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Discusión

Sí, bien... nos tomó algo de tiempo a Rose y a mi terminar este último día, pero Rose quería que fuese algo especial, recopilando casi todas las parejas que usamos a lo largo del fic. Así que aquí está el último cap. Tienen para elegir su favorito xD

Enjoy.

~∆~

"Las discusiones se suscitan cuando hay puntos de vista opuestos sobre un asunto."

"Todas las parejas tienen uno o varios asuntos especialmente sensibles, que ambas partes reconocen como delicados, y no todas los afrontan como debieran"

"Es difícil tratar temas delicados con nuestra pareja, pero no siempre podemos evitarlos"

-Corbis.

~∆~

Bakura miraba la bolsita semi-transparente color celeste, llena de dulces, sobre la barra de la cocina, como si considerara que su contenido estuviese envenenado.
Todo en él se tensaba cada vez que, al pasar de un lado al otro de la cocina, su hikari tomaba algún caramelo de esa misma estúpida bolsita y se lo llevaba a la boca ¡Tan distraídamente! Mientras terminaba de hacer la comida.

Ugh.

Odiaba eso.

No era la primera vez que el tierno albino aceptaba con resignación los obsequios de sus compañeras de escuela. Usualmente podía evadirlas porque ellas trataban de que compartieran el almuerzo, o incluso hacían uno para él, pero Ryou casi siempre llevaba su comida o compraba en la escuela.

Las fastidiosas chicas parecían haber comprendido eso, es decir, les había tomado el suficiente tiempo, pero lo habían entendido... y habían cambiado de enfoque.
Otra cosa que realmente le molestaba a Bakura era que, al parecer, habían estado observando lo suficiente a su yadonushi como para descubrir su amor por las cosas dulces. No es que fuera algo que Ryou escondiera, pero tampoco era algo que se hiciera realmente evidente durante las horas de clase.

El pequeño albino rodó sus ojos cuando volvió a escuchar gruñidos y murmullos casi indescifrables de su único acompañante. No es que estuviera poniendo realmente atención... bien, quizás un poco... pero había logrado entender que se trataba de los dulces que una de sus compañeras de otro salón le había dado antes de terminar clases, más que nada por la inconformidad que recibía abiertamente a través de su vínculo mental.

"estúpidas" "acosadoras" "ingenuo" "molestia" "detenerse" y ¿"adorable"? eran algunas de las palabras que había podido entender a lo largo del soliloquio de quejas entre dientes de su yami.

Era incluso un poco divertido tratar de hilar algunas cosas que soltaba, como un juego de adivinanzas. Bakura prácticamente podía sentir la sonrisa en los labios de su hikari, y eso era aún más frustrante, porque el niño no se lo tomaba en serio.

Estaba quejándose de eso particularmente cuando un plato fue presentado ante él en la mesa, su nariz fue acariciada celestialmente por el vaho caliente de una comida recién hecha, y no pudo no detenerse de su diatriba para mirar el plato de carne asada con arroz de almendras y unas pocas verduras al vapor, junto a un vaso con refresco.

Fue a levantar la mirada hacia su hikari, honestamente sorprendido de no haber notado el aroma de la carne antes, cuando fue sorprendido por un beso presionado dulcemente contra su mejilla, que se demoró ahí algunos segundos más de lo usual. La muestra de afecto fue tan repentina y fuera de lugar que sus mejillas se sonrojaron ligeramente en el acto.

Ryou le dio una sonrisa mientras colocaba su propio plato, con una cena más ligera, sobre la mesa y se sentaba a su lado — ¿Ya terminaste de discutir contigo mismo para que podamos comer? —acomodó suavemente su cabeza sobre el hombro ajeno y, usualmente, Bakura se reiría por la forma en que tenía que estirarse un poco para lograrlo, pero simplemente lo miró atónito —Siempre tienes hambre después de ponerte tan gruñón.

Y, maldición, no podía reclamar nada mientras su hikari lo miraba de esa forma tan serena, paciente y tranquila, con esa dulce sonrisa en los labios.

Así que lo besó para borrar esa sonrisa de su boca y, al tomarlo también desprevenido, funcionó, plasmando una ligera sorpresa y vergüenza en la tez ajena.

Entonces, pudo reclamar —yo no estaba haciendo tal cosa.

Ryou se tomó un momento para retomar la conversación, ignorando el calor en sus mejillas —estabas gruñendo y quejándote en voz baja y a medias —argumentó —y, hasta donde sé, soy el único con quién tienes un vínculo mental, así que si eso no es discutir contigo mismo, no sé qué lo sea.

