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5 🥀

Jugando con fuego

Se sintió raro tener que soportar a Felix para que éste lo supervisara y cuidara  como niño chiquito constantemente, pero no tuvo más opción que dejar que el acercamiento repentino ocurriera. De hecho, habían empezado a tolerarse un poco más pese a sus diferencias por las que todavía llegaban a discutir, solo que ahora daba la impresión de que estaban volviéndose más cercanos. La verdad era que Felix no lo dejaba ni un día sin interrogarlo o intentar encontrar algo que evidenciara si Seungmin aún mantenía su especie de relación con Hyunjin. Por suerte no era así, y el niño en efecto había roto cualquier lazo con el mafioso.

Seungmin entró a la Universidad en línea unos meses después, cosa que lo alegró porque al fin podría ocuparse en algo y no perder el tiempo. Cuando le agradeció a Changbin, éste le dijo que había sido persuadido por Felix todo este tiempo y, por primera vez, tuvo la auténtica determinación de agradecerle al rubio.

—No es tan malo como todos creen. En realidad, cuando estuve cuidándolo a él tuve la oportunidad de conocerlo un poco más, y en serio me sentí mal de ver como lo excluye todo mundo cuando tu hermano no está por aquí.

Wonho le platicó. Tenerlo de vuelta fue necesario para no perder la cabeza y tener alguien con quien hablar durante el encierro.

—Supongo que se lo merece...

—¿Por qué supones? Si yo fuera tú, le daría una oportunidad. Querías que yo regresara contigo, y Felix convenció a Changbin. Querías regresar a la universidad, y él fue el que se encargó de persuadir al jefe.—Expuso su punto, revelando discretamente su inclinación por el pecoso.—Deberías considerarlo.

Seungmin siguió cortando sus verduras. Estaba un poco molesto de no poder completamente decir que el novio de su hermano era lo peor, porque para su desgracia, ya no parecía tan malo a perspectiva. Terminó de echar las zanahorias y calabazas en un bowl para sazonarlas mientras cambiaba el tema de conversación con Wonho, quien le seguía la corriente con su nueva plática. En los momentos de aislamiento como esos, no podía imaginarse no tener a nadie con quién hablar. Otra vez, Felix no contaba del todo si lo único que hacían era terminar en una guerra de insultos pasivo agresiva. Últimamente más pasiva en comparación con las primeras veces.

—¿Y sabes cuál es ese evento importante al que van a ir hoy?—Intentó preguntar precalentando su horno, como si no estuviera realmente muriendo por saber. El pelirosa lo miró con una ceja alzada.—Tal vez podamos averiguarlo.

—No te lo diré.—Sentenció firme. Seungmin estaba ligeramente ofendido de que no había caído al primer chantaje.

—¡Oh, vamos Wonnie!—Utilizo el apodo con el que le había bautizado cuando era pequeño. Siempre era la palanca para sacar la información de esa caja fuerte que era su boca.—No haré naaaaaada.—Prometió sacudiendo su brazo con ambas manos.

—Seungmin, tú sabes que me gusta ser tu guardaespaldas. Pero en serio aprecio mi trabajo, y no quiero que tu hermano rompa mi nariz otra vez. Si te lo digo, después vas a intentar convencerme de ir, y así sucesivamente hasta que me maten por no cuidarte bien.—Le dijo haciéndolo a un lado.

El menor suspiró dándose por vencido, no quería volver a ver como torturaban a Wonho por culpa suya, además, él no necesitaba saber a dónde irían porque podía pasársela bien por sí mismo. Hacer un maratón de una serie en Netflix mientras cenaba no sonaba tan malo. Bueno, si que lo era, pero no habían muchas más opciones. ¿De qué le servía todo el dinero si estaba castigado?

Pasados unos minutos, escuchó la voz de Minho en la entrada quien al parecer sostenía un argumento con Changbin de la manera calmada con la que siempre se manejaba. Él, a diferencia de su hermano, sí usaba a la cabeza antes que sus músculos. Se dirigió hacia ellos para escuchar el debate, pero su intriga creció más al verlos bien vestidos con esmóquines y zapatos negros relucientes, al igual que sus relojes.

—¿En serio vas a llevarlo?—Cuestionó no muy seguro.—Tú sabes la gran posibilidad de que él esté ahí también, y no nos conviene ninguna otra pelea, mucho menos esta noche.

—Zhang no es del tipo imprudente, él sabe bien quienes se llevan con quienes. Además, Felix no es mi prisionero como para estarlo ocultando. Irá conmigo, y estaremos bien.

Minho guardó silencio por un momento hasta que logró divisar una figura husmeando sin disimulo. Sonrió por su indiscreción.

—Hola Seungmin.—Lo saludó, obligándolo a salir de su escondite. Changbin se volteó también para encontrarlo a hurtadillas tras un mueble.

—Seungmin, sal de ahí por Dios.—Ordenaron divertidos. Él fue hacia ellos admirando sus vestimentas.

—¿A dónde van?—Preguntó entusiasmado.—¿Puedo ir con ustedes?

