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Dulce


OS de mi AU Miraculous.

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Kenta dejó cuidadosamente la pistola de silicona caliente, lejos de él y su invitado, en la mesa de trabajo y mantuvo presión en su trabajo con la mano izquierda, mientras se metía algunos mechones de cabello detrás de las orejas con la otra.

Tal vez debió recogerlo lejos de sus ojos con broches antes de empezar.

Se encogió de hombros, ¿Ya qué? Estaba a punto de terminar.

—Se ve genial —ofreció Luis, dejando un momento su propio proyecto para ver el casi terminado de Kenta.

El pelirrojo le ofreció una pequeña sonrisa —gracias —miró un momento su mano izquierda, y luego las manos del oji-naranja —el tuyo también está quedando bien.

Luis resopló —es bastante simple, de todos modos.

—Sencillo —corrigió Kenta —no es lo mismo que simple.

—Hijo de una diseñadora, hablas como tal —se rió por lo bajo el más alto, empujándolo ligeramente por el hombro —me gustan las plumas que le pusiste al tuyo.

Kenta miró en sus manos, el antifaz de un brillante color turquesa en el que había estado trabajando la última media hora -o más, no llevaba un seguimiento exacto de la hora-.

Era muy al estilo victoriano. Kenta lo había bordeado con una mezcla de púrpurina blanca y dorada, también aplicó pintura blanca alrededor de los ojos para que pareciera un degradado, y una línea negra por debajo para que simulara lápiz de ojos. Como detalle final, estaba pegando plumas de pavo real en la parte de arriba, abriéndose en abanico desde el centro.

—Gracias, creo que me golpeó un poco de inspiración —sonrió de lado, sinceramente complacido con su pequeña manualidad —estoy satisfecho con lo que hice.

—Deberías —concedió Luis, sonriendo también —el mío luce soso al lado del tuyo.

El antifaz en manos de Luis era menos pomposo. De color blanco base, había sido pintado con negro para hacer una telaraña en la parte que cubriría la frente, algunas líneas curvas y delgadas a los laterales, y la curva sobre la nariz, alrededor de los ojos, habían bolitas de color rojo, delineadas con negro. Una tira de encaje negro esperaba en la mesa frente a Luis para bordear el antifaz.

—Es divertido que la escuela haga este tipo de cosas ¿No crees? —Luis preguntó casualmente mientras comprobaba que la pintura cerca de los bordes estuviera seca — ¿Por favor? —señaló la pistola de pegamento cerca de Kenta.

El pelirrojo agarró lo pedido, colocó otro poco en su propia máscara para añadir la siguiente tanda de plumas, y luego se la entregó —seguro, digo, ya nos permiten ir sin sin uniforme y encima nos invitan a usar máscaras para Halloween —se tensó ligeramente cuando casi toca el pegamento caliente al presionar las plumas —la persona que idea estas cosas tiene su mérito, así como el director por permitirlas... me alegra haber entrado a la misma preparatoria que tú —murmuró lo último un poco más bajo, sin mirar a su amigo.

Luis, sin embargo, tenía buen oído. Le sonrió a su compañero de mesa y amigo de la infancia, aunque este no lo viera, y le desordenó cariñosamente el pelo antes de empezar a pegar la cinta en su antifaz.

Kenta simplemente resopló y recogió la pistola de silicona para proceder a pegar las últimas plumas. Ya había colocado unas quince y parecía lo suficientemente tupido para cubrir toda la frente.

Esperaba que su madre la aprobara.

.

Eran un poco más de las tres de la tarde cuando terminaron con sus máscaras y se retiraron de la oficina en la casa de modas de la madre de Kenta, agradeciendo a los trabajadores que estaban de turno por darles el espacio y los materiales que habían necesitado.

—Yo diría que es hora de la merienda —Luis se estiró mientras Kenta se ponía una camisa de manga larga sobre su playera. Aún no hacía demasiado frío, pero en cualquier momento caían corrientes de viento — ¿pasamos a una cafetería? Creo que se me antoja un pedazo de tarta de limón.

Kenta estaba a punto de aceptar mientras revisaba su teléfono, no tenía que estar en casa hasta un poco antes que la hora de la cena, así que tenía tiempo para matar — ¿Galletas? —murmuró, en lugar de la respuesta positiva que iba a darle al moreno.

—Si pides galletas, me das un poco —exigió bromista.

—No es eso. Estos son... moldes para galletas ¿No? —volteó su teléfono para que Luis viera la foto que estaba mirando.

En efecto, un puñado de siluetas metálicas estaban desparramadas sobre una encimera de cocina. De diez o quince centímetros, tal vez. Había círculos y triángulos simples, calabazas, fantasmas, estrellas, manzanas, murciélagos y gatos.

Luis no entendía cómo había llegado Kenta a una foto así, cuando vio de quién era la cuenta en la había sido publicada —Oh ¿Ryou está haciendo galletas? —notó que la foto estaba recién publicada y tenía una simple leyenda con varios hashtags "A punto de hacer bocadillos de Halloween en familia" junto a dos emojis: una calavera y un gato.

Tardíamente, Luis se dio cuenta de que era una publicación con múltiples fotos, así que deslizó la pantalla para ver una lista de compra con palomitas al lado de cada cosa.

Kenta se movió para ver también.

La siguiente foto era de una cocina que Luis reconoció fácilmente como la casa de los Sennen. En la encimera había un saco de harina -de tamaño considerable-, un montón de tazones de diferentes tamaños apilados, bolsas y botellas con otros ingredientes y bandejas para horno.

La última foto era una selfie de Ryou, quien tenía el pelo metido en un adorable gorro de chef. Al fondo, detrás de la barra de la cocina, estaban Dany y Atemu Sennen; la chica tenía en cabello recogido en alto con un lazo púrpura y que daba paso a una trenza, con varias ligas delgadas, del mismo color, adornandola hasta el final. Las puntas de su flequillo no se curvaban alrededor de su cara, sino que estaban atrapadas hacia atrás con la diadema negra que apenas se distinguía en su pelo azabache, y usaba un bonito mandil lila con fresas estampadas en el pecho. El tricolor llevaba una bolsa de papel, grande, en brazos y le entregaba también un par de guantes de cocina con motivo de ositos de peluche a su hermana.

—Adorable —se rió suavemente el pelirrojo.

—Parece que están volviendo tradición hornear cosas con motivo de Halloween en casa de Dany —se rió Luis también, recordando que el año pasado Atem, Bakura y Ryou les habían llevado ponqués de vainilla con diferentes cubiertas de glaseado, como sombreros de bruja, calabazas y pentagramas — ¿Quieres ir? Podríamos conseguir probar la primera tanda para que se aseguren de que quedaron bien —sacó su propio teléfono para escribir al albino un aviso.

— ¿Estás seguro de eso? Ryou puso "en familia" ¿No iremos a molestar? —argumentó, incómodo.

—De ninguna manera. Dany y Ryou son muy hospitalarios y les gusta recibir visitas, creeme, me hicieron olvidarme de ese sentimiento de 'no debería estar aquí' años atrás —se encogió de hombros —a sus amigos cercanos los tratan como familia, y tú ya eres parte de la pandilla —le sonrió y terminó de mandar el mensaje.

—... Si tú lo dices —terminó por ceder el oji-menta.

Luis asintió cuando su teléfono pitó en señal de que había obtenido una respuesta.

"Ryou tiene las manos ocupas, él y Aneki están ordenando la montaña de cosas que hay en la cocina, pero ambos dijeron: claro que pueden venir. Bakura"

— ¿Ves? Tenemos luz verde ¡Vamos!

Caminaron las seis o siete calles que hacían falta hasta la residencia Sennen y Luis llamó a la puerta.

—Yo voy —escucharon a Atem decir desde dentro.

En seguida, el chico los dejó pasar y colocó las zapatillas para invitados en el genkan. Kenta colgó su camisa en el perchero luego de cambiarse el calzado y Luis saludó al oji-vino con un choque de puños.

Tanto Luis como Kenta se dieron cuenta que la casa estaba agradablemente cálida en el interior, y había un olor suave y dulce allí.

Los tres adolescentes caminaron hacia la cocina, con Kenta mirando alrededor. Había serpentinas y boas de papel crepé en colores naranja y negro cruzando el techo en la sala y el comedor, telarañas hechas con lana en alguna que otra pared con arañas y murciélagos de trapo, lámparas con forma de calabaza o fantasma tipo sábana y el florero en el centro de mesa tenía un sombrero de bruja.

Básicamente, gritaba Halloween por todos lados, sin ser excesivo.

— ¿Te gusta la declaración, Kenta? —preguntó la única fémina presente. Ella estaba tal cual la había visto en la foto, detrás de la barra de la cocina con Ryou.

—Uh... sí, señorita Sennen —respondió el menor, encogiéndose ligeramente en su lugar —todo se ve bien.

Dany negó con la cabeza suavemente —Hm-mm. Te he dicho que puedes llamarme por mi nombre, al menos fuera de la escuela —'reprendió' ligeramente.

—D-de acuerdo... Dany-san —probó, y ella sonrió en aprobación.

—Adelante, ponte cómodo y siéntete como en casa —señaló las sillas al otro lado de la barra mientras el pelinegro caminaba hacia ella —hola Luis.

Kenta los vio abrazarse. Él sabía que Luis era muy cercano a esa familia, incluyendo a la mayor; era realmente evidente por la forma llena de confianza en hablaba de ella, con ella y como actuaba a su alrededor, pero Kenta poco de eso había visto fuera de la escuela hasta ahora. Era curioso.

Ryou caminó hacia él y lo invitó a sentarse. Todas las sillas que irían alrededor de la barra estaban arrimadas en un solo lado para que Dany y Ryou tuvieran espacio del otro lado.

— ¿Akefia está en clase? —preguntó Luis, echando un vistazo a todos los que había en la barra, mientras Atem se sentaba al lado de Kenta.

Ryou negó con la cabeza —Kura y él acaban de salir a comprar algunas cosas que calculamos mal y nos hacen falta.

Kenta miró también el cúmulo de ingredientes e implementos de cocina —solo por curiosidad... ¿Van a hacer galletas para toda la escuela? —empujó con el dedo índice el -muy grande- saco de harina. Se sorprendió al descubrir que estaba bastante vacío.

La azabache y el albino se rieron —no para toda la escuela, pero sí para nuestra clase —aclaró Ryou.

—Por supuesto, tengo mis favoritismos, así que tengo que hacer un lote para mi Sunshine —Dany cabeceó al tricolor, quien resopló por el apodo —otro para mis adorables cuñados —se inclinó a presionar un beso en la frente de Ryou.

Luis se rió —aprovecha que el otro no está aquí para que te oiga llamarlo 'adorable'.

—Y más para llevar a mis amigos en la universidad —ella completó —así que, entenderás por qué tenemos ingredientes para hacer galletas para abastecer una fiesta.

Kenta asintió lentamente, aceptando la explicación. Una suave melodía lo sorprendió.

—Ya son tres horas, Nee-san —Atem tomó el celular de su hermana y apagó la alarma.

Dany dijo una palmada —perfecto. Ryou, vamos a cortar esas galletas.

— ¡Sí! ¿Saco dos bandejas? —el albino espero a que su cuñada asintiera para ir a la nevera y sacar dos bandejas, donde una masa aplanada reposaba entre dos rectángulos de papel mantequilla.

Atem, Luis y Kenta se sentaron a observar como Dany y Ryou retiraban una capa de papel y empezaban a cortar la masa con los moldes de manera eficiente, dejando la menor cantidad de espacio entre los cortes. Cuando terminaban de cortar, dejaban las galletas en el papel descartado y volvían los restos de masa una bola para volver a aplanarla y sacar más galletas.

— ¿Cómo la pasaron ayer? —preguntó Luis, cuando el par tras la barra metía las galletas cortadas en el horno, y sacaba las otras dos bandejas para repartir el proceso — ¿Era el cumpleaños de Akefia, no?

—Y de Seto, sí —sonrió Dany —los arrastramos a los dos a cenar en plan 'familia y amigos', pero como era día de semana les vamos a celebrar en Halloween —explicó, antes de soltar una risita —otra razón para hacer tantas galletas.

— ¿Fiesta de disfraces? —se animó Luis.

Atem resopló una risa —eso, si convencemos a Seto.

—Lo haremos, tú confía en mí, Temu —la mayor le guiñó un ojo —lo que tenemos que hacer es preparar esa fiesta, los bocadillos, los dulces... el café —rodó los ojos.

— ¿Café? —preguntó Kenta, desubicado, cuando Atem y Ryou replicaron el gesto de la mayor.

Atemu tomó la palabra —déjame explicarte algo. Seto Kaiba, CEO de Kaiba Corporativo, amigo íntimo de la familia —presentó —por el que mi hermana posiblemente me cambiaría —añadió adrede, lanzando una sonrisa a la azabache.

— ¡Oye! —replicó Dany —no sería cambiarte. Tú eres mi hermano menor. Seto, en dado caso, sería el mayor —le regresó la broma.

—De todos modos, Seto Kaiba no funciona como persona, ¡No existe! —remarcó, con la risa ahogada de Ryou, de fondo —si no consume el equivalente de... —movió la mano derecha como una balanza, en un gesto de "más o menos" —siete...ocho... tazas de café.

— ¿Al día? —casi chilló Kenta, haciendo que la risa de Luis se sumara a la de Ryou.

—Mínimo —asintió Atem.

Kenta se apoyó en la barra, luciendo una mirada distante, luego miró a Atem — ¿Tienen algo dulce aquí? Creo que se me acaba de bajar el azúcar en sangre con solo oír eso —bromeó, con una expresión de fingido sufrimiento.

Esta vez, todos en la cocina soltaron a reír.

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