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19 🥀

so what if you taste just like heaven?

advertencia: contenido +18

Seungmin estaba frustrado, la paciencia se le escapaba como la arena de un reloj. No sabía que era posible estar tan físicamente atraído hacia alguien al punto de tener que necesitar el contacto de esa persona para poder seguir funcionando correctamente.

Seungmin estaba asustado de ser consciente del terrible poder que poseía Hyunjin sobre de él cuando con sus varoniles manos trazaba su rostro hasta llegar a sus labios mientras dormía por las mañanas. La manía que tenía Hyunjin de hacerlo caminar a su lado poniendo una mano en su espalda baja mientras discutían a manera de broma por la cosa más insípida posible.

El olor de Hyunjin que parecía ser desprendido naturalmente de su pecho y al que se había vuelto prácticamente un adicto cuando recostaba su cabeza en él, incluso en sesiones diurnas cuando el mayor no salía de su oficina. Seungmin se aburría del silencio entre los dos, le incomodaba no ser el centro de su atención. Cuando Hyunjin lo notaba tan solo extendía la mano y con dos dedos hacía una señal que le indicaba acercarse. Seungmin amaba hacerlo, sentir el brazo del hombre apretar su cintura mientras dejaba un beso en sus hombros.

La cercanía que mantenían era apenas contenida frente a ajenos, el pudor no existía para Hyunjin. Tan solo paraban su acto adolescente cuando escuchaban renegar a Christopher o, de lo contrario, a Minho. El último nunca interiorizaba sus pensamientos y les hacía saber lo repulsivo que encontraba verlos juntos. Seungmin tan solo reía.

Hyunjin no paraba de marcar su cuello cada mañana mientras cepillaban sus dientes y se alistaban para el día. La parte del armario pertenecía a Seungmin en al menos una buena mitad ahora, Hyunjin le había comprado mucha ropa a su gusto. Él también lo cargaba y lo ponía sobre el lavabo de mármol y jugueteaba con sus muslos expuestos mientras limpiaba restos de espuma de afeitar de su afilada mandíbula. Seungmin sentía un calor en su vientre cada vez que tenía el privilegio de ver a tan magnífico hombre alistarse por las mañanas.

Seungmin había intentado de todo a ese punto para lograr que Hyunjin lo deseara de la misma manera en la que él lo hacía. Podían llamarlo un ridículo desesperado (lo cual Minho hacía en repetidas ocasiones) pero simplemente no le importaba.

Las miradas de Hyunjin lo alimentaban de seguridad cada que lograba obtener una reacción en el hombre pelinegro al ver la forma tan deliberada que tenía de exponer sus clavículas, usar ropa ajustada en zonas particulares que no representaban un gran reto a su seguridad pero que definitivamente llamaban la atención. Ni Wonho ni Inseong tenían ya permitido escoltarlo desde hacia una semana por orden directa de Hyunjin cuando éste estuviera cerca, lo cual era prácticamente todo el tiempo.

"No necesitas a nadie más protegiendo tu vida cuando estoy yo." Había explicado Hyunjin cuando Seungmin preguntó del por qué Wonho no estaba más con él.

Minho no estuvo de acuerdo. Dijo que era una evidente advertencia de que en cualquier momento Hyunjin aprovecharía para matarlo y que lo haría en cuanto bajara la guardia. Seungmin tan solo asentía y le prometía que tendría más cuidado mientras pensaba en lo siguiente que podría hacer para provocar a la persona con la que compartía sus noches.

La rutina era la misma cada que la luna vigilaba el cielo. Hyunjin y Seungmin hablaban de cosas que les hacía darse cuenta de gustos similares, distintos o completamente nuevos que tan solo se puede saber con la convivencia diaria. Después, hablaban de distintas variantes para su posible futuro juntos que los hacía reír y preocuparse al mismo tiempo. Terminaban con anécdotas que los hacían reír y, la mayoría de las veces, discutir con tal de llegar a saber quien era capaz de luchar más por tener la razón. Seungmin siempre ganaba. Hyunjin era persistente con la idea de tatuarle su apellido en su cuello, a lo que Seungmin respondía que lo hablarían después de volver a ver a Changbin.