—¡No!

—¡Sí!

Los dos mayores hablaron al mismo tiempo, contradiciéndose uno del otro como de costumbre. Seungmin los observó divertido, aferrándose al brazo del mayor que parecía querer su compañía a donde quiera que fueran a ir esta noche. Con Minho de su lado, tal vez tendría más oportunidad de conseguir el permiso de Changbin.

—¡Vamos, Binnie! Te lo ruego. Seré bueno, no me despegaré de ustedes.—Prometió con sus ojos de cachorro. Minho asintió siguiéndole el juego.

—Además, si va Seungmin podrás tenerlo a él y a Felix controlados. ¿Quién no te dice que esta noche tu hermanito planea salirse por la ventana o hacer algo así que los adolescentes hacen?

Seungmin quedó helado en su lugar, disimulando con su mejor sonrisa el hecho de que tal vez sí había hecho eso que Minho mencionaba con sarcasmo. Su hermano lo pensó por un momento, no muy seguro de que fuera buena idea, pero no tenía nada de malo presentarse con los Zhang todos juntos, como la familia que eran. La idea de poder tener un ojo sobre sus dos protegidos era más tranquilizante que dejar al menor solo, en compañía de su guardaespaldas al que fácilmente doblegaba.

—Bien, ve a prepárate. Es algo formal, pero no te separarás de Minho ¿Me entendiste?—Lo condicionó. Éste asintió feliz, agradeciéndole con la mirada al mayor.

—¡Muchas gracias, Minho! Te debo una. No sabes el martirio que ha sido estar encerrado todo el tiempo.—Mintió parcialmente, porque sí había salido una sola vez, pero nadie más que Felix tendrían que saberlo.

—De nada, honestamente no me gustaba la idea de ser la tercera rueda entre Changbin y Felix, así que ¿Por qué no sacarte un poco por ahí?—Le concedió, empujándolo escaleras arriba para apresurarlo a cambiarse.

Seungmin corrió a su habitación escogiendo un traje que fuera adecuado según la vestimenta que portaban en la entrada. Dudó un poco sobre si realmente quería usar un negro típico o aburrido, o si debería atreverse con un poco de color. Cuando se puso uno de sus trajes preferidos que era de un bonito color azul rey, se desanimó al ver su figura en el espejo. No le gustaba en absoluto esta parte de arreglarse para salir, y menos si había dejado de hacerlo por un tiempo. Los pants y camisas largas escondieron su figura bien hasta entonces, pero definitivamente tendría que irse por una opción más segura y usar el traje negro.

Estaba de ánimos para un poco maquillaje pese a que no era tan bueno en ello. En otras ocasiones, había podido observar los pequeños detalles que hacía Felix en su rostro cuando salía con Changbin a cenar o por ahí. Un poco de iluminador en las partes altas, rubor no muy colorado, brillo labial y delineado de media luna que únicamente seguía la línea de sus pestañas. Eso hacía a sus ojos resaltar más, y quería intentarlo, aunque nunca había sido muy bueno con el delineado.

Cuando terminó su primer intento fallido se frustró, así que lo borró e intentó, e intentó hasta que quedó solo un manchón horrible en el párpado. ¡Ni siquiera tenía que hacerle cola al maldito delineado! Y aún así, su ojo parpadeaba cada que la fina punta entraba en contacto con su línea de agua.

Alguien tocó su habitación para avisar que iba a entrar, y se trataba del rey de Roma, como siempre. Felix se pasó diciéndole que estaban esperando por él desde hace veinte minutos y que debía de apurarse, pero solo se encontró con los ojos rojos e irritados del muchacho.

—Wow, eres muy malo en esto.—Se burló. Seungmin había perdido completamente el ánimo, y todo había empezado por ese maldito traje azul. Felix notó esto y tentó su corazón.—A ver, dime qué quieres hacer y te ayudo.

—¿En serio?—Preguntó resentido.

—Sí, ahora dame esto.—Le arrebató el plumón.—Levanta la cara, a ver.—Mencionó concentrado, entornando los ojos. El ligero trazo se sintió preciso y seguro sobre sus párpados, pasando rápido al otro ojo.—¡Y ya está! ¿Ves? Rápido. Tengo que enseñarte a maquillarte en algún momento. Ahora vámonos, Lee no para de verme con cara de que va a cometer un crimen de odio hacia mí.

Seungmin se rió, observando el bello rostro de Felix. Le costaba admitirlo, pero él sabía hacer provecho de todos sus atributos. Vestía un traje ceñido que formaba su cintura, habían algunas cadenas colgando por un broche de Channel, y los labios rojos resaltaban su blanca piel.

Lo siguió escaleras abajo, tomando el brazo que Minho le ofrecía. Estaba emocionado por averiguar a dónde se dirigían, porque definitivamente sería un evento bonito y elegante. Sabía que se trataba de algo relacionado con una familia China, según lo que había escuchado en la entrada.

