Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Otoño


Otro OS escrito por Rose.

.

Suspiró con tristeza después de que pasara a su lado una niña hecha un mar de lágrimas, sin siquiera notarlo, bajó la mirada, se sentía mal, muy mal... Esa niña había sido rechazada. Se sentía un poco culpable, después de todo, la carta de amor había sido de ella, si la que la niña le había dado la había hecho pedazos poco después de recibirla, tomó aire antes de salir detrás del árbol.

—Que frio —murmuró aun con la mirada baja, el de ojos azules solo se rascó la mejilla con incomodidad.

—Bueno, es la primera vez que rechazo a una persona ¿sabes? —murmuro el castaño jugando con su pelota —No me gustó el hacerla llorar, pero no supe qué decirle más que la verdad. Ella no me interesa para nada. Simplemente fui sincero, Rose.

Rose intentó sonreírle, tomó aire antes de alzar la mirada para encontrarse con ese par de ojos azules que le miraban ligeramente curiosos.

—Tienes razón, Shinichi... Es mejor ser sincero que mentirle —dijo la albina con una sonrisa falsa, que el castaño no notó —Pero creo que decirle eso de que te gusta alguien más... sí fue duro.

—Mejor dejar claro todo, para que el futuro no pasemos por esta misma situación, mi madre me dijo que no creía que tardara mucho en empezar a recibir cartas de amor —explicó Shinichi mientras se acercaba a la albina, ambos comenzaron a caminar, el oji-azul tomó amabas mochilas —De hecho, dice que ya se han tardado en notarme las niñas —comentó mirando el cielo con ligero fastidio, Rose apretó la tela de su falta levemente.

No era que no lo habían notado, era que Rose se había encargado de que no llegaran a sus manos jamás, hasta ese día, que había escrito su propia carta para él y se la había dejado en la biblioteca de la escuela sin que lo notara, después de todo ese sería el último año de Rose, próximamente se graduaría y ya no asistiría a la misma escuela que Shinichi, ya que él era un año menor y no le aseguraba nada que dentro de dos años, Shinichi ingresara a su misma escuela, después de todo, querían estudiar cosas muy distintas.

El problema había sido que Ran había tenido un contra tiempo con su uniforme y le había pedido ayuda, y claro que Rose no se la negaría a Ran, era como su hermanita pequeña, así que se retrasó en la hora y cuando llego a donde había citado a Shinichi, estaba otra chica con él, al parecer la carta que le habían dado para dársela a Shinichi en secreto, tenía el mismo lugar y quizás una hora muy similar, aunque no estaba del todo segura, se había desecho de la carta en la primera oportunidad que tuvo. Se quedó escuchando la conversación y así había terminado en este punto.

—Ya veo... Yukiko como siempre, pensando en lo lindo que es su Shin-chan —dijo Rose con una risita, apenando al menor y aligerando un poco el ambiente entre ellos.

—Cállate.

—Entonces dime ¿Cómo es la niña que te gusta? —preguntó Rose mirando hacia arriba, el paisaje lleno de tonos anaranjados debido a las hojas de los árboles por ser otoño, era hermoso, se atrevía a pensar que incluso romántico.

Rose quiso sonreír, había muchas niñas que deseaban esa oportunidad que ella tenía, de mínimo poder caminar a lado de Shinichi Kudo, tantas oportunidades que había tenido para confesarse y jamás lo había hecho y ahora que se le acababa el tiempo, no sabía si era una buena idea después de todo, pero el paisaje era perfecto, el sonido de los pájaros, la tranquilizad, la sensación de estar solo ellos dos, parecía la situación perfecta...

—Pues... —empezó a hablar el de ojos azules antes de que la albina volverá a hablar —Es linda, tiene una gran fortaleza, aunque no lo parezca y aunque es algo llorona le quiero, Rose. Sí, a veces me estresa y se saca de quicio su forma infantil de ser, pero eso la hace única a su vez... Me gusta mucho.

—Ya veo... —murmuró Rose bajando la mirada —Supongo que se quién es.

— ¡¿Que?! ¡Enserio! —se alarmo Shinichi al verse descubierto tan pronto, Rose forzó su mejor sonrisa.

—Vamos... como voy a llamarme Tu Mejor Amiga, si no diera con la niña que te gusta —respondió con una risita tonta, Shinichi notó el temblor en la voz de la albina, pero antes de poder preguntar —Así que, cuenta conmigo —agregó.

— ¿Que? —cuestionó confundido.

—Te ayudare a confesarte, tu solo confía en mi —dijo golpeando su espalda con ligera fuerza —No dejare que mi Holmes la riegue con su chica —agregó con burla, empezando a correr cuando el castaño gritño apenado.

— ¡¡Rose!!

— ¡Mañana te diré si se me ocurre algo, Romeo! —gritó desde la distancia y volvió a correr, dejando que sus lágrimas salieran sin control por sus ojos, corrió sin rumbo hasta que se quedó sin aliento, deteniéndose para intentar respirar. Miró al cielo, que ya comenzaba a pintarse de colores cálidos debido al atardecer, e intentó limpiarse las lágrimas con la manga de su uniforme. Caminó en silencio unos pasos más hasta llegar a una banca solitaria donde se sentó a dejar sus lágrimas salir sin control, mas no hizo ningún sonido, dejando que sus cabellos blancos ocultaran su rostro —Supongo que siempre lo supe... Seré su compañera, su amiga... Soy su Watson... No su Irene —murmuró en voz baja, haciendo otro intento por limpiar sus lágrimas; cuando alzó la mirada, notó que ya había anochecido, suspiró, debía volver a casa antes de meterse en problemas.