Hyunjin volvía a prometerle que por ahora estaban mejor así, que no debía temer, y justo cuando lo tenía en una actitud maleable por la lástima que le provocaba, Seungmin ponía sus ojos de cachorro más grandes y pedía algo con un bajo perfil, de manera que casi ni siquiera fuera perceptible que le estaba pidiendo algo. Seungmin tan solo expresaba su deseo por conseguir que Minho estuviera más asegurado dentro de la organización para que así pudiera tener a alguien cercano cuando finalmente él tomara apellido Hwang. Hyunjin decía que no podía hacer algo al respecto, entonces casualmente Minho obtenía nuevos privilegios días después.

Seungmin se volvía todavía más pegajoso con Hyunjin cuando conseguía lo que quería. Nadie que no fueran Inseong, Wonho o Minho tenía permitido acercarse a Seungmin sin que Hyunjin estuviera apareciéndose por detrás para vigilar que todo marchara en orden. La cocina se desalojaba de empleados cuando ambos entraban y era Hyunjin quien se encargaba de alimentarlo con recetas sencillas que eran lo mejor que Seungmin había comida desde que estaba en esa casa.

Y aún así, pese a estar todo el día juntos, siempre que Seungmin estaba a punto de conseguir lo que quería intentando seducir al mayor éste hallaba la manera de esquivarlo. Con la mayor suavidad del mundo le ponía un alto a la situación cuando ya había escalado lo suficiente, besaba su frente y lo recostaba en la cama para dormir. Seungmin estaba terriblemente estresado.

Contar sus frustraciones sexuales no era una cosa que alguna vez en su vida imaginó estaría contándole a su prácticamente primo y al hombre que lo había cuidado desde pequeño, sin embargo, ahí estaban. Sentados en el jardín que había terminado sus modificaciones mientras escuchaban al menor parlotear sus inquietudes y sincerarse sobre su dilema de si era lo suficientemente bueno para Hyunjin.

Minho tenía una gran mueca de disgusto mientras que Wonho parecía divertido con la situación, recargado en el respaldo de la silla y con sus fuertes brazos cruzados. Era demasiado infantil de su parte preocuparse por cosas como esas e involucrarlos, pero genuinamente no tenía a alguien más. Si Felix estuviera ahí, seguramente sabría qué hacer.

—Creo que es un idiota si no quiere cogerte.—Aceptó Minho cuando finalmente tuvo la palabra.—Pero creo que tú eres más idiota por dejar que eso te ponga mal. Nunca le ruegues por eso a hombres como ellos, tan solo alimentas su ego.—Afirmó negando con la cabeza, parecía venir desde una experiencia personal.

—No es como que vaya a rogarle.—Aclaró Seungmin, completamente deshaciéndose mentalmente de todas sus ideas que implicaran una pérdida de su dignidad.—Tan solo me confunde, no entiendo cuál es el punto.

—¿Y ya le preguntaste?—Sugirió Wonho opinando por primera vez al respecto.

—Obvio no. Que pena. Me vería tan absurdo y no quiero que piense que soy muy inmaduro.

Minho se rió por un momento y suspiró sarcásticamente.

—Es que es lo que eres, Seungmin.—Dijo.—No puede esperar que te comportes con la madurez de alguien de su edad si literalmente te persuadió a una relación sabiendo tu edad. Es como comprar leche de chocolate y después enojarte porque no sabe a vainilla.

—Si quisiera regresar a la vainilla, tiraría la leche de chocolate a un lado e iría por otra de vainilla.—Completó Wonho totalmente serio.

Seungmin no podía creer que eran esos hombres todo lo que tenía.

—No soy un lácteo. No entiendo lo que quieren decirme.

—Básicamente no sabe qué hacer contigo. Si todavía tiene un poco de decencia humana, seguramente está intentando hacer bien las cosas contigo y no presionarte. Si es una mierda de persona–

—Lo que yo creo que es.—Interrumpió Minho, aprovechando cada oportunidad para hablar mal de él.

—Si lo es, entonces solo está jugando contigo. Pero no deberías pensarlo mucho ni dejarte llevar por nuestras percepciones. Tan solo pregúntale al respecto.

Seungmin pensó en ello y, aunque se muriera de vergüenza, era la manera más rápida de solucionar aquel problema.

—Para ser un hombre que rompió tu cara, le das mucho privilegio de la duda.—Le dijo Minho a Wonho.—Si hacemos que Seungmin se lo pregunté entonces le dará la satisfacción de saber que lo tiene en la palma de su mano.

Wonho solo se rió.

