¿Cuánto tiempo había pasado desde el comienzo de aquél secreto, pero tan real y sincero sentimiento? ¿Medio año? ¿O acaso uno entero? ¿Y cuánto había pasado desde la gloriosa noche en la que su francés se había entregado en cuerpo y alma a él? ¿Un mes? ¿O quizás... Dos?
Había sucedido tanto en medio que juraba que ya no distinguía el ayer del hoy.

Sea como fuere, era otro "maravilloso" día en el que amanecía abrazado al hombre que adoraba.

¿Sentía algo de culpa? ¡Por supuesto que sí! ¿Pero que podía hacer él? Sabía que su esposa, por esos momentos, seguramente estaba dormida y totalmente medicada de mil maneras, en la cama de un hospital, mientras recuperaba un poco de fuerzas para regresar a casa y esperar su final.

Y allí se detenía su mente una vez más, en el inevitable pensamiento de que iba a perder tan a prisa a la mujer que lo era todo en su existencia.

Ahora sentía que era injusto con Degel, por no poder quererlo al ciento por ciento, y entonces su corazón se volvía un enorme nudo de contradicciones y sinsentidos.

No quería pensar, no quería sentir, no quería nada en ese momento, por lo que cerró sus ojos y trató de conciliar el sueño un poco más, pero el pensar que el tiempo se iba en un suspiro nunca se pudo ir de su cabeza.

*

*

"El tiempo corre en un suspiro"

Un disparo, cirugías, rehabilitación, desconocer quien era y como había llegado allí, creer mentiras y engaños para finalmente darse de bruces con la dolorosa realidad.

"¡No hables mal de mi escorpión!" Oyó al otro lado de la puerta y su corazón se rompió nuevamente...

El tiempo se le fue odiandolo, cuando en realidad, seguía siendo lo más preciado que ese diamante podía tener.

Solo quería arreglar el daño provocado, pero una vez más, el tiempo decidiría cuando eso podría suceder.

Y el tiempo decidió que faltaba mucho.

*

*

-¿En que piensas?

Los largos cabellos rojos, ahora estaban cortos debido al tratamiento y danzaban tímidos con la suave brisa, antes de ser acariciados por el griego que se acercaba a hablarle.

-En que mí bebé ya tiene un bebé... Y me duele mucho eso.

-¿Por qué?

-Se que me entiendes, así que no me hagas hablar.

Kardia sonrió porque era verdad. Él se perdió toda la vida de Milo y el verlo ahora, hecho todo un hombre, recién convertido en padre y transformándose, de poco en poco, en un serio e implacable hombre de negocios, le hacía sentirse bastante triste, pero se esforzaba en soportarlo, porque cayendo en la tristeza, no lograría que el pasado cambiase.

-Se que es duro, pero te diría que saques algo bueno de esto.

-¿Y qué sería?

-Viste a Camus crecer, a pesar de no compenetrarte con él en el desarrollo de esos años, pero allí estuviste siempre. Se que, no solo nosotros, sino también ellos, perdimos mucho en nuestras relaciones como familia y nada de lo que intentemos podrá devolvernos eso, por lo que lo mejor que podríamos hacer, es simplemente disfrutar de la oportunidad que tenemos ahora.

Degel sonrió y le dió un pequeño beso en los labios, como una muestra de razón. Ambos se perdieron de ver a sus hijos crecer, por diferentes razones, pero ambos se lo perdieron.
Ahora tenían una nieta y esa era su revancha para remediar esos errores.
No podían cambiar el pasado, pero si mejorar el futuro.

Disfrutar cada segundo que se les otorgara, porque bien sabían que el tiempo se iba como agua entre los dedos y era imposible de recuperarlo.

Siempre harían hasta lo imposible para que el tiempo no se les vaya sin que lo notarán y disfrutaran.

*

*

*

Ok, eso no tuvo ni el más mínimo de los sentidos...

¿Qué clase de monstruo es esto? XD

Lo siento mucho si es estúpido, sin sentido o inentendible, pero no se me cayeron muchas ideas e hice lo que pude con lo que si cayó 😥

En fin, nos vemos mañana. Espero que si salga algo decente -ve la próxima palabra- ay dioses....

¡Besos! ¡Las quiero!