Capítulo 28
Capítulo 28
Abigail
—¡Jordan! —grito. Ahora mismo estoy segura de que parezco una loca desquiciada gritando en medio del pasillo, pero ya que no pude hacer uso de mis influencias tuve que recurrir a la fuerza, inmediatamente el seguridad nota que Jordan me reconoce baja la guardia y Mich le asiente para que me deje pasar.
Es un respiro tenerlo cerca después de los sustos de mi vida esta noche, a este paso, no creo que llegue a los cuarenta, es demasiado para mi corazón. Primero el susto del año con la ambulancia que llevó a un boxeador mal herido y luego, más de cinco segundos en la lona, y pensar que estuvimos prácticamente acabados, no estoy hecha para esto, sobre todo cuando hay golpes y heridas de por medio.
Quisiera ir corriendo hasta allá y abrazarlo, pero me contengo y me llevo del consejo de mamá, nunca te muestres desesperada.
Camino, ni tan rápido, ni tan despacio y cuando al fin lo tengo en frente, noto que desde lejos su ojo luce peor, quizás baje en un par de días—. Sobreviviste —le sonrío—. Felicidades. A todos no solo para ti.
—¿Cómo lograste llegar aquí? —pregunta Mich.
—Tenemos buenos puestos y logré amenazar un par de personas —le guiño un ojo.
—¿Tenemos? —pregunta Jordan.
—Sí, estoy con los chicos aquí, Jaden, Johan, Randall y su novia. Mejor me voy con ellos, solo quería saber que estás bien —no sé porqué, pero estoy realmente nerviosa, quiero huir—. Nos vemos en el hotel —me voy casi tan rápido como llegué hasta aquí.
Los chicos me abarrotan de preguntas sobre dónde estuve, yo me limité a responder que estaba en el baño, que para mi mala suerte hay uno justo donde están nuestros asientos. El complejo está prácticamente vacío y a la salida tomamos un taxi para llegar al hotel. Espero encontrar mi maleta, allí está todo, si no la opción es volver andando hasta Nueva York.
(...)
A medida que va cayendo la noche, la temperatura baja drásticamente y gracias al cielo estoy dentro de mi habitación. Me parece un lugar muy pomposo y acogedor. Si es por apariencia, esta noche vale lo que pagué por ella.
Mi celular suena y es un mensaje de Jaden.
Jaden: Hey, vamos a bajar a cenar. Te esperamos.
Abigail: Ok :D
La verdad es que tengo ganas de dormir hasta el domingo, pero no tengo de otra que levantar mi trasero y salir de la cama.
—¡Despierta! —me dice Johan.
—Lo siento —le sonrío.
Jaden me abraza y caminamos al restaurant. Han unido dos mesas para que todos podamos cenar juntos.
El primero en llegar luego de nosotros es Daniel, hablando por su celular. Hace unas señas al camarero y se sienta en la silla del centro, al frente. Igor, es el campeón del mundo con el ego más henchido que nunca, anda sonriendo. Se acerca a mí.
—Es un placer verte aquí, hermosa —él se sienta a mi lado, justo en el segundo puesto. Jaden se sienta junto a él y Johan y sus amigos en frente dejando los dos puestos de Mich y Jordan desocupados.
—No me lo podía perder. Buen trabajo —no le da tiempo a responderme. En ese momento arriban a su puestos Mich y Jordan. Jaden y los demás chicos se alborotan.
—¡Tres hurras para el campeón! —Jaden grita y los demás le siguen el juego, incluyéndome, por supuesto.
—Hip Hip...
—Hurra —todos decimos al unísono menos Daniel, que sigue hablando por teléfono.
—Hip hip...
—Hurra.
—Hip hip...
—Hurra... —finalizamos.
—Eso estuvo fenomenal, sobre todo por el susto que nos diste, quisiste jugar con nuestra presión arterial, pero bien hecho.
—Con la presión de este viejo es que ha jugado este muchacho —dice Mich.
—Por eso un tequila para Mich —Jordan le pide al camarero que está junto a nosotros—. Mejor dicho, una ronda para todos.
—¡Sí! —todos siguen con la euforia,y mientras el camarero va por los tragos Jordan pregunta como llegamos.
—Quisimos venir andando, pero Jaden es bien flojo y vinimos en avión.
—Claro, lo conozco, sé que pensó que es una barbaridad venir a pie —ríe—. Me alegra mucho que lo hayan podido ver todo.
—Sí, además no podíamos dejar de celebrarlo, así que prepárate porque tenemos un tour por Alaska durante dos semanas en autocaravana. Todos están cordialmente invitados.
—Dejémosle eso a los que no tienen responsabilidad. Yo tengo un gimnasio que atender, así que paso —Mich responde.