—Pero así es.—Dijo Wonho todavía con una sonrisa.—Mira a Seungminnie con un puchero porque su novio no quiere llevarlo a la cama.—Lo señaló.

—¡Hyung!—Chilló Seungmin emberrinchado.

—Además, nunca lo había visto así de enamorado. Sus ojos brillan cuando está con él como nunca brillaron con su otro novio. El guapito, este...

—¿Jaehyun?—Preguntó Minho, por lo que ahora él se rió.—Por ese idiota estamos aquí ahora. En una parte. Si no hubiera drogado a Seungmin no hubiera sido tan fácil que se lo llevaran.—Minho siempre encontraba la manera de buscar alternativas a ese día.—Dios, Seungmin, siempre has tenido novios horribles.

—¡Jaehyun era mi primer novio apenas!

—Y tu prometido.—Recordó Wonho.—Ni siquiera sabían usar una lavadora y ya estaban comprometidos.—Se volvió a reír.—Que idea más idiota de tu tío. Y de Changbin también. Pero no les digan que lo dije.

Minho también se rió. Seungmin estaba rojo de la vergüenza.

—Jaehyun era tan miedoso que una vez hizo a Seungmin llamar a su hermano jurando que estaban en peligro. Fuimos a recogerlos, llegaron tres camionetas cargadas con hombres, pensamos lo peor. Un borracho que había estado coqueteando con Seungmin estaba afuera del antro esperándolos y Jaehyun no quería pelear con él.

—¡Recuerdo eso!—Gritó Wonho con otra carcajada.—Incluso Seungmin hubiera podido defenderse solo.

Seungmin se moría de la vergüenza mientras Wonho y Minho continuaban haciendo chistes. Se arrepentía de haber recurrido a ellos.

—Era solo un niño rico ¿Que podíamos esperar?—Puntualizo Wonho.—Aún así, fue una relación extraña.

—Supongo que lo fue.—Admitió Seungmin.

—¿Alguna vez te gustó en realidad?—Preguntó Minho al cabo de unos segundos.—Es decir ¿En verdad te veías casado con él?

—Creo que sí. No sé, realmente no tenía opción.—Confesó Seungmin con un poco de melancolía.—Hubiera sido una vida tranquila.

—Bueno, eso significa que era aburrido.

—No era aburrido.—Intentó defenderlo Seungmin.—Solo no era... bueno, uno de nosotros.

—Para ser aburrido pasaban demasiado tiempo siendo hormonales en tu cuarto.—Dijo Wonho con diversión. El hombre parecía vivir solo para burlarse de Seungmin.

—¡Won!—Seungmin se sonrojó.—No se supone que supieras eso.

—Seungmin, llegaron a cenar con el pelo despeinado y la camisa mal abrochada en una ocasión. Mi padre no dejó de reprocharlo.

—Dios mío...—Seungmin cubrió su rostro con las manos.—Pudieron habernos dicho.

—Era más divertido dejarlos pensar que engañaban a alguien.

Minho y Wonho volvieron a reír.

—¿Y quién lo hacía mejor?—Preguntó finalmente Minho.

—¿Qué?—Seungmin preguntó confundido.

—Si. Entre Hyunjin y Jaehyun ¿Quién lo hacía mejor?—Repitió la pregunta.

Seungmin estaba seguro de que su rostro estaba tan caliente como se sentía. La respuesta era clara, pero decirlo en voz alta tomaba un poco más de valentía.

—Yo también quiero saber, Seungmin.

Aquella voz era todo lo que necesitaba para que su bochorno fuera humillación. Quería enterrar su cabeza abajo de la tierra. Wonho y Minho estaban en frente de él con una expresión relajada viendo al hombre a sus espaldas. No le alcanzaban las maldiciones.

Seungmin se volteó hacia él y, efectivamente ahí estaba, con una camisa blanca no fajada y pantalones de lino negros. Su cabello recogido en una coleta y los ojos entornados con la mandíbula apretada.

—¿Y bien?—Insistió Hyunjin solo para ser una mierda. Wonho y Minho, incapaces de ser comprensibles, no se movieron de su lugar.—¿No vas a contestarle a Minho?

Seungmin miró a los dos hombres atrás de él con una expresión de traición, pero ninguno parecía avergonzado en lo más mínimo. Volteó de nuevo hacia Hyunjin quien parecía demasiado feliz de tenerlo acorralado. Maldito Hwang Hyunjin.

