Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 16

Capítulo 16
Abigail

—¿Jaden irá a la pelea? Porque si es así, no habrá fuerza humana que permita que me la pierda —Katherine luce un poco emocionada, le gusta Jaden, lo encuentra atractivo.

—Debes mirar a otro lado, Kat. Él está ocupado, la mujer a la que le dedicó el espectáculo, es su novia —quiero hacerla caer en la resignación.

—Es una vieja. Él luego buscará algo de diversión y allí estaré yo —afirma—. En fin, ¿Cuándo es la pelea?

—El viernes. Y sí, supongo que Jaden irá. Es en New Jersey.

—Pues asegura mi puesto. Y dile a tu delicado primo que te dé un boleto extra —giro los ojos y camino hasta mi habitación—. No te vayas, tenemos que hablar.

—¿Qué quieres? —pongo los ojos en blanco.

—Háblame de Jordan —su tono de voz es serio.

—Katherine, perdiste el derecho de saber sobre Jordan el día que le revelaste cosas sobre mí. No pienso decirte nada.

—O sea, que sí tienes algo que podrías contar.

—No pienso contestar siquiera eso. Adiós —me despido y voy hasta mi cuarto.

Katherine como siempre, es tan inoportuna. Decidí que no le haré ningún comentario respecto a Jordan. Es sencillo, ya que no tengo mucho que explicarle al respecto. Somos amigos o quizás algo más que amigos, porque sabemos cosas el uno del otro, que los demás no tienen idea, pero pienso también en el comentario que le hizo Jaden sobre si estamos saliendo. He dado muchas vueltas con respecto al tema de si Jordan me gusta o no, pues no debo mentirme a mí misma, no es muy coherente que digamos, el hecho es que sí, realmente me gusta, me atrae y eso no había pasado con nadie desde hace mucho, incluso fui capaz de confesarle lo de mi novio, y peor aún, le dije que había sido él el único con el que había estado después de él, no sé que pasó por su cabeza ante tal declaración, pero está lo suficientemente roto como para sentir algo. Creo que es suficiente con que yo le atraiga, y supongo que debo dar el paso y decirlo, decirle que me siento bien cuando estamos juntos y que está para chuparse los dedos, que me parece muy sensual lo que hace. Se lo diré, lo único que no sé cuándo.

Tomo el teléfono para marcar a casa y decirle a mamá que estaré allí la próxima semana. La conversación es corta, como de costumbre, y como siempre, sigue reprochándome y diciéndome que haga algo importante con mi vida, que me case, que busque un buen trabajo y toda esas tonterías. ¿Acaso ella piensa que no estoy trabajando porque me gusta la vagancia? Mamá este es un país de mierda que antepone las relaciones antes que la capacidad, no tengo un buen trabajo porque nadie me ayuda a conseguir un buen trabajo, ni siquiera tú. Esperas que me hunda en mi pozo de tristeza por no haber hecho lo que tú quisiste que hiciera. Es hora de dormir y pensar en cómo llegaré a soportar estos tres días en casa de mi madre.

***

Es la tarde del viernes. No he sabido nada de nadie, ni Jordan, ni Daniel y mucho menos Mitch, claro. Solo sé que tengo mi boleto y que podré entrar con Katherine, no pude contactar a Daniel para que me diera la entrada, así que tuvimos que comprarla.

La pelea está programada para las 20:00. Son ya las 19:00, así que debemos salir, ya que un par de millas nos esperan por delante. Katherine va conduciendo, yo subo el volumen del radio y suena a toda potencia Don't stop the party. El camino resulta ser una disco ambulante y la tensión de que dentro de un rato estarán golpeando en la cara a Jordan, se disipa un poco.

El lugar está lleno casi a totalidad. Solo unos pocos espacios están vacíos. Nos hacemos espacio entre las personas que van caminando en los pasillos tratando de identificar sus asientos. Katherine llama al chico de las botanas y compra un par de latas de cerveza. Las luces que iluminan el ring están todavía apagadas y hay mucho movimiento en el área de los pasillos. El ruido de todas las personas hablando se unen al ritmo de los latidos de mi corazón. Katherine no deja de parlotear acerca de todo lo que ve a su alrededor.

—¿Ves la de allá? —dice mostrándome a una mujer elegantemente vestida que está sentada en la primera fila en la otra sección de asientos—. Esa debe ser la mujer del oponente. Tiene cara de zorra oportunista —está masticando su pretzel con enojo—. Pero es hermosa la maldita —riñe.

—A ti no te importa lo que sea, Katherine, si él la quiere así, pues genial. Además esos son inventos tuyos, no sabes nada de ella.

—No tengo que conocerla. Las conozco de sobra —ruedo los ojos y la ignoro. Los narradores han empezado a llamar la atención del público y están hablando un poco sobre el propósito de la pelea. El que gane la pelea esta noche, tendrá el puntaje suficiente para ir a una pelea el próximo mes en Alaska por el título del campeonato nacional. Un alborto se arma en las escaleras que están junto a nuestros asientos, muchos camarógrafos se están colocando justo delante de la vaya para capturar un momento que parece importante, el murmullo de otro grupo de reporteros se incrementa a medida que pasan los minutos y el sonido de los flashes es cada vez más repetitivo. Alguien importante viene en camino. Me doy vuelta para enterarme de la celebridad que está llegando al local. Me sorprendo y es inevitable reprimir el sonido que sale de mis labios.

—Mierda —susurro. Un hombre alto, afroamericano, vestido con camisa blanca y pantalones oscuros, está bajando por las escaleras rodeado por un sinnúmero de personas. Es White. Como siempre, con su rostro de pocos amigos y su labios rectos, incapaces de esbozar una sonrisilla. Lo miro con odio, antes no lo soportaba, pero ahora tiene razones más que suficientes para merecer mi desprecio. Con horror noto que su asiento es el que está junto a Katherine, pues claro, es la linea más exclusiva para ver la pelea.

Su relacionista público les avisa a la prensa que sólo uno de los reporteros podrá pasar a hacer un par de preguntas nada más. Un afortunado pasó por delante de nosotras con su grabadora. Lo escucho atentamente.

—Señor White. Es una sorpresa para todos que esté presenciando una pelea de este nivel. ¿Cuál es su motivación para estar aquí?

—Escuché que uno de los oponentes estaría dispuesto a asumir el reto de enfrentarme. Me gustaría ver qué tal con este tipo —una risa de burla sale de sus labios. Solo así sonríe—. Ha de ser muy valiente si quiere enfrentarse contra mí.

—Otra pregunta. ¿Cree que J.J. King podría llegar a pelear contra usted alguna vez?

—Su oponente es el próximo campeón nacional. Quizás para cuando pueda llegar, yo ya esté retirado.

—Señor White, ¿Qué opina de... —el relacionista detiene la pregunta.

—Es todo por hoy —dice y los guardaespaldas lo alejan de manera abrupta, de paso, mi bolso cae al piso. El reportero me lo pasa y le sonrío.

White está justo a nuestro lado. Él voltea hacia Katherine y ella le sonríe.

—Veo que eres alguien importante —abro los ojos tanto, que creo que saldrán de órbita cuando Katherine le inicia una conversación.

—¿No sabes quién soy? —él le pregunta con cierto aire de superioridad. No puede creer que no sepa de él.

—Pues según escuché creo que también peleas —ella se encoge de hombros.

—Mi nombre es Patrick White. ¿No has escuchado de mí antes? —ella niega con la cabeza. Maldita sea Katherine saca tus narices de donde White.

—No —contesta sinceramente—. Aunque tu apellido sí. ¿Eres de los White...? Ya sabes, esos White.

—Sí —sonríe y le da un beso en su mano. Estoy asqueada, ¿Cómo puede ser?

—Soy Katherine —se presenta.

—¿Solo Katherine?

—Por ahora sí —ella le guiña un ojo y da vuelta a su rostro para dejar de mirarlo. La miro y le corto la mirada, ella trata de buscar la mía y solo me sonríe.

Un saludo es dirigido por parte de los narradores para Patrick. Una ronda de aplausos lo acompaña pero él siquiera se inmuta y lo único que hace es mantener su rostro firme, sin mostrar ningún sentimiento. La gran pantalla lo enfoca y de paso, salimos nosotras también. Quisiera meter mi cabeza en un hueco en este momento y siento como si estuviese siendo enfocada en la beso-cam. Katherine lanza un beso a la cámara y yo ruedo los ojos. Luego del parloteo innecesario, anuncian la entrada de Jordan. Él es el primero, vestido con una bata de los mismo colores que la que usó en Dublín. Detrás viene el equipo y él sube alring. Mi presión sanguínea ha aumentado y estoy nerviosa por lo que pueda pasar. Nuestras miradas se encuentran, pero por sus ojos, sé que no fui la primera persona que vio en esta fila. Quiero mirar a White, pero desde mi posición sería muy obvio hacerlo, así que me aguanto las ganas. Cuando todos aplauden, Katherine se pone de pie y le grita a Jordan para darle ánimos. Siento como la mirada de Patrick se transporta hasta ella. Quisiera poder darle apoyo, pero estoy nerviosa y no puedo mover mis miembros. Solo para morder mis uñas. El oponente ya está sobre la lona. Marcan las pautas y luego dan inicio a la pelea. Todo inicia muy rutinario y puedo decir que a Jordan le han dado un par de golpes que me han robado el aliento, pero la venganza no ha sido nada fácil para su opositor que de seguro ya tiene su nariz rota. El primer asalto termina y el tipo alto y demasiado musculoso de piel oliva, está sangrado no solo por su nariz, y es sólo el primer asalto. Creo que esto será algo breve. El segundo asalto fue más de lo mismo, solo que unos segundos antes de finalizar, el chico ha caído la suelo, pero tuvo la fuerza para levantarse, pero no hasta el tercer asalto fue derribado y noqueado.

—7,8,9 .. —el público se pone de pie, incluyéndome. Solo White está sentado con una mano en su barbilla observando. Mi corazón saca su carga de golpe y lo reemplaza por orgullo.

—Y el ganador por K.O. es... J.J King —dice levantando su brazo izquierdo. Casi todos están aplaudiendo y gritando cosas que no logro descifrar.

—Así se hace Jordan —grita Katherine poniendo sus manos alrededor de su boca. Retoma su asiento y White murmura algo que no logro escuchar por el bullicio, pero Katherine se ha reído, así que debió haber sido algo gracioso, aunque poca cosa es capaz de hacerla reír. Los asientos traseros se desocupan rápidamente, sin embargo, los de adelante tratan de acercarse, al ring y otro grupo está rodeándonos, pidiéndole fotos a White. Me estoy asfixiando y lo único que quiero es salir de allí.

—Ven —le digo a Katherine cuando me levanto.

—Te alcanzo en unos minutos —responde. Ruedo los ojos y muy en el fondo conozco sus intenciones.

Camino como puedo hasta la entrada a los camerinos y hago uso del carnet que me dio Daniel semanas atrás. El seguridad lo nota y no protesta, todo está en calma aquí, no atraviesa nada de ruido a través de las puertas y pareciera que yo estuviera caminando en cámara lenta a medida que me acerco. Le doy vuelta al pomo y está cerrada con seguro. No sé si deba tocar, no creo que sea adecuado, así que decido sentarme en el sofá que está al fondo del pasillo y espero. Daniel sale, hablando por teléfono, pero a la vez está gritando algo a los que están dentro, Jordan y los demás. Me pongo de pie para hacer acto de presencia y él da vuelta.

—Abigail —Daniel se acerca y está un poco más cariñoso que de costumbre conmigo. Me extraña—. Te vi en los asientos VIP, pero luego desapareciste.

—Solo vine hasta aquí —digo confundida.

—Necesito hablar contigo, pero este no es el momento ni el lugar, así que mañana podemos reunirnos en mi oficina. A las 11:00 —comprueba su agenda en el teléfono.

—Claro. Allí estaré.

—Bien. Pues, ya tengo que irme, hay muchas cosas que arreglar luego de esta pelea. Un viaje a Alaska se avecina.

Wow. Alaska. No quiero perderme aquello.

—Allí se disputará el campeonato nacional —dice como si necesitará explicaciones. Jordan debe estar en el séptimo cielo al saber que está más cerca de pelear como aquel engreído que pronosticó su derrota, ha de ser bien suertudo en el amor, porque si habría apostado su fortuna, la perdería.

—Qué estés bien. Mañana nos vemos —me despido. La puerta está abierta, así que asomo la cabeza, Mitch está de espalda a la entrada y Jordan sentado frente a él platicando. Mitch da la vuelta y ambos se quedan mirando.

—Felicidades. Bien por ti —sonrío.

—Gracias —una sonrisa está dibujada en su rostro, pero no estoy segura de qué tan genuina sea—. Ya nos vamos. ¿Vienes conmigo? —él se acerca y toma mi mano, Mitch solo sonríe y sale detrás de nosotros.

***

Estuve muy calmada ayer cuando Daniel me dijo que tenía algo para decirme y que no podía ser en ese momento. No tengo idea de qué podría ser. Otra de mis preocupaciones es Katherine, traté de llamarla ayer desde casa de Jordan, pero solo entraba la contestadora, en casa y su celular. No quiero imaginar que pasó la noche con el White, me hierve la sangre de pensarlo.

Una gran valla se cruza en mi camino, invitándome a tomar unas vacaciones a California. Eso me recuerda que debo comprar los boletos para ir a ver a mis padres. Recuerdo como Jordan mencionó que por suerte no tendrá que conocer a mis padres con un ojo morado, ya que la pelea de ayer, solo resintió principalmente en el tronco. No sé que pensarían ellos si llegara así, aunque no deben pensar nada, porque solo es mi amigo, o una especie de amigo, no estoy muy segura de cuál.

Al llegar al edificio donde se encuentran las oficinas de Daniel y mis tíos, el valetparking toma mis llaves para estacionar el auto. El área luce impecable, piso de mármol, altas paredes en cristal macizo y un mostrador con Sasha, la recepcionista.

—Buenos Días, Señorita Turner —tiene su amplia sonrisa de dientes blancos e impecables, que hacen un perfecto compás con su largo cabello rubio y chaqueta gris.

—Sasha —la saludo y se acerca para darme un beso en la mejilla.

—Mucho tiempo, ¿no? — le sonrío.

—Solo un poco —ríe.

—Estoy aquí para ver a Daniel.

—Sí, ya tenía la información. Puedes subir —me indica. Me despido agitando mi mano y el ascensor de la izquierda está listo para subir. Todo el camino lo paso sola, solo acompañada con la música de fondo, que ahora está tocando las notas de Para Elisa.

Se abre la puerta y otro escritorio espera por mí. Esta secretaria no la conozco.

—Señorita Turner, buenos días. Puede entrar —tiene una sonrisa fingida, quiere ser amable pero no lo logra, así que decido no decir nada y solo pasar.

Todo luce completamente distinto aquí, Daniel se decidió por dar una remodelación drástica a su oficina, después de haberla abandonada durante años. Quizás es su forma de dejar atrás el pasado. Toda la oficina está pintada en colores blanco y gris y una gran pared al fondo de cristal que da una vista indescriptible a la ciudad de New York.

Daniel cierra la llamada.

—Temprano. Me gusta eso —está tratando de sonar simpático, su voz no es apresurada como de costumbre y una seriedad extra, está añadida en sus palabras. Él se acomoda en su asiento y supongo estoy perdida en mis pensamientos.

—Pues sí. Creo que es algo de familia —mi voz es segura, pero un nudo en mi garganta se ha empezado a formar. Temo, pero no sé por qué.

—Bueno no quiero darle muchas vueltas al asunto —dice con tono de voz serio—. Estamos aquí para hablar de J.J. —lo presentí. Sabía que todo el rollo tenía algo que ver con él.

—¿Qué sucede con Jordan? —mi voz es áspera.

—Has estado ayudando a Jordan desde un inicio y no sé que tanta ha recibido de tu parte... —se detiene. No sabe como continuar y creo que está pensando lo mismo que que yo. ¿He ayudado a Jordan realmente? Creo que no, Jordan no necesitaba ayuda, salvo por su guardarropa, pero él no es la bestia que cualquiera creería que es un boxeador que sólo mira hacia adelante y ve un costal para darle unos puños. Él no es así.

—Solo creo que ya es hora de cambiar tu puesto —suspira—. ¿Trabajarías para la oficina? Recursos Humanos necesita alguien con experiencia en los idiomas y tengo entendido que tú te manejas en ello —maldita sea, me está ofreciendo un trabajo real, aquí en la oficina. Mis ahorros se están agotando y no quiero tener que pedirle a mis padres. Debo decir que sí.

—¿Qué sucede entonces con Jordan?

—Jordan seguirá bien. No te preocupes por eso —no quiero dejarlo solo. Lucho para no decir nada. No quiero abandonar este proyecto quiero estar ahí cuando estemos lejos de aquí y no podré hacerlo si estoy aquí. Pero por otro lado está mi vida que tiene que tomar su cauce y seguir un rumbo, cosa que no sucederá si sigo jugando a la amiga/consejera/compañera de Jordan. Estoy muy atada a esto y no quiero alejarme de él aún. Mucho menos cuando nada fuera de allí es realmente una realidad. La vida se trata de jamás atarte a las cosas que te rodean, porque después cuando toque separarse no quedará más que desprenderse con dolor y terminar herido. Jamás debemos atarnos, que nuestra única atadura haya sido la que tuvimos con nuestra madre al nacer, después de allí que no existan las cuerdas. Las lágrimas pican en mis ojos y no sé que decisión tomar.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro