Viaje
Es gracioso, porque fue para estas mismas fechas, el año pasado, que subí lo que sería la introducción a un AU de Descendientes.
Y sí, lo quiero escribir por completo. ¿Pero ven en los fregados que me meto por pendeja? ¡Estoy luchando por mantenerme al día con este fictober!
Como sea, es gracioso, porque apenas un año despues me digno a escribir un poco más sobre este AU
Algún día lo escribiré completo. Lo juro.
Por ahora, Enjoy!
.
Pov's Hikari.
Arrojé mi pequeña mochila con las pocas cosas que decidí traer en la maletera de la limusina que enviaron por nosotros, y entré en la misma sin mirar a nadie.
Sentí a Yugi subir tras de mí, y a Rose deslizándose a mi lado, justo antes de que entrara Akefia.
Todo dentro de ese auto olía limpio y dulce, el contraste exacto de la isla.
Enseguida me di cuenta por qué.
Estaba llena de estantes y bandejas con dulces.
¿Para nosotros? Oh, que tierno.
Rodeé los ojos mientras Akefia se abalanzaba sobre los dulces, llenándose una mano antes de empezar a arrojarle más a Yugi, a Rose y a mí.
Está bien. Sí. Empezamos a llenarnos de dulces.
¿Y qué?
¡Estábamos en medio de una crisis!
¡¿Qué se supone que espera mi madre que hagamos? ¡Nos manda al territorio enemigo a robar quizás uno de los objetos mágicos más poderosos del mundo, prácticamente a la maldita sea! ¡No tenemos idea de qué vamos a encontrar en Auradon!
Gruñí mientras Rose y yo mordíamos unas paletas dulce. No sé describir a qué saben, pero están realmente buenas.
—Puedo oír desde aquí los engranajes en tu cabeza girando a toda máquina —comentó la albina a mi lado, llevándose unas pequeñas bolitas coloridas y suaves a la boca — ¿Qué tanto piensas?
—Tenemos una misión y necesitamos un plan —me llevé un mano a mi pelo negro y morado, con cierta ¿frustración? ¿ansiedad? Ni siquiera podía empezar a describirlo —no puedo fallarle a mamá —miré hacia mi hermano, con las mejillas manchadas de dulce, él se volteó a verme en el mismo momento —literalmente, no es una opción.
Mi mellizo asintió, sabiendo la gravedad del asunto.
La limusina arrancó, después de un comentario del extraño conductor.
Demonios. Nos estaban lanzando a un viaje sin precedentes solo con el boleto de ida —Necesito pensar —murmuré, sintiendo un dolor de cabeza inminente.
—Simplemente vamos a aturdirlos con el estilo de lo VK's —exclamó Akefia con una sonrisa de superioridad —han pasado dos décadas desde que desterraron a los nuestros, no sabrán ni cómo manejarnos.
—No es tan fácil, Ake —murmuró Yugi —estamos en desventaja, solo somos cuatro y no conocemos el lugar.
El peliplata bufó ante las acertadas palabras de mi mellizo.
—Opino que lo primero es ver cómo demonios hacen para que este auto cruce la barrera... y el océano —aportó Rose, mirando por la ventana del auto.
Bien, sí, admitiré que todos estábamos un poco asustados cuando la limusina avanzó sin pausa hacia la barrera y el acantilado que separaba la isla del mar, y solo posiblemente le haya dejado alguna marca a Yugi mientras nos aferrábamos el uno al otro.
Pero lo que pasó dentro de la limusina se queda entre nosotros.
De acuerdo, hay una especie de control que puede abrir y cerrar la barrera.
Primera nota. Robar esa cosa.
¿El segundo paso?
De preferencia encontrar un mapa de ese lugar. Apenas íbamos en camino y se distingue lo grande que es nuestra supuesta nueva escuela. ¿Vaciaron todo un castillo o qué?
Tercer paso.
Averiguar dónde estaba la varita del hada madrina.
—Creo que ya llegamos —mencionó mi hermano, un minuto después de que el auto se detuvo y el agradable conductor se nos quedó mirando a través de retrovisor.
Pudimos ver a mucha gente a través de las ventanas.
Ugh.
—El viaje se acabó. Los están esperando —explicó el tipo, con un 'bájense ya' en la mirada, tras sus lentes oscuros.
"En realidad, el viaje apenas comienza" pensé para mí, mientras Akefia se decidía a salir el primero, y Yugi apretaba mi mano.
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