Se necesitaban dos para bailar tango.

—Lo haría, pero la respuesta no te va a gustar.—Dijo Seungmin con falsa preocupación.

Hyunjin pareció no haber estado esperando eso, porque la pequeña sonrisa de satisfacción pronto se tornó en una línea seria.

—Puedo tomar una derrota.—Le aseguró.—Aunque no creo perder.

Seungmin se mofó.

—Jaehyun me enseñó a besar.—Le dijo Seungmin mientras sostenía su mirada.—Contigo solo lo pongo en practica. Así que si, creo que la respuesta definitiva es él.

La expresión de Hyunjin era encantadora. El enojo, la vena en su frente y la lengua moviéndose dentro de su mejilla.

—Seungmin.—Lo llamó en advertencia.—¿Estás seguro de eso?

—Totalmente seguro.

Hyunjin asintió con una sonrisa de derrota.

—Eso creí.

Dijo antes de arrastrar a Seungmin fuera de la mesa y jalonearlo hacia él mientras lo alejaba por todo el lugar. Seungmin intentaba poner resistencia, pero con un solo brazo Hyunjin era capaz de mantenerlo tras de él mientras se marchaban.

—¿Deberíamos ayudarlo?—Preguntó Wonho con algo de preocupación.

—No. ¿Para qué?

—Por si pelean, por si algo pasa. ¿Y si termina mal?

—Eso no va a terminar mal, Wonho.—Aseguró Minho en su lugar.—Solo fue el incentivo que necesitaba Hyunjin para darle a Seungmin lo que quiere. Todos ganamos. No estoy preparado para aconsejar a mis menores en el sexo.

—¿Planeaste esto?—Preguntó con una risita.

—No, pero vi a Hyunjin acercándose. Seguramente escuchó y quise molestarlo. Aunque creo que salió mejor de lo que esperé.—Dijo antes de ponerse unas gafas oscuras y acomodarse en su silla.—¿Ves? Es un ganar-ganar.

🥀

Hyunjin arrastró por todo el jardín a Seungmin quien se había rendido a mitad del camino y tan solo había aceptado su destino, aunque siguió demostrando su falta de voluntad para ir a donde quiera que lo estuvieran acarreando. Aún así, Seungmin no planeaba echarse para atrás.

Al llegar a la mansión, subieron las escaleras con el agarre de Hyunjin intensificándose sobre su muñeca. Solo hasta entonces, Seungmin empezó a preocuparse. Poner celoso al hombre frente a él era jugar con fuego y aceptar la quemadura.

—Pensé que sabías tomar una derrota.—Y solo porque Seungmin era Seungmin, decidió hundirse en las llamas y aceptar su destino. La risa de incredulidad en Hyunjin solo aumentó.

—No es una derrota genuina.—Dijo Hyunjin con seguridad. Tanta seguridad que incluso enojó un poco a Seungmin.—Yo sé que mientes.

¿Cómo se atrevía ese hombre a asumir que era la mejor pareja que había tenido? ¿Que sus besos lo volvían un desquiciado?

Era verdad. Lo peor de todo es que era verdad, pero Seungmin no cedería tan fácilmente.

—Si eso te deja dormir en las noches, entonces adelante.—Respondió el menor, accidentalmente retrocediendo ante la cercanía que acortaba Hyunjin.

Había estado tan involucrado en mantenerle la mirada y una expresión estoica que no lo delatara, que no se dio cuenta de la forma en que el pelinegro ya lo había acorralado en contra de la pared. Los brazos del hombre habían enjaulado su cabeza y sus cuerpos se tocaron. El único espacio disponible era entre sus labios, la mirada de Seungmin aún así nunca se separó de la de Hyunjin.

—Yo sé que gané.—Repitió Hwang con mucha más certeza ahora y una sonrisa de satisfacción.—Tu cara está roja, tu respiración es irregular y puedo sentirte debajo de mí.

Seungmin maldijo ante la reacción de su cuerpo que no podía controlar, y antes de siquiera poder cubrirse, la grande mano de Hyunjin palmeó sobre su creciente miembro debajo de la ropa. Seungmin tuvo que tragar un gemido que después terminó de escapar cuando el hombre frente a él aplicó presión y empezó a masajearlo.

Pero, fiel al acervo de su relación, ninguno estaba dispuesto a dejar que el otro ganara la batalla. Seungmin todavía tenía una manera de defenderse, incluso si su cuerpo estaba siendo poseído completamente por Hyunjin quien ya se había embarcado en dejar besos húmedos sobre su cuello mientras continuaba con la tortura.

—¿Sabes por qué en verdad eres perdedor, hyung?—Preguntó Seungmin sin darle chance a responder, con un dedo acusatorio sobre su pecho.—Haces todo esto para después dejarme sin nada. No te atreves a ir más allá... en cambio él—enfatizó—se hubiera atrevido a hacerme suyo hace tiempo.

Algo en la mirada de Hyunjin pareció cambiar, como si un bote lleno de tinta negra se hubiera derramado dentro de sus orbes y la posesividad de su agarre se hubiera intensificado. Antes de que lo supiera, Seungmin ya estaba siendo levantado como si no pesara nada. Sintió su espalda contra el colchón y solo entonces dimensionó la profundidad de la tumba que él mismo había cavado, pero no había tiempo para retractarse.

Hyunjin lo besó como nunca antes había sido besado. Sus labios chocaron con hambre y ferocidad que hizo un remolino en la parte baja de su estómago, las grandes manos del pelinegro recorriéndolo por completo en un afán de sentirlo como si su toque fuera una necesidad. Seungmin tenía cosquillas de lo sensible que era ante Hyunjin.

—Seungmin, no hemos hecho nada porque tengo miedo.—Confesó Hyunjin cuando por fin pudieron respirar. Seungmin abrazaba el torso de Hyunjin y escondía su rostro en su cuello.

—¿Miedo?—Preguntó desconcertado.—¿De qué?

—Voy a hacerte tan mío que te arruinaré para siempre.—Dijo en voz baja. Seungmin permaneció quieto en su posición antes de encarar al hombre con sus ojos llenos de confusión.—Te arruinaré para todos los demás, serás mío siempre si te entregas a mi ahora.

Seungmin no pudo evitar soltar un gemido, totalmente desesperado.

—Por favor.—Suplicó patéticamente.—No me importa, Hyunjin. Necesito saber que me amas de la manera en que has amado a los demás.—Le dijo con una vulnerabilidad invaluable.

—Tú no eres los demás.—Le dijo el hombre mientras se despojaba de su prenda superior.

Seungmin se sonrojó. Odiaba mostrarse así ante él, demostrarle el poder que tenía para controlarlo.

—Necesito que te relajes.—Le dijo Hyunjin.—Yo voy a cuidarte.—Le prometió también.

Hyunjin lo tomó por las caderas y se deshizo de los pantalones que vestía, hizo lo mismo con los propios. Y antes de continuar con su ropa interior, acarició sus tersas piernas. Seungmin casi se derrite cuando detectó la sonrisa de ternura que tenía Hyunjin mientras jugaba con sus piernas, y no pudo evitar taparse los ojos con un sentimiento de vergüenza que calentó su rostro.

Hyunjin rió y quitó las manos de sus ojos antes de dejar un beso fugaz en sus labios.

—Eres tan bello.

Hyunjin continuó entonces con la ropa interior de Seungmin y atendió al instante su miembro que ya estaba medio duro. Lo acarició de arriba y abajo y lo sostuvo en sus grandes manos, completamente fascinado con los sonidos que la acción le arrancaba.

Hyunjin se inclinó y envolvió el miembro ya endurecido en su boca, a lo que repentinamente hubo una reacción por parte de Seungmin quien estaba extasiado cuando la habilidosa lengua de su amante tomó la cabeza de su pene y la succionó con experiencia. Pudo sentir que estaba cerca y eso no hizo más que avergonzarlo.

Hyunjin seguramente estaba acostumbrado a amantes mucho más experimentados y duraderos en la cama. Pero intentó no pensar en ello.

El mayor continuó su tarea hasta que, apenas unos minutos después, se vino con un grito. Hyunjin volvió a mirarlo con esa sonrisa ahora mezclada no solo con la ternura sino también satisfecha. Tomó su semilla entre sus dedos y la esparció hacia su entrada, en donde hubo una reacción tensa en Seungmin.

—Me vine muy rápido.—Comentó Seungmin acongojado.

Hyunjin se retiró de donde estaba para poder observar su rostro mejor.

—No importa.—Le aseguró con cariño.—Está bien que lo hagas, te relajarás más rápido.—Le prometió acariciando sus mejillas.

