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11💳

Dos días después de llamar a sus parientes ellos llegaron al hospital, Cole se había negado a que vieran a su madre sin que él estuviese presente, así que hoy harían la primera prueba. Sólo por si acaso Cole llevaba un escudo humano de metro noventa y con bastante músculo, Vince terminó de ponerse la chaqueta y lo miró, su pregunta era un obvio ¿Estas bien? Cole suspiró. No estaba bien, pero debía hacer esto.

— Vamos de una vez — murmuró, Vince se adelantó y abrió la puerta para él, Cole aun no entendía por qué se empeñaba en ayudarlo y no reclamar por su parte del trato.

Vince lo besaba lento y profundo durante mucho tiempo, a veces hasta llegaban más allá y se masturbaban mutuamente, pero nunca más de eso. No era que le interesara tener sexo con Vince. Por dios, no, lo que pasaba era que no le gustaba deberle nada a nadie y a este paso estaría endeudado toda la vida. Cole se sentó de copiloto en el auto y Vince no tardó mucho en ponerse frente al volante. El camino fue silencioso, no había nada de incomodidad, Vince le dio el tiempo suficiente para pensar en cómo reaccionaría al verlos. Luego de diez minutos que se hicieron demasiado cortos Cole entró al hospital con Vince.

Cole no podía creerlo, pero ahora mismo quería tomar la mano de Vince, necesitaba apoyo, como si le leyese la mente Vince tomó su mano y apretó dándole algo con lo que confortarse. Tres personas estaban sentadas en los asientos antes de llegar a la habitación de su madre, al verlo se pusieron de pie. Cole apretó la mano que lo sostenía y se detuvo frente a ellos, dos hombres y una mujer, el mayor era mucho más alto que Cole e incluso que Vince, supuso que él era su abuelo, la mujer era menuda con el pelo corto y negro, el otro se parecía a él, sólo un poco más bajo y de ojos negros. Cole vio el parecido y mordió su labio inferior, misma piel canela, ojos oscuros idénticos a los de su madre, cada maldito rasgo con el cual no podías dudar que fueran parientes.

El hombre mayor fue el primero en hablar.

— Debes ser mi nieto — Cole sintió el sabor metálico de la sangre en su boca cuando mordió con fuerza ¿En que había estado pensando al querer ver a estas personas?

— No soy su nieto, resulta que sólo soy el hijo de la hija que considerabas muerta — el hombre asintió.

— Eso te hace mi nieto.

— Miren, estoy realmente feliz de que pudieran ser donadores para mi madre, pero no creo que sea una buena idea que la vean — esta vez fue la mujer quien habló, tenía una voz melodiosa que le recordaba a los mejores momentos de Chiara.

— Queremos disculparnos.

— ¿Eso que cambia? — gruñó.

— Estamos aquí por respeto, pero ¿de verdad crees que puedes prohibirnos verla? — Cole miró al hombre joven, ahora que lo miraba con atención, no parecía tan joven, de hecho, parecía contemporáneo con Chiara, ese probablemente era uno de sus hermanos.

— Si puedo ¿Quiénes son ustedes? No son nadie mientras que yo soy su hijo.

— Somos sus padres.

— ¿Padres? — resopló — ¿Los mismos que la rechazaron porque quería casarse con un hombre que no aprobaban?

— Y teníamos razón.

— Por eso no debieron dejarla sola ¿Acaso saben lo mal que lo ha tenido?

— Cole — Vince le ofreció un pañuelo, Cole se sonrojó y se limpió la sangre de la nariz, las personas frente a él lo miraron con preocupación y eso lo hizo enojar aún más.

Tampoco tenían derecho de mostrarse preocupados cuando no lo conocían.

— Déjanos verla, si ella no quiere hablar con nosotros nos iremos.

— Bien — gruñó caminando a la habitación, Cole no quería que Chiara los viera, estaba cien por ciento seguro de que ella los perdonaría en el mismo instante en que los viera, pero él era distinto.

Cole se sentó a un lado sin siquiera saludar a su madre, los desconocidos entraron y Chiara perdió el aliento viéndolos.

— Chiara, hija ¿Podrías perdonarnos? — Chiara sollozó mirando a su padre.

— Papá — su madre abrió los brazos y el hombre la abrazó, ella lloró con fuerza haciendo que Cole se sintiese mal — Lo siento — murmuró entre hipidos.

Cole la miró con furia ¿Por qué se disculpaba exactamente? ¿Por irse con su padre? Si no lo hubiese hecho él no existiría ahora mismo, era demasiado que se disculpara y justamente frente a él. Luego de unos momentos Chiara se secó con un pañuelo y sonrió.

— Estoy segura de que ya lo conocieron, pero él es Cole mi hijo, Cole, ellos son…

— No me importa lo que sean estas personas, ellos no son nada mío y espero que vuelvan pronto a donde pertenecen — gruñó fulminándolos con la mirada, Chiara le gritó por primera vez en su vida.

— ¡Cole! Nunca has sido así de grosero.

— ¿Cómo quieres que sea cuando estas perdonando a estas personas? Ellos te abandonaron a tu suerte y no saben todo lo que hemos pasado — Lo que había pasado él tratando de pagar este tratamiento, sólo para que ellos se tomaran el mérito.

— Eso no…

— Me voy, quédate con ellos si tanto los quieres.

Cole salió corriendo hasta el patio del hospital, por suerte quedaba lo suficientemente lejos, sus lágrimas salieron al momento y se frotó los ojos con fuerza. Una fragancia conocida entró en su nariz y Cole se vio envuelto en unos brazos fuertes, Cole enredó sus brazos en la cintura de Vince y colocó la cabeza en la curvatura de su cuello.

— Todo va a estar bien.

Cole quiso creer en serio que todo estaría bien.

……

Vince vio a Cole en el sofá, llevaba dos días enteros deprimido, sólo se levantaba para ir a trabajar, bañarse y comer, mientras no estuviese haciendo algo de eso se acostaba en el sofá a admirar la nada y ni hablar de su universidad, cada vez que Vince lo sugería era fulminado con una mirada verde. Vince entendía porque estaba deprimido, de hecho, Cole estaba celoso, habían llegado tres personas importantes para su madre y se había sentido menos, tampoco ayudó que Chiara se disculpara. Vince se agachó y miró a Cole, el chico lo miró perezosamente.

— ¿Qué? ¿Necesitas ayuda?

— Si, necesito una parte del sofá, quiero sentarme — Cole miró alrededor.

— Hay más espacio.

— El televisor está frente al sofá.

Cole frunció el ceño, se apoyó en sus brazos y le dejó un espacio libre, Vince se sentó y Cole no tuvo problema en apoyar la cabeza en sus piernas. Esto se estaba haciendo algo regular, Vince le acarició el pelo.

— ¿Crees que ella dejará de quererte porque vengan ellos?

— No.

— ¿Entonces?

— ¿La escuchaste? — murmuró con la voz ronca.

— Si y sé que eso te hirió.

— Se veía tan feliz con ellos — la mandíbula de Cole se apretó con fuerza, Vince acarició su mejilla.

— Cole, hacía muchísimo tiempo que no los veía ¿Por qué no intentas llevarte bien con ellos?

— No, no los quiero en mi vida.

— Ellos se equivocaron ¿perdonar no es de sabios?

— No soy un santo, no puedo hacerlo — Vince sonrió y lo peinó hacia atrás.

— Eres lo suficientemente bueno para hacerlo, no lo hagas por ellos, hazlo por ti.

— No.

— Al menos escúchalos.

— Vince — gruñó, Vince suspiró.

— Ellos vendrán en un rato.

— ¿Qué? me has hecho una encerrona — Cole se sentó y lo miró herido, Vince insistió.

— Habla con ellos.

— Te odio — dijo entre dientes, Vince fue hacia él y dejó sus labios sólo a unos milímetros, Cole miró su boca y tragó.

— No, no me odias.

Cole juntó sus labios y lo tomó de la mejilla, Vince le dio el control sólo por el momento, Cole gateó hacia él y se colocó a horcajadas sobre sus piernas, sus brazos se enredaron alrededor de su cuello. Vince lo tomó de la cintura, Cole volvió a besarlo sin timidez alguna, barriendo el interior de su boca, jugando con su lengua, Vince lo miró en cuanto se alejó para tomar aire.

— Eres un cabrón — refunfuñó Cole, Vince tocó el entrecejo fruncido y sonrió de medio lado.

— Lo sé — Cole mordió su labio inferior y volvió a besarlo, su mano viajó por dentro de su camisa sacándole un suspiro.

El chico dejó su boca por el momento, le besó la mandíbula y dio una pequeña mordida en el lóbulo de su oreja, Vince gimió tomándolo del trasero y haciendo presión en ambas entrepiernas. Cole sonrió con arrogancia y siguió mordisqueándole el cuello, su cabeza se hizo un lio. Vince levantó la camisa de Cole y acarició las pequeñas protuberancias erectas, Cole lo arañó como respuesta.

¡Ding Dong! El timbre anunció el final del encuentro, ambos se separaron frustrados, Cole tenía el cabello desastroso, los labios rojos e hinchados, la camisa medio puesta y una erección visible. Vince le bajó la camisa y apoyó la frente contra la suya, ambos estaban jadeando y desesperados por la finalización, el timbre recordó que tenían invitados que atender.  

— Iré a abrirles — Cole se burló mirándolo de arriba abajo.

— ¿Con ese aspecto?

— No estas mejor que yo — gruñó, Cole torció los ojos y se sentó en el sofá con normalidad, al menos con la normalidad que le permitía una erección, Vince se acotejó lo mejor que pudo y fue a abrir con un suspiro frustrado.

Sus invitados se sorprendieron al ver su aspecto, pero no opinaron, de todas formas, sería un poco descortés hacerlo cuando él era el anfitrión. Los hizo pasar, Vince vio en primer plano la reacción de todos al ver a Cole, su aspecto no era mucho mejor que cuando lo había dejado, la única diferencia era su pierna cruzada ocultando su excitación.

— No voy a disculparme, sólo espero que no le digan nada a mi madre — Vince miró hacia la pared evitando la mirada de todos.

— ¿Eres gay? — los ojos de Cole se entrecerraron, Vince se puso tenso, este chico sólo quería un motivo para luchar con ellos.

— ¿Algún problema?

— No ¿Es él tu novio?

— Si, algo así, no vinieron a saber sobre mi vida privada ¿verdad? — Vince miró a todos y colocó una sonrisa incómoda.

— Deberían sentarse, iré a la cocina mientras…

Cole sonrió como gato que atrapa a un ratón.

— No, ya que tuviste la valentía suficiente para hacerme esta artimaña te quedas — Vince apretó los labios y se sentó, sus invitados hicieron lo mismo.

— No vamos a justificarnos por lo que pasó, no importa lo que digamos no será excusa suficiente, sólo venimos a pedir una oportunidad, queremos a nuestra hija de vuelta y conocer a nuestro nieto — esta vez quien habló fue la mujer, Cole se encogió de hombros.

— Estoy seguro de que deben tener más nietos, después de todo tienen seis hijos, debió ser realmente fácil desechar a una.

— Tu, mocoso — gruñó el hombre que Vince sospechaba era su tío, el mayor de ellos lo atajó colocando una mano en su hombro.

— Yasen, sabíamos que no sería fácil, es normal que esté enojado.

— Nosotros también sufrimos — murmuró.

— ¿Ustedes? — rió irónico — Oh joder, váyanse de aquí, no quiero escucharlos.

— ¿Por qué no pudiste ser el donador? ¿Estas enfermo?

— No, tenía una gripe.

— No tienes que llamarnos abuelos, ¿Por qué no visitas mañana a Chiara a las cinco? Estaremos ahí — Cole miró a su abuelo, eran tan parecidos que parecía una versión joven y una más anciana de la misma persona.

— No quiero.

El hombre suspiró y se puso en pie, antes de dar la vuelta completamente habló en su dirección.

— Tu madre ha estado triste estos últimos días, no ha podido verte, sé que estas celoso, pero lo más importante para ella no somos nosotros, eres tú.

Cole mordió su labio inferior y luego de un momento aceptó.

— Está bien, iré.

— Gracias.

— Necesito saber algo primero.

— ¿Qué es?

— Sus nombres — su abuelo sonrió de medio lado y apuntó a su esposa.

— Ella es Irene la madre de Chiara, él es otro de nuestros hijos Yasen, y mi nombre es Alexis.

Cole asintió.

— Nos vemos mañana.

Vince vio a la familia retirarse, una vez dejó de verlos cerró la puerta y fue acorralado por Cole, las manos apoyadas en la puerta a cada lado de su cabeza lo mantenían prisionero entre sus brazos.

— Tendrás que compensarme por esto.

Vince sonrió y le mordió el labio inferior.

— Suena bien ¿Por dónde quieres que empiece?

Cole lo besó, tomó su mano derecha y la colocó sobre su pecho, Vince sintió el duro músculo en su mano, luego Cole la fue deslizando hacia abajo, pasó por uno de sus duros pezones y siguió bajando al abdomen. Cole lo miró con picardía antes de dejar su mano sobre la entrepierna excitada.

— Creo que este es un buen lugar para comenzar.

Vince no pudo negarse al pedido.

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