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김석진

— ¡Kim SeokJin!

El pelinegro escuchó su nombre ser gritado y la voz de su mejor amigo haciendo eco por todo el campus, soltó un suspiro y detuvo sus pasos dándose la vuelta para ver a Min YoonGi corriendo hacia él. El de cabellos claros soltó una risita entre jadeos por el pequeño trote y se detuvo frente al más alto.

— Te dije que me esperaras, quiero que me acompañes a un lugar.  — le recordó y acomodó su mochila detrás de su espalda para comenzar a caminar nuevamente, esta vez al lado de SeokJin, pero el de cabellos oscuros negó.

— Recuerdo haberte dicho que estaría ocupado. — alzó sus cejas.

— ¿Ah sí? — el más bajo frunció el ceño y luego rodó los ojos. — Por Dios Jin, ¿que vas a hacer solo en tu casa? Ya ha pasado bastante tiempo desde lo de Seyeon, ¿podrías olvidarlo ya? Basta de acostarte en tu cama mientras ves fotos viejas y lloras.

SeokJin apretó sus manos algo incómodo, odiaba que hablaran de ello. Odiaba que se lo recordaran, había sido un tiempo muy difícil para él. ¿Por qué nadie podía olvidarlo?

Quizás porque tú no lo has hecho.

Su mente lo atacó y mordió su labio intentando calmarse.

— Primero, no me acuesto en mi cama mientras veo fotos y lloro, ¿vale? Solo quiero estar solo, estoy mejor solo.

— ¡No! — gritó su amigo nuevamente. YoonGi estaba cansado de ver a Jin de esa forma. Sabía que le había dolido la ruptura con su novia, pero nunca pensó que su amigo se volvería lo que era ahora. Nada, simplemente nada. — No estás bien solo, y cuando te des cuenta va a ser demasiado tarde. Porque habrás perdido a todos los que te quieren y cuando eso pase yo tampoco estaré aquí.

Dijo esas últimas palabras y pasó por su lado dejándolo atrás, SeokJin bajó la cabeza con los ojos cristalizados y volvió a retomar su paso. Nadie lo entendía, nadie sabía cuán doloroso había sido aquello para él, Seyeon no era simplemente su novia, ella era la chica que él amaba. La chica con la que quería casarse y tener hijos. Pero ella lo había traicionado, algo que tampoco sabía Min YoonGi ni ninguno de sus amigos.

Esa chica que tanto amaba había roto su corazón en pedazos, y ahora él temía que algo así volviera a pasar. Verdaderamente solo quería esconderse de todo y de todos. Del mundo en especial.

(...)

— Si mamá, lo haré. — asintió y acompañó a su madre hasta la puerta.

— ¿Estás seguro de que estarás bien solo? No lo sé, Seyeon era quién solía encargarse de todo. Estoy preocupada por ti.

— Te equivocas... estaré bien sin ella. De todas formas yo era quién me ocupaba de todo aquí — alzó la vista y la observó. — Te lo prometo mamá, estaré bien.

Sonrió un poco cuando su madre lo envolvió entre sus brazos y luego se fue. Cerró la puerta y soltó un suspiro con su espalda pegada a ella, todos siempre creyeron que Seyeon era la chica perfecta, incluso SeokJin lo creía así aunque él sabía que en realidad no lo era.

Seyeon no era la chica que preparaba la cena para su chico, en cambio SeokJin era el novio que preparaba la cena para su novia. El pelinegro era ese chico que te arropaba cuando había frío y que te preguntaba día y noche como estabas, una persona que daba amor incluso si no lo recibía.

Y tal vez ese había sido su problema, dar demasiadas cosas y esperar recibir lo mismo.

Se sentó en el pequeño sofá que había en el apartamento que sus padres habían rentado para su estadía en Seúl por la Universidad y tomó el libro que había estado leyendo abriéndolo en la página marcada. Pasaron algún minutos mientras leía hasta que sintió su celular sonar por algún lugar.

Se levantó en busca de este y al encontrarlo tomó la llamada al notar que era YoonGi.

