Nubes
Disculpen la tardanza.
Han sido unos días particularmente malos para mí.
En el transcurso de hoy me pondré al día.
Este OS es obra de Hikari y la parejita principal son su hija, Nadeshiko, y Toichi, hijo de Kaito y Shinichi.
~
Para Toichi siempre que pensaba en Nadeshiko Sennen lo asociaría con el cielo, más específicamente con nubes, tal vez porque sus recuerdos más lindos con la oji-rubí eran relacionados con nubes.
Todo había comenzado cuando tenían 5 años, él había ido al parque a jugar solo, ya que su mamá estaba en un caso sobre homicidio y su papá no estaba en la ciudad, por lo menos unos días, debido a que tenía un espectáculo de magia en otra ciudad.
Lo habían dejado al cuidado de los Shonen Tantei, pero ellos no habían querido llevarlo al parque, por lo que tuvo que engañarlos para escapar.
¡Ja! Había sido tan fácil, lo único malo era que su mejor amigo, Yu-chan, estaba enfermo por lo que no podría salir a jugar, así que tendría que jugar solo, aunque tal vez después podría ir a visitarlo para hacerle un show de magia que lo animaría.
Ya estaba planeando los trucos que le mostraría cuando se dio cuenta que había llegado al parque, por suerte el parque estaba cerca de su casa y él sabia cuidarse solo, no por nada era el hijo de Shinichi Kudo "el Holmes moderno" y de Kaito Kuroba, el mejor mago de todos los tiempos.
Se había abrigado bien ya que al ver las nubes negras cubrir el cielo, además del viento frío que sacudía levemente los árboles, era obvio que llovería pronto, y también había llevado un paraguas por si acaso.
Y justo como el pequeño de anteojos había deducido, había comenzado a llover, por suerte no era una lluvia muy fuerte pero tampoco era una llovizna. Lo mejor era que ya volviera a casa probablemente sus "niñeros" ya estarían al borde del colapso por no encontrarlo.
El pequeño castaño estaba por marcharse cuando una pequeña figura llamo su atención, una pequeña niña de cabellos tricolores jugaba saltando los charcos de lluvia, su flequillo rubio se pegaba a su cara por el agua de lluvia y su vestido con estampado de Sailor Moon comenzaba a mojarse, pero a ella parecía no importarle.
Él sabía quién era esa niña, ¿cómo no lo sabría si se conocían desde bebés? era la melliza de su mejor amigo, Nadeshiko Sennen, jugaban de vez en cuando pero definitivamente él era más unido a Yukiteru, mientras que nadeshiko prefería jugar con Aiko.
Se dirigió hacia ella rápidamente para cubrirla con su sombrilla, después de todo su padre siempre le decía que debía de ser caballeroso con las niñas y también había dicho algo sobre también serlo con detectives bonitos, cosa que provoco que su madre se pusiera rojo y golpeara a su papá con un libro de Sherlock Holmes, así que no le había hecho mucho caso.
—Te vas a enfermar si sigues en la lluvia —exclamó sonriendo amable mientras cubría a la oji-rubí con su paraguas.
— ¿Eh? —la bicolor lo miró curiosa —Toichi —parecía sorprendida de ver al pequeño aprendiz de mago ahí.
— ¿Por qué estabas en la lluvia? —preguntó curioso después de todo pensó que ella estaría en su casa ayudando a cuidar a su hermano o jugando con su prima.
La pequeña solo bajo su mirada algo apenada antes de responder —pensé que, si me enfermaba, Yuki no se sentiría tan triste por ser el único enfermo.
El de lentes la miro asombrado, ella trataba de enfermarse solo para animar a su hermano, eso era una tontería, podría animarlo de otras maneras, además dudaba que Yu-chan apreciara que ella se enfermara por él —eso es tonto —dijo simplemente, provocando que la menor inflara sus mejillas molesta —además ¿cómo lograste escaparte de tu casa? —dudaba mucho que su tía Hikari y su tío Atem dejaran que Nadeshiko caminara hasta el parque sola.
—Papá está ocupado trabajando y salí mientras mamá subía a darle la medicina a Yuki —explicó orgullosa de su hazaña.
Toichi solo se imaginó cómo seguramente todos estarían buscando a la tricolor desesperados, aunque él no podía decir nada, se había escapado igual de sus niñeros detectives.
—No creo que Yuki se sienta feliz si te enfermas, vamos te llevaré a tu casa —ofreció, sonriendo amable.
Nadeshiko solo asintió, algo triste, mientras bajaba su mirada. No quería ver a su hermano triste. Un peso sobre sus pequeños hombros la sorprendió, sacándola de sus pensamientos, Toichi le había puesto su suéter sobre los hombros — ¿No te dará frío? Te vas a enfermar —la culpa la invadió ahora, por su culpa el mejor amigo de su hermano se enfermaría por darle su suéter.
El de pelo revuelto negó con la cabeza —no pasa nada, estaré bien —aseguro cubriendo bien a ambos con su sombrilla —no quiero que te enfermes —sonrió amable, mientras chasqueaba sus dedos apareciendo una rosa blanca para entregársela a la oji-vino.
Nadeshiko tomó la flor, encantada por el truco del niño —gracias Co-kun —dijo sonriendo alegre.
En ese instante las mejillas del pequeño mago se colorearon levemente y sintió su corazón latir más rápido, nunca lo había notado, pero Nadeshiko sonriendo le pareció lo más hermoso que había visto en su corta vida.
Y como era de esperarse Shinichi lo castigó una semana sin sus preciados libros por casi darles un paro cardiaco a los Shounen Tantei e ir al parque sólo, pero no le importó al pequeño, no mientras siguiera teniendo esa cálida sensación en su pecho ante el recuerdo de la linda sonrisa de Nadeshiko.
Y desde ese día el castaño no podía ver nubes grises sin pensar en el momento en el que se había enamorado por primera vez de la tierna tricolor.
Su segundo recuerdo especial también se relacionaba con nubes, aunque no exactamente con las que están en el cielo, si no con unas más dulces.
Toichi C. Kuroba Kudo tenía 7 años cuando, por primera vez en su vida, se sintió feliz de fallar en un truco de magia.
Estaba en el parque, jugando a los policías y ladrones con Yuki, Seth y Maoh. Él y Yuki eran los ladrones mientras que Seth y Maoh los policías.
El plan con su mejor amigo fue separarse y esconderse para evitar que los atraparan tan fácilmente, así que se había subido a un árbol para esconderse, con lo que no contaba fue que debajo del árbol, Nadeshiko, Aiko y las trillizas Kaiba se encontrarían platicando sobre el libro de criaturas mágicas japonesas que su tía Hikari les había dado a los mellizos.
—Había una criatura llamada Tengu, parecen humanos, pero tienen alas en la espalda —dijo emocionada la oji-vino sosteniendo el libro.
—Suenan parecidos a los ángeles —exclamó Karin contenta.
—Algo así, pero sus alas son negras, ya que son cuervos —explicó la mayor de los mellizos.
—Wow, suenan geniales —Aiko miró sorprendida el libro de su prima.
— ¿Verdad que sí? —los ojos de la tricolor brillaban de emoción —debe de ser genial volar por el cielo, me gustaría saber cómo se siente tocar una nube —después de escuchar eso, el de lentes bajó de árbol con cuidado de que las niñas no lo descubrieran para después despedirse de sus amigos con la excusa de que debía hacer algo muy importante, apenas había llegado a su casa cuando corrió hacia el estudio de su papá para preguntarle cómo podía hacer un truco de magia con nubes.
— ¿Con nubes? No lo sé, Toichi —su padre lucía pensativo, obviamente él podría hacer nubes artificiales con algunos químicos o tal vez algo con sus bombas de humo, pero otra cosa es que le enseñara a su hijo cómo hacerlo —Shin-chan me mataría si juegas con químicos, pero podríamos improvisar con hielo seco —el castaño mayor detuvo sus pensamientos un momento —pero ¿por qué quieres hacer un truco con nubes? creí que aun seguías entrenando a tus palomas —las mejillas del menor se colorearon levemente dándole una respuesta al mago —Tiene algo que ver con nade-chan ¿verdad? —la pregunta del mayor solo empeoró el sonrojó de Toichi, provocando que su padre riera, su pequeño Toi-chan se parecía mucho a su Tantei-kun cuando se apenaba —bueno, veamos qué podemos hacer, tenemos una princesa que impresionar —divertido, le guiñó un ojo a su hijo, el cual asintió emocionado.
Esa noche ambos magos se la pasaron probando diferentes trucos hasta que lograron idear uno que los dejó satisfechos.
A la mañana siguiente había salido corriendo hacia la escuela, ya que tanto él como su padre se habían desvelado con su nuevo truco y dado que su mamá había estado algo desvelado debido a un caso que acababa de terminar, se había quedado dormido también, por lo que él y su papá habían salido con tanta prisa que ni siquiera había notado que agarró las cosas equivocadas para su truco, esa vez había tenido suerte de llegar a tiempo a la escuela.
En cuanto el recreo había comenzado, fue rápidamente hacia donde los mellizos Sennen estaban comiendo su bento junto con su prima Aiko y las trillizas Kaiba.
