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Vince le dio un último golpe a su saco de boxeo y se limpió el sudor con una toalla que había dejado sobre el espaldar de un asiento. Su entrenador lo miraba con curiosidad desde que había retomado su entrenamiento hacía solo dos semanas. El hombre caminó hacia él y se detuvo con los brazos cruzados.

— ¿Me dirás porque tan de repente estas así?

— No

— ¿Estas metiéndote drogas?

— No, puedes hacer un examen toxicológico si quieres — ni siquiera había probado un trago de alcohol en dos semanas, Cole se encargaba de quitarle los tragos cada vez que lo veía tomando uno durante sus bailes así que había decidido dejarlo después de pensarlo.

— Por supuesto que lo haré, quiero que vuelvas a las peleas, pero no te quiero muerto de una sobredosis — Vince torció los ojos.

— Tranquilo, no hay nada de drogas aquí, ¿has conseguido la pelea de mañana?

— Si, no es nada grande, el boxeador recién comienza, tiene tres vencidas y una derrota, fue lo mejor que pude conseguir en poco tiempo — Vince no se sorprendía, prácticamente lo habían echado.

— Lo sé, todos me están tratando como si tuviese la maldita plaga.

— No puedes culparlos, tu actuación ha estado muy por debajo de las expectativas, has pasado de ser el campeón a ser peor que un novato.

— Tendré que levantarme desde abajo, no es como si no lo hubiese hecho nunca.

— Hay que trabajar mucho.

— Me estoy preparando.

— Bien, no te drogues y come lo más sano posible, vendré mañana — ordenó su entrenador recogiendo todas sus cosas, Vince cerró la puerta detrás de él y corrió al baño, Cole estaría ahí en al menos treinta minutos.

Bajó una vez el timbre sonó, el bailarín estaba esperando ahí con una mochila en su espalda, tenía un aspecto bastante cansado, pero Vince no dijo nada sobre eso.

Cole entró dándole un pequeño saludo y luego le miró.

— ¿Puedo bañarme antes? — Vince achicó los ojos.

— Puedes hacer lo que quieras, esa habitación está dispuesta para tus necesidades.

— Gracias — murmuró y se fue arriba.

Cole bajó veinte minutos después vestido con un traje de oficinista y colocó la pista de audio. Sus movimientos fueron absolutamente encantadores como siempre, pero había algo extraño, el bailarín no se veía metido en su papel. Vince suspiró y negó, si el chico no quería bailar era mejor que no lo hiciera. Vince se levantó y apagó el equipo de música.

— Eso es suficiente — dijo cuándo Cole lo miró.

— ¿Hice algo mal?

— No, solo que hoy no estas metido en ello — Cole se acercó e intentó poner la música otra vez.

— Espera, empezaré otra vez, lo haré bien.

— No está mal Cole, tus movimientos están bien.

— Mira, necesito ese dinero, solo déjame descansar veinte minutos y… — murmuró nerviosamente, Cole finalmente miró a otra parte.

— No te preocupes por tu pago, te lo daré, aunque no bailes — Cole se mordió el labio, su mirada aún estaba en la pared.

— Pensé que habías dicho que tenías una pelea mañana.

— La tengo.

— ¿Esto no te ayudaba?

— Si — respondió sentándose y acariciando el lugar libre a su lado — ¿Por qué no vienes y te sientas aquí?

— No lo entiendo — gruñó tomando asiento, Vince sonrió.

— No te preocupes, mañana me irá bien, aunque no te vea bailar.

— ¿Me estas despidiendo? — preguntó con pánico, Vince lo miró con una ceja arqueada.

— No, escúchame. Quiero que sigas bailando para mí, está bien si no lo haces hoy o la próxima vez que vengas, te pagaré por tu tiempo.

— ¿Por qué?

— No le busques explicación, solo toma el dinero.

Cole resopló y se recostó al respaldar del sofá, parecía un niño enojado.

— Me estoy sintiendo un estafador de lujo.

— Está bien que lo hagas, tengo mucho dinero ¿Qué pasa contigo?

— Debe ser cansancio, hoy tuve un examen, no he dormido demasiado. 

— ¿En serio? ¿Qué estudias?