Llegar había sido una travesía. El lugar estaba en la cima del nuevo complejo habitacional, como usualmente estos se construían sobre colinas. Seungmin veía a través de la ventana del automóvil, admirando los jardínes decorados con luces amarillas. De pronto, entraron a una calle que los dirigía hacia lo que parecía una mansión aislada.

Supo que era una especie de fiesta a la que iban cuando llegaron finalmente, pues habían varios carros que al igual que ellos apenas arribaban.

Bajó todavía aferrado al brazo de su acompañante, y pasaron después de que sus nombres fueran encontrados en lista que sostenían algunos guaruras en el arco del jardín que dirigía a la recepción. Había un jardín bonito, el lugar era sofisticado y tenía un toque especial de la familia extranjera. Al entrar a la casa, habían flores por todos lados, el techo era alto y en una esquina habían unas gigantes escaleras marmoladas de caracol por las que entraba la luz debido a unas grandes ventanas con mosaicos de pavorreales. Era una decoración muy hermosa que reflejaba a primera vista la cultura China.

—Esperen solo un minuto aquí.—Les pidió Changbin soltándose del brazo de su querido con unos toques en su palma.—Iremos a saludar a los Zhang para que sepan que estamos aquí.

Las fiestas de este tipo eran algo común para reunirse a tomar, cenar, apostar y pactar negocios fuertes con posibles aliados. Seungmin había crecido en ellas, y aunque su emoción inicial había sido genuina, se debía más al encierro que a sus ganas de estar en lugares así, donde todo lo que haría por el resto de la noche sería tomar beberecuas dulces con poco grado de alcohol, comer y soportar el sueño hasta que se fueran.

Tomó asiento a lado de Felix en una mesa con un arreglo floral de la misma gama de colores que las que había visto enrolladas en los pilares. Ninguno supo qué decir para iniciar una conversación, pero estuvo bien, tal vez no tenían que hablar todo el tiempo.

Los dos hombres llegaron al cabo de un rato, casi echando humo por ambas orejas como un tren y con las mandíbulas apretadas. Estaban severamente disgustados, jalaron sus brazos y los levantaron de las mesas con apresuro.

—¿Qué pasa? ¿Por qué nos vamos?—Preguntó Felix tan desconcertado como él.

—Por tu culpa.—Respondió Minho jalando de Seungmin. Ambos lo miraron pidiendo una explicación.—Hyunjin está aquí, el estúpido de Bang está aquí. Su demás gente también, y no podemos permitirnos que ocurra otra disputa.

—No puedo creer que Zhang de verdad los invitó. ¡Habiendo tantos malditos días para hacer sus fiestas! Y nos invitó a la misma fiesta.

Pensó en Hyunjin, a quien no había visto desde que prácticamente huyó de su casa tras haberse negado a aceptar sus apuestas.

—No.—Se plantó Seungmin, deshaciéndose del agarre que lo llevaba hacia fuera. Todos voltearon a verlo.—No vamos a darles ese gusto. ¿Por qué tenemos que irnos nosotros y no ellos?—Preguntó ofendido.—Y además, esto no es culpa de Felix.—Le dijo a Minho.—Él no ha hecho nada en toda la noche más que callarse y estar del brazo de Changbin. ¿Ya vieron a Hyunjin siquiera?

—No, de haber sido así no quiero imaginarme lo que pasaría...—Dijo Changbin.

—Esta casa es enorme, y ustedes están aquí para conseguir tener a esta familia de nuestro lado. Me parece algo cobarde huir, como si les debiéramos algo.

—No es que les debamos nada, simplemente estamos evitando enfrentamientos.—Explicó Minho, rehusándose a ser considerado un medroso.

—Jesús, entonces si son tan aburridos para irse al menos no culpen a Felix de esto.—Musitó cruzando los brazos.—Me piqué el ojo intentando delinearme tantas veces para nada.

Felix lo miraba con una sonrisa de agradecimiento que después se tornó en una de orgullo, como el maestro que ha adiestrado bien a su pupilo. Posiblemente chocaban por eso, porque eran aterradoramente iguales, aunque Seungmin era aún más malcriado y respondón, pero no lo mostraba siempre para mantener su fachada de adolescente woke* que es muy maduro para su edad. Incluso si no lo era.

—Y mi espalda está muriendo con la faja de este traje.—Le siguió el juego el rubio, pasando sus manos por donde la tela se ceñía a sus curvas.

La verdad era que a él no le hacía mucha gracia tener que estar en el mismo lugar donde su mentalmente inestable ex estaba también. Solo que éste era un sanguinario al que le encantaba jugar con fuego. Pero entendía la decepción que tendría Seungmin si se iban ahora, sin embargo sabía que complacerlo tendría consecuencias si es que el mocoso tenía dobles intenciones. Estaría vigilándolo muy de cerca para asegurarse de que no estuviera tramando algo estúpido.

Changbin los miraba alternando entre puchero y puchero, sus dos debilidades aliándose al mismo tiempo no ayudaba a su nula falta de voluntad cuando de éstos dos se trataba. Minho lo miraba con ojos de línea recta y cuestionantes, pero tal vez su hermano tenía razón.

