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Capítulo 5

Capítulo 5
Jordan

Tomo un taxi para llegar hasta el hotel donde se llevará a cabo la recepción, que dará la bienvenida a la representación Neoyorquina de boxeadores, en el Encuentro Mundial de Boxeo realizado en Belfast, Irlanda.

Hay mucho movimiento en el parqueo y el taxi me deja justo frente a la puerta, donde Daniel está esperándome.

—J.J., que bueno que llegaste temprano. Tengo alguien a quien le estuve hablando de ti y quiere hacernos una propuesta. Te va a encantar. Por cierto, te ves muy bien. Excelente corte —me halaga y en seguida entramos al salón, me presenta algunas personas. A la hora de hacerlo, me guío de los consejos de April de ser cortés, pero tampoco pasar la línea y pasarme de “meloso” como ella dijo. Todos son personas muy bien vestidas y lucen pudientes. Le doy gracias a Dios que April haya escogido este atuendo para mí. Si hubiese estado sólo en esto, tendría que meter mi cabeza debajo de una piedra y ocultarme. Busco impaciente alrededor del salón, a ver si doy con ella. Nada. Así que decido preguntarle directamente a Daniel.

—¿Dónde está April? —interrogo en voz baja.

—¿April? —está confundido—. Claro, te refieres a Abigail. Ella no ha llegado —un mozo pasa con una bandeja de copas con vino y ambos tomamos una. Un par de señores se acercan a nosotros, uno de baja estatura y regordete; el otro un poco más alto, con un peluquín marrón.

—Buenas, buenas, Daniel —lo saluda el primero, con una amplia sonrisa y un puro sin encender en sus labios.

—George. Cuánto tiempo sin vernos, ¿dos años? —cuestiona.

—Algo así —una sonrisa algo maléfica está en sus labios, alterna el cigarro con su vaso corto de whisky.

—Te presento J.J. Es mi nuevo pupilo —él me presenta ante ellos, bueno, técnicamente ante él, ya que el otro simplemente está allí parado sin decir nada. George me tiende la mano y me saluda.

—Has de ser muy bueno si eres el discípulo de Daniel. Él escoge los mejores —asiento e identifico el tipo de persona. Recuerdo el consejo de April sobre ellos. Algunos son cuervos que solo quieren sacar lo mejor de ti, quedarse con los beneficios y largarse cuando no sirves para nada. Daniel está hablando con ellos entretanto, yo observo el panorama.

En mi recorrido visual por los alrededores, mi vista se detiene en una persona en especial, Benjamin White. Está hablando muy sonriente con un grupo de sus súbditos, como siempre, luciendo su impoluto traje negro, que esconde su verdadera realidad de funcionario corrupto, haciéndolo ver como el más sensato político de su esfera. Si el padre está aquí, es seguro que también está el hijo, debe ser el motivo de su presencia.

—Daniel, disculpa, ¿conoces al señor White? —averiguo, tratando de que parezca lo más casual posible.

—Sí, llevo años conociéndolo. Fui el responsable de su hijo menor los primeros años.

—¿Patrick?

—Él mismo —me dice—. ¿Lo conoces?

—No, solo lo he visto en la televisión y los chicos hablan de él en ocasiones. Dicen que es invencible.

—No lo será para ti. Ya verás. Algún día nos cruzaremos con él.

—Es lo que más deseo —mis ojos se fijan en él y se llenan de odio cuando veo acercarse a un hombre joven al lado de Benjamin, de inmediato lo reconozco, es Patrick y luce tan descarado como lucía su rostro aquella noche, despreocupado, indiferente, flématico y siempre mostrando sus dientes, solo que luce sobrio. Mi sangre hierve al verlos allí campantes y desentendidos del mundo, como si no debieran nada a nadie.

Alguien ha tocado mi hombro y volteo a ver de quién se trata. Bajo un poco la mirada y me encuentro con los grandes ojos y rostro sonriente de April. Viene con el vestido, pero jamás pensé que se vería tan bien con él. El largo es perfecto, un poco más arriba de sus rodillas, hombros descubiertos, uno de ellos cubiertos por su melena caoba y la espalda descubierta. Ella logra hacerme sacar una sonrisa, me acerco, le doy un beso en la mejilla y un abrazo que me permite pasar mi mano por su espalda y sentir lo tersa que es su piel. Ella se separa del abrazo despacio y sostiene una de mis manos.

—En serio, estoy muy orgullosa la verdad —musita. Está sonriendo con cierto triunfo.

—¿Qué he hecho para enorgullecerte? —le pregunto.

—No estoy orgullosa de ti, tonto —me informa mientras pone un par de dedos en mi sien—. Estoy orgullosa de mí. He hecho un trabajo estupendo en ti. Podría decir que luces bien.

—Felicidades. Yo también estoy orgulloso de ti —manifiesto con sinceridad. Ella sonríe y se aleja de mí para saludar a Daniel y los demás. Luego de saludar, vuelve conmigo y me descubre mirando en dirección a los White.

—¿Qué se te perdió allí? —me pregunta. En ese momento otro mozo pasa a nuestro lado. Dejo la copa vacía en la bandeja y tomo dos más para nosotros.

—Gracias —me dice al sostener la copa.

—Estoy mirando aquellos tipos —comento y la rabia vuelve a resurgir desde mi estómago.

—La familia White —murmura. Asiento.

—¿Sabes algo?, quisiera saludarlo y enfrentarlo. Quiero pelear con él. Ya tengo a Daniel, solo necesito retarlo.

—Espera, ¿por qué quieres hacer eso? —me pregunta con el ceño fruncido.

—Tenemos algunas cuentas pendientes —respondo y tomo otro trago del vino. Trato de caminar hacia allí, pero su mano en mi pecho me detiene.

—Jordan. No estás preparado. Si vas y lo retas, te hará pedazos. Además, él debe temerte primero, debes hacerte un nombre y Daniel se encargará de eso. No es tiempo. Tienes que prepararte mejor —reflexiona.

—Tienes razón —me calmo y vuelvo a estar algo estable.

—Estoy segura que de aquí saldrá algo muy bueno. ¿Ves aquel señor que está hablando con Daniel? Estoy casi segura que tienen algo para ti —reflexiono sobre ello. Si lo dice, es porque seguro Daniel le comentó algo.

—¿Fuiste a correr esta mañana? —me pregunta.

—¿Cuándo no? —le sonrío—. Me dejaste solo.

—Perdóname. Es que me quedé dormida esta mañana.

—No te preocupes, mañana lo retomas.

—Mañana es sábado. ¡Sábado por Dios! No se hace ejercicio, lo que sí se hace es salir con los amigos, beber, bailar —ella enumera.

—Entonces, ¿quieres salir conmigo mañana en la noche? —la invito y tengo la intención de presentarle a Jaden.

—¿Adónde me llevas? — levanta una ceja y sonríe.

—Déjame sorprenderte — guiño un ojo y nos acercamos a Daniel.

—Hola, chicos —saluda Daniel con una amplia sonrisa en su rostro. Nosotros le sonreímos de vuelta. El señor a nuestro lado, pone su mano en mi hombro para llamar mi atención.

—J.J. tengo una propuesta para ti. El próximo mes tengo programada una pelea en Irlanda de un de mis chicos. Estaba previsto que él peleara allí, pero resulta que ha sufrido una lesión y necesita descanso. Hablé con Daniel sobre esto, pero no sé si estés dispuesto.

—Claro. Yo encantando —le respondo y estoy algo impresionado por tal propuesta—. Claro, si Daniel lo aprueba —puntualizo, recordando que estoy bajo su mando en este momento.

—¿Cómo podría negarme? —responde Daniel.

—Yo te pasaré la información necesaria, Daniel —dice el regordete, del cual siquiera sé el nombre, quiero preguntarle, pero no sé si sea correcto.

—Claro, Adrian —le responde. Se llama Adrian. Bien.

—J.J., Daniel me ha hablado muy bien de ti. No te detengas y no te disperses de tu objetivo —él lanza una mirada hacia April que está allí de pie a unos pasos de nosotros, conversando con una mujer.

—Estoy muy centrado, sé perfectamente lo que quiero, descuide — le aclaro.

—Eso espero, muchacho.

El cóctel sigue en pleno apogeo cuando Daniel decide irse y me da luz verde para hacerlo también. Gracias al cielo, porque el cuello de la camisa se está volviendo insoportable. Él se despide de mí y luego de April para irse a decir adiós a los demás.

—También me voy —le informo a April que está conversando con otra chica.

—Pues vayámonos todos —ella se despide de su compañera de conversación y yo me despido también agitando su mano. Caminamos hasta la salida y tomamos uno de los taxis que están a la espera para los pasajeros, en las afueras del hotel. Le abro la puerta para dejarla entrar primero y me cuelo luego de ella. Ella le indica las direcciones nuestras y el conductor inicia la marcha. El trayecto transcurre en silencio hasta que llegamos a la puerta de su edificio.

—Entonces, ¿paso por ti a las nueve, mañana?

—Perfecto —le respondo.

—Ten una bonita noche, Jordan —me sonríe.

—Adiós —me limito a responderle. Ella sale del auto y camina hasta su puerta, antes de entrar se da vuelta y se despide otra vez e ingresa, dejando la imagen de su espalda desnuda, justamente hasta el punto justo, donde ésta pierde su nombre.

Muchas cosas han pasado en esta ultima semana, tantas que pareciera que fuese un sueño, del cual no quisiera despertar, porque todo se me está poniendo en bandeja de plata para lograr mi objetivo. Debo actuar y pensar con el cerebro, no con el corazón, porque éste me puede pasar una mala jugada, la venganza se aloja en él y por eso, debo tener cuidado con mis actos y pensar con la cabeza fría; calcular cada uno de mis movimientos.

***

Una bocina llama a mi puerta. Ya reconozco ese sonido. Termino de ponerme los zapatos y salgo. Entro al auto en el asiento de copiloto.

—Puntual. Me sorprende —destaco.

—Buenas noches para ti también. No seas mal educado.

—Perdón, perdón. Buenas noches —le doy un beso en su hombro. Ella viene con una camiseta sin mangas rosa y vaqueros.

—Un caballero besa el dorso de la mano a una dama, Jordan. Eso es un atrevimiento de tu parte.

—No te habría gustado igual —le guiño el ojo, solo niega con la cabeza y emprende el rumbo. Le indico la dirección del establecimiento y llegamos en unos quince minutos.

—¿Ladies Club1? — pregunta confundida. Se queda observando las luces color verde y rosa neón del negocio que destellan y la silueta de un hombre en calzoncillos en color azul.

—Bajemos —mientras caminamos hasta la puerta principal me detiene:

—Jordan, ¿por qué no me dijiste que eras gay? Te gustan los hombres, por Dios, esto es un bar de strippers hombres —ella luce indignada, yo solo me rio y entro al local. Todavía no ha empezado ningún show, así que tomo mi celular y llamo a Jaden para presentarle a April.

El lugar tiene música electrónica ambientándolo, mesas redondas alrededor de la tarima principal. En el lateral izquierdo, hay una barra de bebidas con un barman vestido con un corbatín negro y calzoncillos blancos ajustados. Me acerco junto a April a la barra y ordeno dos cervezas. Josh me las pasa de inmediato.

—Disfrutalo, J.J. —Josh nos sonríe.

—Vienes a menudo —ella tiene cara de horror, aún. Veo a Jaden a lo lejos y nos encuentra con la mirada, levanta su brazo con emoción para hacerme saber que nos vio.

—¡Oh madre santa!, ese es tu novio —dice April todavía con la sorpresa en su rostro.

—¿Cuánto te afecta que sea o nogay? —le pregunto. La verdad no sé porqué está tan preocupada.

—No me importa, pero dijiste que los íbamos a tener confianza. No me dijiste esto.

—Cuando quieras, puedo tomarme la tarea de mostrarte si soy o no soy marica —propongo y mi tono de voz muestra la seriedad. Jaden nos salva y viene a darme un abrazo.

—¡Hermano! —exclama con una alegría inexplicable en su voz—. Joven —saluda a April y le da un beso en el dorso de su mano.

—Este sí que es un caballero —me dice—. Mucho gusto.

—Jaden, ella es April, ya sabes, mi asesora estrella, la que hizo que me cortara el cabello —ruedo los ojos

—Él te quería matar por eso, pero no sabe que valió la pena. Me alegra mucho por fin conocerte —le dice Jaden a April.

—A mí también, Jaden. ¿Trabajas aquí?

—Así es, a tu orden, de hecho, me toca salir en cinco, quédate a disfrutarlo.

—No me lo perdería ni por un millón de dólares —ella le está sonriendo, hasta podría llegar a pensar que le está coqueteando.

—Los veo en un rato —Jaden se aleja y le guiña un ojo. Él corre hasta la puerta que da a los camerinos y el dueño del bar sale a la tarima para iniciar la animación del espectáculo. Crea la antesala de la exhibición con los bailarines y hace una breve descripción de los atributos de Jaden. Ruedo los ojos, porque la verdad creo que exageran un poco con todo esto. Al terminar una ronda de aplausos, le dan entrada a una fila de hombres vestidos como guardias del ejército, solo que con los pantalones y el gorro. April aplaude emocionada y confieso que me estoy arrepintiendo de traerla aquí.

El baile inicia y los gritos femeninos no esperan por empezar a sonar. Me levanto de la mesa y dejo a April sola viendo la función, mientras tomo otra cerveza en la barra junto a Josh. Doy vuelta y observo a April desde lejos. Jaden está en el piso, supuestamente bailando, pero yo lo veo retorciéndose en el suelo y la mujeres poniendo dólares en su tanga roja, incluida April. Está sonriente y feliz. Yo estoy molesto, pero no sé porqué demonios lo estoy, ella solo está disfrutando del montaje a la que la traje, malo fuese si no lo estuviese haciendo.

Este número finaliza y de nuevo los aplausos se desatan gritos, llamando a Jaden, palabrotas y alabanzas dedicadas a él. Me paro del asiento y camino entre las mesas llenas de chicas, algunas ya ebrias me gritan groserías, las cuales ignoro. April está hablando con unas mujeres y yo la tomo por el brazo para que se ponga de pie.

—No hagas eso —reprocha y ya veo que está un poco pasada de trago.

—Ya pagué todo. Ya conociste a mi amigo, podemos irnos.

—No me quiero ir todavía. Estoy divirtiéndome aquí. Si quieres vete tú —asevera y está muy seria en este momento. Le tomo la palabra y me voy. A mitad de camino estoy arrepentido de dejarla, pero no retrocederé, es mi decisión, aunque se me carcoman los huesos de rabia, la dejaré allí, luego podré pedirle disculpas.

1Ladies Club: Club de entretenimiento femenino.

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