Forma
El silencio y frescor de la noche eran agradecidos, por lo menos para la chica, quien, enfundada en una sudadera color morado, y usando un gorrito con orejas de gato, se relajaba en la cocina del instituto, preparando cuidadosamente la mezcla de unos cupcakes de vainilla con arándanos.
En el horno, dos bandejas con galletas -unas de avena y otras con chispas de chocolate- se cocinaban mientras tanto.
—Koneko-chan recuérdame por qué no estás en el club de cocina —preguntó un muchacho moreno, sentado en una silla de madera alta y apoyando ambos codos en el mesón, mientras observaba a la pelinegra cocinando, con una sonrisa.
Ella contestó con tono burlón —aparentemente, porque según tú, Mokuba, Hikari y Luis, tengo una voz que no debe desaprovecharse, y que debía estar en el club de música y canto —rememoró ella, bastante incrédula o modesta sobre su talento.
—Mmm, eso es cierto —asintió el moreno de cabellos plateados que se iban hacia todos lados —pero así es mejor —sonrió de lado —así tengo pase VIP para todas las cosas ricas que preparas —añadió, cuando ella lo miró con una ceja elevada.
—Ay, Akefia —suspiró, en tono resignado, pero sin perder la burla —eres un glotón —le sacó la lengua, sin dejar de batir su mezcla.
— ¡Hey! —se quejó el chico —si solo fuera un glotón no estaría aquí, haciéndote compañía mientras cocinas —se bajó de su asiento para colocarse detrás de la chica y deslizar ambas manos por la cintura femenina —me encanta verte cocinar... y te ves adorable con el delantal —presionó un beso sobre el gorrito que cubría el largo pelo negro, para no desconcentrarla.
Ella se mordió los labios para no sonreír, comprobando que la mezcla tuviera la consistencia necesaria antes de soltar el bol —rayos... no quiero saber qué tipo de fetiches tienes —bromeó.
— ¡Princess! —gruñó Akefia a su oído en reprimenda, tirándola hacia atrás para pegar su cuerpo contra el pecho masculino. Dany no pudo contener un jadeo en respuesta.
Con algo de rubor sobre sus mejillas, Dany ladeó la cabeza para mirarlo a los ojos, mostrando una carita muy tierna, si le preguntaban a Akefia —honey, solo bromeaba —le dio una sonrisa —sabes que me hace feliz que estés aquí conmigo.
Akefia no pudo resistirse por un minuto más a los ojos de la azabache y bajó para capturar esa tentadora boca en un beso hambriento. Acarició los labios suaves y llenos con parsimonia en un principio, solo disfrutando del momento, y de cómo ella correspondía de inmediato, acoplándose a su ritmo.
Aflojó el agarre de sus manos cuando la sintió moverse, y ella se dio la vuelta para poder abrazarlo por el cuello mientras se besaban. Tomaron una pausa para recuperar aire entre cortos besitos y luego volvieron a reclamar la boca del otro, esta vez con más ímpetu y desenfreno, como si los labios contrarios encerraran un licor afrodisíaco que los encendiera en cuestión de segundos.
Cuando volvieron a separarse para coger aire, se quedaron simplemente allí, abrazados, disfrutando del perfume del otro y del calor compartido; dándose besitos en las mejillas o el mentón, y frotando sus narices con afecto.
—Te adoro —confesó Akefia, en medio de la sesión de afecto y mimos —no sé qué diablos hice para gustarte y solo sé que quiero que siga así para siempre.
Dany se rió bajito, obteniendo una mirada confusa de su novio —quien viera a uno de los más respetados chicos malos del insti siendo tan romántico y pensando en un 'para siempre' con una 'chica buena'.
El peliplata resopló despectivamente —al diablo lo que piensen los demás, eres lo mejor que me ha pasado.
Dany se ruborizó — ¿a qué viene este ataque de sinceridad y romanticismo? —consultó, genuinamente confusa con la actitud poco usual de su novio —no es que me queje, solo estoy... sorprendida —Akefia gruñó bajito, mirándola con sus deslumbrantes ojos lilas — ¿Qué fue eso? —ladeó un poco la cabeza, un comprender.
—No es nada, preciosa. Algunos días simplemente me supera el hecho de que eres tan abiertamente cariñosa con las personas a tu alrededor... y que yo no puedo disfrutar de eso tanto como quisiera —le respondió de forma un tanto ambigua, recordando como Seto, Mokuba, Luis e incluso Kenta habían estado particularmente apegados con ella ese día, pues había sido uno de esos días en que se sentía particularmente deprimida por la escasa relación que tenía actualmente con sus hermanos menores, gracias a cierta animadora castaña. Hikari y Kaito también se habían unido al pequeño grupo un rato.
Dany lo miró con ojos color chocolate confundidos, sin entender qué exactamente había desencadenado ese comentario, pero simplemente subió una mano al revoltoso cabello plateado que tanto le gustaba y comenzó a acariciarlo con dulzura.
—Tú fuiste quién propuso en primer lugar mantener esto en secreto —le recordó con suavidad, sin reproche alguno, añadiendo unos suaves besos en la barbilla masculina.
—Tea ya te ha lastimado bastante, no quiero ponerte en la mira de Shadow y su grupito completo —repitió, como ya le había explicado anteriormente.
Dany bufó "como si no lo estuviera ya" se quejó para sus adentros —honey, se van a dar cuenta en algún momento, tenemos que aceptar que, a veces, no nos resistimos a coquetear durante el día, a ojos de los demás.
Akefia sonrió, sabiendo que ella tenía razón. Subió una mano y acunó su mejilla, acariciándola con el pulgar antes de darle un beso rápido en los labios —sí, es verdad, no vamos a poder ocultar esto mucho más.
—No me importa lidiar con esas víboras, Kefi. Tú no me gustas, yo te amo y también quiero estar contigo para siempre —le respondió firme y sincera, antes de soltarse del abrazo.
Akefia regresó casi tambaleándose su silla, y con la cara echando vapor, de lo rojo que se puso al escucharla.
Ella... ella había dicho qu-que... ¿Lo amaba?
Dany se rió suavemente mientras tomaba los envoltorios para cupcakes y los rellenaba con la mezcla —Honey ¿puedes sacar las galletas del horno, por favor? Ya deben estar listas —le pidió con voz suave, pasándole un par de guantes de cocina para que no se quemara.
Aún algo distraído, Akefia cumplió con el pedido de su novia.
—Gracias —ella le dio un beso en la mejilla justo antes de meter la bandeja con los pastelitos en el horno.
—Princess —la llamó, con voz tenue, mientras la azabache revisaba las galletas. Ella respondió con un interrogante " ¿Hmm? " — ¿cantarías algo para mí?
Ella lo miró, curiosa por la petición, y puso una cara pensativa.
Akefia creyó que estaba considerando su petición, sin saber que en realidad estaba tratando de elegir una canción.
"El mirarte es como el tiramisú" empezó a entonar ella, sorprendiendo a su novio "es agridulce y ligero"
"Ambas cosas me encantan y puedo decir
las hadas bailan" ella contoneó las caderas suavemente al ritmo de la melodía en su cabeza.
"El amor es como un pai de limón
un poco dulce y agrio.
Cuando veo que otros ojos se posan en ti
parece que voy a estallar" infló las mejillas hacia él, dándole una mirada de advertencia.
Akefia le contestó con una mirada divertida, mientras la veía sacar las galletas de ambas bandejas.
"Quiero estar en tu corazón, y sentir tu amor,
como un rico pastel, con un lindo adorno de fresas" señaló las fresas estampadas en su delantal con gracia. Akefia se rió, estirando una mano hacia ella.
"Eres un ángel alegre y pacífico" Akefia se burló de eso.
"y existe un mundo sencillo y mágico.
Soy pastelera de amor, y te voy encantar
pues estoy enamorada" ella tomó su mano y entrelazó sus dedos mientras recorría los pasos que los separaban.
"Con un conjuro tal vez se podría lograr
que combinemos sabores y así brillar" ella se inclinó y le dio un beso rápido en los labios.
"Espero no te moleste que quiera desear....
Hacer mi sueño realidad" y dejó que él la subiera a su regazo, disfrutando como la forma femenina se acomodaba perfectamente contra la suya.
"Me derrito cuando te veo venir
cual chocolate amargo" Dany estaba sonrojada, sentada sobre el regazo de su novio, solos en la cocina, a las once de la noche... pero no querría estar en ningún otro lugar.
"Lo que siento por ti, tiene un rico sabor
a dulce arándanos" Akefia se rió, vaya coincidencia.
"Tú eres tan suave como un panqué
glaseado y esponjoso" el moreno puso los ojos en blanco, cuando ella acarició sus cabellos, y la rodeó por completo con sus brazos.
"Decorado con chispas te convenceré
ternura te daré"
"Tú sonrisa conquistaré" ella lo tomó de las mejillas.
"y lo lograré, con hechizos de miel" le sonrió coqueta.
"De las nubes lloverán cerezas" y antes de que pudiera tomar aire para seguir con la canción, su novio asalto sus labios, sin previo aviso, y con afecto desbordante.
—Yo también te amo, mi Dany —logró decir entre besos.
La azabache gimió de la pura felicidad que le inyectaron esas palabras. Se aferró al cuerpo de su novio en un abrazo cerrado, donde incluso el frío quedaba fuera, y correspondió el beso con todas sus ganas y el amor que sentía por ese muchacho.
Se amaban, nadie podía decir nada al respecto, mucho menos si vieran todas las formas que tenían de demostrárselo mutuamente.
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