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11 🥀

cicatrices y cenizas

Hyunjin estaba acostumbrado a los peores castigos y torturas que implicaban moverse en su mundo. Había escuchado miles de historias inimaginables sobre tipos que no midieron las consecuencias y se enviciaron tanto de poder que terminaron asesinados de la peor forma. Quemar vivo, descuartizar, o incluso degollar eran el pan de cada día en los negocios del mundo más pesado. Él llegó a conocer gente que murió de terribles maneras, y justo ahora, ansiaba por la muerte de alguien en específico.

En la noche, después de haberle dado su espacio al mocoso y de haberle exigido una respuesta de la forma menos prudente, Seungmin quiso tocar el tema.

—Cuando tenía quince años, Han Youngmin trabajaba con Changbin. Él quería el puesto de Jisung administrando los casinos y las apuestas, pero cuando Changbin se enteró que Youngmin había estado detrás de fondos desviados para las peleas callejeras, lo sacó de la organización. Ni siquiera Jisung sabía de eso, y fue entonces cuando lo amenazaron con asesinar a su familia. Era un tipo asqueroso, incluso antes de casarse y desde que tuve memoria, siempre se insinuó conmigo. Creo que debimos verlo venir.

—¿Él te hizo eso?—Interrogó señalando la marca de sus muslos.

—Me secuestró cuando iba de regreso a la escuela.—Asintió.—En ese entonces Changbin me daba más libertad para muchas cosas y yo podía vivir tranquilo. Desde entonces he vivido la mayor parte del tiempo encerrado, y si no es así, si puedo conseguir divertirme, alguien está siempre pegado a mí. Ese día, Youngmin intentó...—Guardó silencio, dando a entender lo que había ocurrido.—Pero Jisung siempre fue el hermano inteligente y ayudó a localizarme. Cuando supo que vendrían por mí, agarró su navaja y eso es lo único que recuerdo antes de desmayarme por el dolor.

Estaban sentados en la terraza, donde había pasado la mayor parte de la tarde después del incidente. Fumó media cajetilla de cigarros hasta que, instalada la noche, un menudo cuerpo se sentó frente al sillón individual de la fogata eléctrica que dividía ambos asientos. Las luces del exterior ya brillaban.

—Dijo que le mandaría a Changbin un mensaje. Pero después se puso nervioso e intentó matarme. No lo logró, pero perdí mucha sangre, o al menos eso es lo que me contaron cuando desperté en el hospital.—Reveló Seungmin, su mente todavía un poco nublada y su ceño fruncido después de caer en cuenta sobre el tema tan delicado del que estaba hablando. Y con quién lo estaba hablando.

Hyunjin apretó sus puños con rabia. Sus uñas clavándose en la palma de sus manos. Mantuvo su boca en una línea recta antes de darse cuenta que el chico lloraba otra vez como en las tantas veces que lo había visto hacerlo, pero ahora era distinto. A la luz de la luna, con las ojeras grandes atrofiando su tierno rostro aniñado y sus mejillas húmedas, con absolutamente ningún sonido o lamento producido, tan solo dolor reflejado en esos vivaces y altaneros ojos que conoció.

—¿Y Changbin no lo mató?—Preguntó como si la ofensa fuera personal. La venganza era su manera de solucionar los problemas.

—Ojo por ojo.—Mencionó únicamente durante unos minutos, era claro como el agua que a Seungmin le incomodaba hablar sobre eso.—Mataron a su familia, pero eso no cambió nada. Las cicatrices siguen ahí de todas formas. Pero al menos le trajo calma a Changbin...

Debía ser doloroso amar tanto a alguien y no poder hacer nada para protegerlo del mal, y peor aún, llegar tarde para salvarlo de un trauma. Saber que habían muerto niños inocentes en su nombre había sido algo que empeoró su estado de ánimo en aquel tiempo, pero sabía que las cosas eran así en sus vidas. La cadena siempre se rompe por el eslabón más débil, y Seungmin se negaba a serlo. Siempre se negó.