—Pero...—Seungmin todavía estaba rojo y caliente por todo su rostro y Hyunjin, tan débil como era, no pudo evitar atacar sus labios en un profundo beso que intentó callar todas sus inseguridades.

—Relájate.—Le pidió con un susurro antes de abandonar sus labios con un pequeño pico. Bajó su propia ropa interior para liberar su erecto miembro y solo entonces Seungmin dimensionó en lo que se había metido. La polla de Hyunjin era grande, parecía que pesaba en sus manos que la sostenían firme de la base.

Hyunjin parecía complacido ante su reacción, y Seungmin tan solo relamió sus labios.

—Vas a volverme loco.—Musitó Hyunjin al ver la diferencia de tamaño entre él y Seungmin. La mente de Hyunjin estaba ascendiendo, pero todo lo que pudo hacer fue mirar fijamente mientras Seungmin comenzó a gotear y su estómago se tensó.

Seungmin era tan pequeño que incluso Hyunjin podía envolver sus manos alrededor de su cintura y tocarse las yemas de los dedos. Quería dejarle marcas en los huesos de la cadera, debajo del ombligo y en la parte superior de los muslos. Quería hundir sus dientes en la piel pálida.

—Eres grande.—Susurró Seungmin un poco asustado. Hyunjin lo había escuchado antes, pero era distinto viniendo de él. Algo retorcido dentro suyo provocó que tener a Seungmin a su disposición lo hiciera sentirse más viril, como si fuera un hombre primitivo de las cavernas que estaba a punto de reclamar, la testosterona chorreando por todo el lugar.

—Encajaré.—Le prometió volviendo a besar su frente.—Solo tengo que prepararte bien.—Hyunjin se inclinó y presionó sus labios hacia el estómago plano de Seungmin que saltó al tacto.

Recorrió con su lengua probando toda la tersa piel por encima de su hueso de sus caderas y, sin poder contenerse, chupó una marca debajo de su ombligo y luego arrastró sus labios devuelta al hueso de su cadera y mordió. Seungmin jadeó y su mano se enredó en el cabello de Hyunjin instintivamente. Se incorporó, tomó una almohada y la acomodó debajo de las caderas de Seungmin.

—¿Qué hago?—Preguntó Seungmin con un hilo de voz queriendo ayudar.

—Nada.—Le dijo Hyunjin acariciando los mechones sudados pegados en su frente.—Solo quiero verte mientras lo hacemos.—Le confesó con una sonrisa que sonrojó toda la cara de Seungmin.

—Yo también quiero verte.—Confesó de vuelta el más chico. Hyunjin fue hacia la mesita de noche y abrió el cajón, encontrando rápidamente lubricante y un paquete de condones.

Regresó y movió ligeramente a Seungmin, que estaba nervioso y dócil, pero que abrió sus piernas para dejarle acomodarse correctamente. Tomar su lugar. Hyunjin se arrodilló entre los muslos extendidos de Seungmin y gruñó.

—Joder, deberías verte a ti mismo.—Exclamó Hyunjin entre sus muslos y eso de alguna manera solo logró endurecerlos más a ambos. Hyunjin pasó sus manos por la parte interna de esos muslos que lo estaban llevando al límite, extendiéndolos un poco más sin ninguna resistencia.

Destapó el lubricante y calentó un poco en su mano antes de llevar sus dedos al agujero de Seungmin. Frotó su pulgar en un movimiento circular sobre la superficie hasta que Seungmin aflojó un poco, y entonces pudo empezar a sumergir el dígito. Hyunjin tuvo que respirar hondo para calmarse, empujó un dedo y sintió que Seungmin apretó a su alrededor antes de relajarse.

Hyunjin lo trabajó, empujando hacia dentro y hacia fuera hasta que hubiera suficiente espacio para añadir un segundo dedo. Pudo ver los ojos cerrados y los puños apretados de Seungmin, y eso solo hizo que Hyunjin empezara a repartir pequeños besos por todo el largo de su mandíbula mientras continuaba con su labor. Seungmin se sentía caliente, apretado y suave alrededor de sus dedos.

Dos dedos se convirtieron en tres, y Seungmin se sacudió cuando Hyunjin finalmente encontró ese punto que dejó su mente en blanco. Hyunjin frotó su próstata hasta que Seungmin se ahogó en gemidos, y solo porque quiso castigarlo por haberlo retado de la manera en que lo hizo, siguió frotando hasta que Seungmin estaba llorando.

Hyunjin añadió más lubricante y flexionó sus dedos hasta que pudo empujar fácilmente hacia dentro y hacia fuera sin resistencia. Sintió un escalofrío recorrerle cuando se dio cuenta que estaban listos.

—¿Todavía quieres continuar, corazón?

—Por favor.—Suplicó Seungmin con su pequeña voz gangosa. Hyunjin pensó que nunca podría resistirse a esa voz temblorosa, implorante y necesitada. Tomó su miembro y se alineó contra el agujero de Seungmin sin introducirse todavía. Estaba a punto de empujar cuando se detuvo abruptamente.

—Carajo.—Exclamó recordando que no se había colocado el condón, y se movió ligeramente hacia el lado de la cama en donde anteriormente los había arrojado. Rasgó el paquete con experiencia y empezó a colocarlo cuando sintió la mano de Seungmin sostener su muñeca.

—¿Has estado con alguien recientemente?—Preguntó con los ojos más grandes, redondos, brillantes y profundos que nunca antes le había dedicado.

—No.—Respondió Hyunjin con firmeza rotunda.

—¿Qué hay de tu chico?—Preguntó Seungmin un poco desconfiado, claramente refiriéndose al extranjero que había llamado hace tiempo.

—No hicimos esto.—Le aseguró Hyunjin.—Tan solo... eso no es importante, pero te prometo que no he estado con nadie de esta forma desde que estás aquí.—Afirmó entrelazando sus manos.—Además—añadió—James no es mi chico. Tú lo eres.

Seungmin ignoró el comentario a pesar de que sus mejillas rosadas lo delataban.

—Entonces no lo necesitamos. Confío en ti.—Hyunjin se sintió varonilmente orgulloso cuando escuchó aquello. Saber que Seungmin se entregaría a él completamente al desnudo en su primera vez porque le tenía genuina confianza. El hombre se estremeció al pensar en correrse dentro, marcarlo por completo. Era como un sueño, y Seungmin iba a cumplirlo. Ante eso, lo único que pudo hacer fue besarlo profundamente como agradecimiento.

Hyunjin volvió a alinearse y se empujó dentro suyo y casi gime cuando sintió un calor cálido y acogedor envolverlo al instante. Se sentía increíble, y aunque sabía que Seungmin necesitaba tiempo para acoplarse a él, tiempo el cual desde luego le daría, la sensación de estar finalmente conectados era inigualable para los dos.

Hyunjin había tenido varios amantes antes, pero nunca se había sentido así por primera vez. Nunca se había sentido tan fusionado, tan en sintonía con el otro, tan deseoso de explorar, de tomar, de marcar y de complacer. Hyunjin sabía, muy a su pesar, que se trataba del maldito amor. Por mucho que el antiguo Hyunjin hubiera repudiado la sola idea de pensar en Seungmin de esa forma, era inevitable. El cuerpo de Seungmin se relajó y sus ojos brillosos en lágrimas confiaban, tal vez demasiado para su propio bien.

—Por favor, Hyunjin. Quiero sentirte.—Los ojos de éste recorrieron todo su cuerpo desde las piernas abiertas, que se extendían como una ofrenda y sus ojos viajaron hasta donde estaban unidos. Colocó sus manos a los lados de los muslos de Seungmin, y a medida que empujaba rápido y profundo, tiraba del cuerpo de Seungmin hacia él.

Hyunjin se encargaba de mover sus manos a las caderas de Seungmin, sujetarlo a la cama en su lugar y follar suave, profundo y rápido. No dejó que Seungmin recuperara el aliento porque repetidamente golpeaba ese lugar que lo tenía sacudiéndose y lloriqueando tan fuerte que pensó que podrían escucharlos.

Los golpes en su próstata se volvieron más certeros, directos y más rudos. Los ojos de Seungmin estaban fuertemente cerrados, los dientes apretados, los dedos del pie enroscados, la mandíbula tensa, los puños apretaban las sábanas y las lágrimas se le escurrían. Hyunjin estaba hipnotizado ante esa vista, su tonto orgullo retorciéndose de tan solo pensar en que él era el motivo de una reacción como esa en Seungmin.

Seungmin no pudo sostenerlo más, las abrumantes sensaciones le arañaron la cabeza y se vino con un lloriqueo cuando la callosa mano de Hyunjin cubrió en su totalidad su miembro. Hyunjin sonrió satisfecho queriendo escuchar ese sonido de nuevo. Para siempre. Hyunjin llegó a la conclusión de que nunca podría terminar de acostumbrarse a la visión de Seungmin todo jodido y bonito, enterrado en su polla. Realmente le gustaba verse a sí mismo hundirse dentro y fuera del agujero de Seungmin, mordiéndose el labio inferior con la esperanza de aguantar un poco más.

Seungmin jadeó un poco adolorido cuando Hyunjin empujó profundo, duro y rápido, besó los labios de Seungmin con pasión y desafío, y pronto Seungmin regresó la intensidad del beso. Hyunjin sintió un remolino creciente en su vientre y gimió desde lo más profundo de su pecho en el oído de Seungmin.

—Te sientes tan bien.—Gruñó con dureza cuando Seungmin apretó a su alrededor.—Estoy muy cerca.—Le advirtió intentando alejarse, pero unos talones enrollados en su espalda baja se lo prohibieron. Seungmin negó con la cabeza repetidamente y tuvo que cerrar sus ojos para hacer su petición.

—Vente dentro de mí.—Gimió Seungmin emocionado ante la idea. Y Hyunjin no puede decirle que no. Era débil ante cualquier cosa que le pidiera Seungmin. Hyunjin no supo por qué, pero el rastro de lágrimas secas, el cabello desordenado y sudoroso del menor, su rostro colorado, el brillo expectante en sus ojos y sus labios hinchados de tanto haber sido besados y reclamados son lo que terminaron de hacerlo venir dentro de Seungmin con un fuerte grito y chorros calientes llenando su interior.

Por unos minutos, lo único que se escuchó en la habitación fueron los jadeos unísonos de ambos y los latidos de sus corazones galopando. Hyunjin mantuvo su cabeza enterrada en el cuello de Seungmin mientras lograba reponerse y resopló con fuerza mientras se retiraba de donde yacía enterrado. Con todo el morbo del mundo, y sin importarle menos, observó cómo un goteo de su semen salía del agujero hinchado.

Cuando finalmente miró hacia arriba, Seungmin lo estaba mirando devuelta con una sonrisa enamorada y falsamente indignada. Fingió que no quiso lo mismo desde un principio. Su cuerpo se había vuelto laxo y sus huesos parecían gelatinosos, estaba cubierto de fluidos que, en cualquier otra circunstancia lo hubiera asqueado.

—¿Cómo te sientes?—Es lo primero que preguntó Hyunjin cuando logró romper ese trance. Estaba preocupado por él y quería darle todo por haber sido tan bueno. Por haberse entregado por completo y porque lo amaba. Porque ahora era indiscutiblemente suyo.

—Bien.—Respondió Seungmin satisfecho.—Pegajoso y adolorido, en realidad.—Señaló.—Pero estoy bien.

Hyunjin lo besó con cariño, y cuando se separaron, se dio cuenta que estaba terriblemente condenado por la forma en la que su corazón saltaba cada que sus labios recompensaban a los de Seungmin.

—Voy a limpiarnos.—Anunció Hyunjin desplazándose de la cama hacia su baño para regresar en tiempo récord con una toalla húmeda. Los limpió a ambos con cuidado, con especial énfasis en el vientre de su pequeño y en limpiar los restos de su semilla.—Sé que preferirías un baño, pero te lo daré mañana.—Le prometió con un fugaz beso en su nariz. Seungmin asintió igual de cansado como para protestar, y se dejó consentir mientras Hyunjin sacaba ropa interior limpia para ambos, y después lo cubrió con una de sus camisas para dormir.

El mayor desatendió la cama y se deshizo de los cojines antes de arrastrar a su somnoliento novio hacia él y taparlo con las cobijas. Enredaron sus piernas y Hyunjin abrazó fuertemente por la espalda para formar una cucharita.

—Eres mío ahora, mocoso.—Dijo Hyunjin con felicidad en todo su rostro. Pensó que Seungmin ya estaba dormido cuando tardó en responder, y al cerrar los ojos, escuchó un susurro.

—Siempre lo he sido.


🥀

siento q me mamé porque estoy acostumbrada a leer estas escenas en ao3 y la gente ahí es *salvaje* to say the least pero bueno ,,, provechito seungmin 🙏🏻

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