Capítulo 35
Capítulo 35
Jordan
Ni siquiera tuvo la cortesía de decir adiós. Simplemente se fue, y confirmó mis sospechas de que oculta algo, sin embargo, ya no me interesa averiguarlo, solo quiero saber lo que tengan para decirme,nada más.
Por más que trate de no pensar en ello, siento la rabia alojada en mi pecho, no soporto la cobardía, las cosas sencillamente hay que enfrentarlas, aunque se derrumbe el mundo. Terminar con los malos entendidos hablando, escuchar la versión de los demás y finalmente quedarte con esa que más convenga, pero no, siempre será más fácil no escuchar las distintas versiones y oír la peor para accionar más rápido y siempre sin sentido, porque lo que no se piensa, tiende a salir mal.
Me regreso en el taxi hasta el gimnasio. Es domingo temprano. Son pocas las personas que se levantan a entrenar a esta hora, todos quieren descansar. Mich está junto a Bob, quien al parecer tendrá un encuentro muy pronto.
—J, ponte en esto. En un rato quiero que ayudes al chico —no creo que mi estado actual esté acto para pelear con alguien que no quiere ni merece ser lastimado, pero no puedo decirle eso a Mich así que no tengo otra opción que controlarme. Empieza el calentamiento, y mi parte menos favorita: saltar la soga, primero inicio con saltos tradicionales, de adelante hacia atrás, una y otra vez, luego cruzado, quien lo viera solo de lejos, tendría el temor de verme envuelto y en el piso en cualquier momento, pero esto es resultado de años de práctica, el ritmo no se consigue en un solo día.
El ejercicio permite que despeje un rato mi mente y de momento creo que olvido lo que ha pasado antes, más molestoso es el sudor cayendo en mis ojos y lo salobre lastimando mis pupilas. Subo al ring con Bob, y él está muy entusiasmado, será su primer combate televisado.
—Bien. Tienen que seguir las mismas reglas que se siguen en una pelea formal, si no, ¿para qué estamos aquí? —nos advierte Mich—.¿Entendido? Empecemos.
Dejo que sea él quien tome la iniciativa, un primer golpe trata de caer sobre mi estómago, pero logro exitosamente cubrirme. Lo alcanzo y logro aterrizar mi puño sobre el lado derecho de su rostro, si no fuera por el protector, eso habría traído grandes consecuencias, él nota que vengo con todo y no se contiene, viene contra mí y ahora es su turno de golpear la cara, mi cuello cruje con el movimiento, logro secuestrarlo hasta la esquina y una secuencia de golpes contra su estómago aterrizan en él desde mi derecha. Mich nos detiene y le dice un par de cosas a Bob al oído, entiendo esta parte, se supone que es él quien tendrá una pelea muy pronto. Al final, no estoy seguro de si él realmente lo logró o yo quería simplemente terminar con esto, pero caí y Mich dio por terminada su sesión. Mandó a Bob fuera del cuadrilátero y a hacer más flexiones en otra área del gimnasio.
—Tengo cosas para ti también. Quédate allí —se retira y regresa con las manoplas para subir al ring junto a mí—. Dale con fuerza, no te preocupes del viejo detrás —empiezo a golpear contra las manoplas, siento como se mueve con cada movimiento, nos desplazamos a través del ring, a veces me sorprende la habilidad con la que se mueve este señor y recuerdo que por algo fue ganador de los títulos más importantes, el talento no se pierde, lo que mengua es la fuerza, nunca la capacidad.
Para las cuatro de la tarde, hora de cerrar los domingos, llega Jaden, quien nos espera hasta que salimos y esté todo totalmente cerrado.
—¿Para dónde vamos ahora? —viene con su usual sonrisa, no tengo ganas de muchos chistes ahora mismo, pero trataré de soportarlo.
—Me contaron sobre ti en Alaska —le dice Mich mientras toca su cabeza como si le reprochara.
—No creas mucho lo que dicen, la mayoría de veces, cuando cuentan una historia suelen quitar las partes realmente interesantes, pero... Lo que sí es verdad es que me divertí mucho, demasiado diría yo —dice Jaden.
—Divertirse tanto, a veces hace daño, tiene que haber un balance, pero dicen que una vez al año, no hace daño, así que no lo repitas o te halo de las orejas. Los dejo y te encargo a J para que no se meta en problemas. ¿Entendido?
—Así será. Haré lo que pueda —Mich se retira y sube las escaleras hasta su casa. Yo subo a la camioneta junto a Jaden y no sé a dónde vamos, pero ahora mismo cualquier lugar es mejor que casa.
—Mañana nos vemos a las nueve en el salón del club Jaden habla luego que toma la vía.
—¿Para qué?
—No te hagas el tonto, tenemos algo pendiente, no escaparás de mí,quedamos en algo —él me mira y en ese preciso momento pasa un autoa alta velocidad frente a nosotros, estoy seguro que casi roza con nosotros. Jaden saca la cabeza y grita una grosería a alguien que debe ir a un kilómetro de nosotros.
—Mejo ratiende al tráfico, por favor. Morir en un auto no es mi mejor opción.
—No me quedes mal, ya hablé con el jefe y me permitió llevarte.
—Jaden,creéme, ahora mismo y quizás en muchos días más no estoy en condiciones de mucho más que para entrenar, mi humor no es el mejor,tengo ganas de romperle la nariz a alguien o algo más, un par de costillas o un brazo, no bailar, por Dios. Si no quieres ser tú,pues quedemos en paz y olvida el tema en mucho tiempo, realmente mucho tiempo.
—Me estás amenazando. ¿Qué demonios te sucede? —respiro y no me queda de otra que contarle, de todos modos lo sabrá.
—No quise decirte eso... Sucede que April se largó a Alemania sin dar alguna explicación coherente, solo me dijo que lo sentía, y se fue sin decir por qué huyó.
—Por eso andas con el infierno encima. April te abandonó —yo lo miro de tal manera que si realmente éstas mataran, él no quedaría vivo ni para sus siguientes vidas—. Ok, ok... Me retracto. Pero, ¿A qué se fue allí? no pudo haberse ido y ya, tuvo que haberle dicho algo a alguien.
—Me dijo que iría a estudiar alemán y bien, eso es perfecto, pero antes de todo esto estuvo extraña, íbamos a Los Ángeles a ver a sus padres, habíamos quedado en ir juntos y se fue sola, igual, sin dar explicaciones y mucho antes, cuando estábamos en Alaska desperté una noche y estaba llorando. Me dijo que fue una pesadilla, pero se junta todo esto y da este resultado, me hace dudar y no sé qué pensar, no tengo idea de qué pudo haber pasado.
—Tampoco le des muchas vueltas al asunto, quizás realmente no pasó nada y siquiso ir a estudiar allá.
—No, ella se fue y me dijo que lo sentía, estaba llorando mientras caminaba, lo sé, la vi. Pero sabes qué, ya te dije que no importa,solo estoy desconcertado por la manera en que lo hizo, y decepcionado porque no tuvo el valor de decirme nada, pensé que era más fuerte,pero estaba equivocado.
—Si tú estás seguro que no hiciste nada mal, quédate tranquilo y bienvenido al club de los solteros.
—No has dejado a Maritza, no lo eres aún.
—Sí lo hice, desde que te dije que lo haría.
—¿Cómo te fue con eso?
—Ella entendió mi punto y me dio libertad, no hay compromisos, me dijo que si para cuando regrese estoy soltero, no dudará en darme una visita.Así que los dos estamos en el mismo listado, y por eso debemos irnos hasta la barra más cercana y tomarnos una botella del mejor licor. Yo invito.
—Andando, tenemos que hacerlo —Jaden da la vuelta y en cinco minutos estamos frente a un bar de mala muerte, pero la botella del mejor licor que venden aquí no debe costar mucho, me las va a cobrar. Jaden le pide al señor que atiende la barra una botella de su mejor whisky y dos vasos. A la mitad de la botella, ya siento mi cabeza en otro lugar, y sí, creo que me siento mejor, no estoy muy seguro, siquiera entiendo bien de qué está hablando Jaden, creo que ya anda en incoherencias.Ni de mierda me subiré con él, sino maneja bien sin una gota de alcohol, todavía no ando en plan suicida para subir con él, sobre todo porque no es muy tolerante al alcohol, nunca he compredido porqué si debe estar algo bebido para bailar, creo. Solo quedan dos dedos del licor y le pido al señor que le pida un taxi a Jaden, no estoy tan lejos de casa, mejor me voy andando.
—Amigo, no sé que dices tú, pero la mierda que aguantamos los hombres es peor que la de las mujeres —su voz suena extraña y arrastra laspalabras al final. Empieza a reír sin sentido y yo le sigo como otro loco, ni siquiera yo sé quién soy—. Los hombres si que nos enamoramos, las mujeres no, las mujeres solo piensan en las palabras,en lo que les dices y ya, pero mira que te lo digo yo, hermano. Escúchame —él me agarra por el hombro y fija sus ojos en mí—.Escucha, si un hombre entregó su corazón, lo hizo y lo hizo de verdad. Pero las mujeres son tan... —se detiene.— Ya sabes, no tengo que decirlo en alta voz, hay mujeres que pueden escucharnos y matarnos.
—Sí. Con el tacón de sus zapatos —rio al recrear la imagen en mi cabeza. El hombre del bar me dice que el taxi llegó y trato de levantar a Jaden del asiento.
—¿Qué? Pero si ahora empieza la fiesta. No seas aburrido. Señor, traiganos otra botella —le grita. Lo levanto y caminamos hasta el taxi, abro la puerta y literalmente tuve que arrojarlo dentro. Le indico la dirección de su casa y le pido de favor que no lo lleve a ningún otro lugar más y se lo encargo. Mi mente está solo un poco nublada,y recuerdo que debo llamar a Johan para avisarle que allí va Jaden.No hay prisa en llegar, camino despacio hasta casa y ya está a punto de caer la noche. A unas tres cuadras de mi calle, veo la ronda de Mike. Él logra verme al otro lado de la calle y corre hasta mí, deteniendo el tránsito.
—Hey, tú. Me debes mucho billete. No te lo había cobrado por todo el rollo de las peleas. Pero ya ganaste y debes pagar.
—¿De qué hablas? ¿Perdiste la cabeza o qué? —no tengo idea de qué carajos está hablando.
—Sí, cuando viniste a pelear y una niñita te sacó de aquí, tuve que pagar toda esa plata a los que apostaron a ti. Me debes ese dinero.
—¿Y qué pretendes que haga? —realmente no sé dónde quiere llegar.
—Pagarme o pelear por el doble. Ahora puedo pedir más, eres campeón del país—la oferta es tentadora, realmente no haría tanto mal un par de golpes por allí y por acá. Quizás me ayude a despejar un poco la mente, de todos modos no pude hacer lo que quería con Bob, mañana lo que tendría que hacer es desaparecer y no dejar que Mich me vea,aunque qué demonios importa, lo haré y él sabrá que hice lo quise hacer, al demonio con los regaños, quiero hacerlo y el pensamiento de un viejo regañón no me detendrá.
—Trato. Pero me quedo con el 70 por ciento de lo que cobres.
—65 para ti o nada.
—Bien—cruzamos la calle y caminamos dos cuadras más, hasta el callejón más clandestino del barrio. La música de Hilltop Hoods es laperfecta melodía para ocultar lo que realmente está pasando allí.Nos acercamos más al centro y un hombre de tez clara y el cabello negro, está en el suelo literalmente gritando de dolor, el otro chico que luce al menos diez años menor que él, se levanta, su pecho agitado y su cara levemente herida, tiene fuerza para pelear con cinco hombres más. En sus ojos se ve el hambre de violencia como si el mundo tiene deuda con él, aunque técnicamente tiene deudas con todos nosotros, quizás por eso estamos aquí, haciéndoles pagar a otros infelices. Mike va al centro del circulo y ayuda a levantaral otro chico.
—Esta es tu paga de consuelo. Si quieres puedes irte —le entra el dinero al bolsillo y estando de pie lo empuja a la multitud. El espacio está espesado por el humo de los cigarros y todo lo que estás personas sean capaces de consumir, la luz amarilla de los postes se ve opacadapor la humareda que nos rodea, sumada al calor de tantos cuerpos enun espacio no tan amplio, la temperatura que ya indica que se ha ido el invierno y el alcohol que está corriendo por mi torrente sanguíneo, pero eso es adrenalina, y es algo que recorre en ti, y no de escapa hasta que lo dejes todo en el pavimento.
—Gente, ahora pasen por el departamento de apuestas. La siguiente pelea será entre el temeroso, sucio y sanguinario Manny Knife —Mike dice el nombre y de inmediato suenan los murmullos, no pudo ser más acertado al escoger la palabra, sucio, así es su jugada, pero será un gran reto, obligarlo a que pierda de la mejor manera posible.
Manny se abre espacio entre la gente, al llegar al centro, llega con dos mujeres pelirrojas que lo ayudan a quitarse la camiseta.
Deja al descubierto su tatuaje, es su emblema, su marca personal, es un cráneo atravesado de lado a lado por un cuchillo y brotando sangre por todas las cavidades donde irían los ojos, boca, nariz y el espacio entre el cual ha pasado el arma blanca. Solo un desquiciadose tatuaría algo así, en tamaño gigante en su espalda.
—Su contrincante, la verdad es que no necesita presentación, es suficiente con que le diga gente, que este es el campeón, desde ya les digo, no será más The Lion King, eso es cosa del ayer, de hace mucho, ahora, les hago la presentación de el verdadero, el real, el único... The Champion King —son muchos los que empiezan a gritar,silbar y hablar, hay otro grupo que nunca falta, el de los detractores, pero ellos son la mejor parte, porque son tu motivación,sin ellos no tendrías las ganas suficientes para vencer.
Antes de llegar, me quito la camiseta y una muy amable chica se ofrece para sostenerla. Camino hasta el centro y me paro frente a él. Somos del mismo tamaño. Estoy seguro que ni un centímetro menos tiene uno delotro.
Él se acerca más a mí y respira sobre mi cara, el hedor del alcohol barato inunda mis fosas. Sus pupilas están dilatadas, parece que tiene un exceso de ira en este momento, y no sé por qué, pero quisiera reírme un rato de eso, pero nadie lo entendería, siquiera yo sé porqué estoy pensando en esto. Mike está junto a nosotros.
—Silencio audiencia. Cierren el hocico, ya es momento. Antes quiero recordarlelas reglas del juego. Aquí, todos somos uno, y él que deshuesa a uno, los deshuesa a todos, si alguno de nosotros va al bote por culpade los que están aquí, no se preocupen, que los que quedemos fuera,nos la vamos a cobrar.
Ninguno podrá jamás decir lo que se hace mientras estamos aquí reunidos, está es nuestra regla de oro, luegode eso, todo, y cuando digo todo, es todo, todo se vale. Así que comienza el espectáculo. Él saca su arma y lanza una salva, no es una bala real, pero suena como tal, quizás porque sale más barato que una bala, y no porque realmente tenga conciencia de no lanzar balas al vacío.
Él se acerca decidido hasta mí, y yo estoyaquí, de pie, esperando la cercanía perfecta para lanzar mi primer puño. Muevo mi cuello de izquierda a derecha y siento como cruje y desaparece la tensión. Cuando está lo suficientemente cerca, mi puño, como una roca contra él, choca un lado de su boca, la sangre ya sale por sus dientes, y termina en el piso, estoy seguro que a mi mano le dolió tanto como a él, pero logré mi primer objetivo.
Él se levanta y una patada me logra alcanzar y termino en el suelo, él logra enredarse en mis piernas y quitarme movimiento y visibilidad,estoy boca abajo, y tuerce mi pierna hacia atrás, reúno las fuerzas necesarias para despegarlo de mí y una patada desde atrás choca contra su rostro, estoy seguro que mis dedos han lastimado sus ojos.
Ambas manos las tiene cubriendo su cara y aprovecho para ponerme encima de él golpearlo una y otra vez allí, mientras sufre en silencio el dolor, quita ambas manos de su rostro y trata de alcanzar mi torso, varios intentos fallidos.
Me subo sobre su pecho y tomo sumano derecha, según todos sus mejores golpes salen de allí, y aprovecho para la venganza de mis piernas, le tuerzo la muñeca y un aullido de dolor sale de sus labios.
Está acorralado con los golpes y sé que siquiera puede respirar, su nariz está rota y literalmente está desangrándose por allí. Él se ha enfurecido y con su fuerza animal viene contra mí y golpea una y otra vez mi cara, siento la sangre correr por la comisura de mis labios.
Está sentado a horcajadas sobre mí. Entra la mano izquierda en unos de sus bolsillos traseros y saca su navaja y la pone contra mi cuello. Está tan cerca que estoy casi seguro que el filo está por lo menos rozando las gotas de sudor que mojan mi cuerpo, con cada respiración agitada que se da en mi cuerpo, siento el arma más cerca de mí, no me puedo mover, en este preciso instante él es más fuerte, más poderoso de lo que yo podría llegar a ser.
Su intención primera antes de matarme es que yo me rinda, la segunda es que yo haga el mínimo movimiento y finalmente me corte y se dé por terminada esta pelea. Ahora mismo no tengo ni la más remota intención de renunciar.
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