Yixing, el hijo de Zhang se acercó entonces a ellos con su encantadora sonrisa. Abrió los brazos colocando una palma sobre las espaldas de Changbin y Minho de forma fraternal.

—Señores, me disculpo en nombre de mi padre y madre también. No pensábamos que la disputa entre los bandos se hubiera vuelto tan radical, según lo teníamos entendido hasta hace unos años se trataba de una simple rivalidad que no llegaba a mayores. Por favor, disculpen nuestra imprudencia.—Imploró con un coreano perfecto. La sonrisa segura y servicial de su rostro seguía ahí.

—No te preocupes Yixing. Tuvimos que haberles advertido.

—Si me permiten, debería informarles que su mesa y la de sus afines se encuentra en nuestra ala este, mientras que la de ellos está en el ala oeste. De todas formas, los salones son lo suficientemente grandes para que no se encuentren y cada uno tiene sus propios baños y terrazas. La única manera de encontrarse sería el pasillo que los une tras las puertas, y éste está vigilado por nuestros hombres. Quédense, sería una lastima desperdiciar su tiempo.

Seungmin sonrió complacido. Los mayores se miraron, y finalmente accedieron a ser llevados a sus mesas nuevamente. Fueron guiados por el hombre quien empezó a platicar con ellos, pero en el camino fue interceptado por alguien.

—¡Minnie!—Lo llamó una femenina voz. La conocía muy bien, volteó a mirarla sabiendo que se trataba de Nayeon.—¿Cómo has estado?

Seungmin sonrió incómodamente, mirándolos con ojos de disculpa antes de volver a ella. La chica los saludó brevemente y los dejaron solos. Traía el pelo castaño, ondulado y los ojos con sombra brillosa. No sabía qué sentir al mirarla ahí, tan amigable como si no lo hubiera ignorado todos estos meses. Ni siquiera se dignó a buscarlo o preguntar si estaba bien, y eso lo había dejado un poco dolido considerando que no tenía muchos amigos.

—He estado muy preocupada por tí.—Le dijo tomando su brazo para empezar a caminar. Seungmin intentó encontrar la hipocresía de su frase.

—¿Por qué no me buscaste entonces? Literalmente has estado ignorando mis mensajes todo este tiempo.

—¡Por Dios, Minnie! Es porque mi papá también me castigó, me quitó el celular por un mes y después me lo cambió. Tuve que recuperar mis contactos pidiéndoles el número otra vez, pero nunca volví a verte.—Le explicó.—Escuché que te diste de baja.

—Voluntariamente a la fuerza, pero sí. Ahora tomo clases en línea. Debiste haber marcado, o ido a verme.

—Lo intenté, pero tu hermano y mi padre se veían en otros lugares ahora. No podía pegarme a él para verte, y mi papá dice que soy "mala influencia" para tí.—Señaló con comillas.—Perdóname, tal vez no debimos haber ido ¿Eh? Pero la diversión nadie nos la quita.—Bromeó.

—Sí eres una mala influencia para mí.—Dijo Seungmin riéndose, ahora un poco menos a la defensiva.

Hablaron un poco más en la terraza, aunque tenían mucho por lo que ponerse al corriente.

—¿Te cuento un secreto? Es bueno que estés aquí, porque hoy estoy muy nerviosa.—Dijo ella sacudiéndose para sacarse los nervios, como si fueran materializados.

—¿Por qué?—Le preguntó Seungmin. La notaba emocionada. Ella bajó la voz y le susurró.

—Quedé de verme con alguien esta noche. En parte por eso también estuve ausente, estuve ocupada desde que lo conocí. ¡Hoy lo veré! Siempre tenemos que rascar tiempo para vernos a escondidas.

—¿Y quién es? No me digas que se trata de Jeongin.

—Ayy, sabes que él nunca me hizo caso. No, de hecho–

—Lamento interrumpir sus chismes, pero vengan a cenar ahora. Hablarán después de comer.—Los interrumpió el señor Im, su padre.

Ella lo miró haciéndole señas de que seguirían su conversación, y asintió dirigiéndose a su mesa.

Entrada la noche, pasó lo que tenía que pasar. La mayoría estaban borrachos y riendo, disfrutando de la música y el baile. Otros jugaban viciosamente, mientras que otros platicaban. Todos se conocían, así que el ambiente era familiar justo como Zhang había prometido.

Seungmin se pasó la noche con Nayeon, hasta que ella le pidió que la acompañara hasta donde se vería con su amado. Estaban un poco tomados a ese punto. Él sabía que no era prudente salir del salón, sobre todo si era aprovechando un momento de distracción de su hermano y de Minho, pero la curiosidad triunfó sobre su conciencia.

Salieron por el pasillo, dijeron que iban al jardín para tomar un poco de aire con la excusa de que Seungmin se sentía mareado por el humo de los cigarros encerrado en el salón, y los guardias los dejaron ir. En el jardín habían más personas también.

Bajaban las escaleras del tercer piso y Nayeon lo jaló hacia el segundo antes de que siguieran su camino hasta la planta baja. Se desconcertó, pero le explicó que habían unos baños en ese piso, así como otro salón más pequeño. La siguió entre risas, hasta que ella tocó una puerta. Se escuchaba música adentro, y dudó que se tratara de un baño. La abrió el tipo que había ido para disculparse con su hermano hacia unas horas, Yixing si no mal recordaba. Tenía un churro de marihuana en su mano, y todo el lugar apestaba a eso.

Así que se trataba de él, pensó. El chino los hizo pasar, saludando a la chica, y su sonrisa rápidamente cayó al escuchar una risa demasiado conocida.

—Vaya, vaya. Miren quién está aquí.—Anunció Rowoon, que estaba sentado en uno de los sillones del salón.

Seungmin sintió cómo todas las miradas se dirigían hacia él, y el silencio fue ruidoso incluso sobre la retumbante música del lugar. Era como una reunión privada, con botellas vacías en el piso, otras llenas sobre la mesa, cigarros y una bola de luz junto con un billar en el que jugaban dos mujeres que incluso dejaron de hacerlo cuando se unieron a verlo.

Era como una fiesta típica de fraternidad, excepto que estaba casi llena de los aliados del bando contrario. Eran ocho personas en total incluyendo al imbécil de Rowoon, a Christopher Bang, los hermanos Min, al tal Yixing, las dos chicas del billar y la cereza del pastel, que lo veía con una sonrisa depredadora sobre su sillón negro de cuero donde estaba sentado amenamente y con el brazo extendido. Hyunjin. Éste dio una calada a su churro, y finalmente se incorporó.

—Princesa, ya llegaste.—Dijo abriendo sus brazos para Nayeon.

Seungmin casi se desmaya al verla corriendo hasta él para saltarle encima y plantarle un beso enorme. Su rostro palideció comprendiendo todo, intentando procesar lo jodido y mal que estaba eso. Ahora comprendía por qué tanto misterio, si la alianza se enteraba, iban a matarla por traidora.

—¿Por qué la cara larga, Seungmin?—Lo volvió a molestar Rowoon.—Pareciera que te caemos mal aquí.

Todos se rieron incluida Nayeon, él estaba empezando a asustarse, pero su mirada seguía puesta sobre la de Hyunjin.

—Vamos Minnie, te explicaré todo.—Le dijo tomándolo de la mano y saliendo hacia el baño.

Él se soltó agresivamente una vez fuera, estaba furioso. Ahora comprendía por qué Felix lo había abofeteado aquella vez.

—¿¡Qué demonios te pasa por la cabeza!?—Le preguntó alterado.—¡Te van a matar si se enteran! ¿Comprendes eso?

—¡No! Aguarda, déjame explicarlo. Por favor, no les digas nada, no he dicho nada sobre nuestra alianza. ¡A Hyunjin no le importa! Él me quiere y yo a él, no nos interesa la rivalidad.

—¡No seas ingenua!—Bramó un poco más exaltado.—¿Por qué iba a quererte? Te está usando.

Por alguna razón, saber que él estaba lo suficientemente interesado en ella como para pasar por sobre su alianza le apretaba el estómago. Intentó convencerse de que era la indignación, que definitivamente si sentía, y no una clase retorcida de celos.

—Ayy Seungmin, no seas un mojigato. Si tú te enrollaste con Rowoon esa vez en el club también.—Lo acusó.

—¿¡Qué!?

—Sí, lo cambiaste por Jae. Él me lo dijo después, así que no sé por qué te enojas tanto. Yo pensé que me entenderías y por eso te traje, para que lo vieras a él. ¿No te gusta?

—¿Por qué Diablos me gustaría ese idiota?

—Bueno, pues es que incluso te fuiste con ellos esa noche. Por eso pensé que tampoco te interesaba lo de la rivalidad de las alianzas y que no habría un problema.—Le explicó.

Él no recordaba nada sobre cómo había llegado esa noche a la mansión Hwang.

—¿Así que tú viste cuando me iba inconsciente con ellos? ¿¡Y me dejaste ir con ellos!? ¡Pudieron haberme matado!

Ella se veía enfadada y culpable al mismo tiempo.

—Por Dios, Seungmin, no seas tan pesimista. No sabía que estabas inconsciente cuando te fuiste, pensé que estabas en tus sentidos. Yo conocí esa noche a Hyunjin también, pero se fue y entonces te vi con Rowoon, así que no dije nada. Todo este tiempo no he dicho ni una sola palabra sobre a dónde te fuiste esa noche para protegerte, y ahora tú vas a guardarme el secreto también.

—Pero si yo no sabía. No lo hice a propósito.—Dijo con el ceño fruncido.

—Por favor ¿Qué te cuesta guardar un secreto? Él en serio nunca ha intentado sacarme información sobre nosotros.
—Dijo refiriéndose a la alianza.—¡Y además es tan romántico conmigo! Me da flores, me cuida, me regala hermosos cuadros. Seungmin...—Tomó sus manos.—En verdad estoy enamorada, anda, guárdame el secreto hasta que encontremos la manera de enfrentarnos a nuestras familias.—Imploró.

Estaban sobre el pasillo, así que cuando la puerta del salón se abrió, Hyunjin los encontró discutiendo. Se acercó pasando su brazo sobre el de ella.

—¿Por qué no regresas adentro? Yo hablaré con Seungmin. Voy a convencerlo.—Le aseguró dándole un beso en la frente. Ella, dubitativa, le obedeció.

Seungmin estaba dispuesto a irse, pero el pelinegro tomó su muñeca y lo jaloneo hasta meterlo al baño a pesar de que él estaba luchando con todas sus fuerzas para soltarse. Cerró la puerta y los encerró.

—¡Voy a gritar si no me dejas salir!—Le advirtió pegándose en la pared. Hyunjin se rió, como siempre lo hacía cuando estaba con él.

—¿Y quién te va a escuchar? Tu hermano está arriba, seguramente borracho.—Dijo acercándose a él, acorralándolo.

Seungmin sintió que el espacio se reducía sobre ellos, y necesitaba huir.

—¿Qué diablos planeas al salir con ella? ¡Déjala en paz!

—Yo no planeo nada. Todo lo que ella dijo es verdad, en serio la quiero a pesar de que sea de los tuyos.—Le dijo, ahora cara a cara. Podía sentir su olor a hierba combinado con su masculina fragancia.

—¿En serio lo haces? ¿O es más bien que ella si cayó con tu truco de los cuadros y los libros?—Se burló.—¿Les das los mismos nenúfares a todas tus conquistas acaso?

Hyunjin sonrió engreídamente, encantado con que Seungmin estuviera sosteniéndole la mirada. Tomó su mentón delicadamente y se acercó a su oído, sintiéndolo temblar.

—¿Qué te hace pensar que eres una de mis conquistas?—Espetó.—A mi no me gustan los mocosos malcriados.

El menor lo empujó enojado, los mofletes rojos de la vergüenza. Aquello lo había tomado totalmente desprevenido.

—Y a mí no me gustan los penes chicos.—Le respondió con ingenio.

Hyunjin borró su sonrisa y se acercó poniendo una mano sobre la pared y terminando por acorralar al pequeño cuerpo del más bajo.

—Si estás celoso de ella, solo dilo.—Lo retó mirando sus labios. Sus respiraciones mezclándose una con la otra.—Solo tienes que decírmelo, y la botaré por tí.

Acarició con sus largos dedos desde su cuello hasta sus labios, pidiéndole permiso para entrar. Seungmin abrió la boca, totalmente embriagado por la presencia tan varonil de Hyunjin que lo atraía como un imán. Metió su pulgar y lo apretó contra su lengua, él cerró su boca alrededor y chupó ávidamente.

El hombre, dispuesto a defender su orgullo y probarle lo contrario, se restregó contra su entrepierna. La tierna boca de Seungmin y sus ojos redondos de cachorro mirándolo mientras chupaba su dedo lo habían puesto medio duro. Lo escuchó gemir.

—No estoy celoso de alguien a quien le estás dando mis cuadros como sobras.—Aseguró cuando dejó ir su dedo.

—No, no, no. Te equivocas en eso.—Le dijo.—Yo solo daría mi colección de nenúfares a alguien que sepa valorarlos.

—¿Y ella no es digna?—Preguntó con una sonrisa. Hyunjin volvió a tomar su barbilla para conectar sus miradas.

—No lo es.—Dijo rozando sus labios juntos. Seungmin se moría por probar esos labios carnosos, abrió su boca y cerró los ojos, sus dedos picando cuando sintió sus bocas rozarse.—Y tú tampoco.—Mató la anticipación alejándose de él.—Te di la oportunidad de admitir que estás celoso, pero eres tan orgulloso.

Lo hizo a un lado enfurecido, dispuesto a regresar con su hermano y largarse de ahí. Estaba lentamente recuperando la conciencia tras estar influenciado por el alcohol.

—Y ahora vas a huir. Además de orgulloso, miedoso.—Lo siguió provocando. Él se volteó a mirarlo frunciendo los labios.

—No me importa lo que pienses de mí. Y si voy a regresar, no es para probarte nada, es para irme con mi amiga.—Le dijo abriendo la puerta y yendo hasta la del salón con Hyunjin detrás de él.

Al entrar, todos estaban en lo suyo otra vez. Los vieron ingresando, y nadie le prestó mayor atención. Estaban sentados alrededor de una pequeña mesa donde había una botella. Nayeon se levantó contenta hasta ellos.

—¡Minnie!—Olía a hierba ahora.—¿Mi Hyunie te convenció? Estábamos por jugar verdad o reto, ven con nosotros.

—Nay, yo no...–

—¡No seas aburrido! ¡Ven aquí!

—Van a buscarnos en cualquier momento.

—Ya le dije a tu hermano que están conmigo en el jardín.—Intervino Yixing levantando su celular brevemente.

—¡Ay, vamos Seungmin! Juega solo una vez, ven.

