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Vince despertó con una tos insistente y miró a su lado, Cole temblaba como una hoja y eso lo hizo tocarle la frente, el chico tenía fiebre, Vince lo había visto venir, ayer fue un día extraño y estresante para él. Cole despertó tosiendo y se sorprendió bastante al darse cuenta de que estaba enfermo.

— ¿Tengo fiebre?

Vince lo miró raramente.

— ¿Por qué lo preguntas como si nunca la hubieras tenido?

— Nunca me he enfermado, ayer estaba bien a no ser por un dolor de cabeza extraño ¿Cómo funciona esto? — Vince se puso de pie y se dirigió al baño, necesitaba una ducha urgentemente.

— Debes descansar y tomar líquido.

— No puedo tomar un descanso, también tengo que ir al hospital — Vince torció los ojos y lo miró.

— No puedes ver a tu madre así.

— Necesito ir, también llamar a esas personas.

— ¿Lo harás?

— Si yo no puedo alguien podrá, no creo que sean tan hijos de puta como para dejarla morir — Vince entró al baño y dejó la puerta abierta para seguir escuchándolo.

— ¿Tienes un número?

Cole se quedó callado por un momento y luego respondió con un simple:

— Mi madre debe tenerlo.

Vince amarró una toalla en su cintura y le sonrió teniendo una buena idea.

— Iré yo solo a ver a tu madre — Cole tosió por un buen rato y luego de calmarse negó.

— No te conoce.

Vince comenzó a escoger su ropa con un encogimiento de hombros.

— Soy encantador, puedo arreglármelas.

— Vince — Vince se giró y entrecerró los ojos en su dirección.

— Te quedarás en cama hasta que pase tu resfriado, te traeré algunos analgésicos y tomarás mucho líquido mientras estoy en el hospital.

— Prometido — suspiró Cole una vez se dio cuenta que no podría hacer nada para hacerlo cambiar de idea.

Vince sonrió, se colocó una camisa oscura y un abrigo blanco, tomó un par de gafas y una mascarilla, en estos momentos no era muy bueno ser él, aún era la comidilla de la prensa y no en el buen sentido, esos buitres querían escándalos y Vince no los dejaría comer a su costa. Cole lo miró con una ceja arqueada.

— ¿Cuándo entrenas?

— En cuanto vuelva — respondió, tomó las pastillas del botiquín y se las tendió a su paciente, Cole las tomó y se cubrió con la sábana.

— ¿Próxima competencia?

— Mañana.

— Y ni siquiera puedo moverme bien, me temo que daré más trabajo que beneficios.

— Está bien — dijo revolviendo su cabello, ahora mismo no necesitaba un baile para sentirse bien — Toma — Cole miró ofendido el teléfono — Necesitaré que hables con tu madre, no puedo llegar allí como si nada.

— Vale.

Cole finalmente tomó el teléfono y Vince condujo al hospital, a la vuelta debía pasar por alguna farmacia y comprar algunas cosas importantes. Llegar al hospital le tomó solo diez minutos y se dirigió a donde Cole le había indicado. La pequeña morena lo miró sorprendida y buscó a alguien más por detrás, su cara fue de obvia decepción.

— ¿Chiara? — ella asintió y lo miró con recelo — Soy Vince…

— Lo sé, Cole habla mucho de ti — Vince se sintió extrañamente feliz respecto a eso.

— ¿En serio?

— Oh, era un secreto, lo siento — murmuró Chiara con arrepentimiento.

— La verdad, me alaga que te haya hablado de mí.

— Estoy feliz de conocerlo, pero ¿Por qué no ha venido mi hijo?

— Cole está enfermo…

— ¿Qué?

— Es un leve resfriado, pero sería perjudicial para usted — Chiara se mordió el labio inferior.

— Eso es mi culpa ¿verdad? Él ha estado trabajando demasiado para pagar todo esto.

— No te preocupes, lo dejé descansando — Vince marcó su número y puso el altavoz, Chiara lo miró con curiosidad, pero en cuanto escuchó la voz de su hijo sonrió instantáneamente.

— Mamá.

— Cole ¿estás bien?

— Si, perfectamente ahora que pude escucharte — murmuró con la voz ronca, Chiara frunció el ceño.

— ¿Cómo fue que llegaste a este punto?

— Sabes que soy un desastre, a veces olvido los abrigos, probablemente no lo sepas, pero ha estado haciendo frío — Vince se mordió los labios, si esta mujer supiese todo lo que estaba pasando se desmoronaría.

