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Lluvia


Otro Os de Hika-chan. AU de Miraculous.

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La lluvia caía fuertemente y ella había olvidado su paraguas en casa por quedarse dormida, además de que su padre volvería a casa tarde, así que no podía llamarlo para que fuera por ella; tal vez podría haberse ido a casa si se hubiera ido con sus amigos hace una hora, pero había preferido ir a la biblioteca a leer un rato, y por eso ahora tendría que esperar quién sabe cuántas horas para que la lluvia dejara de caer, o que al menos disminuyera, para irse a casa.
Un suspiro escapó de sus labios, la lluvia nunca había sido mucho de su agrado, incluso cuando era niña, la detestaba porque si llovía sus padres no le permitían salir a jugar. temiendo que se pudiera enfermar; ahora que había crecido seguía sin agradarle la lluvia, odiaba el frío y no quería que sus libros ni su mochila se empaparan.

Estaba atrapada.

Dejó sus cosas con cuidado mientras se sentaba en el pórtico de la escuela, observando como la lluvia caía, pese a que no le gustara la lluvia no podía negar que la vista era hermosa y tranquila.

Si je regarde la pluie, et mon cœur se sens très triste, je me rappel de ce jour-là, en moi je garde la joie, et désolé, mon cœur ne t'oublie pas, tes yeux sont deux bijoux, ces sont comme un rêve vert —cantó en voz alta, al fin y al cabo, no es como si alguien la escuchara — ¿et tu penses à moi?,comment est-ce que tu me vois?, viens proche de moi, tu ne vois pas que je suis là?, tu est entrain de marcher, Je reste derrière, et Je veux sourire mais, je ne peut pas avec la crainte —ya que estaba atrapada por la lluvia ¿por qué no distraerse con algo que le guste?, colocó sus manos detrás de ella, para recargarse en sus brazos, mientras observaba el cielo, como si cantara para las nubes.

Estaba tan distraída cantando, que no notó a un joven tricolor, el cual era su único espectador. El oji-rubí escuchaba maravillado la dulce voz de su amiga mientras cantaba, pese a que no sabía qué estaba cantando la menor. No sabía que Hikari supiera francés. La melodía era dulce en algunas partes, pero se escuchaba triste en otras, era maravilloso.
Era consciente de que la voz de la bicolor era preciosa, pero escucharla cantar en ese idioma, y bajo la lluvia, era mágico; como si Hikari fuera un hermoso ángel atrayendo la lluvia con su canto. Atem se sonrojó ante este último pensamiento, pero prefirió ignorarlo para seguir escuchando aquella canción tan bella.

Tu as vu que cette fille est très perdu, mais je suis forte, et resterai ici là, je veux te montrer qui je suis vraiment, et cette masque un jour prochain sera disparu, derrière ce mur —en cuanto termino de cantar, escuchó aplausos a su lado, sorprendiéndola.

—Eso fue muy lindo, Hikari —tomó asiento al lado de su amiga, la cual lo miraba aún con sorpresa, realmente no había querido asustarla, pero en cuanto ella terminó de cantar, él no pudo evitar aplaudir.

— ¡Atem! —miró sorprendida al tricolor y sintió como sus mejillas se colorearon rápidamente por la pena, ¿Él la había estado escuchando cantar todo este tiempo? — ¿Qué haces aquí? ¿Creí que te habías ido con los demás?

—Nikaidou-sensei me pidió ayuda, así que me quedé a ayudarlo, pero olvidé que le di mi paraguas a mi hermana. Se supone que me iría antes de que lloviera —explicó el tricolor, notando el color rojo que adornaba las mejillas de su amiga. Ella lucía tierna de esa forma, le daban ganas de jalar las mejillas de la bicolor. Se sonrojó nuevamente al darse cuenta de sus pensamientos ¿En qué rayos estaba pensando?

Ambos jóvenes sonrojados se mantuvieron en silencio, sin saber cómo continuar la conversación, hasta que el tricolor rompió el silencio —No sabía que hablabas francés.

La bicolor apreció el cambio de tema, sonriendo aún algo tímida —aprendí gracias a la madre de mi mejor amigo, a ella le gusta viajar a París, así que cuando me interesé en el idioma, ella me enseñó.

—Eso es genial, parece que es alguien amable —sonrió leve el mayor, Hikari llevaba tiempo siendo su amiga, pero aun así no sabían mucho sobre como era su vida antes de mudarse a Tokio con su padre, que ella le contara algo -así fuera pequeño- lo hacía sentirse feliz.

—Sí, lo es —su sonrisa mostraba cariño mientras recordaba.

— ¿Extrañas mucho donde vivías antes?