—¿Ya no estás molesto conmigo?

— No, ¿por qué me lo recuerdas? — escuchó a su amigo bufar y volvió a sentarse en el sofá mientras bebía café. — En fin, que no tengo tiempo para molestarme en este momento. Necesito tu ayuda, verás estaba en un club, llegó la policía y adivina qué. Olvidé mi ID en casa, si no me lo traes ahora mismo iré a la cárcel.

— ¿En serio YoonGi? Debes estar realmente loco — dijo algo molesto y se levantó nuevamente para ir a cambiarse de ropa e ir a ayudar a su amigo.

— Vamos, sabes que soy olvidadizo. Mueve el trasero y ven a salvarme la puta vida. Te enviaré un mensaje con la dirección.

Sintió un pitido en señal de que su amigo había cortado la llamada, bufó y terminó de vestirse tomando sus llaves para ir hacia el apartamento de YoonGi que quedaba a unas calles cerca del del él, abrió la puerta con la llave que el pelirubio le había dado tiempo atrás y buscó la billetera por todos lados hasta que la encontró debajo de la cama.

— ¿Que rayos hacía esto debajo de la cama? — preguntó confuso y se apresuró en salir para ir al club.

Le tomó quince minutos llegar al lugar correcto en un taxi, se bajó de este luego de pagar y no vio a YoonGi por ningún lugar. Suspiró y se adentró al lugar mientras buscaba a su amigo, tal vez lo tenían dentro o quizás ya se lo habían llevado a alguna estación de policía.

Se sintió un poco asustado por ello, si alguien se enteraba de que YoonGi había sido llevado preso eso podía traerle problemas y seria expulsado de la Universidad, no podía permitir que eso pasara.

La música retumbó en sus oídos y frunció el ceño cuando vio al pelirubio acercarse a él con una sonrisa ladina.

— Caíste, NamJoon me debe el mejor trago. — dijo y SeokJin apretó sus puños.

— ¿Me engañaste? — preguntó serio mientras miraba a su amigo fijamente. YoonGi chasqueo la lengua.

— Amigo, no es para tanto. Solo quería que salieras de esas cuatro paredes y que te divirtieras, esta fue la única forma que encontré. No te molestes y disfruta de la fiesta. — explicó y SeokJin solo negó, le entregó su cartera y se dio la vuelta para irse.

El pelinegro salió y vio una tienda de conveniencia, necesitaba bajar el nudo que tenía en la garganta de alguna forma. Entró y fue directamente hacia la nevera de aguas y bebidas dulces, la abrió y en el momento en que puso su mano en el último refresco gaseado de limón alguien lo hizo también. Giró su rostro algo cabreado y cambió su expresión al ver que era una chica.

— Creo que eso es mío. — dijo ella y Jin tragó en seco, sintiendo como aquel nudo seguía allí.

— Lo siento, en realidad creo que es mío. — quitó la mano de la chica y lo tomó para ir a pagar.

— Que caballeroso. — canturreó para molestarlo y este se dio la vuelta para volver a mirarla. — Sí, contigo. En casos como estos deberías dejar que lo tomara yo, soy una chica.

— ¿Estás enferma? — ella negó algo confundida. — ¿Vas a morir por no beber este refresco? — volvió a negar y el chico se alzó de hombros — Entonces no tengo que preocuparme en darte mi bebida.

Lo compró y salió de la tienda mirando la lata color verde en sus manos y suspiró. ¿Qué había sido eso? Él no era así, menos con las chicas, la vio salir de la tienda con las manos vacías y mordió su labio.

— Hey... — la llamó y cuando esta se giró se acercó a ella y dejó el refresco en su mano. — Ten. — se dio la vuelta para irse.

— Pensé que no debías preocuparte por mi — pronunció y él solo siguió caminado, la chica sonrió y siguió su camino mientras bebía la bebida fría.

(...)

YoonGi corrió hasta las gradas y se sentó frente a SeokJin quién escribía en su cuaderno de matemáticas.

