6 🥀
Aguja en el pajar
En cuestión de segundos todo se convirtió en caos, las mesas volteadas, ambos salones vacíos y algunos corriendo por sus vidas hacia la salida mientras otros disparaban a diestra y siniestra causando revuelos entre todos. Seungmin encontró a Wonho que venía subiendo las escaleras para buscarlo, y cuando lo hizo una momentánea expresión de tranquilidad inundó su rostro. Corrió hacia ellos para esconderlos y sacarlos de ahí, pero Felix no estaba muy seguro.
—Su guardaespaldas se quedó ayudando abajo, pero yo los voy a sacar. Venga conmigo por favor.—Suplicó el guarura escondiendo a Seungmin detrás suyo y extendiéndole la mano al rubio.
—N-no puedo...—Tartamudeo inseguro, viendo hacia las escaleras y hacia ellos.—¿Y Changbin? Si lo lastiman yo– no sé, en serio no puedo hacer esto.—Murmuró desesperado, parecía haber entrado en crisis.
—Felix—Lo llamó el menor todavía aferrado a las mangas de la camisa de Wonho como un infante.—Ven por favor.—Exigió ansioso. Si no salían de ahí rápido, iban a salir heridos.
El rubio acató la orden finalmente, aún mirando atrás esperando a que Changbin apareciera. Todo era un desastre del que tenían que huir, pero no podían hacerlo por la puerta principal o de lo contrario serían lastimados. Escucharon pasos tras de ellos, y cuando se voltearon ya habían dos hombres apuntándoles con las armas. Wonho los empujó tras de él y abrió fuego de inmediato mientras los dos se escondían tras unas mesas, no tardarían en llegar más aliados para liquidar a la charola de plata que significan Seungmin y Felix juntos, con solo un guardaespaldas protegiéndolos.
El mayor reconoció a los hombres porque sabía que alguna vez trabajaron para Hyunjin, así que no fue difícil deducir que estaban tras su cabeza. Seungmin señaló hacia el balcón de la terraza por donde podrían esconderse si brincaban el barandal y caminaban por el borde, pero era una mala idea en todos los sentidos. Si resbalaban, de todas formas morirían, además de que estarían más expuestos si había gente disparando en el jardín.
Como siempre, el chiquillo no lo pensó y ya estaba corriendo hacia fuera con toda la adrenalina, pero a Felix se le detuvo el tiempo cuando vio como una bala perdida iba directo hacia su pierna. Corrió a taclearlo sin dudar, su mente solo pensando en la dirección de esa bala y entonces hubo un dolor intenso en su hombro, fuego ardiendo y la cara horrorizada del azabache sosteniéndolo mientras caía, sus manos ensangrentadas.
Wonho desatinó en la cabeza de uno que pudo huir mientras que el otro intentaba retroceder hacia la salida antes de que el pelirosa apuntara hacia su pierna para derrumbarlo y acercarse a patearlo en el suelo antes de matarlo. Felix estaba consciente de la cara roja y húmeda sobre él implorando disculpas, Seungmin era un llorador muy feo. Sabía que la herida en su brazo no era suficiente para matarlo a pesar del infame dolor que quemaba al rojo vivo, pero el problema estaba en que si no lo sacaban de ahí rápido, perdería mucha sangre.
Fue la primera vez en muchos años que Felix volvía a rezarle a Dios.
Seungmin sabía de lo que su familia era capaz de hacer por proteger a uno de los suyos, y ahora, mientras manejaban de camino al hospital rayando la carretera, se imaginaba la gran impresión que había logrado el rubio en todos ellos. Sin duda esto le sumaría un buen puntaje dentro de la organización, si es que lograba salir de ello con vida.
Unos paramédicos los recibieron con una camilla lista, Changbin parecía a punto de arrancarse la cabeza con sus propias manos, su camisa bañada en sangre por haber sostenido el cuerpo de Felix todo el trayecto. Bajó para seguirlos con la orden de esperar hasta que Minho fuera a buscarlo e irse con él.
Tomó asiento en la sala, una enfermera atendiéndolo amablemente para detectar una herida superficial o si estaba en estado de shock, pero estaba bien. Y estar bien era relativo en momentos como ese, después de una balacera en la que ves morir frente a tus ojos a muchas personas. El rostro de Felix cuando recibió la bala se repetía en su cabeza a cada momento, saber que de no haber sido por él la bala hubiera lo impactado y estaría desangrándose tanto como Felix en esos momentos.
