve poniendo la mesa en lo que sirvo.

Midoriya sin cuestionar o replicar acató la orden y eso hizo, sin darse cuenta que su madre había borrado su bella sonrisa para verlo ahora con preocupación.

[ . . .]

Y nuevamente el día se repetía. Sus ojos se abrieron a las tres y media de la mañana, otra vez el insomnio atacaba y con ello sus pensamientos, no le gustaba estar solo y tener que convivir con esas voces en su cabeza que le repetían lo insuficiente que era. Solo quería un poco, una diminuta muestra de paz ¿Era mucho pedir? 

Al parecer si era demasiado pedir, pues al medio día nuevamente Bakugo llegaba con su expresión malhumorada, lo más seguro a golpearlo de nuevo, pero contrario a otros días no fue el caso esa vez.

El cenizo lo miraba, sin una expresión en sí que no fuera ira, el pecoso no sabía que pasaba por la mente de Katsuki ese día, solo le ordeno que lo siguiera hasta la azotea y ahí estaban, en un silencio sepulcral. 

Midoriya no demostraba nada en sus verdes ojos, ni una pisca de miedo, tampoco de alegría, nada, no había nada. Y por primera vez, Izuku se vio reflejado en los ojos de su "amigo", por primera vez vio a aquel chico que no quería ver ni en espejo... se estaba viendo a él y eso lo odiaba, odiaba verse tan demacrado, sin vida, sin ganas, sin nada.

En todo ese tiempo en el que Bakugo fue un abusivo jamás mostro la mirada que aquel viernes le dio, una que mostraba miedo, preocupación, tristeza y culpa. Pero claramente es del cenizo de quien hablamos y sin él mismo pensarlo las palabras salieron de su boca sin si quiera quererlo. 

-- Te vez como la mierda. -- Sonrió altanero. -- Si tan cansado estás deberías matarte ya ¿No crees?

Y ahí estaba, la respuesta a su pregunta, esa era la paz que buscaba.

💜 Mwlodyylili. 💜

Buenos días, tardes o noches. Primero que nada ¿Cómo están?

Yo les cuento que estoy feliz por pasar mi materia de arquitectura, me siento a gusto conmigo misma xD 

Por fin pude corregir este capitulo, ya que el anterior (quienes lo alcanzaron a leer) sabrán que no me gusto y pues henos aquí, volviéndolo a escribir. ¿Me tarde más de lo qué esperaba? Sí, pero estoy satisfecha con el resultado ¿Les gusto?

Por cierto, quiero agradecer mucho a todas esas hermosas personas que me alientan, me esperan y me animan a seguir, créanme, sin ustedes ya hubiera dejado muchas cosas atrás. No hay palabras para agradecerles, así que tomen este capítulo con gratitud.

Sin más que decir, las, les y los amo un chingó. No olviden tomar agüita.

PD: Si hay faltas ortográficas no duden en decirme. 

Nota Actual: Nos seguiremos con el maratón hasta el 30 del mes. Espero lo disfruten mucho <3

Pregunta del capítulo: ¿Tienen a alguna persona que es su lugar seguro? 

En mi caso es mi hermano :D 

Gracias por leer, nos vemos mañana.