— ¿Sigues molesto? — preguntó pero este no contestó. — Vamos Jin, solo fue una broma. Además quería que salieras. No quiero verte de esta forma todo el tiempo, quiero ayudarte.

— ¡Me mentiste! — gritó sin poder aguantar más. — Me mentiste como ella, no sabes lo preocupado que estaba por si algo te pasaba. Si ibas a la cárcel se acabaría tu carrera, no piensas YoonGi.

YoonGi mordió su labio, había estado mal lo que había hecho, aunque su propósito no era que SeokJin se preocupara de esa manera y mucho menos que se sintiera traicionado.

— Lo siento... — dijo y Jin asintió.

— Está bien... solo no vuelvas a mentirme.

Pidió y su amigo lo prometió, preguntándole que había pasado en realidad y cuando SeokJin le contó la verdad entendió por qué el pelinegro estaba de esa forma y se había molestado tanto con su mentira.

— Hola YoonGi — una chica se acercó a ellos y cuando SeokJin se dio cuenta de que era la misma chica de la tienda frunció el ceño.

— Chayoung, ¿qué haces? — el pelirubio alzó sus cejas.

— Nada, solo los vi aquí y venía a agradecerle a tu amigo por la bebida del otro día. Gracias a él mi estómago se sintió mejor.

— Dijiste que no estabas enferma.

— No lo estaba, solo que el bus me hace sentir mareada. Siempre me revuelve el estómago y pues, la bebida de limón me calma un poco — sonrió mostrando unos pequeños hoyuelos en sus mejillas.

Chayoung era una chica bastante linda, cursaba la misma Universidad que SeokJin y YoonGi pero en diferentes facultades. Sabía de la existencia de Jin, pero nunca se había conocido ni hablado hasta ese día.

— Le gustas. — habló YoonGi cuando la chica se fue.

— ¿Qué? — el corazón del más alto se aceleró de una forma demasiado extraña.

— Que le gustas, ¿que crees de ella? Es muy guapa e inteligente, la conozco desde hace bastante porque... — YoonGi detuvo sus palabras al notar a su amigo hiper ventilando — ¿SeokJin?

(...)

— ¿Te sientes bien ahora?

SeokJin abrió los ojos y se encontró acostado en una de las camas de la enfermería, frunció el entrecejo y miró a su mejor amigo.

— Hermano, tuviste un ataque de pánico. Al menos eso dijo la enfermera, ¿qué fue eso? — el pelirubio parecía preocupado.

— ¿Ataque de pánico? — preguntó sin creerselo y negó — No tengo idea, nunca tuve ataques de pánico. Ni ningún otro ataque.

— Bueno, la enfermera dijo que podía ser por estrés. ¿Tienes exámenes? — YoonGi siguió preguntando.

— No. — se levantó y tomó su mochila para salir de allí.

YoonGi acompañó a su amigo hasta su casa, estaba preocupado por él y quería asegurarse de que llegara a casa a salvo, luego de ver que estuviera bien se fue dejándolo solo.

SeokJin tampoco entendía lo que le había pasado, ¿un ataque de pánico? Incluso en su mente sonaba raro. Luego de cenar se fue a dormir y al otro día volvió a la Universidad como si nada hubiera pasado, él estaba bien.

Caminó por los pasillos y notó un rostro conocido caminar hacia él.

— Buenos días SeokJin.

Chayoung sonrió y él tragó en seco comenzando a sentirse de una manera extraña, ¿estaba sintiendo náuseas? No podía creer que estuviera tendiendo náuseas en esos momentos.

— Lo siento — logró articular palabra y continuó su camino hasta llegar a su salón, se sentó en su lugar y llevó su cabeza hacía atrás para calmarse.

En unos minutos logró estabilizarse y soltó un profundo suspiro, ¿que demonio le estaba sucediendo? Mordió su labio y decidió que más tarde pasaría por el médico para hacerse exámenes, algo en él no estaba bien.

Salió de clases y fue hacía la cafetería con YoonGi.

— Chayoung me dijo que te habías comportado raro frente a ella, ¿estás bien? ¿Te dio otro ataque de pánico? — YoonGi preguntó mientras elegía su merienda. — En serio me estoy preocupando.

— Estoy bien, de todas formas esta tarde iré al Hospital. También estoy algo preocupado, no sé que me está pasando.

— Sí, creo que es buena idea — asintió su amigo — Mira, es Chayoung. Estaba muy preocupada por ti, estoy seguro de que le gustas. La llamaré, pueden conocerse y salir no sé.

SeokJin alzó su vista y vio a la chica caminar hacia ellos cuando YoonGi la llamó, de repente sentía como si le faltara el aire, cada vez que Chayoung se acercaba más a ellos más le parecía que no era capaz de respirar. Apretó el vaso que tenía en su mano y aflojó el botón de la camisa que llevaba.

— Hola chicos — se sentó en la mesa junto a ellos y miró a SeokJin. — ¿Estás bien? Esta mañana te veías algo enfermo.

— Estoy bien...

Respondió y tomó sus cosas para irse de allí dejando a los otros dos algo impresionados. Chayoung mordió su labio pensando en que tal vez le parecía una molestia al pelinegro.

En la tarde luego de salir de la Universidad SeokJin se dirigió al Hospital y entró a la consulta con un viejo amigo de su madre. Habían estado juntos en la escuela y él siempre los había ayudado.

— Siento que me ahogo, incluso llegué a desmayarme la primera vez. No sé que es lo que me pasa, acaba de revisarme y estoy totalmente bien.

— Algunas veces que tu cuerpo esté sano no significa que estés bien. — comentó el doctor. — La mente, y las emociones son tan importantes como cualquier órgano de tu cuerpo y deduzco que estás pasando por algo realmente fuerte en estos momentos. O tal vez algo que viviste.

— ¿Puede algo que está en mi mente hacerme esto? — preguntó confuso y a la vez curioso.

— Por supuesto que sí, la mente humana es infinita. Nunca podrás llegar al final de los pensamientos humanos, nunca sabrás que es lo que está pensando o pasando la persona a tu lado.

SeokJin suspiró, no podía creer que su mente le estaba jugando una mala pasada. Se permitió contarle al doctor cada cosa que podía ser relevante para encontrar el motivo de sus ataques de pánico y faltas de aire.

— ¿Filofobia? — cuestionó, esa palabra le sonaba demasiado rara.

— Si, supongo que al haber sufrido una ruptura hace tan poco tiempo estás padeciendo de este trastorno. Se conoce como filofobia al miedo irracional de amar o de enamorarse, es un trastorno desencadenando por un trauma emocional relacionado con el sentimiento del amor.

— ¿Qué?

En verdad SeokJin no podía creerse aquello, lo que había pasado le había hecho realmente mucho daño, no sabía que las personas podían herirse de una manera tan profunda como lo habían herido a él.

— Pero... — volvió a hablar. — Ha pasado un mes desde lo de Seyeon, y estuve bien todo ese tiempo, ¿por qué es hasta ahora que me siento así?

El doctor se quedó pensativo y volvió a mirarlo. — ¿Has conocido a alguien recientemente? Alguien que se ha unido a tu círculo de amigos o que de alguna manera haya aparecido e tu vida.

— No... — negó y luego la recordó a ella
— Bueno... creo que sí. Hay una chica, y ahora que lo pienso. Todo comenzó cuando YoonGi me dijo que le gustaba, pero estoy seguro de que no tiene nada que ver.

— Sigue contándome de ella.

— No sé mucho, solo que estudia en la misma Universidad que yo. Y que es amiga de mi mejor amigo, la conocí anteriormente en una tienda. Es una chica linda y estoy seguro de que es buena persona, pero, ¿por qué me pregunta por ella? — Jin preguntó.

— Es ella, de alguna forma cuando tu amigo insinuó que le gustabas algo en ti se encendió. Como ya dije, la mente es infinita. Quizás por un pequeño segundo te imaginaste enamorado de ella y por eso comenzaste a sentirte mal, dime. ¿No te pasa cada vez que la ves?

SeokJin frunció el ceño y se dio cuenta de que era cierto, la primera vez había pasado por lo que dijo YoonGi y las otras dos veces habían pasado porque ella estaba cerca.

(...)

— ... y eso se llama Filofobia — terminó de explicar SeokJin y se sentó frente a YoonGi quién lo miraba con rareza.

— Tienes que estarme jodiendo, que raros somos. Digo, nuestra mente. — tomó una bocanada de aire y miró a Jin — Tenemos que hacer algo con eso, no lo sé. Tienes que enfrentarlo, tal vez si sales con ella y te das cuenta que no muerde se te quita.

— ¿Esto es gracioso para ti? — preguntó SeokJin molesto, no podía creer que el pelirubio estuviera bromeando con lo que le estaba pasando.

— Lo siento, solo es que es muy extraño todo esto. Pero hablo en serio, deberías salir con ella.

— ¡No!

— ¿¡Por qué no!? Es linda, inteligente. Tierna, no tierna no. ¡Es sexy!

— ¿No entiendes que no puedo? Puedo morir de un ataque al corazón si la veo de nuevo.

— Y ya estás dramatizando, exagerando y demasiado. — se levantó y se cruzó de brazos mientras pensaba — Lo digo en serio Jin, la mejor manera de vencer tus miedos es enfrentándolos. Además le debes una explicación a esa chica, se dio cuenta de que algo te pasaba y piensa que es su culpa. Me lo dijo, le gustas y se siente muy mal.

SeokJin suspiró, era cierto. Chayoung no tenía la culpa de nada de lo que le había pasado, ella no había roto su corazón y mucho menos lo había engañado. Tenía que enfrentar aquello, por él y por ella.

(...)

La mañana estaba algo fría, el invierno se acercaba sin dar tiempo a nada y SeokJin se mantenía en el mismo lugar hacían diez minutos ya. YoonGi había salido en busca de Chayoung para que ambos tuvieran esa conversación que necesitaban.

— ¿SeokJin?... — el chico sintió su voz y se giró sintiendo como su cuerpo comenzaba a sentirse raro por su presencia.

Aguantó la respiración por unos segundos y luego soltó el aire contenido logrando calmarse un poco.

— YoonGi me dijo que querías hablar conmigo, pero ahora que lo pienso tal vez fue una de sus bromas.

— No — habló al fin y la chica lo miró a los ojos — No es una broma, en realidad si quiero hablar contigo. Vamos a sentarnos.

Ella asintió y ambos se sentaron en uno de los bancos que había en el pequeño parque del campus.

— Siento haberte hecho sentir mal con mi comportamiento — comenzó a hablar el pelinegro algo nervioso mientras sentía que su corazón se le salía del pecho mientras intentaba no salir corriendo. — No tienes la culpa de lo que me está pasando, al menos no directamente. Supongo que la mejor explicación es que estoy asustado, no quiero sufrir. No otra vez.

— Nunca te haría daño Jin... — susurró ella.

— Todos nos hacemos daño, aunque no sea nuestra intención. — la miró y sonrió un poco — Cuando amas, y cuando dejas de amar. No lo haces porque quieras herir a esa persona, simplemente pasa. Lo único que si es tu culpa es cuando mientes y engañas, mientras digas siempre la verdad todo estará bien. Tengo una historia que contarte, sobre mi. Te ayudará a entender por qué me falta el aire cuando estoy contigo. Solo es que... tengo miedo a amar, estoy asustado del amor. ¿Entenderías algo así?

— Claro que lo entiendo — la chica rió un poco. — Estudio en la facultad de psicología, entiendo por lo que estás pasando. Y creo que puedo ayudarte, como has dicho. Mientras diga la verdad y no engañe, todo estará bien.

Ambos sonrieron mientras se miraban el uno al otro. No importaba el tiempo que pasara o lo que tuviera que esperar por él, Chayoung le demostraría a Jin que podía amarlo de una manera hermosa y verdadera.

Fin.

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