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Capítulo 45

Capítulo 45
Jordan

Si alguien me hubiese dicho meses atrás que iría al otro lado del mundo por una mujer, me habría reído de esa persona, pero aquí estoy, acostado en una cama de la habitación de una Universidad en Alemania. Los rayos que penetran por las ventanas que dan a la calle iluminan un poco en medio de las tinieblas de la habitación.

Un rayo de luz reposa en su rostro, luce tranquila y serena, y si no estoy loco, puedo jurar que hay una leve sonrisa en sus labios, ¿qué estará soñando? Quisiera poder estar allí y compartir su alegría. En un movimiento involuntario, se da vuelta y termina mi pequeño espectáculo de belleza esta noche.

(...)

El calor es incómodo y ya resulta imposible dormir plácidamente. Echo un vistazo al lado y April ya no está en la cama. Un gran reloj en la mesa de al lado me indica que son más de las nueve de la mañana, cosa que mi reloj biológico no asimila todavía, creo que para mi cuerpo es de madrugada.

April aparece. Está arreglándose, parece que va a salir. Espero que sea rápido, hay muchas cosas por hacer antes de irnos y el tiempo es considerablemente corto cuando tienes un vuelo pendiente.

—Buenos días —ella da la vuelta y sonríe con un aire de ironía en su rostro.

—Será mejor que saques tu trasero de esa cama. Hay cosas que hacer. Tenemos que hacer compras para el viaje y mostrarte también donde me irás a buscar esta tarde —saca una maleta pequeña del armario y la coloca abierta sobre su cama. Me levanto y me pongo en acción, April me pasa una toalla y entro al baño.

Estamos listos para salir y ver algo de Berlín, sería un crimen tener unas horas en un país que nunca he visitado y quedarme solo en el apartamento de un campus universitario. En la sala está la amiga de April, cubierta de pies a cabeza con su sábana, quien no se percata de nuestra salida.

—Quería despedirme —le digo a April.

—No te preocupes. La volverás a ver.

Salimos, mientras April va dándome la instrucciones para llegar sin demora a mi destino de esta tarde. Llegamos ante un edificio de cuatro niveles, construido en piedra y con grandes letras en metal envejecido.

—Estas son las escaleras, quizás cuando vengas quieras subir por ellas.

—Voy a subir por aquí ahora también —le digo.

—Yo no. Es el tercer nivel. Allá nos encontramos —presiona el botón para llamar el ascensor y de inmediato abre sus puertas. Espero a que se cierre y subo corriendo, debo confesar que le pongo un poco más de empeño al paso para asegurarme de ser el primero en llegar. Alcanzo el piso tres y casi de inmediato se abren las puertas del ascensor.

—Hace rato estoy aquí, ¿bajaron a un sótano?

—No seas presumido  —pasa la mano por mi frente—. Sudaste. Llegaste ahora mismo. El aula es la 305. Hacia la derecha —caminamos hasta allí y solo nos asomamos a través de la ventanilla de la puerta, hay un grupo de estudiantes tomando clases ahora—. Ya sabes, llegas, tocas la puerta, das las buenas tardes y te acercas al maestro y le dices.

—Entendido.

Salimos del campus para tomar el metro. Estamos en un centro comercial. Corremos hacia una tienda de ropa. Nos dirigimos hacia el área de vestidos de baño.

—No sabía que habían piscinas en el Festival.

—No, pero todas las chicas usan bikini y shorts por el calor —dice mientras busca entre las prendas—. ¿Te gusta éste?

—Sí, cualquiera estará bien —realmente no entiendo lo dificultad de elegir que tienen las mujeres, si al final de cuentas, una personalidad atrayente en un saco de papas, siempre será atractivo. Ella selecciona un par y vamos a caja a pagar lo que tomamos.

Subimos al metro nuevamente. Vamos camino a un parque a orillas de un lago. Hay muchas mesas para unas cuatro personas cada una y un puesto móvil de comida. Un menú gigante escrito en alemán, está al lado de la puerta del puesto ambulante. April ordena la comida y luego nos sentamos en una de las mesas más cercanas.