Bakura fue a reclamar sus palabras, pero esta vez fue Ryou quien lo cayó con un beso en los labios, apenas rozándolos suave y dulcemente, dejando que la piel se sensibilizara y robaran el aliento del otro, tentándolos a ambos de la forma más tierna e inocente, dejándolos con ganas.

—Come o se enfriará, Kura —indicó suavemente, luego de separarse, sonriendo al ver como Bakura había adelantado un poco más la cabeza en busca de continuar el beso.

El más alto tensó la mandíbula al apretar los dientes, maldiciendo para sus adentros.

Cuando Ryou se lo proponía, era jodidamente difícil conseguir que discutieran.

~∆~

La mirada de incredulidad en los ojos violetas, tan brillantes y hermosos que amaba, no era nueva para Yami, pero sí era ligeramente incomodo estar en el extremo receptor de ella.

—Estás solo bromeando ¿no es cierto? —exigió el menor.

Aibou, tú de todas las personas sabes cuando hablo en serio —expresó, confundido sobre la actitud que estaba tomando su hikari para con él.

Y, de nuevo, esa mirada incrédula se intensificó un poco más... ¿había algo de indignación ahí? Yami no lo comprendía del todo.

—Yami —pronunció lentamente, y el aludido lo miró con su entera atención — ¿tengo que recordarte que pasó un par de días atrapado en una estatuilla del juego de rol de Ryou, a causa de Bakura? —rememoró, con voz paciente — ¿no crees que fue suficiente?

—Las penalizaciones de Bakura apenas pueden considerarse como tal —desestimó con un bufido disconforme.

Yugi se llevó una mano a la frente —Pero tú no hablas de esas penalizaciones, simplemente quieres... hacerle una travesura, y eso no está bien.

Yami torció los labios, claramente disconforme —pero, aibou, ese hombre te trata de una manera completamente inaceptable, a ti y a tus amigos —Yami quería hacerle entender, Yugi era su protegido, era su preciosa luz, él no podía permitir que le faltaran el respeto de semejante forma.

Tampoco entendía del todo por qué su hikari se estaba oponiendo esta vez, hacía mucho tiempo que el pequeño tricolor era consciente de sus juegos de penalización, los aceptaba, incluso lo alentaba o aconsejaba a veces a través de su vínculo. Yami amaba recibir los elogios de su hikari cuando luchaba en su nombre.

El tricolor más pequeños suspiró cuando notó que su otra mitad lo seguía mirando, sin entender el punto de la conversación —Yami —arrulló suavemente, tomando el rostro del mayor entre sus manos. El aludido sonrió ante el contacto, inclinándose hacia su toque y correspondiendo al deslizar sus manos por la cintura del menor, amando la suave tibieza de su cuerpo.

Entonces Yami lo entendió, el menor fue a seguir hablando, pero él se adelantó —oh, mi hikari. Eres tan bondadoso, dispuesto a perdonar incluso a quien no lo merece —expresó el mayor, con la entonación de quien acaba de tener una realización, y dejando a Yugi confuso, con las palabras en la boca —comprendo tu punto de vista, mi luz, pero está entre mis responsabilidades velar por tu seguridad —Yugi fue a quejarse ¡Yami no era su soldado ni mucho menos su esclavo! Él no tenía ningún 'deber' o 'responsabilidad' para con él, pero de nuevo se le adelantó —puedo entender que pienses que el truco de Bakura fue reprimenda suficiente, pero conoces el poder de nuestro rompecabezas, mi brillante luz ¿recuerdas como ayudamos a Kaiba? ¿A Bakura? —apeló —que ese desagradable hombre tenga la posibilidad de conseguir una mejor versión de sí mismo ¿eso está bien para ti?

Yugi lo pensó un momento, sintiendo las manos de su otra mitad acariciando la caída entre su cintura y sus caderas. Supuso que si solo se trataba de retar a Karita-kun a un juego al azar para que obtuviera una lección, no había nada de malo en ello.

Yami le daría una penalización justa ¿verdad?
Tenía las mejores intenciones.

Cuando Yugi suspiró, y se reclinó más en el cuerpo de su pareja, Yami sonrió, sintiendo la disuasión del menor también desde su vínculo.

—No exagerarás ¿de acuerdo? —pidió suavemente, consciente de que no había más que discutir.

