Después de la noche más mágica que podría haber pedido, Degel estaba sonriendo a más no poder mientras miraba perdido el cielo que se reflejaba fuera de los enormes ventanales de la habitación.
Escuchaba al fondo a Kardia, que iba y venía dentro del cuarto, acomodando cosas en diferentes lugares y también, acondicionando todo para que quede aún más íntimo de lo que era.

No sé giraba a verlo, pues el escorpión le había dicho que quería sorprenderle con lo que le mostraría, por lo que se dedicaba a posar sus orbes en el despejado cielo oscuro que se cernía sobre la cuidad.

-Es una vista hermosa, no lo crees?

-Lo es, pero no tan hermosa como tú lo eres, mí adorado diamante.

Degel apoyó todavía más, su espalda, contra el pecho del contrario que cerró sus brazos aún más, alrededor de la pequeña cintura francesa, a la par que sonreía y le susurraba un "te amo" suave al oído.

-¿Listo para ver tu sorpresa?

-Si, pero, déjame un momento más. El cielo está hermoso y las estrellas están brillando como nunca.

-Si, es eso cierto. Nunca he visto el cielo tan iluminado como hoy. Y se me hace que está todavía más precioso, porque estoy acompañando del hombre más bello del mundo, a quien amo con locura y por eso se me hace todavía más bello.

-¿Cómo es que te ves amenazante todo el tiempo, pero en realidad, eres la persona más tierna de este mundo?

-Solo soy así contigo, porque te lo mereces. Se que has tenido muchas dificultades, muchas cosas malas te han pasado antes de que nos encontremos. Estoy convencido de que has derramado muchas lágrimas por eso, por lo que solo deseo concentrarme en sacarte las miles de sonrisas que se que te mereces.

-No tienes por qué. Te agradezco mucho que lo hagas, y te amo muchísimo más luego de cada cosa que haces por y para mí... No sé cómo agradecerte todo lo que me das.

-La mejor manera de mostrarme tu agradecimiento, es simplemente dejarme hacerlo y demostrarme que te gusta todo lo que te hago.

-Entonces que así sea.- Acabó por responder a la par que se daba la vuelta y colocaba sus manos en las mejillas del rubio, que poco a poco se acercaba a la boca contraria y la encontraba más que dispuesta a dejarle mucho amor mediante ese acto. -Te voy a demostrar cada hora, cada día de mí vida, que te amo, que me enamoras cada día más y que te agradezco mucho todo lo que me das.

Ante esa respuesta, Kardia cubrió los ojos de su amado, simplemente con una de sus manos y con la que tenía libre, la puso en la cintura y lo llevó más adentro de la habitación, sentandolo en el borde de la cama y dejando que abriera sus ojos apenas si ya lo tuvo acomodado como quería.

-Kardia...

Los ojos del francés se llenaron de una ligera capa de agua salada, debido a la emoción que sentía, y las lágrimas bajaron sin esperar, cuando el griego apagó las luces, pero la oscuridad se cortó rápidamente cuando un pequeño aparato, que Kardia le había "robado" a su hijo, hizo su aparición, llenando todavía más de magia el ambiente.

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Tenía más de veinte años que su pareja no le daba una sorpresa así. Lo entendía, porque en primera, su relación no era nada oficial, siquiera moral, era simplemente un amorío que podía acabar tan estrepitosamente como comenzó, y en segunda... Bueno, prefería no recordar la razón por la que no pudo avanzar esa relación en un principio.
Tratando de hacer a un lado esos pensamientos, se enfocó en lo que sea que el griego quería mostrarle en esos momentos.

Tenía casi cincuenta años, los dos tenían casi la misma edad, por lo que a Degel se le hacía increíble que Kardia siguiera con ese espíritu joven de sus iniciales treinta, mientras que él se sentía casi amargado y muy cansado.

-¿Tengo que tener miedo?

-¿Recuerdas la vez que me dijiste eso por primera vez?- Dejó salir sonrisa mediante al decir eso, y Degel solamente negó leve al oírle decir eso.

-La pasamos muy bien esa noche, no lo niego... Es de las mejores noches que tengo guardadas en el corazón.

Kardia paró su andar y se volteó, mirando con impresión al galo, que estaba con todo el carmín impregnado en sus mejillas.

-Yo...

No pudo decir nada, sus labios fueron asaltados por el rubio, que no abandonó ese acto hasta quedarse sin aire.

-Esa noche también fue una de las más bellas y especiales para mí. Nunca pude olvidarme de todo lo que pasamos juntos y se que nunca lo haré.

-Fuimos realmente felices juntos, a pesar de todo.

-¿Fuimos?- Levantó una ceja al decir aquello, mientras que abría la puerta del cuarto y hacia entrar al pelirrojo, invitándolo a sentarse al borde de la cama, para luego casi correr a cerrar las cortinas, pero antes de eso, sonreír al ver a su hijo de rodillas frente a Shaina, con su cabeza apoyada en el vientre de la pelinegra, era más que obvio que estaba oyendo a la pequeña bebé, moverse dentro de su madre, al oír la voz de uno de sus padres.

Pero una vez que cerró todo y dejó la habitación en completa penumbra, abrió una caja que tenía guardada con mucho recelo en el fondo de un placard, Degel solo sonrió leve al verlo sacar aquel artefacto, enchufarlo con mucho apuro y prenderlo todavía más apurado.

-¿Te siguen gustando las cosas así?

-Las estrellas más bonitas del mundo fueron las de esa noche... Pero siempre serán bellas si las veo junto a ti, sin importar la hora del día.

Kardia sonrió y dejó aquel aparato sobre el buró, recostandose sobre el edredón, sintiendo como Degel se acomodaba sobre su pecho y con una enorme sonrisa, fijaba su mirar sobre el techo, las paredes y los muebles, puesto que, gracias a ese proyector, miles de estrellas se formaban y hacían del ambiente, el más bello y maravilloso que podría existir y una paz inexplicable, pero muy reconfortante, se instalaba en todo su ser.

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¿Conocen de esas máquinas que usa Kardia? ¡Son tan lindas! Mí primita tiene una y juro que me enamoré.

Si quieren saber que o como son, busquen en Youtube "proyector de estrellas" y enamorense como Degel y yo 😄

La palabra de mañana es "Antepasados". No diré mucho porque tengo ideas, pero no se cual elegir (seguro que me asombro con ustedes)

¡Besos! ¡Las quiero!