OS de Rose.

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Mokuba había notado algo curioso en su novio en los últimos días, Noah había hecho un hábito de salir a correr con Rose todas las mañanas. Sí, Rose no era muy deportista, como se imaginaban muchos, pero bueno, unos gramos de más en la báscula habían causado que reorganizara sus horarios para poder salir a correr todas las mañanas, y Noah se le había unido, después de todo su novio había estado teniendo mucho estrés últimamente, y había sido de esperarse, Seto había enfermado la semana pasada, así que no podía hacerse cargo se Kaiba Corp. (Rose no le permitió trabajar enfermo a menos que En Verdad fuera urgente, cosa que no se dio)

Debido a que Seto estuvo fuera una semana, él y Noah tuvieron que hacerse cargo de todo, incluyendo las cosas que Rose hacía para ayudar, debido a que ella debía estar en casa para asegurarse de que su hermano no se pusiera a trabajar a escondidas. Fue una larga semana.

El primer día libre que tuvieron, Noah le preguntó si podían salir al parque por un helado, claro que el menor de los Kaiba aceptó gusto, pero allí comenzó lo extraño; normalmente era Mokuba quien lo invitaba al parque, ya que Noah normalmente buscaba un lugar especial o intimo para salir con Mokuba. Claro que Noah también consideraba que a Mokuba les gustaban los lugares tranquilos y sutiles, después de todo, jamás olvidaría la primera vez que salió a comer con los hermanos; se sorprendió al ver a Seto Kaiba, sentado en un restaurante de comida rápida, solo porque Mokuba quería un pedido específico del lugar. No supo si reírse de Seto o sentir ternura.

Después de caminar un poco por el parque, Mokuba encontró el motivo, y no pudo evitar sentir ternura por Noah. Al parecer su novio iba al parque las veces que podía porque iba a ver a una chica que cuidaba perros, y no, o iba a ver a la chica en sí, iba a ver a un perro en específico.

— ¿Dices que ella está aquí en la mañana que vienes con Rose? —comentó Mokuba una vez terminaron las presentaciones y ella se alejó con los caninos.

—Sí, por la mañana solo trae 2, que son los suyos —empezó a contar Noah —Ese color marrón con negro y ese café más pequeño, son los de ella, los demás son de sus vecinos.

—Así que se dedica a sacar a pasear perros —dijo Mokuba, mirando a la joven a lo lejos.

—Al parecer es un trabajo de medió tiempo o algo así, nos dijo que estaba estudiando para ser veterinaria —comentó, sin perder la mirada de una de las mascotas de la chica.

—Dime... ¿Tiene algo especial ese cachorro? —preguntó con curiosidad Mokuba, Noah sonrió antes de inclinarse y darle un beso, no podía resistirse cuando su novio ponía esa mirada llena de curiosidad.

—Sí... es igual al primero que tuve...

—Noah... —rápidamente el mencionado colocó otro beso sobre sus labios.

—Tal vez era algo hecho por la computadora, un montón de datos, solo un formato más, creado por mi padre, pero fue por mucho tiempo mi único amigo, mi único compañero —explicó, con una sonrisa melancólica —Simplemente no pude evitar notar que se parecen demasiado, claro que no sé si mi mascota de ese entonces era en base a alguna raza canina o solo un diseño al alzar.

—Ya veo... podrías investigarlo si gustas —comentó Mokuba, un poco triste por su novio, Noah sonrió con cariño por la preocupación del menor.

—No, al menos no por ahora.

— ¿Por qué?

—Porque Seto no me dejaría tener un perro —respondió con una sonrisa divertida, ambos se miraron y empezaron a reírse.

—Sí, tienes razón, cariño. Nii-sama no te dejaría tener una mascota —concordó el pelinegro antes de terminar su helado, limpiando con ligera vergüenza la mejilla de Noah con una servilleta, el otro también se apenó un poco.

—Sí, ni a Rose, que la ama, le ha dejado tener una mascota —dijo Noah mirando al cielo unos segundos, regresó su mirada al de ojos grises cuando le escucho reírse.

—No es eso, solo que no encuentra uno —comentó Mokuba, sonriente.

— ¿Qué quieres decir?

—Bueno, mi hermano está pensando en comprarle un perro a Rose, después de todo, ella los adora, simplemente no se decide por cual, y bueno, no es como que Rose le haya pedido uno en específico —Noah asintió ligeramente sorprendido. ¿Enserio Seto Kaiba? La verdad no podía imaginarse a su hermanastro/cuñado buscando cachorros, pero bueno, lo que hacía Seto por complacer a su futura señora (Solo en su mente le llama así).

—Pero supe que una vez se lo negó.

—Sí, pero fue porque estábamos remodelando la mansión, así que Seto pensó que sería mejor después de remodelarla, supe que lo conversaron y Rose accedió, pero creo que ya no ha vuelto a salir el tema de eso, imagino que Rose se quiere esperar un poco a poder sentir que tiene todo bajo control para echarse la responsabilidad de una mascota...

—Supongo que tienes razón, aun no es tiempo de una mascota.

—Si, además Kudo una vez comentó que Rose ya no tiene mascotas porque sufre mucho cuando las pierde.

— ¿Qué quieres decir?

—Bueno, su tiempo llega a su fin, para que no suene tan feo.

—Supongo que es el ciclo de la vida... muchos animales viven menos que un humano.

—Lo sé... la verdad, las pocas veces que lo he platicado con Seto, él también me lo confirmó... una vez dijo que recuerda que cuando apenas medio salían, poco después de que Shinichi y ella volvieran a tener contacto, hubo una temporada en la que estuvo muy triste, y al parecer fue porque perdió a su perro, ya estaba viejo, pero bueno, según había estado con ella desde que estaba en la primaria.

—Debió ser triste para ella, más de 10 años a su lado —Noah sonrió un poco, él se sentía triste por su mascota y eso que no habían sido muchos años con él, debido a que lo dejó de lado al ser solo datos y eso, cuando se dejó llevar por sus malos sentimientos, ahora Rose, que desde niña, y sabrá cuantas cosas compartió con ese animalito. Debía ser duro.

—Imagino que sí, creo que tal vez Seto trate, o de encontrar un cachorro similar, o uno completamente diferente.

—Como dicen en broma "el cachorro"

—Sí, quiere encontrar "el cachorro" —concordó Mokuba con su novio, ambos volvieron a reírse.

—Creo que será mejor volver.

—Sí, Nii-sama debe venir a comer a la casa.

—Así que sí lo convenció —ambos se tomaron de las manos para emprender el camino a casa.

—Ya vescomo es...