—Éstas son las mejores que vas a probar en toda tu vida, nos han estado engañando con lo que nos venden allá —una chica nos trae la comida hasta la mesa. Comemos en silencio. Realmente estoy impresionado, tiene razón, son las mejores que he probado, y es lógico, estamos comiendo la auténtica salchicha alemana en Alemania, no creo que haya mejor lugar para hacerlo. April encarga otro servicio para llevarle a Dominique según ella debe estar apunto de levantarse.

(...)

Son las 16:05 y estoy subiendo las escaleras para llegar hasta el salón de clases. Estoy nervioso, no tengo idea de porqué, ya que solo le voy a decir al maestro, que April y yo tenemos que irnos más temprano por un compromiso que debemos cumplir. Ya estoy frente al aula 305 y toco la puerta un par de veces. Me acerco a la ventanilla y veo un hombre dirigirse a la puerta.

—Buenas tardes —lo saludo. Él me da un apretón de manos y me saluda devuelta con el ceño fruncido. Tiene grandes ojos azules, cabello rubio y solo lo sobrepaso por unos centímetros en estatura. El profesor cierra la puerta —. Estoy buscando a April Turner. Se nos presentó un asunto y debemos irnos temprano —le digo sin titubeos. Él sigue con su cara de "¿Quién demonios es éste?"

—¿Solicitaron permiso al director para salir más temprano? —dice con un tono devoz agrio.

—¿Esto es jardín de niños para tener de hacer esas cosas? Por Dios —la realidad es que el mundo adulto se mueve de esa manera, incluso esto que estoy haciendo es ridículo. April pudo simplemente abandonar el salón e irse sin decir nada.

—Son solo reglas y hay que respetarlas —dice con carácter obtuso.

—Sí, April avisó al director —el maestro entra al salón para llamar a April. Ella se levanta y viene con sus pertenencias. Le entrega un volante al maestro y se pone a mi lado, me da un beso breve en los labios, y rodea su brazo alrededor de mi cintura.

—Nos tenemos que ir o se nos hará tarde —ella está sonriendo más que de costumbre. El tipo frente a nosotros sigue con su actitud cortante, como sino entendiera lo que está sucediendo. Es obvio que a él le gusta April y claramente ella está dándole celos o demostrándole algo. Entiendo el plan y la sigo. Ahora es mi turno de rodear su cintura y pongo mi mano justo encima de su cadera.

—Nos vemos el martes otra vez —le dice April.

—Fue un placer —miento. Le doy la mano y me despido, él no fue tan hipócrita para responder que "el placer es mío". Todavía siento su mirada sobre nuestras espaldas y deslizo, en un movimientoque parece involuntario, mi mano derecha sobre el trasero de April. Ella me da un golpe fuerte con su codo, es graciosa la situación, es agradable simular algo que debería ser real.

(...)

Estamos en el aeropuerto Tegel de Berlín, en la sala de embarque esperando que nuestro vuelo sea llamado. Hay pocas personas en la sala, al parecer será un vuelo no muy concurrido.

Si habríamos salido desde Nueva York, iríamos en el tour que organiza el evento, con todas las personas que van a disfrutar del festival, sin embargo, creo que aprovecharemos mejor un viaje solitario de más de seis horas con pocos tripulantes. Subimos al avión. Mi asiento está justo al lado de la ventanilla y April muy amable, me pide que le ceda el espacio. Los primero treinta minutos va en silencio, mirando a través de la persiana hasta que finalmente la cierra y se da vuelta hacia mí. Me quito los audífonos y ella empieza a hablar:

—Jordan, creo que es mejor que hablemos aquí. Quiero que lo que se diga en este vuelo, se quede aquí, que no vaya a ningún lado con nosotros y que no sea un asunto pendiente. Tenemos más de 700 kilómetros para despejar todas las dudas y lo más importante, yo estoy dispuesta a despejarlas —dice en tono de voz bajo, a pesar de que no hay nadie a nuestro, trata de mantener la intimidad.

—Te escucho —solo respondo.

—¿No tienes nada que preguntar? —esboza con el ceño fruncido. Niego con la cabeza.

—Yo solo quiero saber lo que tengas para decirme, porque lo demás no es importante —suspira como si se estuviese preparando para hablar.