— ¡Chicos! Aprendí un nuevo truco —exclamó emocionado, mirando a la oji-vino.
—Genial Toichi-kun —lo felicitó amable la castaña de pelo largo, Celeste.
Yuki solo miraba a su amigo curioso por saber qué haría su nuevo truco, le había platicado algo sobre crear nubes mientras estaban en clase.
—Más te vale que no sea una de tus bromas, Kuroba - advirtió la mayor de las Kaiba.
—Me ofendes Tsubaki-chan, yo jamás haría algo así —el castaño sonrió con fingida inocencia que no engañaba a sus amigos.
—Te recuerdo que la maestra tardó un mes en quitarse la brillantina del pelo —recordó Aiko.
—Eso fue un accidente —se excusó el de lentes, inflando sus mejillas —además, este truco es diferente.
—Yo le creo a Toichi-kun —apoyó la albina menor del grupo, Karin. Siempre le divertían y asombraban los trucos de su amigo castaño.
—Vamos, veamos el truco de Co-kun —apoyó Nadeshiko emocionada haciendo sonreír a Toichi.
—Solo no nos llenes de brillo —pidió Yuki, le gustaban los trucos de magia de su amigo, pero no quería quedar cubierto de brillos o plumas como la última vez. Hasta su madre se había reído mientras le quitaba los restos del ultimo truco fallido de su amigo, era muy raro que Toichi fallara cuando le mostraba sus trucos, pero llegaba a pasar.
—Es un trato Yu-chan —el pequeño mago extendió sus brazos para comenzar su acto, tratando de imitar a su padre —ladys and gentleman, it's a show time! —con un movimiento de su muñeca aparecieron cuatro cartas en su mano —elige una nade-chan —la pequeña tricolor escogió la tercera carta, mientras los demás observaban atentos al de lentes.
Toichi desapareció las tres cartas sobrantes, solo conservando la escogida por la oji-vino, para después desaparecerla entre sus manos, dejando en su lugar una pequeña pelota, la cual lanzo al aire — ¡Uno, dos, tres! —el pequeño chasqueó sus dedos provocando que la pelota explotara, pero en vez de aparecer una nube de hielo seco, el pequeño se vio abordado por una nube de algodón de azúcar que lo había cubierto por completo, lo que el de lentes no había notado por ir con prisa aquella mañana fue que, en vez de tomar la esfera que él y su padre habían preparado con nubes artificiales, había tomado una de las esferas de broma que su papá tenia preparadas para su tío Hakuba, por lo que ahora el pequeño había fallado en su truco y tenía algodón de azúcar hasta en el pelo, sentía la frustración inundarlo, hasta que escucho una hermosa risa que se acercaba a él.
Todos se habían quedado sorprendidos ante lo que había pasado, excepto Nadeshiko, que no pudo evitar reír ante lo gracioso que se veía su amigo
—Perdón Co-kun, pero es que te ves muy gracioso —se disculpó tratando de dejar de reír.
Toichi miró al piso, algo apenado —lo siento, no pude hacer nubes para que las tocaras —en ese instante la tricolor recordó su plática el día anterior con sus amigas y sonrió de ternura ante el gesto de su amigo.
—Me gusta más el algodón de azúcar —dijo mientras tomaba un pedazo del algodón -—además eres una genial nube de algodón de azúcar —la tricolor trató de animarlo.
Toichi sonrió alegre. Sí, tal vez su truco había fallado, pero gracias a eso había escuchado uno de los sonidos más lindos del mundo: la risa de Nadeshiko.
Por eso, cada vez que escuchaba reír a la tricolor, su mente solo pensaba en nubes de algodón de azúcar.
La segunda vez que se enamoró de Nadeshiko Sennen tenía 13 años, y las nubes reflejaban los colores del atardecer.
Se encontraba sentado en una banca del parque mirando hacia el cielo mientras hacía trucos con malabares de forma distraída, casi como si estuviera en automático, mientras que una de sus palomas estaba en su hombro, tratando de animarlo al frotar su cabeza contra la mejilla del chico.
—Pareces muy triste para un mago —dijo una voz femenina, haciendo que el de lentes bajara la mirada para ver a una chica tricolor con un listón azul — ¿no deberías estar feliz? Resolviste tu primer caso.
El chico solo suspiró — ¿Te lo dijo Yuki, no? —su sospecha se confirmó al ver a la chica asentir, en verdad que ese bicolor era su mejor amigo, solo él sabría que ver a Nadeshiko lo animaría.
—Y... ¿quieres hablar de ello? —preguntó, sentándose a su lado, curiosa, inmediatamente la blanca paloma voló hacia el hombro de la chica —hola Kumo-chan —la oji-vino saludó a la paloma, acariciando su cabeza.
—Le agradas más que yo a mi paloma favorita, debería de sentirme traicionado —el castaño sonrió levemente.
—Oh, sabes que Kumo te adora más que a cualquier persona —lo miró más aliviada, no le gustaba ver a su amigo así, él se veía mejor con una sonrisa sincera en su rostro y no con una poker face —entonces ¿me dirás o prefieres estar solo callados? —preguntó de nuevo — ¿tiene algo que ver con el caso?
—Ese es precisamente el problema —contestó el chico, mirando al piso —fue divertido hacer deducciones y me sentí orgulloso cuando atrapé al criminal, pero...
— ¿Pero? —la tricolor levantó una ceja, curiosa.
El chico suspiró cansado —ahora toda la estación de policías cree que seré el siguiente Shinichi Kudo, el gran "Detective de Secundaria ", "el Holmes Moderno junior", el nuevo Conan Edogawa, según el inspector Megure —exclamó, dejando caer su cabeza hacia atrás.
—Pero tú no quieres eso ¿No es así?
¿Cómo es que esa tricolor lo conocía tan bien? No tenía idea, pero tampoco es que le molestara —me gustan los misterios, no lo voy a negar, pero lo que en verdad quiero, lo que en verdad amo, es la magia —sus ojos no se despegaban de las nubes coloreadas por el atardecer —quiero ser un mago tan asombroso como papá y como el abuelo Toichi... quiero superarlos, ser el mejor mago del mundo —sus manos detuvieron sus malabares —ser como el gran Kaitou Kid —según las historias que había oído Kid había sido el mejor mago del mundo hasta que desapareció sin dejar rastro, una leyenda de la magia, podía hacer que lo imposible fuera posible, según palabras de su madre.
Nadeshiko solo miró a su amigo antes de levantarse, tomando la mano del castaño para jalarlo con ella hasta el centro del parque.
—Entonces no debes preocuparte, si sabes lo que quieres —lo miró segura —estoy totalmente segura que serás incluso mejor que Kaitou Kid.
—Pero... —el mayor fue interrumpido por la chica.
—Pero nada, escucharme bien Toichi Conan Kuroba, serás el mejor mago del mundo, te lo juro por toda mi colección de cartas de duelo de monstruos, no debes cumplir con las expectativas de los demás, estoy segura de que Kaito-san y Shinichi-san te apoyarán elijas lo que elijas, además el cabeza de puerco espín de mi hermano y yo te apoyaremos siempre —sonrió amable —solo sigue tus sueños.
El castaño sonrió con cariño antes de abrazar a la tricolor, agradecido —Gracias.
Nadeshiko sintió sus mejillas colorearse, pero ignoró su pena para corresponder el abrazo del mago —de nada Co-kun.
Y en ese momento, bajo las nubes del atardecer, Toichi se enamoró aún mas de esa dulce flor de clavel rojo.
Siempre que admiraba el atardecer viendo las nubes volverse naranjas, amarillas y moradas recordaba ese día, donde supo que no podría amar nunca a otra persona que no fuera Nadeshiko Sennen.
Y su recuerdo más valioso hasta el momento había sucedido un día donde las nubes se veían tan blancas y esponjosas como algodón.
Él tenía 17 años cuando hizo la más grande hazaña de su vida... Declararse a Nadeshiko
Había citado a la tricolor en el mismo parque donde se había enamorado de ella cuando tenía 5 años y donde ella lo había animado cuando tenía 13, diciéndole que lograría volverse un mago aún mejor que Kid. Que ironía que dos años después él se enteraría de la verdad sobre el Ladrón Fantasma y se volvería el tercer Kaitou Kid que buscaba a pandora para destruirla, solo que, a diferencia de su padre y abuelo, él no estaba en peligro, ya que la organización negra había sido derribada por sus padres hacía varios años atrás, por lo que su padre había dejado de ser Kid en cuanto él nació, pero él seguirá con su búsqueda hasta destruir a Pandora, pero eso era un tema que no importaba por el momento, ahora todo lo que debía de hacer era asegurarse que todo fuera perfecto para su declaración, ¡Por amor a arsene lupin! Esto era más difícil que planear un atraco.
Ya había planeado algo con fuegos artificiales, pero Yuki le recordó que de ninguna manera se verían en pleno día, también había planeado algo un poco más simple, como un truco de cartas, pero Karin le dijo que eso era demasiado sencillo, Celeste le dijo que simplemente le dijera como se sentía a Nadeshiko y le diera flores, pero él quería algo más especial, después de todo, cada vez que la veía, le daba flores, así que terminó haciendo un plan con ayuda de Aiko, uno que lo había dejado totalmente convencido.
Vio a la oji-vino acercarse hasta donde estaba él.
Como siempre, la tricolor se veía hermosa, usaba una blusa azul con un símbolo irken de esa vieja serie llamada Invasor Zim, junto con unos shorts negros y unas calcetas largas de rayas blancas y negras, botines negros y, sorprendentemente, su cabello se encontraba suelto, aunque su inseparable listón azul con broche de calavera no faltaba, sospechaba que eso había sido obra de Aiko.
—Perdón Toichi ¿esperaste mucho? —preguntó la oji-vino.
—No, apenas acabo de llegar —con el mover de su muñeca apareció un bello clavel rojo —para usted, my lady —expresó, caballeroso.
Nadeshiko tomó la rosa sonrojada, hacía apenas unos meses había aceptado que sentía más que amistad por su amigo castaño, pero aun no sabía cómo decir sus sentimientos —gracias —guardó la flor en su bolsa, con cuidado de que no se aplastara —y ¿para que me citaste, Co-kun? —preguntó curiosa.
—Quería que vieras mis nuevos trucos antes que nadie, así que haré un show solo para ti, ojou-chan —sonrió coqueto, con un guiño a la oji-vino, quien solo lo miró divertida, acostumbrada a su forma de ser.
— ¿No deberías de mostrarle eso a mi hermano y no a mí?—miró curiosa al joven de lentes.
Toichi negó sonriendo —Yu-chan es mi mejor amigo, pero tú eres mi critica favorita, Nade-chan —aseguró.
—En ese caso será un honor ver tu espectáculo —dijo alegre.
Ambos jóvenes se dirigieron hacia una banca donde la tricolor se sentó mientras el mago inició su espectáculo, haciendo trucos con sus palomas, trucos con cartas, incluso había aparecido un precioso peluche de gato que le entrego a Nadeshiko, su espectáculo era tan bueno que había atraído la atención de los niños del parque, los cuales ahora formaban parte del público, sentados cerca de la bicolor.
—Y ahora, para mi último truco... —con un movimiento de muñeca apareció cuatro cartas —princesa ¿podrías elegir una carta? —la menor rodó los ojos ante el apodo de su amigo, pero escogió la tercera carta —no la mires aun —pidió el mago, mientras desaparecía las cartas sobrantes, para sacar de la nada una pequeña esfera —te debía este truco desde hace años, al fin pude perfeccionarlo —exclamó mirando a los ojos a la oji-vino mientras lanzaba la pelota al aire — ¡un, deux, trois! —chasqueó sus dedos, provocando que la pelota explotara y creando en el aire nubes blancas y esponjosas que cubrieron al joven mago, los niños aplaudieron emocionados, mientras la joven, que no podía apartar sus ojos de esas nubes, sonrió con cariño ante el recuerdo de su infancia —ahora puedes ver la carta —se sorprendió al ver al de lentes junto a ella ¿En qué momento había llegado a su lado? aun así, hizo lo que su amigo le pidió, volteando la carta para verla. Sus ojos se abrieron con sorpresa mientras que sus mejillas se colorearon.
Toichi estaba nervioso esperando la respuesta de Nadeshiko, ya que al reverso de la carta había un dibujo de una nube con la frase "al fin pude crear nubes para tí, ahora te prometo crear momentos maravillosos a tu lado, si tu aceptas el corazón de este mago" tenía miedo de arruinar su amistad pero ya no podía esconder sus sentimientos por la tierna tricolor, aun si ella lo rechazara en ese momento el intentaría enamorarla cada día.
Nadeshiko no podía creerlo, desde pequeña ella nunca quiso enamorarse, pensaba que era algo tonto, pero de algún modo ese joven mago había logrado robarle en corazón.
La oji-vino se levantó para abrazar al de lentes — ¿cómo no aceptarlo, mago tonto? —exclamó, sonriendo alegre —gracias por crear nubes para mí.
El joven de pelo revuelto correspondió el abrazo con cariño —por ti, crearía estrellas si así lo quisieras, Nadeshiko —el castaño estaba tan feliz que podría explotar, en ese momento no importaba nada, solo él y su hermoso clavel bajo el cielo lleno de blancas nubes.
Por todos esos bellos recuerdos, cada vez que pensaba en su querida novia, pensaba en nubes, ya fueran nubes de lluvia, nubes de algodón, nubes coloreadas por el atardecer o esponjosas nubes blancas.
Todas le recordaban a Nadeshiko Sennen.
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