Capítulo 54
Capítulo 54
Abigail
Siento un ligero aturdimiento al incorporarme. Siento como si alguien tuviese una moto-sierra sonando junto a mis orejas. La luz molesta mis ojos. Estoy sentada un cómodo sillón. Me toma unos segundos darme cuenta que tengo una vía intravenosa en mi brazo derecho.
Miro hacia arriba y veo las gotas caer despacio y deslizarse a través del tubo. Mi mente está muy cansada para rememorar y pensar el hecho de porqué estoy aquí. El pensamiento de Jordan en la sala siendo tratado de resucitar, nace en mí. De inmediato recuerdo la caída y el dolor del golpe. Tuve un sueño, pero no recuerdo bien que sucedió. Sábanas, pisos, luces blancas en él. Una camilla. ¡Sí! ¡Jordan estaba en ese sueño! ¡Pero estaba muerto! Dios, tengo que ver si Jordan está bien. No puedo estar aquí. Junto a mí está el interruptor para llamar a las enfermeras. Lo presiono y espero. Una enfermera se asoma por la puerta y se acerca a mí.
—Señorita, qué bien que haya despertado. Sufrió una contusión y se desmayó por unas horas, pero está bien. Nada de que preocuparse —sé que estoy bien. Yo no importo ahora.
—Sí, gracias a Dios, pero de quien quiero saber es de Jordan King. El boxeador que vino herido desde el coliseo.
—El señor está estable. Ahora mismo estamos buscando donantes para hacerle una transfusión. Perdió mucha sangre debido a una herida en el área pélvica que no fue tratada a tiempo.
¿Una herida? Cuando lo vi, no vi nada de eso ¿Cómo habrá sucedido?
—Yo puedo donar. Estoy dispuesta y segura de que estoy bien. Me hice pruebas sanguíneas hace unos cuatro meses —digo algo exaltada. Quiero hacer esto por él.
—Sería de gran ayuda. Ya que ninguno de los que están aquí, han podido donar, ahora estamos revisando la sangre de un señor que estuvo dispuesto a hacerlo —seguro se trata de Mich—. Vamos a terminar la solución y en treinta minutos pasaré para realizar la prueba correspondiente.
***
Me despierto al sentir movimiento a mi alrededor. La enfermera se acerca a mí y retira la vía de mi mano. Aprovecho el momento para seguir indagando.
—¿Y Jordan está despierto? —cuestiono mientras ella está concentrada en desechar los restos y poner la banda sobre el punto de punción.
—El señor no ha despertado aún. El golpe que recibió, sumado a la falta de sangre en su cuerpo le ha provocado un estado... —se detiene—, delicado, pero va a despertar en cualquier momento, digamos que su cuerpo está reposando de todo lo que ha pasado —me ofrece una sonrisa alentadora—. No le digas a nadie que te he dicho esto, solo los médicos pueden revelar la situación de un paciente.
—No te preocupes. Será nuestro secreto. Gracias —es una alivio saber que por lo menos respira. Conociendo a Jordan, estoy segura que se despertará pronto, él no es muy amigo de la pereza, necesita movimiento.
—En seguida vendrá la bioanalista para hacer las pruebas de sangre. Nos vemos en un rato.
Una mujer con bata blanca y un maletín se acerca a mí saca unas hojas y un lapicero y se sienta junto a mí.
—Buenas tardes, señora —me saluda con un tono de voz profesional—. Voy a hacerte un par de preguntas y luego firmarás este documento donde validas el acuerdo de consentimiento para realizar la donación, siempre y cuando cumplas con los requisitos.
Me pregunta acerca de consumo de drogas, relaciones de pareja, enfermedades hepáticas y otras más.
—¿Has tenido algún parto o aborto en los últimos seis meses?
—No —Dios, que lejos van.
—¿Tienes sospecha de embarazo? —no, no es posible, llevo muchos años de práctica y nada ha pasado aún, así que supongo que no.
—Pues, creo que no. No estoy embarazada —respondo.
—Tienes tus dudas. Vamos por esa prueba y las demás que están en regla —¿cuándo esto se convirtió en una investigación de mi estado? Creo que es bastante paranoico, pero nunca está demás. Ella saca la jeringa, el algodón y el torniquete y extrae la sangre.
—Bueno, en unos 30 minutos te traigo los resultados para que firmes la autorización para la extracción con fines de la donación. Nos vemos entonces —abandona el lugar.
Estoy inquieta y otra vez los minutos parecen horas. Empiezo a repasar las últimas semanas. Me acosté con él en el festival, de eso no hay duda, no recuerdo nada de ello, pero él es bastante precavido, así que seguro usamos condón, como la primera vez que estuvimos juntos. Así que desecho la idea. No puede haber bebé. Creo que no, no hay posibilidad.
La señora que tomó la muestra regresa a mí transcurrido algo más del tiempo pautado. Ha pasado casi una hora.
—Aquí están los resultados —me muestra el sobre.
—Bueno, para no darle largas al asunto, lamento decirte que no puedes donar la sangre, tu sangre ha producido unos anticuerpos que no pueden ser transmitidos, eso debido a que están esperando un bebé —todo se detiene. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? O sea, si sé cómo pero, Dios mío qué voy a hacer. ¿Qué dirá Jordan? Me dirá que soy una tonta, no sé que haré. No sé si quiera algo así. No sé si quisiera tener hijos conmigo. No sé si seré madre soltera. No. No. Quiero que mi bebé viva con sus padres. Pero pase lo que pase voy a asumir este reto, a tomar con todo el amor del mundo este hermoso regalo de la vida. El pensamiento de un pequeño ser que provenga de mis entrañas, llena mi corazón de alegría. Alguien a quien amar sin condiciones, así como me ha amado mi familia. Las lágrimas ruedan por mis ojos y no puedo evitar llorar. Han sido tantas emociones juntas. El accidente de Jordan, el sueño que tuve con él, verlo herido y saber que no ha despertado aún. Ahora la alegría de tener este pequeño ser, nuestro, de nosotros dos, creciendo en mí.
Recuerdo que quizás no he tenido cuidado. ¡Por Dios! ¡No quiero hacerle daño!
—No he tenido ninguna precaución con el embarazo. No tenía ni la más mínima idea.
—No te preocupes, no es tarde para iniciar. Te voy a referir a un ginecólogo para que te hagan una ecografía —¡no, quiero esperar para ver a mi bebé junto con Jordan! Quiero que lo conozcamos juntos.
—Me gustaría esperar a Jordan, para que sepamos del bebé juntos. Quiero compartir ese momento con él.
—Entiendo, pero si cambias de opinión, solo tienes que ir a recepción a hacer la cita con el especialista.
Salgo de la sala y me encuentro con Jaden en la sala de espera.
—¿Cómo estás? ¿Qué pasó? ¿Puedes ser donante? —la enfermera lo mantuvo bien informado.
—No, no somos compatibles —quisiera gritarle mi alegría, pero voy a respetar el derecho que tiene Jordan de ser el primero en enterarse.
—Ya sabía yo. Ese tipo mala sangre no pega con nadie, nosotros, los buena onda sí que combinamos —sonrío—. Ahora estamos esperando a ver que dicen de Mich, han tardado mucho, seguro si se pudo.
Luego de una hora, más o menos. Mich sale por el pasillo con una botella de agua en mano.
—¿Se pudo? —pregunta Jaden exaltado.
—Sí, se pudo. Ahora J tiene de mi sangre en sus venas, tendrá la obligación de respetarme por sobre todas las cosas de ahora en adelante —reímos. La enfermera me ve desde aquí y me hace unas señas para que me acerque a ella.
—Ven. Vamos a pasar a su cuarto. Está en cuidados intensivos, así que deberás entrar con bata quirúrgica esterilizada. Ella me guía hasta la habitación. Las paredes son de color azul y el lugar esta lleno de máquinas.
El sonido del bip que emiten, me acongoja un poco. No me gusta verlo así. Tan débil. Me acerco despacio y tomo asiento junto a él. Su piel está más blanca que de costumbre y sus manos son manejables sobre las mías.
—Jordan, no sé si puedes escucharme, pero tengo tantas cosas que decirte. Tienes que ser fuerte y volver pronto. Te necesitamos bien de este lado. Todos los que te queremos estamos aquí, tu familia está aquí y te extraña —digo sosteniendo su mano y poniéndola sobre mi vientre—. Te amamos y te queremos bien, feliz y alegre porque estamos a tu alrededor —me acerco más a él y rápidamente, antes que me venga la enfermera, levanto la mascarilla y deposito un beso rápido sobre sus labios. Lo coloco en su lugar y me alejo. La enfermera entra y me indica que debo salir.
Salgo más ilusionada que nunca, tratando de absorber éstos sentimientos, han sido demasiados para tan poco tiempo. Preocupación y felicidad. Al final eso se resume en una única y exclusiva palabra. Esperanza.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro