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Hogar

OS de Hikari.

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Esa noche era la primera noche tranquila que habían tenido en esa semana, y todo gracias a que el Pilar Flor se había unido, de momento, a su viaje ese día, ya que ella debía ir a investigar un pueblo donde se decía que se había visto a uno de los demonios centrales de la Organización de los Cuervos.

Se habían detenido en un bosque a acampar por esa noche, antes de seguir con su viaje.

Kaito observó a sus compañeros de viaje un momento. Yugi charlaba animado con Dany-san, la pelinegra le contaba algunas historias de sus hermanos cuando apenas comenzaban con su entrenamiento como caza-demonios, mientras Yami observaba al menor embobado, ganando las risillas de su gemelo ante su actitud tan obvia. Era un hecho que el caza-demonios de niebla se había interesado en su amigo oji-amatista; rió en voz baja, aun no sabía cómo es que Yugi no lo había notado, aunque sabía que había personas que eran muy densas, a su mente llego la imagen de unos hermosos ojos zafiro, se preguntaba cómo estaría su Shin-chan ¿Estaría pensando en él?, ¿Lo extrañaría?, Dany-san le dijo que Shinichi había ido a ver a Rose para verificar los avances de la cura para convertir demonios en humanos de nuevo.

Un suspiro escapó de sus labios, en verdad esperaba que Rose hubiera encontrado la forma de regresar a los humanos, victimas de esos malditos cuervos, a la normalidad.

Observó la caja que Yugi y él se turnaban en llevar todos los días.

Como si fuera una señal, la caja se abrió lentamente, Hikari salió luciendo aun levemente adormilada, al parecer aún no había recuperado suficiente energía, pero aun así había decidido acompañar a sus amigos esa noche, Yugi y Dany saludaron alegres a la bicolor, recibiendo una expresión de alegría de la menor, la cual se sentó al lado del castaño, ocasionando que recibiera una mirada un tanto celosa del tricolor mayor. Kaito rió mentalmente por la situación mientras despeinaba ligeramente el largo cabello bicolor de su amiga, ganando una risilla de la demonio — ¿Dormiste bien, Lazuli?

Hikari asintió animada.

—Me alegra saberlo, Hika-chan —comentó la pelinegra, levantándose para ir donde la menor —es bueno verte de nuevo —sonrió amablemente, a lo que la demonio oji-plata volvió a asentir, tratando de dar a entender que ella también estaba contenta de volver a ver a la Pilar Flor.

Kaito sonrió tristemente, observando el bambú que usaba su mejor amiga, y las marcas de flor que ahora adornaban su rostro. Extrañaba tanto los tiempos antes de que esa maldita organización arruinara sus vidas.... Extrañaba escuchar la voz de Hikari, la de sus padres y la de los abuelos de los mellizos.

A su mente llegaban los recuerdos de su hogar, cuando él y Yugi se sentaban en el pasto mientras escuchaban hermosa voz de la bicolor cantando, cuando jugaban los tres algún juego que el viejo Solomon les hubiera enseñado, cuando les mostraba a sus amigos algún truco nuevo que había aprendido de su padre, o cuando su madre o la abuela Midori los regañaban a él y a Hikari por meterse en problemas, haciendo bromas.

Levantó la vista hacia su amigo de la infancia. Yugi sabía lo que estaba pensando, él también extrañaba esos días que ahora se veían tan lejanos, después de todo lo que habían pasado en esos meses.

Yami entendió las miradas entre ambos amigos, por lo que tomó la mano del oji-amatista, a modo de apoyo, siendo recompensado con una mirada de sorpresa y un leve sonrojo en las mejillas del menor —todo estará bien, aibou. Lo prometo.

Yugi sonrió, agradeciendo las palabras del mayor —gracias, Yami.

Hikari notó la tierna escena entre su hermano y Yami, por lo que, emocionada, le hizo señas a su amiga oji-café, la cual miró a ambos tricolores con una sonrisa enternecida, ¡Es que eran tan tiernos! No le sorprendería que terminaran juntos tarde o temprano. Bueno, eso si su moonshine se declaraba -¡por fin!- al pequeño oji-amatista, aunque esperaba lo mismo con su sunshine y cierta pequeño demonio bicolor.

Atem y Kaito solo miraron a las chicas con una sonrisa divertida, por sus reacciones, antes de soltar comentarios para molestar un poco a la pareja, haciéndolos sonrojar.

Por un momento, todas las preocupaciones desaparecieron.
Por un momento, Kaito sintió como si estuviera en su hogar de nuevo.

Es verdad que toda su vida se lamentaría no haber podido salvar a sus padres y a los abuelos de los mellizos, pero estaba agradecido de haber conocido tantas personas maravillosas, como Jii-chan, Rose, los pilares, sus actuales compañeros de viaje, a los cuales disfrutaba molestar con el hecho de que ambos gemelos tenían sentimientos por sus dos mejores amigos. Pero, sobre todo, estaba feliz de haber conocido a su hermoso zafiro, Shinichi le había mostrado que, sin importar qué, la justicia siempre ganaría, y que nunca debía rendirse. Él era alguien especial, sentía sus ánimos renovados. No importaba cuán difícil fuese, ellos destruirían a la Organización Negra, vengarían a sus seres queridos, y a todos aquellos inocentes a los que esos malditos atacaron, regresarían a la normalidad a Hikari, le quitarían esa cruel maldición a Shinichi y... Todos ellos volverían a tener un hogar.

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