— Cole

— Necesito algo, no puedo ser un donador, pero hay algunas personas que si pueden — Chiara apretó los labios mirando el teléfono.

— No.

— No quisiera pedirles ayuda, sinceramente los odio, pero necesitamos que hagan esto.

— No ayudaran, papá me dijo que para ellos estaba muerta. 

— Dame con que contactarlos y yo haré que ayuden.

— Esto no me gusta.

— A mí tampoco — murmuró con la voz somnolienta.

— Está bien, lo enviaré todo con Vince — Chiara esperó que le contestaran del otro lado, Vince sólo podía escuchar la respiración pausada de Cole, Chiara pestañeó — ¿Cole?

— Debe haberse quedado dormido, le di algunas pastillas antes de irme — Chiara asintió y sonrió.

— Gracias, ¿puedes buscar en la pequeña libreta de ahí? — Vince tomó el papel amarillento del interior y le sonrió.

— Entonces me iré, aún tengo que entrenar.

— Señor Vince, su teléfono — Vince vio el teléfono en la mesilla y negó.

— Lo dejaré aquí, llama al último número si quieres hablar con Cole.

— Gracias por todo.

— Por nada.

Vince se marchó y no olvidó pasar por la farmacia antes de ir a casa a entrenar.

……

Cole despegó la comprensa fría de su frente y miró alrededor, seguía en la habitación de Vince, las sábanas bajo su cuerpo estaban empapadas en sudor haciéndolo sentir desagradable. Cole se puso en pie sintiéndose mejor, cambió la ropa de cama y se dio un corto baño. Salió del baño envuelto en una toalla, buscó ropa interior nueva y cogió ropa de Vince junto con un abrigo, a este paso estaría usando todo su armario. Dio pequeños pasos y bajó las escaleras, aun no se sentía del todo bien, pero tuvo la energía suficiente para llegar al gimnasio.

Vince estaba golpeando el saco de boxeo, sus brazos de flexionaban y extendían para golpear, las gotas de sudor recorrían el torso creando una imagen realmente fuera de este mundo. Cole se quedó mirando desde la puerta para no desconcentrarlo, cinco minutos seguidos y Vince dejó de golpear, agarró una toalla para secarse el sudor y por fin lo notó. Los labios del boxeador se arquearon, sus ojos de color ámbar intenso y la tonalidad verde se regó alrededor de la pupila. 

— ¿Te sientes lo suficientemente bien como para estar de pie?

— Me siento mejor, pensé que ya habías terminado tu entrenamiento, sentí que dormí mucho tiempo — Vince mordió su labio inferior volviéndolo rojo intenso, Cole se perdió un poco en el movimiento.

— Has dormido al menos veinticuatro horas.

— ¿Eh?

— Ayer subió tu fiebre, pero pude encargarme — Cole se sentó y lo miró arrepentido, se suponía que él debía ayudar no dar más problemas.

— Oh dios mío, no has dormido en toda la noche por mi culpa.

— Estoy bien, dormí tres horas en cuanto bajó tu fiebre.

— Lo siento, se supone que debías concentrarte en lo tuyo, hoy tienes una competencia.
Vince sonrió.

— Está bien no lo hice gratis — Cole comenzó a hablar a lo loco y fue perdiendo intensidad a medida que acababa y pensaba en lo que decía.

— Haré lo que sea, sólo no seas demasiado exigente, aún estoy enfermo.

— ¿Qué crees que pediré? — susurró Vince mirándolo con diversión, sus ojos se oscurecieron con el verde, Cole no pudo evitar sonrojarse — Pervertido, no te pediré algo como eso.

— ¿Entonces qué?

— Acompáñame a la competencia.

— ¿Yo?

— Haré que te sienten en un buen lugar, también te daré compañía, no puedo dejarte solo mientras sigas enfermo — Cole negó.

— No sé nada sobre este deporte, malgastarás un puesto en mi — Cole se acercó y colocó un pelo rebelde detrás de su oreja, sus ojos lo miraron directamente.

— ¿Sabes cuanta gente que me apoya irá?

— Eres famoso, así que no creo que sean pocos.

— Tengo una mala racha, sólo estará mi entrenador y alguien a quien puedo llamar amigo.
Cole suspiró.

— ¿Te seré de utilidad allí?

— No sabes cuánto.

— Está bien.

— Genial, gracias, me iré a dar un baño, luego haré algo de comer.

— Creo que puedo encargarme de eso — Vince lo miró con una sonrisa y negó.

— No, tienes dieta especial, espera por mí.

Cole no tuvo más remedio que esperar mientras lo veía correr escaleras arriba.

……

Cole se estaba arrepintiendo de aceptar mientras veía al escandaloso auto de Vince llegar a su destino, en serio quería apoyarlo, pero no podía darles la cara a los periodistas en la entrada. Se mordió los labios y miró a su acompañante, Vince no estaba muy nervioso, pero bueno, el hombre había estado frente a las cámaras durante años. Además ¿no era extraño si entraba ahí con Vince? Ellos podrían malinterpretar la situación, aunque la verdad, no deberían, Cole era un hombre, Vince sólo podría invitar a un amigo, seria más extraño si fuese mujer. Vince lo miró.

— No te preocupes, nadie te tomará fotos, no entrarás por ahí, para mi es casi obligatorio, pero te dejaré con Javier.

— ¿Javier?

— Es algo así como mi entrenador personal — Cole frunció las cejas.

— ¿Tienes dos entrenadores?

— Sip ¿demasiado raro?

— Definitivamente — murmuró con una sonrisa, Vince negó y se detuvo.

— Esta es tu parada, esperarás aquí a Javier — Cole salió y se apoyó en la ventanilla, Vince lo miró con curiosidad.

— Vince, ¿puedo verte antes de la competencia?

Los ojos del boxeador pasaron a verde oscuro y luego de un momento respondió.

— Le enviaré un mensaje a Javier, él te llevará conmigo.

— Vale, nos vemos — con esas últimas palabras dejó que se fuera. Cole tuvo que esperar al menos quince minutos hasta que apareciera un desconocido de cabello rubio, el hombre le mostró una sonrisa.

— ¿Eres Cole?

— Si.

— Soy Javier, ven conmigo — Javier lo llevó por un callejón, llegó a una puerta, le dijo algo al guardia y los dejaron entrar. El oscuro pasillo por el que entraron sólo duró unos tres minutos y Cole pudo ver el cuadrilátero, las sillas puestas alrededor con la multitud haciendo escándalo, Javier lo condujo a dos sillas alejadas del gentío y se sentó primero, era una buena posición donde se veía todo el polígono — Desde aquí podremos ver perfectamente.

— Está bien, tampoco sé mucho sobre esto — dijo sentándose, Javier se encogió de hombros.

— Yo puedo explicarte.

Luego de unos incómodos cinco minutos Cole se atrevió a hacer una pregunta.

— ¿Es un oponente difícil? — Javier lo miró.

— ¿Para el Vince de antes? De ninguna manera, para el de ahora no estoy seguro — Cole se mordió los labios, Javier continuó — Aunque desde que te conoció ha sorprendido a muchos, pensamos que no se recuperaría.

— Yo…uh…

— Descuida, estoy al tanto — el sonido de un teléfono rompió la embarazosa atmósfera, Javier miró su teléfono y sonrió de medio lado — Esto es una sorpresa, vamos con Vince.

Cole fue jalado por varios pasillos y luego de que Javier le dijera que esperaría ahí tuvo el valor de tomar el picaporte y abrir la puerta. Sus palabras anteriores habían sido por impulso, la verdad no tenía ni idea de lo que haría o hablaría con Vince una vez dentro, Cole cerró la puerta y vio la imagen frente a él. Vince estaba vestido con un short rojo brillante hasta las rodillas y una bata del mismo color dando pequeños saltos en el lugar, sus manos habían sido vendadas y daba algunos golpes al aire. 

— Vince — Vince se detuvo y lo miró, estaba completamente sudado.

— Estoy a punto de salir, querías verme ¿verdad?

— Si, uh…yo… — una vez Cole notó que no saldría nada lo suficientemente bueno de su boca, se acercó a Vince, lo tomó del cuello de su ropa y pegó sus labios. Vince lo miró sorprendido, pero Cole no tuvo tiempo de avergonzarse, ya estaba aquí y había hecho esto podía ir un poco más allá. Con la mano derecha lo tomó por la parte posterior del cuello y profundizó el beso, Vince salió de su desconcierto y le acarició la lengua con la suya, recorrió toda su boca perdiéndose en su interior. Vince lo colocó contra la pared más cercana y lo devoró.

Esta no había sido la intención, Cole lo que menos quería era calentar a este hombre de la manera incorrecta, pero mientras siguiera besándolo así habría un problema. Vince se alejó, sus labios estaban rosados y húmedos por el reciente beso, Cole besó la comisura de su boca y murmuró en voz baja.  

— Nada más venía a desearte buena suerte.

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