Capítulo 57
Jordan

Mala, mala, muy mala por Jaden. ¿Acaso él no entiende que aún estoy convaleciente? Estoy bastante bien, creo que un 95% recuperado, pero eso no quiere decir que esté apto para dar golpes de cintura en una tarima.

Lo peor de todo es que decidió hacerle el comentario a April, ahora ella está curiosa y entusiasmada, un arma letal de Jaden en mi contra, pero a fin de cuentas tendré que hacerlo, si no, no me lo quitaré de encima en años.

Unos golpes ligeros contra mi espalda me sacan de mi profundo sueño. Respiro profundo y me doy vuelta.

—¿Qué sucede? —le pregunto a April.

—No puedo dormir -
—me dice. No sé porqué está sonriendo, se supone que es malo no poder dormir.

—¿Quieres algo? ¿Un té? ¿Jugo?

—No, esas cosas no funcionan. Quiero otra cosa —su mirada es pícara y me sonríe.

—¿Qué quieres?

—Te quiero a ti —suelta. Está en plan coqueta.

—¿A mí ? Pero estoy aquí. Aquí me tienes.

—No te hagas el tonto —me reprende.

—April, no estoy seguro de que debamos hacer esto. No te preocupes por mí, podemos esperar —no quiero ser el culpable de hacerle algo al bebé.

—Claro que debemos y podemos. Es bueno para mí y para el bebé. Tienes que preservar mi autoestima, si dices que no, se irá al suelo y estaré triste y con unas ganas locas que quien tiene que saciarlas, no lo hace. Haz tu función y bésame, con pasión y locura, para eso estás aquí —en un instante, antes de permitirme procesar la información ella está sobre mí, besando despacio cada parte de mi cuello y subiendo despacio hasta mi oreja.

—April —digo. Quizás me haga caso y pospongamos esto para más adelante, pero deseo con todo mi ser, que no me escuche. Ella sigue el camino y desde mi oreja hasta mi boca.

—¿En serio quieres que me detenga? —atrapo sus labios con mi boca y le respondo con un fervoroso y carnal beso. Levanto el camisón que lleva puesto y dejo todo al descubierto. Es perfecto, sus pechos lucen llenos y puedo ver algunas venas atravesar por ellos, solo inspiran delicadeza. Mis manos se apresuran en sentir la suavidad de su piel. Mi cuerpo ya está al límite de la locura. La verdad es que sus hormonas están haciendo de las suyas. Ella acomoda sus pies detrás de mí y siento como ambos rozan mi trasero. Hace a un lado su ropa interior y despacio, con suma paciencia me introduzco en ella, la expresión de su rostro vale por mil orgasmos y muchos más, eso es suficiente para poder terminar por el resto de mi vida, pero tengo que soportar, por ella. Los movimientos son lentos, pero firmes, sus manos están jugando con el pelo que se acerca a la línea de mi nuca, por lo que su respiración acelerada choca contra el lóbulo de mi oreja, sus sensaciones, gemidos y reacciones forman una orquesta musical que acompañan mi sentir. Siento como se desvanece sobre mí, así que pongo mis manos en sus caderas y luego de su reincorporación, la ayudo con los movimientos. Ahora soy yo quien perdí la cabeza.

***

—¿Por Dios? ¿Acaso has visto a alguna abuela sin arrugas? ¡No puede ser! —grita la mamá de April todavía sorprendida con la noticia.

—Serás la abuela más sexy, amor —dice el papá de April—. Estoy seguro que ganarías un certamen sobre eso. Trataré de organizar uno para ti —todos reímos con el comentario.

Es hora de regresar a Nueva York y enfrentar el terremoto Jaden. Me duele la cabeza de solo pensar en él. Creo que esta relación es bastante tóxica, pero para qué negarlo, a todos nos gusta el peligro.

***

Alguien está tocando la puerta principal. Escucho como April sale en desbandada para abrir la puerta. Voy tras ella para verificar quien ha llegado aquí.

—¡Dominique! —grita. Es la amiga de Alemania de April. Voy despacio tras ella y las alcanzo.

—Que bonito volver a verte, guapo —me abraza fuerte y me da un beso en cada una de mis mejillas.

—Bienvenida, esta es tu casa.

—No lo digas así, que podría tomarlo en serio. Tengo una prima a la que le dije las mismas palabras y todavía está metida en mi casa en Francia —reímos ante el comentario.

—Retiro lo dicho —bromeo. Dejo a las chicas conversar en el sofá. Al parecer están cotilleando acerca de las clases y obviamente del maestro.

Han pasado horas desde que llegó Dominique y pareciera que solo llevan minutos hablando, a las mujeres nunca se les termina la conversación. La bocina de la camioneta de Jaden minutos después llega a tumbar la puerta, a pesar de que hay un timbre allí. Me acerco a abrirle la puerta.

—Hey, parece que estás de buen humor hoy. Me gusta esa cara hermano. Debes usarla más a menudo —él camina hacia la sala y se detiene en cuanto ve a alguien junto a April. Él se queda observando con detenimiento a Dominique—. J, ella no es de por aquí, ¿cierto? Dios mío.

—No, es una amiga que hizo April mientras estuvo en Alemania —respondo.

—¿La conoces bien?

—No muy bien, pero supongo que April sí, estuvieron juntas casi cinco meses en una misma habitación. Segura sabe más de mí que mi mismo —rio.

—Preséntanos. Tiene una belleza exótica impresionante. Nunca había visto alguien así y unas curvas...  —estamos escondidos detrás de la pared como dos púberes de 12 años persiguiendo a una chica. Entro en la sala y Jaden viene detrás de mí. ¿Desde cuándo se volvió tan inseguro?

—Jaden —April se levanta del sofá para darle un abrazo. Dominique se pone de pie y se acerca a nosotros también—. Te presento a Dominique, ella fue mi compañera de cuarto en la universidad de Alemania.

—La verdad es que es un placer conocerte —dice en tono sensual. Contrólate, Jaden.

—Normalmente suele ser así —responde con mirada pícara y una sonrisa de labios cerrados. Él se sorprende con la respuesta, sin embargo siento que su apretón de manos ha durado más de lo acostumbrado.

—No es para menos —Jaden tiene una tonta sonrisa en su cara. Quisiera darle un par de palmadas en la cabeza para que pise tierra—. Solo pasé a saludar a estos chicos y a invitarlos a dar una vuelta esta noche. Hoy es Single Ladies Night, quizás quieran aprovechar la oportunidad —¡bingo! Le va a hacer un par de movimientos, más que sensuales, sexuales, para enamorarla.

—Bueno, quisiera ver más de la ciudad así que yo si voy. Aunque ustedes no vayan. ¿A qué hora pasas por mí? —pregunta Dominique.

—Tendrás que tomar un taxi, cariño. Tengo que llegar temprano a mi trabajo.

¯¿Trabajas en un bar de chicas? —asiente—. ¿Cómo qué? ¿Eres barman? ¿Mesero?

—No, soy entretenedor femenino. En palabras más simples, soy stripper. A tus órdenes —sus ojos parecen dos monedas al recibir esta noticia. No es para menos, cuando me lo dijo, mi expresión fue bastante similar—. Toma esta tarjeta. Aquí está la dirección, eres bien recibida a partir de las 10:00pm. Chicos, me tengo que ir. Nos vemos —él sale como un relámpago del lugar.

***

Es muy temprano 9. Ya Jaden está molestando para arrastrarme a "hacer ejercicio de forma divertida" desde su óptica. April todavía está dormida, así que dejo una nota para avisarle que estoy con Jaden.

Subo a la camioneta.

—¡Buenos días! ¿Cómo amaneciste hoy? —me pregunta con una sonrisa mientras cambia la emisora. Lo miro de reojo. ¿Cómo que como amanecí?

—Bien, creo. Ya han pasado casi dos meses, sabes que estoy bien, si no, no estuviera en este auto camino a la masacre.

—Tienes razón —él sube el volumen del radio y empieza a tararear una canción. Mientras más pasan los segundos, más alto canta. Reconozco la canción. XO de Beyonce. April pasó todo un mes poniéndola a todo volumen en el baño. Yo solo lo miro, con el ceño fruncido e incrédulo, mi cerebro no puede procesar esta imagen.

—La verdad es que andas muy marica hoy. ¿Lo has notado?

—No, la verdad no. Quizás es porque tuve un sueño reparador y reconfortante. Tu relájate y déjame vivir ¯me palmea la espalda y sigue conduciendo.

Llegamos al gimnasio donde él y sus compañeros de trabajo arman sus rutinas y espectáculos. Pensé que este lugar solo tendría un salón de ensayos, pero me equivoqué. Es un auténtico gimnasio con todos los elementos necesarios para una rutina de alto nivel. Muchos chicos se están ejercitando.

Todos de distintas tallas, contexturas y razas. Definitivamente hay hombres para los gustos de cada mujer. Jaden Saluda a todos los que pasan por su camino,9 y yo me encargo de saludar a los que conozco gracias a él.

Atravesamos una de las puertas y nos da paso hacia un gran salón de piso de madera, espejos que cubren todas las paredes y una barra.

—Mira, tomando en cuenta que no estás 100% habilitado, solo nos vamos a limitar a calentar un poco con la música, y no usar máquinas. Haremos un entrenamiento aeróbico. ¿De acuerdo?

_Sí, sí, lo que sea. Sabes que estoy aquí contra mi voluntad —le respondo. Jaden se aleja y busca algo en los casilleros.

—Toma. Tienes que ponerte esto para que estés cómodo —tomo en mis manos la diminuta pieza que trajo para mí. Creo que esto sólo le cabe a una muñeca.

—¿Me estás mirando? ¿Acaso no tienes una ligera idea de qué talla soy?

—Estoy perfectamente consciente de tu tamaño, J. No te preocupes por eso. No se va a romper, se estira y se pone a tu medida —él nota mi renuencia a usar este atuendo—. Mira, si no te lo pones, no podremos hacerlo bien, recuerda que el stripper trabaja mostrando piel, así que tú decides, o desnudo o con las mallas.

_Me niego. ¡No voy a ponerme unas malditas mallas! ¡No! ¡Jamás!

—J.

—Después de esto, no me arrepiento de haberte dicho que esto es para niñitas.

—No, es para hombres lo suficientemente seguros de sí mismos como para no amedrentarse por un simple pedazo de tela. Hermano, descuida, nadie más que yo va a mirar tu trasero apretado en esas mallas. Prometo dejar mi celular en el casillero para que estés tranquilo. Compórtate como un hombre y hazlo.

No sé cómo demonios lo hizo, pero estoy en mallas y me están apretando el culo.

Qué falacia la de Jaden de que se adaptaban a ti. Estoy agotado, sofocado. Llevamos horas ensayando una y otra vez esos movimientos sensuales y pervertidos que solo los stripper se atreven a hacer en público. Estas cosas solo deberían quedarse reservadas para las mujeres a puertas cerradas, solo agradezco haber aprendido un par de movimientos para poner en práctica más adelante.

De aquí saldré con un doctorado en movimiento de caderas. April lo va a agradecer, sobre todo con el ataque hormonal que tiene encima con el embarazo. Ya no puedo conmigo, el agua es mi única amiga. No sé cómo rayos Jaden está como una margarita como si no estuviéramos haciendo nada aquí. Juro que si salgo vivo de esta, me voy a vengar.

—¡Vamos, J! Caderas contra el piso. Uno y dos. Repite. Hazlo bien, que debemos ir a comprarte tus primeras tangas. Y ya estoy pensando en un color que te quede bien —él toma un sorbo de agua y sonríe sintiéndose el rey del mundo.

Ese Jaden de mierda.