Capítulo 41
Jordan

Llego al edificio donde se aloja la oficina de Daniel. La recepcionista me indica el ascensor que debo tomar y el piso donde se encuentra la sala de juntas.

Todas las personas alrededor lucen estilizadas y perfectamente vestidas, peinadas y hasta depiladas, ha sido una gran elección vestir esta chaqueta. Al llegar al piso ocho, otra chica me recibe y me invita a pasar a la sala, que ya tiene sus puertas abiertas. Allí está Daniel, hablando por teléfono, Igor, Mich y otro trío que estoy seguro de haber visto antes, sin embargo no tengo idea de cuales son sus nombres. Me preocupa haber llegado tarde, pero confirmo en mi reloj y faltan quince minutos para las 08:30, al parecer todos ellos se han caído de la cama esta mañana o están demasiado interesados. Les doy los buenos días al entrar y todos responden, excepto Mich.

Me siento a su lado, ya que es el puesto que según las tarjetas que están colocadas en las sillas,  me corresponde. No sé si son cosas mías, pero todos me observan aunque sea con algo de disimulo, como si fuese un espécimen raro en esta oficina. Me siento bajo el escrutinio de todos.

—Pueden empezar a desayunar sin mí —Daniel interrumpe unos segundos su llamada y la retoma de inmediato. Un par de los chicos que están con nosotros en la mesa se levantan, luego le seguimos Igor y yo. Mich se queda hasta el final de la línea. Él queda detrás de mí, y no sabía que esto era posible, pero siento su aura nada amigable que hay a su alrededor. Estoy sirviendo café y él espera detrás a que yo termine.

—¿Quieres que le ponga crema a tu café? —estoy tratando de ser amigable con él y romper el hielo. Incluso creo que tengo una sonrisa, pero su cara sigue igual de dura.

—Soy capaz de servirme mi propio café. Mejor será que desocupes rápido el espacio, otros queremos tomar, no eres el único —me retiro sin decir nada, tomo asiento y comemos nuestros desayunos.

Daniel se incorpora a la mitad, y al finalizar, las chicas se encargan de recoger todo lo de nuestra mesa, dejando todo como si nada hubiese pasado aquí. Daniel de inmediato se pone en actitud de mediador y empieza a hablar sobre el motivo de nuestra reunión.

—Ya saben todo, están al tanto de todo lo que deben saber, soy un tipo de persona que le gusta ir directo al meollo del asunto y discutirlos de inmediato, no me gustan las redundancias, ni repetir las mismas cosas un montón de veces —siento que ahora mismo está redundando—.Por eso les mostraré mi punto de vista. Lo que acaba de suceder para mí es una tentadora oferta de marketing, solo imaginen la cantidad de entradas que podríamos vender en un evento de esa magnitud. No sé si saben, pero serían realmente muchas. El detalle está en que no soy yo quien debe tomar la decisión. Son ustedes , que son las personas realmente entendidas en este tema y sobre todo tú —dice fijando su mirada hacia mí—. Por eso me gustaría que todos me dieran su opinión acerca de si se debe dar este enfrentamiento. Uno por uno, dará sus puntos de vistas. Igor...—insta a Igor a dar su opinión sobre la situación.

—Yo diría que J.J. es un hombre bastante disciplinado, y como ya ustedes han visto, en los últimos meses que hemos estado trabajando juntos,ves mucho lo que hemos logrado, ya ven, conseguimos en poco tiempo un campeonato nacional, hay que tener talento para eso, yo diría que él tiene la calidad para hacerlo si nos proponemos a estudiar a fondo la mecánica de su oponente como lo hemos hecho hasta ahora. Pero, eso me acuerda una frase que dijo mi padre, quien fue un glorioso jugador de béisbol, que ocupaba el montículo, me contó que una vez estaba lanzando y siempre los primeros lanzamientos resultan ser bolas, pero luego, al cuarto lanzamiento los siguientes eran tres strikes seguros. Al mánager no le convencía su estilo de esa noche, y quería reemplazarlo. Mi padre le respondió : "Déjame, que estoy lanzando las mejores bolas de mi vida ". Esa noche se convirtió en un no-hitter y alcanzó hasta la 8va entrada. Sé que es una larga historia, pero con eso quiero decirles que el único que pues decir lo verdaderamente correcto es King. Nadie más —es increíble, pero Igor tiene razón. En mis manos está decidir qué hacer. Todos los demás se muestran conformes con lo que acaba de decir Igor, menos Mich quien sigue callado .

—¿Qué has pensado tú entonces? —no creí que fuera mi turno, así que me toma por sorpresa la pregunta de Daniel. Pensé que le preguntaría algo a Mich, pero no es así. Ha de ser porque ya conoce su punto.

—Estuve pensando anoche sobre todo este asunto, y no sé, pero siento que más que poder hacerlo, tengo que hacerlo. Por algo llegan las oportunidades y la verdad siento que tengo la capacidad para hacerlo, somos un gran equipo y lo podemos lograr.

—Yo no estoy de acuerdo con estas boberías, por Dios, las cosas no funcionan igual con todos, ¿saben cuánto tiempo tengo yo conociendo a este muchacho? No toda su vida, pero seguro supera los años que tienen estos muchachos de acá —él ha desatado su furia, está hablando , casi gritando y está enrojecido, solo lo he visto así cuando está sudando o cuando está realmente molesto y tomando en cuenta el aire acondicionado aquí, debe estar molesto como el infierno , yo también lo estoy, pero solo me limito a terminar que hable—. Lo conozco bien, conozco sus deficiencias, sus fortalezas , no ustedes que tienen unos meses tratándolo, yo lo vi desde abajo... —respira—. En fin, si lo van a hacer, me avisan y me levanto de esta mesa inmediatamente, no cuenten conmigo.

—Perfecto, lo voy a hacer —no sé de dónde salieron realmente esas palabras, pero acabo de mandar al traste a Mich, y estoy seguro que mi voz sonó tan fuerte como la de él, estoy jodidamente molesto, y ahora mismo no me importa lo que he hecho, porque nadie va a meterse en esto. Él siquiera me mira y se levanta de su puesto. Todos están en silencio,impactados, anonadados, no acaban de asimilar lo que acaban de presenciar, me encuentro bajo la mirada inquisitiva de los aquí reunidos, pero el hielo se rompe cuando la puerta se abre y entra Mich por ella. Se acerca hasta donde estaba sentado y toma su celular del escritorio, sin decir nada otra vez, se va. Las miradas acusadoras están sobre mí, de la boca de uno de los chicos, solamente sale la interjección "wow", y tengo que confesar, que me arrepiento de haber explotado y soltado algo que ni siquiera me dio tiempo de pensar, él se fue, y conociéndolo como lo hago, sé que será tarea de muchos meses para tratar de convencerlo de que al menos me dirija la palabra, es tozudo, obstinado,testarudo. Y yo soy un pelotudo, un imbécil que está condenado a perder las pocas cosas importantes que llegan a mi vida. Lo haré sin él, pero me va a pesar todos los días de mi vida y al final, lo que podría terminar siendo la gloria, no me sabrá como tal, porque el camino estará pedregoso, y somos incapaces de caminar pacíficamente en una vía mal asfaltada. Así me siento, soy capaz, pero he desechado a mi piedra angular.