—Unas vacaciones no hacen daño, así que yo si me voy con ustedes —no puedo evitar mirar a Igor cuando dice esto, no tengo ganas de que me acose todo el viaje.
—Pues bienvenido. Uno más a la lista —dice Jaden. El camarero llega con los tragos y nos entrega a cada uno. Al retirarse Jaden se pone de pie y dice: —Brindo por el ojo de Jordan. ¡Salud! —todos chocan sus copas y sonríen felices. El resto de la noche la pasan parloteando acerca de la pelea y Jordan les relata un par de momentos que según en fueron los más fáciles, pero siento que está mintiendo y eso me hace sonreír y por lo que noto a Mich también. Lo conoce muy bien. Todos empiezan a retirarse de la mesa, los primeros fueron Randall y Claire seguidos de Mich y luego Daniel. Jordan, Jaden, Johan, nos quedamos de último y abandonamos el lugar juntos.
—¿Cuál es tu piso? —pregunta Johan a Jordan.
—El quinto.
—Vaya, solo por uno, aquí nos quedamos —ellos salen en cuanto se abre la puerta del ascensor. Y yo los sigo. Siento la mano de Jordan que sostiene la mía y me detiene.
—Tengo algo que arreglar. Envíame un mensaje —él tiene que saber que no iré de volada a su cuarto, teniendo todo en otra habitación. Él asiente y salgo junto a ellos.
—Nos vamos el domingo, así que mañana puedes dormir todo lo que quieras. Cualquier cosa me escribes —dice Jaden.
—Claro —le responde Jordan—. Buenas noches.
Cuando entro al cuarto, doy un salto inmediato al baño. Me toma mucho tiempo rebuscar en la maleta. Las odio. Quisiera simplemente tirar todo a la basura y asunto resuelto. Pasa una hora antes de terminar con el baño y de vestirme para dormir. Reviso el celular y hay un mensaje indicándome solo el número de la habitación. Tomo el ascensor hasta el quinto piso y camino hasta estar frente a la puerta. Sin siquiera pensarlo toco la puerta. Él la abre y entro.
—La verdad es que quedaste bien feto, Jordan —le sonrío—, pero si no mal recuerdo, así te conocí.
—Gracias por el cumplido. Y también gracias por venir ha sido una gran sorpresa verlos a todos.
—Sí, los chicos aprovecharon sus vacaciones y bueno, yo tenía que verte —esto es una confesión.
—Me imagino. Le dijeron a Daniel algo sobre una loquilla que decía ser su prima para que la dejen pasar.
—¿No inventes? —visto desde este punto de vista seguro si parecía una loca —. Es que resulta que estábamos muy preocupados por ti, porque llegamos un poco tarde y no nos querían dejar entrar, y fue en el preciso momento en que salió la ambulancia con el boxeador herido. Nos asustamos.
—Será mejor que hables por ti, no por todos, pero me alegra que te preocupes por mí. Eso significa mucho —me recuesto sobre el espaldar de la cama y él me sigue hasta allí. ¿Por qué esta conversación está tomando éste camino?
—Quizás, pero lo importante es que estás aquí y estás en una pieza. Ahora toca descanso, para ti y para mí. Salí corriendo del aeropuerto hasta el complejo y no he parado hasta ahora. Y tú, tienes que dormir así que, acuéstate y quizás podamos hablar mañana —me cubro con la sábana hasta la cabeza.
—Tienes razón, pero ¿quién te invitó a dormir? —joder, está bromeando, pero, por qué demonios tiene que mencionar eso. Me levanto con un movimiento brusco y tomo mi bata.
—Espera, no he dicho que te vayas. Estaba molestándote un poco —se pone de pie.
—Lo lograste. Ahora vas a dormir con tu santo humor negro. Buenas noches. —me doy vuelta y lo enfrento.
—En serio. No quiero que te vayas, y sé que tú quieres quedarte.
—Quería. En pasado, pero ya no.
—Aún no he pagado los boletos, podría cancelar todo —me está chantajeando deliberadamente, así no se vale.
—Bien, pero no creas que ganas. La vas a pagar —él está sonriendo y sé que ahora tengo cara de amargada desquiciada. Vuelvo a la cama y sube detrás de mí. Para mi suerte, no sé si mala o buena, él se arropa con la misma sábana y se acerca. Pone su barbilla sobre mi hombro y susurra a mi oído:
—Buenas noches, April —su aliento choca contra mi oreja y es cálido y agradable de sentir, su respiración contra mi piel y su brazo rodeando mi cintura, nuestras caderas unidas. La ira mengua y así lucho contra el sueño para poder seguir sintiendo esta sensación.
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