En una tarde de otoño ocurrieron muchas cosas... en una agradable tarde de otoño descubrió que la persona que le gustaba, estaba interesada en alguien más, una cálida tarde de otoño su corazón se rompió en pedazos y se obligó a tragarlo, en una bella tarde de otoño, una joven lloró por su amor no correspondido... Y en una fría noche de otoño, una joven caminaba por una solitaria calle, camino a su casa, tratando de limpiar las marcas que deja el llanto.

Rose sacó el celular de la bolsa de su falda del uniforme cuando lo escuchó sonar, miro el numero antes de responder.

— ¡¿Dónde te metiste?! ¡Llevo media hora llamándote! —reclamaron del otro lado de la línea, Rose podía escuchar los pasos y lo agitada de la voz.

—Lo siento, lo tenía en silencio y me detuve en algunos puestos antes de volver a casa —respondió fingiendo una risita despreocupada —Vi una revista de moda y se me fue el tiempo, pero ya voy para mi casa, así que no te preocupes.

— Ya recorrí el camino de mi casa a la tuya y de tu casa a la escuela y viceversa ¿pues donde te metiste? —volvió a cuestionar.

—Lo siento, lo siento Shin-chan... Te aseguro que ya voy para mi casa, solo estoy comprando algo en la pastelería —comento mientras visualizaba dicho establecimiento.

—Voy para allá, espérame —ordenó antes de colgar, Rose suspiró antes de entrar a la pastelería, mientras esperaba en la fila revisó los mensajes de sus abuelos preguntando donde estaba, se limitó a responderles antes de guardarlo y pagar. Sin decir más, salió rombo a su casa, en lo personal no quería ver a Shinichi.

—Me pregunto... ¿Qué debería hacer? —cuestionó al aire mientras caminaba nuevamente por las solitarias calles —Con todo esto —agregó en un suspiro.

— ¡Rose! —escuchó que le gritaban. Solo se detuvo, pero no se volteó — ¿No te dije que me esperaras? Con un demonio —reclamó el recién llegado que intentaba recuperar el aire.

—No recuerdo habértelo pedido —dijo ella volviendo a caminar —Ya vuelvo a casa. así que puedes quedarte tranquilo.

—No es normal que te desvías de esa manera —dijo Shinichi siguiéndola — ¿Sucede algo?

—No... Solo... necesitaba pensar algunas cosas. —murmuró con pesadez, Shinichi le miró unos instantes.

— ¿Por qué estabas llorando? —preguntó, después de unos segundos en silencio.

— ¿Eh? Yo no...

—Hay marcas de humedad en tu manga, y no son de haberte lavado las manos, siempre cuidas eso y tampoco creo que sea por el hecho de haber comido algo —explicó con simpleza, Rose le miró unos segundos y sonrió, era un hecho que él lo notaria.

—Simplemente... Simplemente estoy pensando que el amor es injusto —comentó alzando la mirada al cielo —Porque no importa qué tanto amor de uno, si esa persona no siente nada por ti... No vale nada... Supongo que podemos decir que amor vale cero.

—Pero qué tonterías estás diciendo ahora —dijo Shinichi mientras caminaba, Rose se detuvo unos segundos.

— ¿Qué quieres decir? —cuestionó limpiándose nuevas lágrimas.

—Sí, tal vez es injusto en muchas ocasiones, pero es mejor experimentarlo ¿No? —preguntó mientras volteaba a verlo —Piénsalo, Rose... dices que vale cero, pero el cero es el principio de todo, tonta. Nada hubiera existido si no hubiera partido del amor, que un amor no correspondido no te detenga, existen muchas más oportunidades, si no partiera de algo, nunca nada se hubiera conseguido —explicó mirándola fijamente, acercándose a limpiar las lágrimas de su amiga. — ¿Entendido, Watson?

Rose asintió con una sonrisa, dejando que Shinichi le limpiara las ultima lagrimas que derramaría por ese tema, ambos siguieron caminando perdidos cada uno en sus pensamientos por un rato.

—Cero es el principio de todo... Nada hubiera existido si no hubiera partido desde el amor... y nunca nada se hubiera conseguido —dijo Rose mirando nuevamente el cielo, enfocándose en la luna que se elevaba por el cielo, miro a su amigo ya con mejor ánimo —Quien diría que fueras tan poético para tu edad, Holmes...

—Cállate ¿quieres? Ni si quiera sé porque dije algo tan cursi —murmuró apenado.

—Deberías decir algo como eso cuando te le confieses a Ran —dijo con una sonrisa divertida, Shinichi enrojeció ante las palabras.

— ¡Rose! —reclamó lleno de vergüenza —Te daré con un balón la próxima —amenazó empezando a correr detrás de la albina, quien había salido nuevamente corriendo.

— ¡Primero aprende a jugar bien al futbol! —le gritó entre risas.

Una cálida tarde de otoño, su corazón se rompió. En una bella tarde de otoño, lloró por su amor... Pero en una fría noche de otoño, sus lágrimas limpió, y en una hermosa noche de otoño... dejó ir a su persona especial... prometiéndose a sí misma buscar su felicidad a cualquier costo.

Prometiéndose ayudar a su Holmes a tener a su Irene... claro que jamás pensó que al final terminaría amando a ese chico de ojos azules como su hermano pequeño, siendo casi su mamá gallina y mucho menos pensó estar ayudando a Arsene Lupin a llevarse el corazón de su querido detective.

La vida daba muchas vueltas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro