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26: Pecado

-Los matrimonios no duran porque ya nadie confía en nadie y las personas siempre hacen estupideces en lugar de cuidar a sus familias.

Calvera bufó, Krest soltó con desgano sus cubiertos, Kardia se mordió la lengua para no decirle nada demasiado ofensivo y Degel simplemente miró con cansancio a la mujer. Shaina no perdió tiempo y tomó a ambos niños de la mano y los sacó del comedor, porque sabía que era lo que seguía y lo mejor era que no escucharan ni viera nada de eso.

-Madre, ¿Se puede saber por que te sales con semejante cosa en medio del almuerzo?

-Solo digo lo que pienso, querida.

-¿Y quien le ha dado permiso para decir lo que piensa, justo en este momento?

-¿Disculpa?

-Kardia tiene razón, Garnet. Estamos comiendo. Se supone que es un momento para compartir y tener calma.

-Perdone que le hable así, Garnet, pero, a pesar de que dé semejante excusa, mi esposa y yo sabemos de que hay mucho veneno detrás de sus palabras.

-No te he dado el lugar para que me hables así.- Contestó con desprecio.

-¡Ni yo te he dado permiso para que le hables de esa manera a mi esposo y vengas a tirar una serpiente venenosa a nuestra mesa!

-Calvera, hija...

-No, papá. "Calvera" nada. No te metas que hace rato quiero hacer esto, así que quiero que te retires, vete con Milo o regresa a casa, pero no quiero que estés aquí. Si alguien no se merece esto, ese eres tú.

-Degel, tu también vete. Esto es entre mi suegra y nosotros.

El francés solo se quedó callado unos segundos, más luego retiró su servilleta de su regazo ,se puso de pie y le hizo una seña leve a Krest, para que le acompañase hacía donde Shaina se había llevado a los niños. El hombre de cabellos cortos no dudó y lo siguió hasta el jardín trasero.

Una vez que se vieron solos, Calvera, una vez que contuvo sus mareos, debido a que los nuevos calmantes le estaban haciendo muy mal a su estomago, además de que su madre no le estaba haciendo pasar un momento muy grato, llenó sus pulmones con aire y comenzó a gritarle todo lo que tenía guardado.

-¿¡Por qué siempre tienes que ser así!? ¿¡Por qué siempre tienes que meterte en cada decisión que tomo o las cosas que decidimos como matrimonio!?

-¡Solo quiero lo mejor para ti!

-¡Yo se que es lo mejor para mi familia y se que, el que tu andes bastardeando todo lo que nos proponemos o logramos, no es "lo mejor"! ¡Tengo casi treinta años, llevo diez de casada y tengo un hijo de seis, fui bien consciente de cuando hice todo eso, eso y todo el resto de cosas en mi vida, y lo hice sin ti, no necesite nunca de ti y tus consejos arcaicos! ¡No vas a arruinar a mi familia!

-¡Tu esposo está arruinando a tu familia, porque si te digo lo que te digo, es porque se que él te está engañando!

El silencio se cernió en la sala de inmediato. Garnet lo tomó como que le "había abierto los ojos a su hija" y había conseguido lo que tanto quería, o sea, que Calvera creyera que Kardia no era una buena persona y se divorciara, pero todo se le dio vueltas cuando vio que el rubio no se inmutaba para nada, más bien tenía una ceja levantada, demostrando clara confusión y Calvera se cruzaba de brazos mientras dejaba salir un sonido nasal, ahogando una risa.

-Madre, está bien claro para todos que Kardia nunca fue de tu agrado y que hiciste una y mil cosas para que nos separáramos cuando eramos novios. Ingenua de mi al pensar que dejarías esa actitud cuando me casara con él y te demostrara que nuestro amor es real y fuerte. Escucha, Garnet, este tipo es un idiota, si que lo es, y de los más grandes, pero también se que me ama tanto y de una manera tan sincera, tanto o más de lo que yo lo amo a él. Por lo que se que no hay manera de que él haga semejante cosa que dices.

-Albafica Poisson lo vio salir abrazado a alguien más la noche de la gala que dio, con su esposa, el mes pasado.

-¿Y tu le crees a Poisson más que a tu propia hija?

La pelinegra guardó silencio, pero siguió sintiéndose indignada por el hecho de que su hija seguía sin caer en sus insinuaciones y ordenes.

-Te vas a arrepentir si no te das cuenta a tiempo y cuando eso suceda, no te abriré la puerta de la casa cuando vengas llorando.

-Es más probable que me muera, antes de que eso suceda.- Retrucó la menor.

-¡Calvera!- Le gritó con odio al verla irse a paso rápido del lugar.

-Vayase, señora Garnet. Mejor vayase y no regrese en un tiempo. Deje a la familia en paz un momento, por favor. No va a lograr rompernos, por mucho que lo intente.

Al final, el griego también la dejó sola y se fue detrás de su morena adorada.

-¿Amor, estás bien?

-Si, no te preocupes.- Dijo guardando rápidamente el pañuelo con el que se acababa de limpiar la sangre que comenzó a escurrir de su nariz con rapidez. -También no te preocupes, que no le creo nada de lo que dijo.

-¿De verdad?

-¡Por supuesto, amor! Te fuiste con Degel esa noche y se que la pasaste con él, Agatha y el mismo Degel me lo contaron. ¿Por qué debería de desconfiar de ellos?

El rubio devolvió la sonrisa que su esposa le daba y la abrazó con toda la fuerza que pudiera serle posible.

-No nos va a separar, Kardia. Quédate tranquilo que nada malo va a suceder.

-Pero no estoy tranquilo, reina. ¿Por qué ella es así? Nunca le hecho nada malo.

-Todo lo que no encaje en su fría, triste y gris vida, ella lo rechazará siempre. No le hagas caso. Nosotros somos felices, no?

Le volvió a sonreír y volvió a hacer que se apoyara sobre su pecho. Pero algo dentro suyo, estaba incomodo y seguía gritando desesperado, porque, a pesar de que Calvera no le creía, su suegra si sabía de su infidelidad, no tenía un rostro, pero sabía que no le era sincero a su niña y eso era algo que, seguramente, encabezaría las cosas por las que lo odiaba.

Trató de no seguir pensando en eso, pero no pudo, sobretodo porque su amigo había sido el responsable de aquella tensa situación. Eso, sin dudas, era algo que le haría pagar.

De su lado, Garnet ni siquiera se había molestado en pedirle a su esposo que se fuera con ella y ahora se encontraba regresando sola a su hogar, maldiciendo porque no podía hacer que Calvera dejara a ese hombre, pero no se daría por vencida, haría lo que fuera por lograr su objetivo.

Garnet, desde que se casó con Krest, se prometió borrar todo rastro de ese asqueroso pecado que su esposo había cometido, y todo iba bien, hasta que su hija presentó a la persona que amaba.

Todos sus planes se fueron al diablo cuando se dio cuenta de que borrar la existencia del zafiro amado, iba a ser peor y mucho más difícil de lo que creyó.

*

*

*

Quise contar esto ahora, porque tiene mucha importancia en lo que vendrá muy pronto en el fic.

Kardia y Zaphiri tienen más que ver de lo que aparenta.

La siguiente palabra es "regalo". Pertenece al cumpleaños de Kardia.

(Corre a seguir escribiendo y editando)

¡Besos! ¡Las quiero!

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