¿Cómo había pasado todo tan de repente? ¿Qué había pasado después de que fueran a buscar a Nayeon para que se atacaran así? Estaba convencido de que tenía que ver con eso, pero no sabía a qué escala.
Fue a la cafetería para despejar su mente. Mientras preparaba su café, alguien captó su atención de repente. Lo reconocía, estaba seguro de que había visto a ese hombre antes, tal vez ahora solo cambiaba su barba. Había ordenado tras de él unos cafés y lucía apresurado.
Seungmin no le tomó demasiada importancia de todas formas, de seguro sería algún hombre de seguridad atendiendo a su jefe. Supuso que había mucha más gente herida en el hospital esta noche.
Tomó asiento calentando sus manos con el vaso de cartón que contenía el líquido caliente, el lugar era tan silencioso como lo sería una librería, solo que se sentía una energía más pesada por toda esa gente que esperaba lo peor para los diagnósticos de sus familiares y bajaban a comer pese a que no tenían ganas de hacerlo. Los hospitales siempre se habían sentido así, silenciosos y lúgubres, por eso no pudo evitar escuchar el fuerte tono de llamada que tenía aquel hombre que reconoció.
—Desde luego, en seguida le avisaré a la señorita Nayeon.
Al principio él solo respondía monosílabos y afirmaciones a lo que la otra voz decía, pero lo que le hizo levantar la mirada fue cuando escuchó el nombre de Nayeon. Así que de ahí lo recordaba.
Se levantó agachando el rostro para que no lo vieran y pretendió salir antes que aquel trabajador, se metió momentáneamente al pasillo de los baños fingiendo desviarse y cuando finalmente pasó, salió para seguirlo. Él debía llevarlo hasta ella, y tenía tantas preguntas por hacer.
Parecía realmente apresurado y no había notado su presencia al parecer, así que siguió andando tras sus pasos hasta que se metió en uno de los pasillos de la primera planta al este, donde según sabía, estaban los recién salidos de emergencias. El plan era ver el número de habitación y pedir una visita, tal vez no era prudente visitarla si ella o alguno de sus familiares estaban heridos ahora mismo. Giró sobre sus talones asegurándose de que aquel trabajador hubiera entrado a la habitación, y lo que vio lo paralizó.
Hyunjin estaba ahí parado, con un ojo morado y los nudillos bañados en sangre fresca como la que teñía su camisa blanca. Su mirada era tan pesada como nunca la había visto, y solo hasta entonces comprendió el por qué muchas veces Felix sonaba aterrado de su carácter.
—¿Qué haces aquí?—farfulló con enojo el hombre. Sus ojos lucían rojos, casi venenosos.
—Estoy intentando averiguar lo qué pasó. ¿Por qué está Nayeon hospitalizada? ¿También la lastimaron?—Preguntó, la necesidad de huir incrementándose cada que le miraba como si quisiera matarlo.
—No lo sé.—Le dijo, y no parecía importarla realmente.—¿Estás lastimado?—Le preguntó de repente, su expresión cambiando.
—No.—Negó con su cabeza.
—¿Tú no estás lastimado, eh?—Su brazo fue tomado por sus manos, jalándolo e inclinándolo hacia él.—Hay una balacera y el niño salió bien.—Ya no parecía consternado, ahora era como si estuviera reclamándole el hecho de haber salido bien librado. Entonces lo recordó, e hizo clic en su cabeza.
—¿Cómo podría haber sabido que Felix haría eso?—Se defendió.—Tus hombres casi nos matan y estaban atrás de nosotros.
—Esos hombres no trabajaban para mí desde hace un tiempo, trabajaban para alguien más pero no quisieron decirme para quién.—Concluyó. Todavía tenía sujeto a Seungmin, y éste temblaba hecho un manojo de nervios.
—¿Trabajaban?—Repitió, enfocándose en la aterradora manera en que habló en tiempo pasado. No fue difícil adivinar lo que les había pasado, e incluso no le sorprendería saber de dónde venía toda esa sangre.
Hyunjin finalmente lo soltó. El menor se alejó asustado, dio la vuelta y caminó lejos del pasillo. Hwang valoró por primera vez si en serio debería seguir con aquel plan puesto que, por primera vez desde que Felix lo había abandonado, se dio cuenta de que el hombre seguía importándole lo suficiente para hacerlo matar a dos personas a puño limpio.
—Seungmin.—Lo llamó. Éste volteó con la cabeza inclinada, como a un cachorro que llaman su nombre.
Déjalo ir. Le advertía su voz. Dejarlo ir, no involucrarse ni buscar la manera de llamar su atención. Se acercó hacía él para cerrar la distancia.
—No confíes en los Im.—Susurró.
El chico parpadeó, como intentando encontrarle sentido a lo que decía.
—¿Qué?
Hyunjin señaló hacia la puerta donde estaba Nayeon presuntamente. —Uno de los dos bandos fue traicionado esta noche, y no estoy hablando de mi relación con tu amiga. Su padre es un diputado corrupto que se vendió al mejor postor, trabaja con ustedes porque saca dinero. ¿Pero y si la cabeza de tu hermano vale más?
Seungmin se separó abruptamente.
—¿Cómo lo sabes?—Le reclamó.—¿Te lo dijo Nayeon?
—No, pero su padre no es un desconocido para mí. Piénsalo.
—¿Y por qué debería confiar en tí? ¿No te conviene que caigamos?
—¿Y que después de atraparlos a ustedes vengan tras de mi organización? Huh, no lo creo. Y tampoco creo que haya sido una casualidad lo que pasó hoy.
—¿Pero qué fue lo que pasó?
—Investígalo Seungmin.—Respondió únicamente.—Si decides investigar y necesitas ayuda, entonces búscame. Nos conviene a todos.
Finalmente se alejó, y las piernas del menor estaban hechas gelatina. No sabía por qué confiaba en él, pero sus palabras no eran tan descabelladas después de todo. Necesitaba hablar con Changbin lo más pronto posible.
Pasaron dos semanas desde que habían dado de alta a Felix del hospital. Afortunadamente solo se trataba de controlar la pérdida de sangre, sacar la bala y tratar la herida, pues ésta no había sido tan profunda. Fue un gran susto para todos, y en especial para Changbin quien no se le había despegado ni un minuto al hombre en todo el tiempo que llevaba reposando en la gran habitación adaptada a sus necesidades. Seo se había tomado el reposo de manera muy literal.
Seungmin no podía negar que él también estuvo preocupado, sobre todo cuando el dolor de brazo de Felix empezó a hacerse presente, pero los doctores dijeron que era normal y le recetaron medicinas que Changbin y él se encargaban de que tomara puntualmente. Se sentía muy culpable, y en más de una ocasión tuvo oportunidad de decírselo y pedir disculpas hasta que el rubio se hartó de él y lo amenazó con echarlo de su habitación si seguía repitiéndolo.
Era divertido estar ahí, además de que no tenía muchas otras cosas que hacer. No tenía permitido salir, y aunque siempre podía escaparse, sabía que causaría más problemas. Lo que le dijo Hyunjin la última vez en realidad lo dejó pensando, y si sus suposiciones eran ciertas entonces tenía que advertirle a su hermano, pero ni siquiera había podido tocar el tema porque lo consideraba imprudente.
Como era de esperar, Changbin no pudo cuidar todo el tiempo de él porque tenía pendientes que realizar y muchas de las decisiones que se llevaban a cabo en los negocios de la organización necesitaban su presencia. Fue por eso que Seungmin se ofreció a cuidarlo, y hacían de todo. Desde comer helado y ver series en silencio para evitar quedarse sin tema de conversación, hasta aprender a maquillarse mejor con ayuda del rubio. No podía decir que era su mejor amigo, pero tampoco era su peor enemigo. Mucho menos después de lo que hizo por él.
—¿Qué te tiene así?—Preguntó Felix tirando su carta de uno.
—¿Así como? Yo estoy bien.
—No lo estás.—Afirmó mientras seleccionaba otra carta.—Últimamente tienes la cabeza en otro lado. ¿Es por lo de tu amiga?
—Ya ni siquiera creo que sea mi amiga. Pero tiene que ver con eso.
—Yo tampoco creo que sea tu amiga si fue capaz de meterse con Hyunjin pese a todo lo que ha pasado entre ellos y tu familia. ¿Pero haberte llevado ahí? ¡Já!—Tomó un sorbo de su coca dietética.—No quiero ser misógino o algo, pero ella es una biiiii– palabra que no puedo decir.
—Creo que... creo que ella y su padre no son de fiar. Y no lo digo por esto solamente, solo que no puedo descifrarlo aún. No he querido hablar de eso con Changbin.—Admitió muy a su pesar.
—Changbin dice que los disparos los empezaron otros hombres, y al parecer hirieron a algunos de los hombres que trabajan para Hyunjin, así que no creen que hayan sido ellos. Ha estado hablando mucho con Minho sobre quién pudo haber sido, y no confían en Zhang.
—¿Qué más te dijo?
—Nada, él cree que estoy dormido cuando habla por teléfono. Pero no soy estúpido, yo sé que él y tú desconfían de alguien. ¿Es de la familia de Nayeon?
Seungmin miró hacia un lado, intentando estructurar sus ideas para decir en voz alta lo que pensaba que sucedía. También estaba pensando cómo decir todo lo que sabía sin comentar que había vuelto a hablar con Hyunjin en el hospital mientras él estaba en quirófano, y que por cierto, había asesinado a sangre fría al tipo que le disparó.
—Creo que su padre sabía sobre ella y Hyunjin, y al parecer no tuvo problemas con eso. También creo que es muy probable que él esté intentando vender la cabeza de uno de los líderes, tal vez sabe mucho... aunque no me queda claro. Si él hubiera tenido algo que ver ¿Cómo salió Nayeon lastimada? Él no lo hubiera permitido.
—¿Y qué esperas para decirle a Changbin? ¡Eso tiene total sentido para mí!
—No, no, no. Él es muy impulsivo ¿Sabes por qué lo respetan tanto? Porque le tienen miedo. A cualquier sospecha, él actúa. Todos saben que en nuestra organización se hacen las cosas claras y si le caliento la cabeza aún más con esto que te dije, hará algo y entonces adiós a todo. Una figura política como lo es ese señor no puede ser tocado, lo matan y tendríamos a la policía nacional sobre nosotros.
—¿No se supone que los tenemos comprados?
—Claramente, pero eso solo haría que el gobierno intente negociar con alguno de nosotros para entregarnos y darle al país lo que querrán, un preso. Sería mucha presión para ellos. No podemos hacer eso.
—Bien...—Asintió Felix comprendiendo.—¿Entonces?
—Necesito pruebas para incriminarlo antes de decirle a la organización, así lo pueden sacar. Y no tengo idea de qué podrían hacer con él, pero al menos estarán advertidos.
—Deberían sobornarlo. Lo primero, es asegurarse de que él tiene algo que ver. Lo segundo, descubrir un secreto que tenga guardado y que pueda costarle su carrera o algo así. Los políticos siempre están metidos en mierda muy turbia.
Seungmin pensó que eso era de hecho una gran idea, pero a pesar de ser muy factible, había un gran problema. Si quería resolver al verdad lo antes posible, y con pruebas, necesitaría la ayuda de alguien externo a ellos. Suspiró.
—¿Qué estás pensando?
—Que hay alguien que puede ayudarnos, pero no sé qué tan confiable y seguro sea pedirle ayuda.—Confesó revolviendo sus cartas.
Felix entornó sus ojos y se acomodó mejor sobre su cama con su brazo sano.
—No estarás hablando de... de él ¿Verdad?
—...
—¡No! Escúchame bien, él no va a ayudarte gratis. Lo conozco muy bien, yo sé que tu cabeza está revuelta como un huevo pero ni siquiera lo pienses.
—Él sabe que si caemos nosotros caen ellos, no creo que se niegue si–
—¿Estás tratando de que te maten, maldito imbécil? Porque si eso es lo que quieres puedes darme un arma y volaré tu cabeza ahora mismo, así te ahorras todo esto.
—Dios, entonces dime tú una idea.
—Mhhhm. ¿Qué te parece mantenerte lo más lejos posible de Hwang Hyunjin? ¡Y mantenernos a los dos con vida!
—¿De qué siquiera estás hablando? No haré nada más que intentar ver lo que puede ofrecernos acerca de Im.
—¿Y cuál crees que será su precio por ayudarte con eso? ¿En serio crees que te lo advirtió solo porque está asustado? Eso es basura. Él haría de todo antes que ayudar a la organización de Changbin.
Seungmin lo pensó. El rubio tenía demasiada razón en cada palabra que decía, y sin embargo, no podía dejar de pensar en Hyunjin. Había algo acerca de ese hombre que lo hacía querer averiguar, ir más allá, demostrarle lo lejos que estaba dispuesto a llegar. Y fuera de todo eso, él comprendía lo mal que estaba.
—Creo que estás intentando buscar una excusa para volver a verlo, y sea por lo que sea, espero que no lo hagas. Por favor, mucho menos ahora. Si tu hermano se entera...
—¿Por qué habría de enterarse? Será solo una vez, y será para ayudarnos mutuamente a desenmascarar a un posible traidor. Además, solo tú y yo lo sabremos.
—No.—Respondió rotundamente, luciendo muy severo a pesar de que estaba cubierto con una manta hasta las rodillas. Se irguió en su lugar.—No hagas esto, por favor. Y si lo haces, asegúrate de dejarme fuera de tu desastre. Si Changbin llega a enterarse de lo que estás haciendo y sabe que yo nunca se lo dije, va a odiarme.
—Mi hermano nunca podría odiarte.—Aseguró con una sonrisa melancólica.—Y menos ahora que te ganaste la confianza de nuestra organización. Felix, todos aquí te empiezan a aceptar, no tienes nada que temer.
Pasaron unos minutos en los que ambos estuvieron en silencio, cada uno resolviendo el lío en sus propias cabezas.
—Hacer que tu gente me aceptara casi me cuesta la vida.—Dijo finalmente, sin esa pizca humorística con la que siempre sazonaba sus comentarios mordaces.—Escucha, tú no lo comprendes porque ya eres parte de ésto. Pero a mi me aterraba pensar que nunca podría hacer que ustedes me aceptaran, saber que mi relación con Changbin no podría nunca ser independiente de lo que ustedes piensen de mí.
—Él te trajo incluso cuando nadie estaba de acuerdo. Felix, tú eres importante para él.
—No lo entiendes.—Lo cortó.—Claro que lo sé, y él también es muy importante para mí. Pero dentro de mí sabía que nunca íbamos a estar en paz, nunca podríamos formalizar nada si no me aceptaban. Y no digo que lo que hice fue por esta razón egoísta, yo lo hice porque salió de mí.
—Oh, Felix...—Seungmin comenzó a agarrar el hilo de a dónde quería llegar el rubio. Se sintió un poco culpable al ver como sus ojos se inundaban.
—Y porque eres un idiota.—Le dijo para aligerar el ambiente, sonriendo cuando Seungmin le tendió un pañuelo.—Lo que quiero que comprendas es que estás poniendo muchas cosas en riesgo, primero a la organización, pero también a mí. Tus secretos me pesan, y me pesan demasiado. Si algo llegara a pasarte por ese idiota... no me lo perdonaría. Yo sé que tú eres mayor de edad, pero eres tan ingenuo a veces.
Seungmin frunció el ceño en desacuerdo.
—Yo soy–
—No tiene nada que ver con tu inteligencia, Seungminnie.—El apodo fluyó fuera de él demasiado natural, pero ninguno de los dos lo señaló.—Creo que hay demasiadas cosas que has visto que te dan una madurez hasta cierto punto, pero ni toda la experiencia del mundo puede prepararte para estar en manos de alguien tan manipulador como lo es Hyunjin. Espero que me hagas caso, pero si lo vas a hacer de todas formas...—Suspiró pesadamente.—No me involucres por favor. Yo no quiero perder a tu hermano, ni tener que guardarle secretos.
—¿Le dirás?
—Claro que no.—Aseguró.—Haré como que nunca supe nada ¿Te parece? Fingiremos que nada pasó, y tú y yo estaremos libres de secretos. Tu hermano merece esa lealtad de nuestra parte.—Razonó lo último.—Ahora si quieres, podemos ir por un helado de galleta a la cocina.
Seungmin asintió levantándose de la cama para ayudarlo. Entendió su posición y los parámetros de amistad que acaba de poner entre ellos, y honestamente, por una parte se alegraba de saber que las prioridades de Felix siempre iban relacionadas a su amor por su hermano, al que ahora podía ver más genuino y real a comparación de hace unos meses cuando todavía no conocía a profundidad al chico insolente de pecas que Changbin trajo un día.
El consejo que le había dado era bueno, uno demasiado bueno incluso. Demostraba la diferencia de mentalidad entre él y Felix, y le había ayudado a abrir su mente a las posibles probabilidades de que todo se tratara de una trampa. Había una voz que le suplicaba que por favor tomara el consejo, así que lo haría.
—Entonces, si no me equivoco... tú plan básicamente es fingir que hay un traidor que nos amenaza a ambas organizaciones, y que vas a ayudar al niño a jugar al detective para descubrir quién es ¿¡Y culparás al político!?
Hyunjin dejó de pasar la brocha en el lienzo para pensarlo por un momento. Ladeo la cabeza para pensarlo y después asintió.
—De una forma demasiado resumida, sí. Pero eso no es un plan, al menos no uno que yo haya hecho. Lo de Im es real y me preocupa, es sospechoso para mí.
—¿Por qué no simplemente lo investigamos y ya?
—¿Entonces dónde quedaría lo divertido?—Cuestionó el pelinegro. Chan negó con su cabeza.—Si me apego a los malditos libros, él tardará un infierno en venir.
—Pero ya no solo se trata de tus jueguitos, estamos intentando averiguar quién inició el fuego en aquella fiesta. Deberías estar mucho más preocupado que estar pintando un maldito cuadro mientras escuchas a Michael Jackson y fumas un churro.
—Chris, relájate un poco.—Le dijo Hyunjin dando una calada a su cigarro. Se lo tendió al rizado.—Claro que vamos a investigar a Im, para eso tengo que seguir viendo a su hija. En cuanto a lo otro, no significa que tenga que dejarlo de lado... siempre podemos traer al niño bonito aquí.
—Já.—Se mofó Chan.—¿Pensaste que iba a ser más fácil, cierto?—Lo provocó.
—Ujum. Aunque me gusta jugar este juego de sube y baja, es definitivamente más interesante que haberlo tenido a mis pies la primera vez.
—O tal vez solo no le gustan los viejos.—Sugirió Bang, dando otra calada al cigarro.—El gran Hyunjin ya es demasiado grande para correr tras una blanca paloma.
—Mira quién habla.—Le respondió.—¿No eras tú el que hasta hace unos meses estabas tras–?
—¡Bien!—Se rindió Chan.—Veamos qué tan rápido logras hacerlo tú.
—Si tengo que esperar, de todas formas lo haré. Así que no hay mucho de qué preocuparse. Tarde o temprano va a regresar, si ya lo hizo una vez, lo hará de nuevo.
—No creo que sea tan tonto como para hacerte caso y venir. Al menos no de inmediato. Y en lo que esperamos a que al jovencito le agarre un impulso de rebeldía, entonces desperdiciaremos tiempo valioso para quitar del camino a Im. Si el gobierno empieza a jodernos, definitivamente va a ser culpa tuya.
—Estoy casi seguro que ellos también empiezan a investigar y sospechar. Si en serio es Im y su familia los que planean vender nuestras cabezas, entonces están jodidos.—Hyunjin enjuagó su brocha en el vaso con agua.—Pero va a ser condenadamente difícil encontrar una manera de callarlo sin echarnos al gobierno y los militares encima. No se trata de ganar tiempo, se trata de estar listo y atacar cuando sea el momento.
—Si tú lo dices.—Dijo el rizado al aire. No es que no confiara en Hyunjin, es solo que se sorprendía por su capacidad de mantener la calma incluso en momentos de tensión como éstos.
—Mejor dime ¿Cuándo crees que pueda volver a verlo?
—¿A Seungmin? No lo sé. Es difícil saberlo porque últimamente no sale para nada, está en la mansión todo el tiempo. Además de que si llegara a salir, estará con guardaespaldas.
—¿Sigue castigado?
—No lo sé.
—Pues sigue investigando para saberlo. Deberías intentar averiguar y si alguna vez sale por ahí, dímelo. Encontraremos qué hacer tan pronto salga de su guarida.
—De ser así... vas a tener que esperar por un tiempo.—Le advirtió Christopher.
Hyunjin lo miró sobre el caballete, regresó su mirada al lienzo para seguir aplicando las capas de verde que darían vida al pasto de la obra que tenía en mente. Esperaría lo que tuviera que esperar.
🥀
lamento la tardanza, cada que empiezo la uni me lleno de cosas por hacer T_T
como pregunté en anuncios hace unos días, estoy pensando entre publicar capítulos largos o capítulos más cortos para que no me atrase escribiendo mis cuotas de 4 o 5k por cap 😭 y así pueden tener más actualizaciones :)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro