Capítulo 67 (II)
Capítulo 67 (II)
Jordan
A pesar del sonido de la campana, parece que el inicio se encuentra suspendido en el tiempo, ninguno de los dos se atreve a dar el primer golpe, y si es por mí, no seré el primero que inicie con esta trifulca. Patrick se acerca a mí y se balancea por todo el área de la lona y tomando la iniciativa conectado un uppercut certero que choca contra mi mentón.
—¡Esquiva! ¡Esquiva! ¡No dejes que te jodan tan temprano! —grita Igor desde nuestra esquina. Mi mandíbula se retuerce ante la embestida y mi puño, trata en su mejor intento, chocar contra su mejilla. Él se protege y se pega contra mí para evitar el golpe, sin embargo, logro en un movimiento casi artístico, insertar un crochet que aterriza contra la parte izquierda de su cabeza y una secuencia amenazante cae sobre su rostro.
Una delgada línea de sangre está rodando por la esquina de su ojo, y por instinto, pasa el dorso de su mano por allí. La campana detiene esta primera jornada, y cada quien toma su descanso de un minuto en su esquina.
—¡Maldita sea! ¡Tienes que joderlo temprano! ¡No dejes que te golpee el rostro! ¡Cúbrete! —Mitch me grita mientras uno de los chicos me da agua con la botella.
—Cóncetrate en su hígado, cada vez que conectas allí, el tipo se retuerce —me exhorta Igor—. Tienes que estar en Peek-a-boo, ese tipo te quiere coger la cabeza.
—El campeón viene con todo en esta ocasión, llegó con todas las pilas puestas para esta pelea, después de todo parece que quiere regresar pronto a casa...
—Sin embargo King no le dejará la tarea fácil. ¡Vemos claramente que está aquí para dar la batalla... La campana suena, y el retador no se hace esperar para llegar como ametralladora contra King, un perfecto jab es conectado por White, pero King reacciona y se defiende con un abrupto crochet que hace tontear a White.
Juro que estoy desorientado. Siento que mis ojos están saliendo de órbita y de repente la vista se torna nublada. Siento como mis nudillos crujen con cada secuencia que conectan mis manos contra su cuerpo. Siento el resentimiento de su carne cada vez que el guante hace contacto con sus costillas.
El sonido de los golpes son música para mis oídos y el agitamiento de su respiración, producida por el ejercicio físico y la falta de su respiración, me placen al saber que soy culpable de ello.
El tiempo se desmenuza en nuestras manos y pasa más lento de lo que esperé, apenas estamos en el cuarto asalto y una linda rubia, vestida de papá noel, pasa con un inmenso cartel electrónico anunciando el asalto siguiente. Entro decidido, a pesar de que el sudor está haciendo de las suyas, mis guantes aterrizan en su abdomen y se desplazan a lo largo de su estructura, él trata, en un fallido intento de cubrirse con su antebrazo, sin embargo, algo de la descordinacion que me produce un golpe, le da lugar a hundir su puño contra el centro de mi rostro que presiona los cartílagos en mi nariz y me hace perder la noción, mi espalda choca contra las cuerdas y siento como estas me devuelven otra vez al combate. Siento como la sangre en mi nariz disminuye mi capacidad de llevar aire a mis pulmones, no puedo respirar, el oxígeno no llega hasta mi cerebro y mi vista se ve disminuida, entre visión borrosa, arremeto con rabia contra su quijada y siento como sus dientes se remueven en su boca, provocando un sonido molesto que chirría con los demás.
Un golpe cruzado vuelve y se detiene en la parte alta de su frente y la hinchazón no duda en aumentar. Una arremetida de su parte choca contra mi estómago y siento como la intensidad de sus golpes resuena en mi cuerpo, choca contra mis huesos y de su boca salen gruñidos guturales producidos por el extásis del instante.
Me acorrala contra la esquina neutra y solo escucho los gritos de Mitch.
—¡Sal de la esquina! ¡No dejes que te acorrale! —maldita sea, ¿cómo diablos salgo? ¿Quién carajos querría estar metido aquí? Busco la manera de dislocar su coordinación y conecto un jab justo en su mejilla. El golpe lo aleja unos centímetros de mí y su trasero cae con todo su peso contra el piso del cuadrilátero, sin embargo se levanta en un santiamén. Él se acerca a mí y su empuje es tan preciso que ambos caemos al suelo. White está a horcajadas sobre mí, golpeando mi rostro, el contacto ya si quiera me inmuta y para mis adentros solo me grito que no duele. El árbitro trata de separarnos, y en un descuido uno de los golpes aterriza en su mandíbula. Él se aleja y parte de los organizadores suben al ring y suena la campana, finalmente nos separan y vamos a la esquina.
—Está todo bien, pero no te compartes como un callejero, cuando inicie este, dale con todo. Éste está listo y servido, sus brazos están cansados, nunca tuvo que dar tanto —dice Mitch.
—Este será el último, tengo ganas de tomar una siesta —le digo, a pesar de que la hinchazón en mi boca me interrumpe el habla. El entrenador del equipo White pide un tiempo al árbitro y hay una especie de comitiva alrededor de ellos.
—¡No! ¡No me van a detener! ¡Voy a acabar con esta mierda! —escucho a Patrick gritar.
Este round inicia. Ya es hora de dar lo mejor de mí. Patrick empieza a la defensiva con ambos puños en los lados de su cara para protegerse de la inminente embestida.
Como ametralladora, una secuencia perfecta de golpes caen de forma violenta sobre su cara, y continúan viajando desde su rostro hasta el hígado, él se retuerce y con sus hábiles piernas tratan de marear mi vista y provocar descoordinacion, sin embargo, soy más ágil que él y mientras más veloz vaya, más rápido lo seguiré.
Un crochet tuerce mi cuello y casi da una vuelta hasta el otro lado, siento como suenan los huesos de allí cuando vuelvo a tomar la posición adecuada. Mi muñeca está vuelta una basura, sin embargo con todo su dolor, me esmero en hacerlo de la mejor manera, estoy decidido a que caiga. Uso mi puño izquierdo y golpeo el lado derecho de su cara, dientes caen volando desde su boca y una ráfaga de sangre y saliva sale de su boca antes de caer al suelo.
"—¡Patrick White está en el suelo! ¡Patrick White está en el suelo y no se levanta! ¡Patrick White ha sido noqueado! ¡Está aturdido! ¡Está sollozando! ¡El campeón está en el suelo!".
—Cuatro, cinco, seis... —cada intento que él hace para levantarse detiene mi respiración. Lo está logrando. Se está levantando—. Siete —Patrick está arriba y vuelve al centro, lanza un par de golpes en direcciones equivocadas.
—¡Al del centro campeón! ¡Dale al del centro! —grita su entrenador.
—¡Un contundente, J! Dale duro contra la mandíbula —esquivo sus golpes fallidos, ya no hay fuerza en sus brazos, mi puño logra meterse entre su cuello y golpear desde abajo su maxilar, estirando a su máxima capacidad su cuello, provocándole una caída de espalda, haciendo que su trasero salte sobre la lona un par de veces antes de caer por completo.
—¡Le partiste la madre, J! —no puede contenerse Igor de hacer el comentario.
—Tres, cuatro, cinco... —sigue el conteo.
—¡Levántate, maldita sea! ¡Levántate! —grita el entrenador de Patrick, quien está al borde de la locura.
—Seis, siete, ocho...
"—¡El invicto se fue por el escusado de J. J. King!
—¡Patrick no se levantó! ¡J. J. King! ¡Campeón mundial de los pesos pesados! ¡Increíble! ¡El invencible ha sido derrotado por nocaut en este Grand Arena! ¡Hoy la tierra tiembla!".
Mi mente no puede procesar la información, solo sé que hay un grupo de personas apabullándome y estoy sobre sus hombros, millares de personas están gritando mi nombre. Alguien del personal sostiene mi cinturón, que me acredita como el campeón del mundo, lo que todo boxeador quiere lograr está concentrado en este momento, es como el Aleph, todo lo que puedes desear en un solo momento.
Algo por lo que luchas durante toda tu vida, algo por lo que has vivido durante toda su existencia, noches de insomnio, madrugadas desde las cuatro, el dolor de tu cuello al día siguiente después de una sanguinaria pelea, sentirte morir luego de una buena paliza, las humillaciones, los elogios, las roturas, todo, todo tiene sentido cuando llegas hasta aquí, el camino es tortuoso, es doloroso, es caliente, es punzante, incluso, cortante, pero la gloria, la dicha de vivir este breve momento, está efímera felicidad que se escapa de las manos en un pestañar de ojos, vale la pena, siempre la valdrá, la felicidad, por más corto que sea ese momento de regocijo, vale más que toda una vida de sufrimiento, porque al final los buenos recuerdos, siempre habrán de reinar.
—Ahora, unas palabras de parte del nuevo campeón —el moderador me saca de mis pensamientos.
—Todos sabemos que este momento, lo hemos estado esperando desde hace mucho tiempo, sin embargo, la eternidad, no parece tan larga cuando ya has logrado el objetivo. Quiero darle las gracias a Dios porque estoy aquí. Quiero darle gracias a Mitch, mi entrenador, mi segundo padre, que ha estado conmigo desde que tengo uso de razón, estoy seguro que sin él no estaría sosteniendo este cinturón esta noche —él golpea mi hombro y me sonríe—. Gracias a Daniel Turner, que creyó en mí, confió en mi talento y en que sí podría lograrlo. Gracias a mi familia, April y Ciara por ser mi motor, por ser las ganas de seguir de pie, ustedes son mi sostén, y sin eso, este triunfo no tendría sentido. Gracias a todo el equipo, a todos los fanáticos que me han seguido durante todo este tiempo. Y por último quiero dedicarle este premio a mi papá, James King, desde donde quiera que estés, sé que estás orgulloso, y esto es para ti. Gracias —una ovación se forma en el público y los gritos y aplausos no se hacen esperar.
Siento unos brazos abrazarme desde atrás. Me volteo y me encuentro con April.
—Felicidades, Jordan —me dice April, y planta un beso profundo en mis labios.
—¡Hey! ¡Sepan todos que mi mejor amigo es el CAM-PE-ÓN! —grita Jaden por el micrófono—. ¡Una aplauso para J! —y la avalancha de voces nos inunda—. Sé que este momento es de mi hermano, pero no puedo desaprovechar la oportunidad, para decirte, Dominique, que eres la mujer que yo quiero, me mueves el piso, que por ti este bombón se derrite, ¡Ya lo sabe el mundo! ¿Qué más necesitas? —le declara Jaden a Dominique que está en la primera fila de las gradas. Ella sale en la gran pantalla, anonadada y un grupo de personas la traen cargada hasta el ring y se la ponen en frente a Jaden.
—¿Qué más quieres de mí? —dice sin el micrófono. Ella se acerca y planta un beso en su boca, solo para adultos, suerte que son las una de la madrugada.
***
Después de una solemne ceremonia de celebración y bienvenida, y de celebrar como se debe celebrar si estás en Las Vegas, estamos todos de vuelta a casa, todo el equipo va en el avión privado que asigna la división para transportar al campeón. A pesar de todo el lujo que nos rodea, el cansancio está presente, y todos vamos algo adormecidos en el trayecto hasta Nueva York.
En el aeropuerto cada quien toma su taxi, rumbo a su hogar. Es hora de descansar, luego de tanto trabajo e intensa celebración, por fin podremos decir que ya lo hicimos. El día está nublado, y una ligera llovizna nos acompaña durante todo el trayecto hasta casa.
Un pequeño entaponamiento nos detiene en el tránsito y un carro fúnebre, con grandes coronas de flores, la bandera de Estados Unidos y la bandera del Estado de Nueva York ondeando a cada lado del transporte. April, está a mi lado, siento su respiración chocar con mi cuello, de modo que no se entera de nada de lo que sucede fuera.
—Parece que murió alguien importante —comenta el taxista. El auto fúnebre se detiene justo al lado de nuestro taxi y desde aquí, puedo divisar a una mujer de raza negra llorando dentro, inconsolable y con la mirada pérdida en el vacío, sin mirar a ningún punto, mirando todo, pero a la vez no mira nada. Es esa mirada que tienes cuando ya sientes que todo está perdido que no hay más nada que buscar, que todo lo que está adelante no tiene sentido, porque lo que necesitas está detrás, me he sentido así, de hecho, estuve así durante más de seis años de mi existencia, no mire a ninguna parte. Sin embargo, miraba a todos lados y de algún modo todo parecía mejor para ellos que para mí, pero al final, me di cuenta que fui el único culpable, todo dependía de mí, la tristeza, el odio, el rencor, solo desgastaron mi vida e hicieron que me perdiera de las mejores cosas. El taxista enciende la radio y sintoniza uno de esos programas vespertinos de opinión.
"—Nos informan que los restos del fenecido gobernador del Estado de Nueva York, Benjamin White, están siendo trasladados al camposanto, luego de una misa de cuerpo presente realizada en su honor. Cientos y cientos de personas estuvieron allí, acompañando a la familia White en este doloroso momento".
Murió Benjamin, el padre de Patrick. No estoy seguro de cómo sentirme en este momento, ya que mi corazón sintió pena por esa indefensa mujer al verla desolado llorando por la pérdida, el hecho de que esa persona que está siendo allí transportada es, el causante en gran medida de todo aquello que desgració mi vida, siento que más que odio, siento pena por su alma, aflicción al pensar hacia dónde irá. El carro fúnebre dobla hacia la derecha y entra por la entrada trasera del cementerio.
—Chófer, por favor, siga al carro.
—Seguro no nos dejan entrar, señor —April se remueve a mi lado y Ciara empieza a llorar.
—¿Qué sucede? —dice somnolienta y trata de calmar a la bebé.
_Sí, es público. Tienen que permitir la entrada ¯el taxi dobla y de inmediato nos reciben los grandes mausoleos familiares, metros de lápidas y cruces en todo el espacio, que, a pesar del verde pasto y el mantenimiento que lo mantiene impecable, el gris del nublado día y la sensación de desánimo que inspira el lugar, hace que el estado de cualquiera se vea afectado.
Diviso el tumulto de personas al final de la calle principal.
—Deténgase aquí, por favor —el auto detiene su curso y bajo de inmediato en dirección al conglomerado de personas que se ha formado allí. Corro entre la hierba crecida. El olor de la naturaleza salvaje penetra mis fosas y una ligera lluvia ha empezado a caer por aquí.
Cientos de paraguas color negro están siendo abiertos, sin embargo, el manto oscuro que han formado, no ha sido impedimento para poder divisar lo que en verdad interesa. Allí está Patrick, recostado sobre el féretro de su padre con llanto desconsolado y tratando de ser alentado por la señora White, la misma que vi distante en el camino hasta aquí. Hay otra chica junto a él, no tardó en darme cuenta de que se trata de Katherine, que está junto a él dándole su apoyo sosteniendo su mano y pasando la libre por su espalda, mientras el libera su dolor con un llanto profuso.
Siento que alguien camina detrás de mí. Es April junto a Ciara y el taxista más atrás, quien se acerca más al público para ver si logra ver el cadáver del gobernador. April me cubre con el paraguas y con su otra mano rodea su brazo por mi cintura.
Muchos en este momento estarán pensando, que se ha hecho justicia, sin embargo, yo lo veo más allá, no estoy feliz de que en este preciso instante, el hombre que se llevó lo más importante de mi vida, esté en esta situación, si así fuera, sería tan merecedor de lo que él siente como lo merece él. Esta es la viva muestra de aquello que llaman equidad, pero en la venganza, en el dolor, en el rencor, en el duelo, la equidad no sirve de nada, de repente, todos los años de mi vida, todo el tiempo que invertí se ve reducido en este breve instante, y me preguntó, ¿es esto lo que siempre quise? No, no es todo lo que deseé, incluso cuando luchamos por venganza, ni siquiera sabemos qué es aquello que queremos lograr, nuestro corazón solo se llena de odio, de resentimiento y de momento, nos vemos en la imperiosa necesidad de sacarla fuera, porque somos débiles, porque no soportamos el dolor, porque nos sentimos menos y de alguna manera queremos ser superiores, sin embargo, cuando llegas a la "meta" y miras atrás, nos enteramos que hemos gastado millones de segundos siendo infelices.
La mirada de Patrick se encuentra con la mía, no estoy seguro de que a quienes esté viendo sea a nosotros, pero cuando son los ojos de Katherine que chocan con los nuestros, lo reconfirmamos, solo hay dolor, amargura, ese ser superior que solo conocía el éxito, la felicidad, la opulencia, hoy solo ve tonos de gris a su alrededor. Solo queda dar vuelta y secar la lágrima que se derrama por mi mejilla.
FIN
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