— Maestro.

— Mmm… — Vince hizo una mueca — eso no suena interesante.

— En absoluto, no es tan interesante como ser boxeador — Vince se carcajeó ligeramente.

— ¿Y cómo crees que saliste?

— Perfectamente, no solo soy bueno quitándome la ropa.

— ¿Utilizas este dinero en tu matrícula?

— Si ¿estás seguro de que no quieres que baile?

— Seguro.

— ¿Por qué estas metido en este bache? Lo siento si te molesta que pregunte — Vince se acomodó y lo miró.

— Nadie lo sabe y espero que cumplas con nuestro acuerdo.

— No tienes que decirme — murmuró Cole encogiéndose de hombros.

— Está bien, necesito hablarlo con alguien. Mi prometida me traicionó, estuvo follando con mi mejor amigo por siete meses, soy un tonto, si no los hubiese visto follando nunca lo sabría.

— Al menos no te casaste con ella — murmuró con ironía.

— Dijo que yo mismo me lo había buscado, que no le prestaba suficiente atención, que solo veía por el boxeo. Supongo que el karma me alcanzó, ahora ni siquiera puedo concentrarme en la lucha.

Cole hizo una mueca mientras le escuchaba.

— Es una egoísta, si te conoció siendo boxeador y aceptó estar contigo no tenía derecho a reclamarte algo.

— No lo sé, ciertamente era un obseso.

— Entonces ¿crees que tenía la razón?

— Quizás si le hubiera dado la atención que necesitaba no lo hubiese hecho.

— Que mente tan estrecha.

— Eso no es educado.

— Pensé que eras más inteligente — escupió con altanería.

— Hey, soy mayor que tú.

— No importa lo sola que se sintiese, no tenía que ir y follarse a tu mejor amigo, podía decírtelo, creo que podías arreglar tu horario ¿verdad? Apuesto a quien fue ella quien dijo que todo estaba bien. Esa mujer solo buscó una excusa para justificarse.

— Gracias — murmuró, Cole lo miró y sonrió.

— Si me pagas tres mil dólares al menos debería decirte cosas buenas ¿no?

— Eres increíble — se carcajeó.

— Lo sé.

Era exactamente por eso que no tenía que verle bailar, la compañía del chico era más que suficiente para recargar sus baterías.

……

Cole se dio un baño y caminó hacia el hospital, hoy era la pelea de Vince y estaba nervioso, aunque él no tenía nada que ver con ella. Bueno, eso no era cierto del todo, aunque no sabía que papel representaba en todo eso, creía estar ayudando. Saludó a los médicos y llegó a la habitación de su madre, Chiara estaba tan profundamente dormida que ni siquiera despertó con el ruido de la puerta. Él la dejó descansar, se sentó y sacó un libro de su mochila, necesitaba ponerse al día, ayer no había dormido absolutamente nada para su examen y logró una puntuación alta, pero eso no se repetiría otra vez.

Chiara despertó dos horas después.

— Cole ¿Por qué no me has despertado?

— Te dejé descansar, lo necesitas — su madre hizo un puchero.

— No te veo mucho y ahora me dejas dormir el tiempo que estas aquí, es injusto.

— También necesitaba estudiar — justificó enseñado el libro en su mano, Chiara suspiró.

— Ah, bueno, si es así está bien ¿Cómo saliste en tu examen?

— Tuve la mejor puntuación.

— Eres increíble.

— He salido a ti — Chiara sonrió de forma brillante.

— ¿Qué hay de tu trabajo?

— Vince luchará hoy, estoy emocionado por saber el resultado.

— Si quieres puedes ir a casa y verlo, no me molesta.

— Está bien, es algo pequeño que ni siquiera saldrá en televisión — y aunque fuera a nivel internacional tampoco podría verlo, su casa estaba sin luz alguna.

— Cole ¿estas comiendo apropiadamente?

— Si.

— No te atrevas a mentirme.

— No lo hago.

— Cuéntame como fue tu día.

……

Vince le dijo que se sentara en el sofá en cuanto entró, estaba feliz y eso lo hizo saber instantáneamente el resultado de la competición. Sirvió dos vasos de refresco y le dio uno, Cole pensaba que era extraño, él simplemente era un bailarín, no era para que tuviera que celebrar con él.

— Creo que no necesito preguntar, pero de todas formas lo haré ¿Cómo te fue? — Vince se sentó y lo miró de una forma extraña, parecía herido de alguna manera.

— ¿No la has visto? — Cole se mordió el labio cuando el calor subió a sus mejillas ¿Cómo decirle que apenas tenía un teléfono que aguantaba el internet? Ni siquiera se lo podía pagar.

— Ah…yo, no tengo un teléfono — murmuró, Vince cogió su teléfono de la mesa y comenzó a escribir, luego le enseñó el video, solo era un canal con trescientos suscriptores, pero Vince le había dicho que tenía que empezar desde abajo. La pelea fue un poco emparejada al principio, pero después se equilibró hacia Vince, finalmente terminó con un derechazo por parte de Vince y Cole lo miró.

— Felicidades, lo has hecho muy bien — dijo devolviéndole el teléfono, Vince negó.

— Quédatelo.

— ¿Qué?

— Puedes tenerlo — dijo como si le estuviese dando un simple palillo para limpiarse los dientes, pero para Cole no era así.

— No, no lo necesito — gruñó colocándole el teléfono en las piernas.

— ¿Estas siendo orgulloso ahora mismo?

— No necesito caridad, iré a cambiarme — sentenció poniéndose de pie. Vince le agarró la muñeca.

— Eres muy temperamental para ser tan joven, no quiero un baile así que siéntate — Cole se sentó, pero aún estaba enojado — No te lo doy por caridad, compraré otro mañana, te lo regalo porque soy una persona que gusta de ser el centro de atención, quiero que veas mis peleas.

— Pero…

— ¿Rechazarás mi regalo? — Cole tragó, este boxeador realmente sabía hacer una buena cara de cachorro.

— Ya estoy sacándote dinero suficiente.

— Aprovéchate un poco de mí, ya te dije que…

— Si, si, que tienes mucho dinero.

— ¿Ves? ¿Lo tomarás? — preguntó ofreciéndoselo nuevamente, Cole suspiró y lo tomó.

— Está bien.

Vince sonrió y le frotó la cabeza.

— Eres un buen chico, tus padres deben estar orgullosos de ti.

— Solo mi madre — escuió con desdén.

— Oh, lo siento, no sabía que tu padre…

— Oh no, desgraciadamente el hijo de puta no está muerto, solo está lejos.

— Su pérdida.

— Puedes apostarlo ¿Qué hay de tus padres? Nunca han escrito sobre ello — Vince se encogió de hombros.

— No lo sé, son solo gente normal, les envío dinero de vez en cuando y siempre lo devuelven, siguen enojados porque no quise heredar el negocio familiar y casarme con la vecina.

— ¿Negocio familiar?

— Si ¿Me imaginas ordeñando vacas? Eso no era para mí — Cole no pudo aguantar la carcajada que salió de su boca, Vince lo miró con diversión.

— Eres tan orgulloso.

— Ese es mi segundo nombre.

— Creo que es por eso que estas tan hundido — murmuró sin intención de que lo oyera.

— ¿Qué?

— Tu ex le dio un duro golpe a tu ego, por eso no has podido levantarte.

— Entonces ¿solo es mi orgullo?

— No es tan simple, yo creo que el orgullo es muy importante para ser lo que eres.

— Creo que eres la única persona que lo ve así, todos me critican porque era un presumido, apenas puedo encender el televisor.

— ¿Te critican mucho?

— ¿No ves la televisión? — Cole pudo sentir el calor precipitándose por su rostro una vez más.

— No me gusta ver el televisor — Vince lo tomó del mentón e hizo que lo mirara.

— ¿A qué chico no le gusta ver televisión hoy en día?

— A mí — murmuró notando los ojos de Vince, ahora el verde predominaba más que el otro color.

De repente los ojos del boxeador bajaron a un lugar específico, Cole no pudo evitar mojarse los labios bajo su atenta mirada. En el momento se tornó difícil respirar mientras lo miraba, Vince suspiró y Cole podía jurar que este hombre quería besarlo.

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