Reina
Inspirado en el día 'Rubi' de mi amiga Rose ^^
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Anzu odiaba el color morado.
Sí, un poco extraño considerando que el que había sido por años su mejor amigo, desde la infancia, tenía ese color de ojos. Un par de joyas amatistas resplandecientes, palabras literales de Yami.
Pero tenía más cosas desagradables que asociar con el morado, que cosas agradables.
Primero estaba esa detestable pelinegra que amaba vestir de morado. Ush, era insoportable. Esa Dany parecía una niña pequeña con Atem y Yami, en lugar de la hermana mayor, estaba demasiado apegada a ellos y tenía esa molesta tendencia a robar su atención.
Al menos, cuando ella misma estaba presente.
Pensó, cuando llegó el vándalo que al final escogió como novio, que eso la sacaría del juego. En su lugar, hizo que los tricolores estuviesen más pendientes de ella, bueno, al menos Atem, Yami parecía llevar mejor la relación de su hermana.
Además, por el mismo tiempo llegó esa pequeña oji-café de pelo negro y morado.
¿Cómo es que Yugi, en todos sus años de amistad, no le había contado que tenía una hermana viviendo con su abuela? ¿Cómo había sido eso? ¿Solomon se había quedado con el pequeño Yugi y la abuela con la pequeña Hikari? ¿Y por qué precisamente debía regresar?
Buff, cómo fuese. Dany y Hikari habían congeniado bastante rápido según parecía. Tenían ese escalofriante gusto por las cosas sobrenaturales en común, así como su extraño amor por las prendas oscuras.
Realmente Anzu pensaba que a ese par les hacía falta una semana metidas en una escuela de modas.
Para colmo de males, esa fastidiosa pelinegra había empujado a Hikari a los brazos de Atem, según su punto de vista. Dany invitaba a Hikari casi a todas partes y la aceptó tan fácilmente en su casa, cuando ella apenas había podido estar ahí cuando iba con Yugi, Yami y los demás.
Claro, seguro que Yugi no había tenido nada que ver ahí tampoco.
¡Bah!
Solo era cuestión de tiempo para que Atem se diera cuenta de que ella estaba ahí para él, de que siempre lo estaría y de que ella podía hacerlo mucho más feliz que cualquier otra.
~∆~
— ¡Anzu! ¡Más despacio, llevo plataformas! —se quejó Miho, casi corriendo para ponerse al día con la castaña.
La aludida la miró como a una niña y bajó un poco la velocidad, sin importarle saber que ya iban algo tarde —te dije que vendríamos al parque ¿por qué te pusiste esos?
Los ojos de la peli-lavanda se volvieron estrellas —veré a mi guapo Ryou después de mucho tiempo ¡Miho tenía que estar perfecta hoy! —habló de ella misma en tercera persona, como solía hacerlo hace unos años.
Anzu lo pasó por alto —no te entusiasmes mucho... te dije que está con...
—No importa, haré que vea lo bien que nos veríamos juntos —se encogió de hombros con su sonrisa, determinada.
Anzu sonrió —sí, yo haré lo mismo.
Miho le sonrió —Atem y tú serán una pareja despampanante.
La castaña estuvo a punto de añadir algo, cuando alcanzaron el sitio donde estaba reunido el grupo. Lo primero que notó fue a Bakura y Ryou besándose, porque Miho le apretó la manga de la chaqueta mientras chasqueaba los dientes, aunque luego algo o alguien más pareció robar su atención del par de exhibicionistas albinos.
— ¿Quién es ese? —casi chilló en voz baja.
Anzu miró a donde señalaba — ¿El de pelo gris? Es Akefia, el hermano mayor de Bakura.
—Dios mío, es lindo.
Anzu la miró extrañada, pero bueno, para gustos colores, pensó.
—Él está... —consideró por un momento reservarse el hecho de que el muchacho estaba saliendo con la mayor de los Sennen, sería un buen escarmiento para ella que le dieran un sustico con su novio, aunque lo que la hizo callarse al final fue ver a Atem.
Se congeló. El oji-vino tomó algo que su hermano le pasó con una sonrisa burlona, y rodeó a Hikari para ponerle un collar, era una especie de gargantilla negra que tenía un dije pequeño de una pirámide invertida en color oro.
Hikari lo miró interrogante, con un leve sonrojo en las mejillas.
Atem simplemente le dio un beso en la frente —una pequeña joya para mi reina.
La bicolor le chilló, golpeando juguetonamente su pecho mientras varios alrededor hacían comentarios.
Miho una vez más tuvo que correr tras Anzu mientras esta se alejaba hecha una furia del lugar, siendo apenas notadas por alguna que otra persona, mientras despotricaba contra la bicolor.
Ella debía ser a quien Atem diera obsequios con esa mirada cariñosa. Ella debía ser su reina, y no esa chica rara.
Anzu de verdad odiaba el morado.
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