Día 7. Algo con los cubitos de hielo a petición de TheStoryCute15.

Contiene universo alterno.

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Estrelló la copa contra el suelo en un gesto de furia. Las pobladas cejas de su interlocutor se elevaron en gesto de burla. Hyoga lo miró con odio contenido. Sin embargo, finalmente tomó la caja que contenía el costoso traje de marca que se le ofrecía.

Camus, sonrió satisfecho, sabía que su amante estaba harto de su presencia, pero era incapaz de escapar de la lujosa vida que le ofrecía. Encendió un puro y se dispuso a esperar. Tenían exactamente una hora para llegar al baile de beneficencia al que estaban invitados para esa noche.

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Nervioso. Esa era palabra que lo definía, mientras esperaba que la puerta del elegante auto se abriera para él. Hyoga, giró a ver a su apuesto jefe que, al darse cuenta de su mirada, le regaló un coqueto guiño. Volvió su vista hacia el lujoso restaurante que lo esperaba y sus entrañas volvieron a retorcerse.

Soltó aire quedamente para darse ánimos mientras avanzaban por el lugar, todavía tratando de entender como es que había aceptado aquella invitación de Milo, dueño de la empresa para la que trabajaba. Llegaron a su mesa y se volvió a sentir como pez fuera del agua.

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Afrodita despidió a su secretaria con una sonrisa y un escueto gracias. Emocionado, tomó el delicado paquete que le acababa de llegar esa misma mañana. Sonrío más ampliamente al reconocer la elegante letra del remitente de aquel obsequio.

Leyó la nota que venía adjunta y con ojos chispeantes abrió el paquete. Una rosa roja, una llave, un número y una dirección. Suspiró con satisfacción, Camus siempre sabía como sorprenderlo y seguro aquel fin de semana lo pasarían genial en aquel lujoso hotel a las afueras de la ciudad.

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¡Gracias por leer!