—Lo primero es que quiero disculparme por no decirte, el porqué de haberme ido tan de pronto. La verdad es que me sentí incapaz, porque sé que si te decía, ibas a detenerme  —hace un pausa, pero seguiré escuchando, no la detendré, no diré nada hasta que haya terminado de decir todo lo que dirá—. Yo me fui por culpa de Igor —¿Qué demonios pinta Igor en todo este rollo? Esa oración capta mi atención y me preocupa qué él pudo haberle hecho para que escapara —. Cuando estuvimos en Alaska él me dijo que tenía algo que comentarme. Luego él comenzó a hacerme su historia, sobre su vida en el amor, sobre una novia que tuvo. Me comentó un reto que le hizo su entrenador, en el que probara con terminar su relación y determinará qué tanto rendía estando solo —ya entiendo por dónde va esto—. Él lo hizo, dejó a su novia. Probó y ya conoces el resultado, su vida profesional ha sido exitosa, quizás tú sí lo sabes, yo no sé mucho de esas cosas la verdad. Entonces, con eso él me aconsejó que me alejara, por tu bien, porque los sentimientos son debilidad, no lo dijo con esas palabras, pero fue lo que quiso decir—se detiene un momento antes de continuar—. Yo sentí que tenía razón cuando lo dijo, también sentí que no lo hizo con la intención de dañar lo que teníamos, si no más bien como una ayuda. Por eso me alejé sin decir nada, para que no me detengas y por eso llegué aquí, por ti, porque no quiero ser nunca una piedra de tropiezo en tu vida, en tus metas, en tus sueños, yo no podría vivir con esa carga, solo por disfrute mío, solo porque me siento muy bien cuando estoy contigo, no quise ser egoísta e hice algo bueno por alguien que no soy, yo quiero que tú seas feliz por lo que puedas lograr, aunque tenga que disfrutar desde las gradas lo que podrías estar viviendo. Por eso lo hice —siento que sus lágrimas están en el umbral de sus ojos, pero no terminan por escapar, parece que ya es todo lo que debe decir, y es más que suficiente.

—April, lo que no sabes es, que mi vida empezó cuando tú llegaste a ella. Mis metas empezaron cuando tú llegaste. Mis sueños empezaron cuando tú llegaste a y te preguntarás porqué, y es simplemente porque todo esto no habría sido posible sino hubieses estado junto a mí en todos esos momentos, saber que hay personas especiales a mi lado, que esperan un buen resultado, no solo por el dinero que ganarán con ello, si no porque se sienten felices de que haya logrado algo importante para mí y estoy seguro que tú eres de esas pocas personas que forman parte de esa alegría. ¿Si esa vida nueva que llegó con la venida de Daniel, empezó junto a ti, por qué no la puedo terminar del mismo modo? No tiene sentido, sobre todo cuando tú misma presenciaste lo que vivimos en Kerry, y viste que todo salió mejor de lo que esperábamos, estuviste conmigo, y no hubo cambio en ello. Mi papá siempre dijo que una relación sentimental , no limita una carrera deportiva, los competidores más importantes, no son solo boxeadores, tienen familia, esposa e hijos. Me da lástima por Igor, que tuvo el consejo de un entrenador mediocre y arruinó lo que pudo haber sido una maravillosa vida familiar, solo por gloria y dinero. Yo no soy como él, a mí sí me importa la familia, creo que es lo más importante, mis padres me enseñaron eso —siento que he dado un discurso sin ninguna pausa, espero que haya comprendido todo lo que he dicho. Siento que ella ha roto ese acuerdo de confianza que hicimos, quisiera decirle, pero le dije que no tengo más nada que saber que lo que ya dijo. Ella se acerca a mí y me abraza tan fuerte como permite nuestra posición, se prolonga en el tiempo y luego se separa despacio de mí.

—Entonces, ¿me perdonas por haberme ido así, no llamarte y desaparecer de la faz de la tierra? —una sonrisa tímida, con un toque de melancolía dibuja su rostro. Ella me muestra la palma de su mano, invitándome a poner la mía sobre la suya. Paso mis dedos por el centro de su palma y la pongo sobre la de ella y entrelazo mis dedos con los suyos, su sonrisa se ensancha y hay un brillo especial en sus ojos, que también llena mi espíritu de alegría.

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