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14.- Un grupo de amigos + una cabaña en el bosque = a desastre

❀*ೃ༄Fandom: Kuroko no basket

❀*ೃ༄Ship: AkaFuri. AoKaga, (Mensiones de Midotaka, KiseKuro, MuraHimu)

❀*ೃ༄Advertencias: Yaoi, semi-cannon, Violencia, Intento de terror, Muerte de un personaje

❀*ೃ༄ Porque es bien sabido que las fiestas con amigos y en la oscuridad, son de lo mejor❀*ೃ༄









Desde un principio supo que la idea, aunque tentadora, era un tremendo error. ¿Cómo se les ocurría que un grupo de adolescentes en medio de la nada era buena idea?

Cuando Kagami y Aomine se encontraban juntos era una bomba de tiempo a nada de hacer explosión, estaba seguro que si no acababan teniendo sexo detrás de algún arbusto seria dentro de una cueva apuñalados los dos.

Luego estaba Midorima siendo perseguido por Takao con una rama, que al parecer era de algún tipo que causaba comezón.

Y también Kise, que sufría porque tenía miedo de quemarse o llenarse de piquetes de mosquitos; anuqué no eras temporada ya que comenzaba a hacer frio.

Himuro tenía en la palma de sus manos a Murasakibara con tanto dulce que había traído y todos secretamente rogaban que fueran suficientes para ese fin de semana.

Y luego estaba su pareja, Seijuuro. Kouki no quería reírse, pero verlo con esa expresión concentrada en su rostro sin saber como o donde poner las varillas de la casa de campaña, una enorme cabe destacar.

Kuroko a su lado estaba terminando de montar la suya, no por nada había obligado a Kise a quedarse quiero a un lado de un árbol y se notaba que eso no hacía para nada feliz al pelirrojo.



-¡Daiki, Taiga! Armen su maldita casa o anochecerá-



Si, se estaba comenzando a sentir frustrado y vaya que se hacia notar. El par de mencionados comenzaron a renegar, pero pronto se pusieron manos a la obra. Curiosamente Murasakibara termino en tiempo récord con ayuda de Himuro y lo mismo estaba pasando con Kagami y Aomine, por lo que se decidió por dejar la leña que había reunido para poder auxiliar a su novio, pues parecía nada de, en lugar de tijeras, sacar una motosierra.



-Vamos Sei, estoy seguro que eres mucho mejor que yo para encender la fogata, yo termino esto- le dijo, sonriéndole con un deje de burla

-Eres muy audaz Kouki, no creas que no sé lo que intentas- recibió como contestación, pero se notaba que había un alivio en su postura



Kouki solo sonrió, viendo como Seijuuro acarreaba a Aomine y Kagami para hacer una gran fogata, aunque no dudaba que los fuera a poner a cargar a ellos. Él solo quería que su pareja tuviera mas de estas cosas que se supone hacen los adolescentes, ya cuando fuera mayor y se hiciera cargo de las empresas de su padre, porque lo haría, estaba seguro no disfrutaría de nada como lo que estaban haciendo.



-Quieres mi ayuda Furihata-kun - escucho, sacándolo de sus pensamientos, gracias daba que ya estaba un poco acostumbrado a esa clase de apariciones que bien sabia hacia a propósito, que de no ser así habría gritado



-Si por favor, se hacerlo, pero esta cosa es demasiado grande-








Comenzando a atardecer los ruidos del bosque se hicieron notorios, como el del búho, el de los grillos y el ulular del viento que ya se estaba poniendo un poco frio. Las llamas de la enorme fogata llamaban la atención de todos, que poco a poco se fueron reuniendo alrededor de esta. Del grupo los únicos que no se sentaron fueron Kise y Kuroko, quienes hacia un rato habían decidido a dar una vuelta.



-Y yo que pensé que seria Mine-chin y Kaga-chin quienes se perderían primero- menciono Murasakibara después de devorar la porción de comida que le había entregado Himuro, reacio a darle otra cosa dulce si no comía al menos un poco de comida normal

-¡Tenia que cocinar! - grito Kagami

-Es decir que si tenían pensado hacerlo- medio rio Takao entre comidas

-Este lugar es seguro ¿Verdad, Seijuuro? - le dijo Kouki al pelirrojo, mismo quien lo tenia entre sus brazos

-Claro, envié a alguien a investigar, al parecer muchos campistas vienen a menudo aquí-

-Akashi... - le llamo Midorima -No tengo señal -

Y como si eso fuera una chispa que saltara de la fogata, todos tomaron sus teléfonos, dándose cuenta de que lo que decía el de cabellos verdes era cierto. Incluso Seijuuro, que tenia el mejor del mercado, no funcionaba.

-¿Dónde están Tetsu Y Kise? Ya se tardaron-

Justo en ese momento y antes de que el pánico y el miedo los invadiera por completo, aparecieron los mencionados de entre unos arbustos, riendo y llenos de hojas en el cabello, lo que les hizo respirar con tranquilidad.

Kouki evito correr a ellos, así que dejo que Seijuuro les diera la merecida reprimenda, pues todos ahí sabían que era lo que estaban haciendo ¿Quién lo diría? Kuroko no parecía de los que tomaban ese tipo de riesgos.

Siguió el curso de la tarde que se volvió noche, por lo que, a pesar de ser relativamente temprano, para las 12 de la media noche ya se estaban acomodando en sus respectivas tiendas. Kouki sonrió ante la enormidad de la que compartía con el pelirrojo, teniendo incluso un futón bien acomodado arriba de lo que parecía una tarima de madera, por lo que estaban a unos buenos 20 centímetros del piso.



-Te falto traer una cama Sei, que bárbaro - le dijo riendo mientras se acurrucaba en el futón

-¿Querías que insectos se te subieran al cuerpo o entraran dentro de alguno de tus orificios? - recibió como respuesta, misma que le causo escalofríos -No somos los únicos, proporcione esta medida a cada uno -



Kouki pudo imaginárselo, habían llegado en dos grandes camionetas y una de ellas arrastraba una gran caja llena hasta el tope. Al principio le pareció una exageración porque solo estarían en el lugar un máximo de 3 días, a menos que Seijuuro se saliera con la suya de alguna forma, cosa que sabía podía hacer siendo quien era.



-Duerme, mañana iremos a la cima de la montaña; o al menos a una parte de esta. Hay muy buenas vistas en el lugar-



Kouki sonrió acurrucando su cara en el pecho del pelirrojo, quien le había abrazado para compartir calor. Sintió el beso justo arriba de su frente, por lo que pronto se durmió.










El ruido a un lado de la casa de campaña le hizo abrir los ojos de golpe. Pero mas que nada fue la ausencia de su pareja lo que lo alerto. Aun se veía a oscuras y el ligero color rojizo que las brazas daban como luz. Busco a tientas pensando que Seijuuro estaría cerca, por lo que cuando no fue así se levanto en su búsqueda. El cierre que aseguraba la puerta estaba completamente abajo, así que salió a pesar de no haberse calzado los zapatos deportivos.

A pesar de la oscuridad, las casas de campaña eran perfectamente visibles debido a las líneas de seguridad fosforescentes que tenían, llevándose las manos a la boca cuando vio a la mayoría volcada.



-¡Chi-!-

El grito que iba a salir de su boca fue eclipsado por una enorme mano que casi cubrió toda su cara, pensó por la histeria que, de otra forma, en otra circunstancia eso le parecería gracioso, mas ser arrastrado hacia un lado no le dejo pensar en nada mas que el miedo atroz que sentía en cada hueso.



-Aun esta por ahí - le dijo Murasakibara



Ambos se acurrucaron detrás del árbol que estaba justo detrás de donde estaba su casa de campaña, solo para ver como esta salía volando. Las lágrimas salieron de sus ojos ya sin poder evitarlo, pensando en donde estaría no solo Seijuuro, sino todos los demás.

Ambos fueron capaces de ver como las sombras se volvían poco a poco grotescas en los árboles cercanos, en los restos de las casas de campaña, olía raro, a podrido y hojas secas. los ruidos extraños estaban poniéndolo con los nervios de punta, pero sintió como Murasakibara soltaba sus labios, notando como a tientas sin dejar de ver al frente buscaba algo, lo que fuera para defenderse. Kouki lo imito, pero todo lo que sus dedos sentían era tierra y hojas sueltas.

esa cosa; lo que fuere, estaba cada vez más cerca. Su corazón le urgía a buscar a Seijuuro, a los demás, pero no podía, no sin saber qué era lo que iba a pasar.

Escucho un ruido, luego un grito; era como algo muy fuerte golpeado un cuerpo, rasgando su piel con garras afiladas mientras sus fauces silbaban como si fueran serpientes, antes de devorar a su víctima.



-Ki-Ki-chan... - susurro, porque ciertamente de ese grito, esa había sido su voz.



Entonces desde el otro lado de la oscuridad apareció Kagami, podía ver la forma de su cuerpo irreconocible pues pasaban mucho tiempo juntos en Seirin, detrás suyo venia Takao, parecía herido pero no le dio importancia a eso pues con un grito de guerra saltaron contra esa cosa, lo que fuera. Del lado ciego de la oscuridad que los arrasaba, salto igualmente Kuroko, pero nada pudo hacer contra esa fuerza.

Kouki esperaba que otra cosa apareciera de entre los matorrales y le saltase con los dientes por delante para igual devorarlo, arrancar su carne de la cara hasta dejarlo irreconocible.

Quería avanzar y ayudarlos, correr y salvarlos, pero estaba paralizado. La enorme sombra fue a dar entre las brasas de lo que quedaba de la fogata, y al hacer eso saltaron chispas. Solo necesito eso para poder vislumbrar un hermoso cabello magenta, manchado por la sangre que aun salía de su cuero cabelludo. El aire se le escapó de sus pulmones, sabía bien quien era y que era lo que le sucedía para estar de esa manera.



-¡No! - grito con todas sus fuerzas, saltando de su lugar para unirse a la refriega.



Pero antes de poder hacer algo, cayo de toda su altura al suelo, levantando polvo y hojas. Volteo consternado porque no había habido nada con que se tropezara, solo para ver qué; a quien creía era Murasakibara, no lo era.



Pero estaba equivocado.

-Vamos Furichin, únete a la fiesta -



En entonces que; notando de nuevo el silencio y volteando a ver la lucha, se dio cuenta.

No habían estado luchando contra algo, habían querido infectar algo y ese algo era Aomine, era solo él y el moreno los que aún no habían sido manchados. Aomine se había quitado a Kise de encima, por eso había gritado.

Esas cosas, las sombras, habían invadido al mas alto, a sus amigos, a Seijuuro y era el único que faltaba. Vio cada uno de esos ojos, muertos, sin piza de luz de vida. Parecían animales dispuestos a devorarlo, se arrastró hacia atrás sobre la tierra, terminando su espalda sobre el tronco. Seijuuro; quien había estado hacia unos momentos en el suelo, se levanto de un solo movimiento, acomodo bien su cabeza arriba de su cuello y le sonrió.





-Únete a la fiesta-

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