Hyunjin no dijo nada más. Se levantó de su lugar y con un movimiento de cabeza le ordenó que lo siguiera. Fueron a la cama, y ni siquiera tuvo ánimos para remilgar sobre dormir en la misma habitación antes de sentarse y disfrutar del mullido colchón. El pelinegro caminó hacia la cómoda donde yacían sus prendas guardadas por alguno de sus hombres y comenzó a desvestirse de espaldas a Seungmin. Primero dejó el arma que llevaba en su cintura sobre el tocador, después su celular, una cartera y al último, los anillos de sus dedos. Desabotonó las mangas de su camisa y se despojó del resto de ropa para meterse dentro de un conjunto satinado.

Seungmin no pudo dejar de verlo en todo momento, demasiado atento a cualquier movimiento. Cuando se dio la vuelta, se percató que el menor estaba hecho bolita en una esquina de la cama, lucía entrañable. Lo suficiente como para no echarlo hacia el sofá. Destendió su lado de la cama y se deshizo de las almohadas extras botándolas a la alfombra.

—Puedes tomar un baño, o usar esto para dormir.—Dijo y se quitó la pieza superior de su conjunto, la lechosa piel con la tinta negra y espesa decorando el cuerpo de Adonis.

Él se metió a la cama y le dio la espalda, en tanto Seungmin atinaba a huir al baño para limpiarse un poco antes de dormir. Cuando regresó, creyó que Hyunjin ya se encontraba dormido, y tuvo demasiado cansancio como para intentar escapar.

Excusas. Dijo su subconsciente.

En los últimos días había estado al tanto de las oportunidades que dejaba ir para escapar. Pero si lo hacía ¿A dónde iría? ¿Cuánto avanzaría antes de que lo encontrasen? Tenía claro que quería regresar a la mansión, con su hermano y con el molesto novio de su hermano al que extrañaba también. Con el que había reiniciado este conflicto, y por el que seguramente era el blanco de una venganza en estos momentos.

Pero ¿Por qué no lo habían buscado? Se sentía desorientado y perdido, como si ya no tuviera rumbo. Ni siquiera sabía qué pasaba con Minho, ni por qué Wonho ahora trabajaba para Hyunjin y Bang Chan. Demonios, ni siquiera sabía si después de lo del restaurante seguía vivo.

Solo entonces recordó que estuvo comprometido antes de todo ese desastre. Claro que no esperaba que la familia de Jaehyun se pusiera a buscarlo como locos, sobre todo considerando que su relación con él había sido por conveniencia. Se preguntó cómo habría sido su vida si nunca hubiera conocido a Hyunjin y hubiera seguido siendo novio de Jaehyun ¿Habría podido evitarlo?

—De todas formas te hubiera encontrado.—Murmuró Hwang de vuelta. No se había dado cuenta de que estuvo pensando en voz alta hasta ese momento.

Pensó en que Hwang Hyunjin era inevitable.

Regresaron de Daegu al día siguiente, la actitud del líder había cambiado como algo sutil que se transforma en el aire, pero lo notas. Desde que despertaron hasta que concluyeron todo el trayecto nunca le habló para molestarlo ni hacerlo trastabillar.

Seungmin también estuvo al tanto de la forma en la que aquellas manos grandes atraparon su cintura cuando lo ayudó a subir al automóvil, así como de los toques que inconscientemente le daba. Todavía no sabía cómo reaccionar.

Había algo en esa actitud nueva de Hyunjin que lo orillaba a dejar de estar alerta y lo hacía sentir protegido, como si ese hombre no fuera el verdadero peligro.

El trayecto fue más largo de regreso, la tensión había disminuido a comparación de la primera vez. Ahora no necesitaban insultarse ni estar sobre el pellejo del otro todo el tiempo, ya no parecía primordial querer molestarlo a cómo diera lugar.

Llegaron y siguió a Hyunjin dentro de la casa, en todo el tiempo que había estado ahí, no se había parado a admirar la forma de aquellos jardines tan hermosos. Las flores ahora eran un poco más escasas por la temporada, pero se mantenían pulcros.

—Cuando quieras recorrerlos, dímelo y te los enseñaré.—Se ofreció Hyunjin. Él únicamente asintió de regreso, no muy convencido de tomar la oferta sabiendo el contexto de a quién estaban dedicados.

Cuando la puerta se abrió, se dio cuenta de lo tensa que la espalda del mayor se puso, apenas dejándolo notar. Miró hacia la sala, después a él y finalmente suspiró.

—Seungmin ¿Quieres saber la verdad?—Preguntó viéndolo a los ojos.

—¿Me lo contarás?—Dijo incrédulo, como alguien que después de tanto desearlo se ha rendido.

—Yo no. Hay alguien ahí dentro esperando para hacerlo.

Seungmin miró hacia la sala, estaba tras una pared que la separaba del recibidor. Tuvo miedo de adentrarse para saber quién era la persona que estaba ahí, pero la curiosidad y la ansiedad lo carcomía. Miró insquisitoriamente a Hyunjin antes de ir hacia el gran salón.

Le faltó aire para inhalar cuando se topó de frente con él. A lado de un muy molesto Bang Chan, estaba la persona en la que, hasta hace unos meses, más confianza le tenía después de su hermano. Minho no lucía ni remotamente golpeado, ni desnutrido, tampoco parecía víctima de un secuestro letal o que lo hubiesen maltratado alguna vez. Lo único diferente en su rostro eran unas terribles ojeras que hacían juego con las suyas.

—Seungmin...—Chilló Minho poniendo sus manos en su boca cuando se acercó a él. Su garganta se cerró.—Estás... estás demasiado delgado.

Seungmin ni siquiera sabía qué decir o qué hacer. Estaba parado mirándolo con desconfianza, pero después un sentimiento de alivio surgió en él al saber que no estaba muerto. Todavía no estaba solo. Pero ¿Realmente el Minho que conocía era el verdadero? ¿Por qué no había regresado por él antes? ¿Por qué Bang Chan parecía tan posesivo con él? ¿Y por qué Minho parecía bien con eso? Como si estuviera acostumbrado, ¿Acaso todo lo que le había dicho Hyunjin era cierto?

Tenía demasiadas preguntas y ni una sola respuesta.

—Creo que debemos darles un momento, Chris.—Sugirió Hyunjin quien ya estaba fumando de nueva cuenta. Él usualmente no abusaba del tabaco, pero le costaba no hacerlo en esos momentos.

Bang parecía un poco paranoico sobre hacerle caso, como si no confiara en Minho. Pero él únicamente asintió y señaló con la cabeza fuera de la sala para pedirle que se retirase también, así que lo hizo finalmente.

Cuando sus otros dos guaruras, a los que reconoció como los que habían golpeado a Wonho también salieron, Seungmin se acercó y tomó asiento cerca de donde anteriormente había estado sentado su hyung.

—Seungminnie...—Inició Minho jugando con sus manos.—Yo... no sé cómo empezar.

—¿Qué te parece empezar explicándome que tienes que ver con Bang Chan?—Espetó con el ceño fruncido.—¿Sabes que sus hombres casi matan a Wonho ayer?

Minho lucía demasiado culpable, pero seguía siendo Minho. Seguía teniendo su valentía y su honor, así que lo observó directamente a los ojos cuando tomó el valor suficiente para empezar a detallar toda la historia.

—Sí, pero sigue vivo. Está– mejor dicho, estará bien. Me encargué de ello.—Le prometió.—Ahora, mmm, creo que necesitas saber primero que nada que lamento mucho todo esto. Fue mi culpa.

—¿Q-qué?—Cuestionó tartamudo. Seungmin no podía creer lo que estaba escuchando.—¿¡A qué te refieres!?

—Mira, Seungmin, yo... me arrepiento de mi error, pero cuando pasó ni siquiera pensé que te pondría en riesgo. Ahora, a estas alturas, lo comprendo todo.—Rascó su cabeza y relamió sus labios.—Mi relación con Bang Chan lleva tiempo ya, aunque siendo sinceros siempre fue algo casual. Es decir, nunca pensé en él como si fuera mi novio o viceversa, pero había mucha química entre nosotros que no pudimos evitar. Solo eran encuentros, pero fue creciendo hasta que nos dimos cuenta de lo peligrosos que verdaderamente eran.

—¿A qué te refieres con eso? ¿Qué tipo de encuentros eran?

—Sexuales, desde luego. Pero después... bueno, digamos que para ninguno de los dos era bueno el estar saliendo con el otro. Chris era la mano derecha de Hyunjin, y yo la de Changbin ¿Lo comprendes? Se sentía incorrecto, pero no podíamos dejar de hacerlo. Siempre existía esa desconfianza de que uno fuera a intentar aprovecharse del otro para obtener información, así que prometimos que nunca preguntaríamos nada respecto a nuestras organizaciones. A pesar de eso, desarrollamos un gran vínculo de confianza entre nosotros.

Seungmin, quien hasta ahora estaba intentando no interrumpir su relato, no pudo contenerse cuando preguntó.—Minho ¿Pero cómo pudiste confiar en él?

Lee gimió con lamento.

—¡No lo sé!—Exclamó.—Nunca, en todo el tiempo que estuvimos juntos, me atreví a contarle algo relacionado con nosotros o que nos comprometiera. Hablábamos... de otras cosas, de muchas otras cosas. También creo que, bueno, ya sabes cómo es este mundo, es difícil encontrar a alguien que esté dispuesto a quedarse a tu lado o no sentir asco por tí después de saber las cosas que has hecho. Chris nunca me juzgó y hasta me comprendía, fue inevitable que los dos nos hiciéramos amantes.

Seungmin lo miró tratando de procesar lo que escuchaba. Ahora todo tenía sentido, cómo el por qué en cada evento que solían asistir (antes de que el problema con Felix sucediera y cuando podían estar en un mismo lugar y en paz los dos bandos) Minho misteriosamente se desaparecía, tenía que irse o se sentía mal. Había asumido que se trataba sólo de ansiedad social, aunque la verdad iba mucho más allá.

—Entonces sucedió lo de Felix.—Susurró. Frustrado tomó su nariz entre sus dedos sobando el tabique.—Changbin me había contado que estaba enamorado de él incluso desde antes de sacarlo de aquí, así que intenté averiguar quién era. Un día Hyunjin llegó a visitar de imprevisto a Chris, y traía consigo a Felix. Ambos nos descubrieron, y todo se jodió. Tuve que ayudar a Felix a escapar con Changbin o le contaría lo que había visto.

—¿Es por eso que no lo detuviste cuando quiso hacer esa tontería?

—Sí.—Asintió lentamente.—Al principio pensé que Felix solo estaba intentando irse con el mejor postor, y ahora sabemos que en realidad amaba a Changbin, pero tu hermano nunca hubiera logrado convencer a los demás jefes de la organización sobre romper la paz con Hyunjin de no ser porque yo lo ayudé a convencerlos. Por eso no quería a Felix, solía pensar que él me había metido en problemas, pero ahora comprendo que yo mismo me los busqué.

Seungmin comprendió el por qué Felix parecía tan desvergonzado de estar con Changbin y de haber iniciado una guerra entre ambos bandos después de que estuvieron en paz por años. Felix no era el único pecador.

Lo pensó con más profundidad y se dio cuenta que Minho tampoco era el único. Después de todo, tenía algo de ellos en él mismo.

Era un poco irónico que Felix conociera no solo el secreto de Minho entonces, sino el suyo también. Tenía todo el poder en sus manos para destruirlos, y pese a que había empezado a confiar en él, se preguntó si Felix tuvo algo que ver con que Changbin no hubiera intentado rescatarlo todavía.

—Cuando la familia de Jaehyun buscó a Changbin para proponer el matrimonio entre ustedes, yo pensé que se negaría. Tu padre jamás hubiera permitido que uno de sus hijos se casara así, pero Changbin... él...

—¿Qué?—Demandó Seungmin dándose cuenta de que Minho estaba luchando contra decir lo que fuera a decir de su hermano. Presentía que era algo malo.—¿Changbin qué?

—No puedo decirte que es lo que hizo que nos metió en aprietos, eso le corresponde a él. Pero puedo asegurarte que nunca te comprometió con Jaehyun solo por dinero y por crecer el negocio como te hicimos pensar, en realidad fue a cambio de protección. Necesitábamos nuevos aliados del gobierno, y su familia es poderosa, tienen mucho dinero metido ahí.

—¿Y qué hay de Im J–?

—¡Shhh!—Minho le tapó la boca y volteó a ver hacia la recepción.—No confíes es nadie, Seungmin.—Le dijo haciendo señas hacia el lugar por donde se habían retirado Hyunjin y Chan, como dándole a entender que podrían estar escuchando.

Lo hizo cuestionarse qué tanto de lo que Minho le relataba era verdad, o si había dejado algo a medias por temor a que los escuchasen.

—¿Y cómo exactamente terminé aquí?—Preguntó Seungmin.—¿Pensaste que entregarme a Hyunjin era mejor destino que estar con Jaehyun?

—¡Por supuesto que no!—Negó atormentado.—Carajo, caí en mi telaraña, tarde o temprano tendría que pasar. Yo discutí muy fuerte con tu hermano antes de que fuéramos a celebrar el cumpleaños de Jaehyun, le rogué que lo pensara dos veces, pero él estaba convencido. Entonces salí a encontrarme con Chris, el idiota es una mente maestra del engaño, tiene mucha labia para engatusarte y si a eso le sumas que yo estaba muy borracho, pues se me soltó la boca. La cagué.

—¡Tú les dijiste dónde estaríamos!—Lo acusó con el ceño fruncido y un poco de resentimiento.—Intenté convencerme todo este tiempo de que eso no era así.

—¡Es que ni siquiera sabía que estaban planeando hacerte algo! Yo solo mencioné que detestaba esa idea de matrimonio entre tú y Jeong, que su familia estaba buscando al mejor postor. Después me propuso volver a vernos y le dije que estaría fuera por unos días, él hizo el resto averiguando dónde estaríamos. Sé que suena muy estúpido, pero tienes que confiar en mí.

Seungmin lo miró con desconfianza.

—Yo sé, sé que es difícil, pero hablo en serio Seungmin. Yo no confío en ellos, parece que han estado tramando todo esto por un buen tiempo, por eso Chris no se me despega, teme que haga algo en contra suya.

—¿Y lo haremos?

—No hasta que sea seguro...—Negó con la cabeza.—Estoy seguro que a este punto, Bin ya sabe de lo mío con Bang. No sé si me va a entender incluso si logro explicarle.

—Yo te ayudaré a convencerlo.

—Seung, a lo que me refiero...—Mordió su labio inferior.—Changbin no puede hacer nada por ahora para rescatarte, por eso mandó a Wonho a cuidarte. Él ya no confía en mí y le ordenó que renunciara a los Seo y se uniera a los Hwang, también le pidió a Hyunjin que lo aceptara como tú guardaespaldas personal. Pero en su lugar lo mandó conmigo.

—¿O sea que Wonho ya no trabaja para nosotros?

—Ya no trabaja para Changbin, yo tampoco.

—¿¡Qué!?—Seungmin se levantó de su asiento como si quemara.—Tú no eres solo un guardaespaldas de confianza ¡Tú eres uno de los jefes!

Minho volvió a ponerse de pie y colocó su dedo índice en su boca para que bajase la voz.

—Los dos sabemos lo que hacemos, eso no importa. Changbin también lo sabe, estamos intentando protegerte de lo que sea que Hyunjin tenga planeado. No podemos informarle nada o nos matarán.—Dijo Minho y después alzó una de sus mangas para demostrarle algo. Seungmin se horrorizó.—Nos obligaron a tatuarnos esto cuando llegamos, por eso no estamos más en contacto con tu hermano. Pero estamos contigo, Minnie.

Un tatuaje con el símbolo de la organización significaba pertenencia y protección. Era el mismo significado con el que lo usan las pandillas para demostrar que son parte de algo. Llevar un tatuaje así significaba lealtad hasta la muerte, y ver la piel roja e hinchada del proceso quirúrgico para remover el antiguo tatuaje de los Seo en Minho le apretó el estómago. Ahora yacía un tatuaje de los Hwang, fresco y reluciente, lucía como una auténtica tortura.

—Al demonio, si Changbin no quiere venir por mí, yo mismo me voy a ir.—Advirtió indignado.

Empezó a caminar hacia el piso de arriba donde, un día curioseando, encontró que uno de los baños tenían unos rastrillos nuevos en las repisas. Él quitó las cuchillas y las guardó en un lugar que solo él pudiera encontrar. Bueno, en realidad solo las escondió detrás del retrete. Se percató de la forma en la que Minho lo venía siguiendo e hizo caso omiso a sus llamados. Corrió más rápido por las escaleras cuando vio que Hyunjin y Bang Chan salían alertas de su oficina ante el escándalo.

Se encerró en el baño, rezó para que los golpes que de inmediato sonaron al otro lado siguieran retumbando un poco más. La manija se movía y la voz de Hyunjin al otro lado empezaba a sonar exasperada.

—Seungmin, abre ya mismo la puerta.

Lo ignoró y sacó las cuchillas. Se rió de lo ridículo que el plan era ¿Qué harían unas navajas de afeitar contra las armas de fuego que seguramente utilizarían contra él? Al demonio.

Abrió la puerta e hizo un rápido corte en el brazo del líder. El hombre apretó la mandíbula y sus ojos se tornaron peligrosamente oscuros.

—¿Qué mierda crees que haces con eso? Dámelo antes de que te lastimes.

—¡No!—Negó con la cabeza.—No voy a dejar que me hagas lo mismo que le hicieron a Minho.—Dijo furioso.

—¿A qué te refieres?—Preguntó desconcertado.

—¡A su tatuaje!—Se señaló en su propio brazo.—Prácticamente se lo arrancaron y lo obligaron a ponerse el suyo a la fuerza. ¡A mí no me pondrás nada! Nunca me verás con tu maldito tatuaje en el brazo porque me largo de aquí.

Cuando intentó pasar por un lado, las fuertes manos de Hyunjin lo detuvieron y le aplicaron una llave que lo puso con el pecho contra la pared y sus brazos doblados en su espalda, intentó maneobrar las cuchillas hasta que sintió presión en sus muñecas que cortaron su circulación y lo obligaron a soltarlas. Vaya, era casi un chiste pensar que Hwang ni siquiera tuvo que utilizar una pistola para desarmarlo. Maldito maniaco.

—¿Y quién te dijo que vas a llevar mi tatuaje en tu brazo?—Preguntó con una sonrisa maquiavélica y su aliento en su nuca. Recorrió su cuello con sus dedos y una corriente eléctrica mandó escalofríos a toda su espina dorsal.—Vas a llevarlo en tu cuello, y así nadie se meterá con lo que es mío.

Seungmin se tensó. No podía creer lo que estaba escuchando.

Aquellos que llevaban un tatuaje en el cuello eran las parejas oficiales de los líderes de cada mafia, organización, cartel o pandilla. Usualmente los miembros las portaban en el antebrazo, el líder en la mano, y sus parejas en el cuello. Significaba un nivel más allá de compromiso, era una pertenencia total hacia la otra persona, un símbolo de inmunidad entre los suyos. Todo mundo sabía que meterse con la propiedad de los líderes era incluso peor que meterse con ellos mismos.

Tragó duro. Ni siquiera supo cómo reaccionar o si había escuchado correctamente. Es decir, un acto tan personal conllevaba mucha confianza entre las dos partes y para ellos era un vínculo incluso más fuerte que el matrimonio. Hwang Hyunjin lo volvía loco, despertaba en él deseos indecorosos que fallaba en ocultar, pero era un enemigo; estaba seguro de que no quería ser suyo y de todas formas, Hyunjin tampoco querría tenerlo como su propiedad ante los demás.

—No puedes estar hablando en serio.—Dijo todavía aprisionado entre el cuerpo del pelinegro y la pared.

—Lo hago, lo tengo decidido. Incluso estoy dispuesto a demostrarte las cosas que puedo hacer para que me aceptes.

—No me vas a convencer con dinero si es lo que piensas.—Murmuró.

Hyunjin soltó de las manos al menor para que Seungmin pudiera dar la vuelta, lo hizo lentamente encarándolo.

—Voy a demostrarte lo que soy capaz de hacer para defenderte.










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este capítulo estuvo bn interesante de escribir jajdkfk

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