—Déjalo en paz cariño, tal vez él no está acostumbrado a jugar así. No se atrevería a aceptar los retos con lo cuadrado que es.—Dijo Hyunjin.

—Pfff. ¿Seungmin? Por favor. Lo he visto besarse con tantos tipos más de las que lo he visto leyendo un libro, y eso es mucho para decir.—Indicó.

Al parecer todos, incluido Hwang, pensaban que era alguien totalmente inexperto. Qué demonios, él no era ni remotamente un niño bueno. Hyunjin lo miraba con una expresión escéptica.

—Que juegue entonces.—Resolvió uno de los hermanos Min.

—No puedo creer que estoy haciendo esto con niños de universidad a mi edad.—Se quejó Bang.

—Cálmate anciano. Será divertido, y todos son mayores de edad. Nadie irá a la cárcel.—Aseguró Rowoon.

—No lo creo.—Dijo levantándose, apagando su cigarro sobre un cenicero.—Pero pásenla bien. Me voy por ahí.

Cuando lo hizo, se pusieron situados de forma aleatoria, él en medio de Nayeon y un Min. En frente suyo estaba Yixing. Giraron la botella y empezaron con verdades, nada relacionado con algo que involucrara a las alianzas, y después siguieron los retos. En una ocasión la botella señaló a Nayeon y a Hyunjin, cuyo reto fue fajarse en frente de todos si tenían el valor.

Seungmin pensó que la chica tendría todavía la cordura de al menos pedir privacidad, como una especie de cinco minutos en el paraíso o algo así, pero cuando se subió a su regazo y dejó que las grandes manos del pelinegro se adentraran en su vestido, sintió la sangre corriendo hacia sus mejillas. Todos se reían murmurando chistes, él intentó apartar la vista pero en un momento captó como los ojos de Hyunjin se abrían para encontrarse con los suyos, viéndolo de manera triunfal. Terminaron lo suyo y siguieron jugando, él salvándose milagrosamente de pasar en cada ocasión.

Pero su suerte no duró del todo cuando la botella los señaló a él y a Yixing. Él tenía que elegir, así que pidió un reto. Una de las rubias del billar habló al instante.

—Besa a Yixing.—Sugirió.—Y deja que te haga un chupetón.

¿En serio? Esto lo jugaba cualquiera en el bachillerato. Pero estaba bien mientras cumpliera su cometido. Todos aclamaron la idea, dando así la sentencia. Seungmin, por dentro, admitía que estaba feliz de que le hubieran puesto ese reto, y qué mejor que con el único tipo con el que no se metería en tantos problemas si es que se descubría que se habían besado. No hubiera tenido la misma seguridad de hacer lo que iba a hacer si se trataba de alguien perteneciente oficialmente se la otra alianza.

Fue hasta él y se besaron, la mano del chino inclinando su rostro y sus habilidosos labios al compás de los suyos. Besaba demasiado bien para su deleite, y eso lo hizo tomar más confianza. Abrió sus ojos buscando los de Hyunjin, que los miraba tan profundamente como si quisiera taladrar sus almas, el rostro serio y tenso. Las manos de Zhang fueron hasta su cuello y lo ahorcaron suavemente, él abrió la boca fingiendo un gemido y escuchó como los alentaban entre risas. Cuando sintió los labios del chico contra su cuello, su celular intervino. Se trataba de Felix.

—Yixing.—Dijo Hyunjin y éste volteó a verlo.—Llévatelos ya, antes de que los empiecen a buscar.

Nayeon se quejó, abrazándose a él todavía.—Yo me iré en un rato más. Llévense a Seungmin mejor.

—Nayeon, vámonos ya.—Le imploró.

—¡No seas aguafiestas! Yo me quedo.

Zhang lo ayudó a levantarse para salir de la habitación. Seungmin respondió la llamada con su corazón latiendo.

—¿Sí?

—Seungmin, te fuiste hace una hora, y Changbin ya empezó a ponerse ansioso. Le dije que me habías mandado mensaje diciendo que ya estás en el baño, estoy camino a buscarte y más te vale estés aquí en cinco minutos o yo mismo voy a raparte esta noche.—Lo amenazo antes de colgar.

Él de repente sintió su respiración agitada. ¿Qué demonios había hecho? Si se enteraban de dónde había estado, y sobre todo de lo que estaba haciendo Nayeon y que él en vez de avisarles se había quedado a solaparla y jugar con Hwang y su gente, no solo la iban a matar a ella. Pensó en Changbin y de pronto una culpa terrible lo invadió, tan grande tuvo que haber sido la descomposición de su rostro que incluso él chico lo notó.

—Oye, no le diremos a nadie.

—Si se enteran van a matarla. ¡A mi también! No debí quedarme, fue una tontería...—Se lamentó con ganas de llorar. Usualmente no resolvía sus problemas así, pero sus problemas no siempre eran ser acusado de traición.

—Escúchame, les diremos que estaba enseñándoles el jardín y que empezaste a sentirte mal así que te traje a mi habitación para que te recostaras. Nayeon dijo que ella nos alcanzaba, pero no supimos a dónde se fue.

—P-pero–

—Solo diremos lo de ella si no aparece a tiempo y si nos preguntan. Ahora vamos, actúa adolorido y te subiremos hasta los baños.—Se acercó para aparentar como si lo estuviera ayudando a subir las escaleras.

Lo metió a los baños del pasillo en el tercer luso donde se encontraban los guardias para hacer más creíble la historia. Felix ya estaba ahí esperándolo. Lo miró desaprobatoriamente y entró con él al baño. De toda la culpa, en serio sentía que empezaba a sentirse mal. Tenía un muy mal presentimiento.

—Se sintió mal y lo llevé a mi cuarto para que tomara algo y descansara, vinimos tan pronto lo llamaste.—Explicó Yixing.

—¿Qué tienes? Parece que vas a vomitar.

—Iré a avisarle a su hermano.—Insistió Zhang.

Felix asintió dando unas palmadas en la espalda a Seungmin. Vieron como el señor Im salía del salón preocupado junto a Changbin, y los vieron ahí. Se acercaron rápidamente.

—¿Dónde está Nayeon, Seungmin?—Preguntó el padre. Miró a Yixing y éste a él de manera fugaz. Sus labios temblaron cuando, tratando de sonar consternado, dijo:—¿No está aquí? Ella dijo que subiría cuando empecé a sentirme mal.

—¿Qué tienes?—Preguntó su hermano.

—Creo que fue el alcohol.—Admitió, realmente sintiéndose así. No sabía si estaba empezando a sugestionarse, pero en serio rezaba para que todo saliera bien.

—Yo les mostraba el jardín a ellos dos cuando Seungmin comenzó a sentirse mal.—Repitió su versión el chino.—Lo llevé a mi habitación para que tomara algo y ella dijo que ella subiría aquí. Eso fue hace unos veinte minutos, tal vez media hora.

—No responde el teléfono.—Dijo el político.—Iré a buscarla, con su permiso.

—Voy contigo.—Dijo Changbin.—¿Te importaría ayudarnos a buscarla?—Le preguntó a Zhang. Éste negó con la cabeza y fue con ellos, no sin antes mirar a Seungmin para asentirle.

Entró al baño con Felix y éste tarareaba incoherencias mientras agarraba trozos de papel y lo llevaba a un cubículo en caso de que quisiera vomitar. Lo hizo, pero su vomito fue verbal.

—Nayeon ha estado saliendo con Hyunjin y acabo de enterarme pero me quedé con ella porque quería intentar llevarla conmigo pero si se enteran nos van a matar por traición.

Felix estaba ahí, con los ojos completamente abiertos y sus bolas de pañuelos a montones en sus pequeñas manos. Parpadeo incrédulo.

—¿Qué acabas de decir?

Seungmin finalmente vomitó. El olor de la marihuana, los nervios y el alcohol lo hicieron vaciar todo su estómago en el retrete. El rubio sostuvo su cabeza lejos de la taza y le tendió los pañuelos para que limpiara su boca antes de llevarlo a los lavamanos para que se enjuagara.

—Dime qué pasó. ¡Rápido!—Le ordenó.

Seungmin le explicó, saltando la parte en la que se había encerrado en los baños con Hyunjin. Minimizó un poco la parte de la botella, pero dio a entender que estuvo en compañía de Yixing, aunque tampoco detalló cómo habían estado compartiendo la saliva. Explicó también sobre cómo fue que llegó a la mansión Hwang la primera vez según lo que le había explicado Nayeon, y Felix la maldijo por haberlo dejado solo.

—Eres un idiota aún así. ¡Tuviste que haberte subido en seguida!

—Ya sé, pero es que al principio intenté convencerla y de pronto mi tiempo se pasó volando.

—¿Tú fumaste?

—No, tampoco tomé. Solo estuve ahí.—Montando un espectáculo, pensó.

Felix asintió, pasando una mano por todo su pelo. Estaba dándole la espalda al lavabo, sus manos recargadas en éste. Pensó por unos minutos.

—Vamos a decir lo que me dijeron. ¿Okay? Tú te sentiste mal y este chico, Yizang–

—Yixing.

—Yixing te ayudó. Será nuestro secreto ¿Okay?

—¿Pero y si descubren a Nayeon y me echa de cabeza?

—Es tu palabra contra la suya. Tienes al chico y a mi de tu lado, además–

Los fuertes sonidos de una balacera lo interrumpió. Se escucharon dentro de la casa, y la cara de ambos fue de un terror inexplicable.

—Mierda.—Musitó alguno de los dos antes de salir corriendo del baño.






🥀

* "Woke" es un término que define a alguien con un nivel de conciencia social usado de forma peyorativa para designar a alguien que se siente moralmente superior al resto. O sea, un mamador JAKDKDO no supe cómo traducirlo T_T

Hice 6k de palabras, me alegró ver que como 10 personas me pidieron actualización aquí así que escribí este capítulo largo para ustedes y tmb como regalo de año nuevo :,)

¿Les gustó el cap? espero q sí jekek iré actualizando más <3

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