JungKook estaba pasándolo muy mal, nada de esto tenía sentido para él, absolutamente nada.

Todo el fin de semana no había podido conciliar el sueño y aún seguía sin poder hacerlo. Tanto sus padres como los de Jimin lo trataban igual que siempre, como si no hubiera tratado mal a su tan adorado Jimin frente a ellos.

No los entendía, ni a ellos ni a nadie, la verdad.

Ese día, en esa dichosa reunión, pudo ver la verdadera faceta de todos y cada uno de ellos. A pesar de que quería a sus padres y respetaba a sus tíos, como consideraba a los padres de Jimin, desde ese día no sabía cómo considerarlos sinceramente. Ellos tampoco lo apoyaron, pero aún así, le seguían tratando como si nada. Eran unos descarados, y todos lo eran.

Estaba triste y pensativo. No sabía qué hacer realmente, y mucho menos qué decisión escoger.

Si se casaba, perdería a su verdadero amor.

Y si no se casaba, perdería todo de igual manera, incluyéndola a ella, Ji Soo. Ella sufriría mucho por su familia y, al final, todo esto también se acabaría, porque ella no iba a estar con el causante de perderlo todo, y todo por amor.

"No te queda otra opción..."

Esas palabras de su padre le pinchaban el cerebro. Por más que quisiera negarlo y le doliera que su padre le hiciera esto, tenía razón. No le quedaba más opción, ¿o tal vez sí?

¿Dejar todo por amor lo valía?

Ella lo amaba, y él también lo hacía. Podían luchar juntos por su amor y ser vencedores al final, ¿verdad?

No sabía qué pensar.

Un suspiro resignado salió de sus labios, mientras su mirada seguía aún en la nada. Era frustrante no saber qué hacer.

—JungKook. — escuchó decir en tono suave, y eso lo hizo pisar tierra.

—¿Qué sucede? — preguntó en tono ligero, y una sonrisa se dibujó en sus labios al darse cuenta de que era ella quien estaba a su lado. Se había olvidado por completo de que estaban en receso y estaban en la cafetería de su colegio comiendo su almuerzo.

—No, ¿qué te sucede a ti? Te noto muy distraído — dijo preocupada.

—No me pasa nada, no te preocupes. — mintió.

—Si me preocupo por ti, es porque te quiero. — hizo saber en tono dulce.

Una nueva sonrisa invadió sus labios. Era muy feliz cuando decía palabras así.

—¿Tú me quieres tanto así, que incluso podrías dejarlo todo por mí? — preguntó, sus ojos abriéndose más ansiando una respuesta favorable.

—Claro que sí, yo dejaría todo por ti. — dio un sorbo a su jugo de naranja para luego regalarle una bella sonrisa.

—Me alegra mucho tu respuesta. —

Era justo lo que necesitaba para sentirse mejor. Por fin, alguien que estaba de su lado, y se sentía bien, porque era justo la persona que amaba que se lo dijo. Y con ello se aclararon sus atormentados pensamientos.

—JungKookie. — se escuchó una débil tercera voz.

No podía ser.

Jimin. Jimin, ¿por qué tenía que ser Jimin?

Él era una persona pacífica, tranquila por decirlo así. Alguna que otra vez había estado molesto, pero había sido por pequeñeces. Pero con Jimin simplemente no sabía. Jimin siempre lograba sacar la peor parte de él, y no sabía la razón, pero Jimin junto a él no era una buena combinación, por lo irritable que se llegaba a poner con su sola presencia.

—¿Qué sucede? — le fulminó con la mirada.

—No me siento bien. — dijo con su voz temblorosa. — Te necesito a mi lado. — suplicó.

—Si no te sientes bien, ve a la enfermería. — mandó molesto — O mejor aún, llama al chofer para que te lleve a tu casa o al hospital, yo qué sé. Lo que sé es que me ahorraría verte el rostro en el auto al llevarte a tu casa. — fue muy cruel con sus palabras, pero poco le importó y dirigió su mirada a Ji Soo, ignorándolo por completo.

—Pero me siento mal, por favor, esposito. — sus ojos azules estaban aguados amenazando un futuro llanto.

—¡Pero no soy un jodido doctor! — golpeó la mesa, llamando la atención de más de uno.

—Tranquilo, JungKook. — Ji Soo puso su mano derecha encima de la ajena para tranquilizarlo.

Jimin no soportó más y sus lágrimas comenzaron a abandonar sus hermosos ojos azules, sus pequeños sollozos lastimeros llamaron la atención de JungKook.

—Y todavía lloras, — soltó JungKook hastiado — Jimin. Ya no tienes cinco años para que uno esté detrás de ti siempre que enfermes. — regañó — Si te sientes mal, ve a la enfermería, ¿cuál es el problema? —

Jimin apretó el filo de su suéter blanco mientras hipaba como un pequeño engreído y asentía destrozado a lo dicho. Dio media vuelta con su cabeza decaída para irse.

Su JungKookie no quería ayudarle.

—Fuiste muy rudo, JungKook. — regañó Ji Soo — Esto no te traerá problemas. — terminó de decir preocupada.

—¿Más? No creo. — respondió más calmado.

Un gran revuelo llamó la atención de ambos, quienes asustados por el ruido repentino dirigieron su mirada hacia donde estaba el problema.

—¡Se desmayó!, ¡Se desmayó! — todos gritaban alarmados.

—No puede ser. — alarmado, JungKook se levantó de su asiento al ver de quién se trataba. Su vida no podía estar más jodida. — ¡Jimin! — gritó estando una vez más a su lado.

—Se estaba agarrando el estómago cuando estaba caminando, y de repente se sostuvo de la mesa y cayó al piso. — explicó una chica que había visto todo.

—Jimin, ¿qué voy a hacer contigo? — se dijo a sí mismo mientras colocaba sus fuertes brazos debajo de aquel delgado cuerpo para alzarlo.

—Lo siento, JungKookie. — dijo entre susurros y quedó inconsciente en sus brazos.

JungKook movió su cabeza de un lado a otro, sin saber qué decir.

Jimin, Jimin.

En verdad no sabía qué hacer con él.

Pero lo que sí sabía es que ya había tomado una decisión, su decisión.

Hola aquí otro capitulo editado, besitos <3