Hikari negó ligeramente —extraño a mi mejor amigo y a mi abuela, pero está bien, aquí encontré muchas personas amables y buenos amigos —sonrió sinceramente, es verdad que no llevaba mucho siendo amiga de todos ellos, pero se habían ganado su cariño rápidamente. Aquí, había conocido a muchas personas como a Dany-san, Akefia-san, Ryou, Bakura, Luis, Kenta, Mari, Killua y a Atem. Honestamente, cuando su padre le dijo que se mudarían, pensó que estaría sola en esta ciudad, estaba muy contenta de haberse equivocado —además, no todas las ciudades cuentan con sus propios súperheroes —bromeó.

Atem sonrió cálidamente ante las palabras de la oji-café —me alegro, puedes contar con nosotros y con nuestros súper héroes siempre que lo necesites —bromeó de regreso, amable.

—Gracias, Atem —rió levemente antes de temblar inconscientemente por el frío, mal día para no usar una sudadera, si bien no se estaba congelando en ese momento debido a su playera de manga larga, no podía decir que no tenía bastante frío. Un peso cálido aterrizó sobre sus hombros, sorprendiéndola.

—Lo necesitas más que yo —Atem sonrió amablemente después de ponerle su chaqueta, quedando él solamente en su camiseta se manga larga —una gran cantante no debería arriesgarse a enfermarse y perder la voz.

Hikari miró a Atem con un ligero sonrojo cubriendo sus mejillas, la sonrisa del oji-vino era tan brillante en ese momento, su corazón se aceleró tan fuerte que no escuchó el pequeño trueno que sonó en ese instante a lo lejos —gra-gracias — ¿por qué se sentía tan nerviosa? ella no tartamudeaba nunca. Probablemente era por lo que dijo el tricolor —pero no soy una gran cantante.

—Para mí, lo eres. Deberías de estudiar música, serías famosa en poco tiempo —estaba convencido, la voz de Hikari era tan hermosa que podría encantar a cualquiera que la escuchara.

—Es lo que planeo hacer. Adoro la música y mi sueño es que mi música llegue a los corazones de los demás... bueno, eso si mi pánico escénico me deja —realmente era algo que deseaba con toda su alma, amaba cantar tanto que desearía poder hacerlo para siempre, pero su más grande problema era su pánico escénico, se congelaba cuando estaba frente a muchas personas y no podía cantar, esperaba poder superar eso algún día.

—Sé que podrás hacerlo, Hikari —dijo con total seguridad —creo en ti.


Ambos pasaron el tiempo charlando sobre varias cosas mientras la lluvia pasaba, hasta que la bicolor se quedó dormida sobre el hombro del mayor. La calidez de la chaqueta del tricolor, más el sonido tranquilo de la lluvia, habían terminado por dormirla.
Atem miró a la oji-cafe al sentir un ligero peso en su hombro, sonrojándose al verla dormir tan tranquilamente. La lluvia al fin había parado, pero no se sentía capaz de despertar a su amiga, por lo que -con cuidado de no despertarla- la acomodó en su espalda, para después tomar las mochilas de ambos y dirigirse a casa de ella.

Hikari comenzó a despertar justo cuando llegaban a su casa, había dormido tan cálida y cómoda, además de que su almohada tenía un agradable aroma a menta, pero algo le decía que tenía de despertar de una vez. Abrió los ojos poco a poco mientras bostezaba.

El oji-vino notó que su compañera había despertado debido a sus movimientos — ¿Dormiste bien? —preguntó, haciendo consciente a la menor de su posición.

El sonrojo no se hizo esperar mientras la bicolor bajaba rápidamente de la espalda del tricolor.

—Pudiste despertarme, n-no tenías que car-cargarme hasta mi casa —exclamó rápidamente, apenada ¡Rayos! ¿Cómo había podido quedarse dormida? Sentía como sus mejillas estaban demasiado coloradas y su corazón latía rápidamente —gracias —murmuró, sin atreverse a mirar a su amigo.

—No fue un problema —no pudo evitar sonreír ante lo tierna que se veía su amiga en ese momento —además, no quería despertarte —revolvió con cariño los rizos bicolores —bueno, ya debo de ir a casa. Nos vemos mañana, Hikari —se despidió amablemente.

—Ha-hasta mañana, A-Atem —se despidió, observando cómo se alejaba camino a su hogar con las mejillas pintadas de rojo y el corazón acelerado, hasta que notó que la chaqueta del oji-vino seguía sobre sus hombros —olvidé devolverle su chaqueta —murmuró, sonrojándose aún más al notar que la chaqueta desprendía un ligero aroma a menta. al igual que el tricolor.

"Mañana se la regreso" pensó, mientras entraba a su casa, sin ver que la lluvia se había detenido por completo dejando en su lugar un hermoso arcoíris en el cielo.

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