Capítulo 48
Abigail

Estas han sido las tres semanas con más ansiedad que recuerdo haber tenido en mi vida, es una mezcla de susto con emoción, se siente como el éxtasis, cuando estás esperando algo desde hace ya mucho tiempo tienes planificado y finalmente estás a punto de lograrlo.

Estás feliz, pero también tienes miedo de que no sea como lo esperaste, trato de dispersar mis pensamientos negativos y atraer lo bueno, aunque creo que no está funcionando, porque me estoy sintiendo especialmente mal en estos últimos días. Yo no me soporto y ha de ser culpa de Hermann que ha estado mirándome como cuestionando lo que hago y con quien salgo, desde que volví del mejor viaje de mi vida y regresé el martes al aula, no ha dejado de aprovechar cada oportunidad para molestarme y hacerme sentir extraña ante su escrutinio, pero la pregunta es porqué demonios los hombres son tan imbéciles al creer que porque te den una mirada "sensual" ya caeremos rendidas a sus pies y por otro lado está el irrespeto, se supone que soy una mujer "con pareja" eso debería respetarlo, por lo menos eso, no puede molestarse por algo de lo que no tuvo la oportunidad de que sea algo de él, después de todo yo nunca lo quise así.

Dominique me invitó para salir esta noche a comer en alguno de esos puestos de salchichas que hay en toda la ciudad, ya que dice que me extrañará mucho el próximo fin de semana, que ya tomaré mi viaje con destino a Guadalajara para presenciar la gran pelea. Todo este rollo sentimental es porque ese mismo fin de semana es su cumpleaños y no podré asistir a la gran fiesta que tiene preparada con todos los amigos que ha hecho durante su estadía por este lugar.

—Vi que regresaste muy feliz de tu viaje, te lo dije cuando llegaste, pero ya ese efecto Jordan se te pasó y estás más insoportable que mi ex suegra. Esa si que era una arpía. Era tan insoportable, que se inventó una enfermedad para irse a vivir con mi ex, y así yo no poder verlo tanto como me hubiese gustado. Yo lo acepté, pero fue muy molesto, no quieras tú imaginar la ladilla que es vivir con la suegra. En fin, lo boté, le dije, papito, no te voy a poner a decidir porque si me eligieras a mí serías un Verdadero hijo de... —se detiene—. Ya sabes y si la eliges a ella, lo entendería y es lo correcto, pero prefiero cortarte yo a que me dejes tú a mí, cuando veo que están por cansarse, les digo "aurevoir" y listo —ella si tiene de donde sacar. Me rio. Siempre tiene su historia—. Así que espero con todo mi corazón que Jordan te de lo tuyo, pero algo así como que más intenso para que te dure un rato más ese brío.

Llegamos al parque. Hay muchas personas con sus parejas dando paseos en el lago. Dominique ordena dos servicios y trae consigo un par de cervezas.

—¿No hay de las de la otra vez? —le pregunto. He probado esta marca y la verdad es que me desagrada el sabor.

—La traje para variar, pero si quieres otra ve tú y cámbiala, yo no me voy a parar y de paso espera la comida, que falta poco para que esté lista —camino hasta la ventanilla y busco una cerveza de las eku 28. Le paso el ticket con la orden y ella me entrega la bandeja con la comida. Mi estómago se revuelve inmediatamente ve la salsa esparcida en las pequeños trozos de salchicha, pero las papas y las croquetas continúan siendo apetecibles, a medida que se acerca la fecha, el nudo en mi estómago se aprieta un poquito más.

Pongo la bandeja en medio y Dominique toma su plato. Comienzo con las papas y termino con las croquetas. Ella termina con lo suyo y mis salchichas continúan intactas.

—¿No vas a comer eso? —me pregunta con el ceño fruncido. Niego con la cabeza.

—Pues déjame tomar esto. Hay que mantener la figura —ella sonríe y toma un pedazo de la salchicha y algo de salsa. Salimos de allí y vamos caminando por unos de la barrios de la ciudad. Hay un pequeño puesto para turistas, donde venden algunos recuerdos para llevar. Inmediatamente los veo, recuerdo que le debo disculpas a Jaden también, así que compro un par de regalos para él y otras cosas para Daniel y Mich. Pasamos por un pequeño bar a puertas cerradas y Dominique insiste para que entremos y movamos un poco las caderas allí dentro. El lugar tiene apenas unas cinco personas sentadas en distintas mesas, hay música a todo volumen, pero nadie está en la pista para bailar.

—Esto parece como un concierto de rock en medio de un cementerio —ella dice. El bartender la mira con cara de amargado, el lugar es tranquilo, pero eso tiene explicación, el empleado es un grosero. No he hablado con él, pero una mirada vale más que mil palabras. A Dominique le gustan los retos y parece que de va a enfrentar a éste. Ella empieza una animada conversación con él chico pesado del bar y yo, disfruto del rock fuerte que tengo de fondo en este momento, el ritmo es contagioso y tan repetitivo.

(...)

Daniel me envía la información con todo lo concerniente a sus reservaciones y me reserva dos noches en el hotel donde estarán hospedados a partir del sábado, día que se efectuará la pelea. Tengo una habitación con Katherine. Tendré que ver como lidiaré con todas las preguntas que tiene para hacerme. Quizás cambie esa reservación, la verdad es que necesito paz y estar a solas para comerme las uñas antes que todo pase.

(...)

Es viernes y ya tengo todo preparado para el viaje. Le mando un mensaje vía Facebook a Daniel para avisarle que llego el sábado en la madrugada a Guadalajara. Dominique está llorando, o más bien finge llorar en mi hombro.

—Te voy a extrañar —dice.

—Yo también. No voy a morir allá por Dios. Vuelvo el martes y te traeré un mexicano de regalo para que celebres.

—Por Dios. Si es así, vete pronto para que vuelvas rápido con mi mexicano.

Tomo un taxi hasta el aeropuerto y espero que mi vuelo sea llamado. Cualquiera creería que estoy tranquila, pero nunca antes había sentido que la sangre me hierva tanto como ahora, los nervios son muy traicioneros. En el plano mayor de la sección deportes hay un foto montaje de Patrick y Jordan mirándose cara a cara con un título en letra gigante color rojo que dice: ”¡Finalmente!" Cuánto significado en una sola palabra.