Yami sonrió —a tus deseos, aibou.

Su pequeño hikari era demasiado noble para ver que el alma de Karita estaba terriblemente manchada y fragmentada. Yami estaba seguro de que no sería un jugador honorable y, en consecuencia, todo se reduciría a un rápido encuentro. Lo que no le dejó saber a Yugi era que estaba casi igual de seguro de que el hombre no tendría la capacidad ni el deseo de cambiar, incluso si estaba sufriendo una penalización con magia del reino de las sombras.

Pero eso era algo que el menor comprendería por sí mismo más adelante. No todos eran merecedores de la luz que él representaba en el mundo.

~∆~

Malik regresó a casa, después de una tarde películas, juegos -y algunas compras- con Ryou y Yugi. El albino, de hecho, caminaba a su lado, mientras mantenían una amena conversación y compartían la larga bufanda de color dorador pálido que el egipcio había llevado ese día y con la que, por insistencia, Ryou también debería cubrirse, aún si el chico había insistido en que el tenue frío otoñal no era lo suficiente para incomodarlo.

Su ameno intercambio se vio cortado abruptamente, al menos por parte de Malik, cuando llegaron a la casa de la familia Ishtar, y se encontraron a los dos mayores sentados en el pórtico, a Marik de pie a unos pasos del par, y los tres aparentemente en medio de una disputa.

Malik puso los ojos en blanco, rogando en silencio por paciencia y porque, lo que fuese que había hecho su yami ahora, no fuese suficientemente serio.

—Malik —Odion fue el primero en notar que el par de amigos había llegado, aparentemente el menos integrado en el intercambio verbal —Ryou, bienvenidos.

El yami de ojos fucsia se había espabilado apenas escuchó el nombre de su luz, y se giró con prisa al oír al mayor dar la bienvenida en plural, solo para exhalar un gruñido al ver cómo venían las dos luces.

Acostumbrado a las actitudes posesivas y celosas de los seres de sombras, Ryou simplemente se deshizo de la bufanda de Malik y plasmó una expresión serena en su rostro, mientras escuchaba una disculpa susurrada de su mejor amigo.

—No te preocupes Malik —lo calmó con el mismo tono de voz —lo mejor será que averigües qué pasa —aconsejó.

El egipcio asintió y ambos caminaron el tramo que faltaba hasta el pórtico de la casa Ishtar. Así que mientras Malik trataba de mantener una postura seria contra su otra mitad, aun por sobre la forma afectuosa y cálida de este al recibirlo, Ryou saludó cordialmente a los dos mayores.

Entre ambos aligeraron un poco el ambiente.

— ¿Quieres decirme que está pasando ahora? —consultó el menor de los ex–guarda tumbas, luchando contra la sensación de felicidad al estar presionado contra el cálido pecho de su yami.

—Déjame ahorrarte su teatro para conseguir tu simpatía —interrumpió Ishizu, antes de que Marik pudiera responder a la petición de su hermano menor —simplemente le hace falta un poco de sentido común... o un ajuste en la cabeza —añadió, como un gruñido más bajo, aunque no demasiado.

—Escuché eso, bruja —le gruñó el yami.

—Mi intención no era lo contrario, sombra —aclaró la pelinegra.

Por favor —exclamó Malik, re-atrayendo la atención —sigo esperando una explicación concisa —miró a su hermana al enfatizar lo último.

—Marik quiere que le dejemos usar la moto —explicó al final Odion, señalando hacia el garaje abierto, desde donde se veía el vehículo.

Eso descolocó tanto a Malik como a Ryou, quien había colocado una mano en el hombro de su amigo — ¿eh? —murmuraron a la vez.

El hikari egipcio se volvió hacia su pareja, cuestionándolo, simplemente curioso de ese repentino interés — ¿por qué de repente...?

Marik desvió ligeramente la mirada, sin ser capaz de ver a los hermosos ojos lavanda de su ángel sin decirle cuánto quería llevarlo él a dar una vuelta, simplemente sentir los dos el viento golpearlos por la velocidad, detenerse en un lugar a alzar y pasar un poco de tiempo juntos, solo ellos dos —en realidad... siempre me gustó... casi tanto como a ti —fue capaz de 'explicar' a medias, para no exponer su real interés frente a los demás.

Ishizu se burlaría de él, quizás Odion también, y el hikari de Bakura chillaría como lo hacían las chicas al ver una escena de una película romántica.

Él ciertamente no iba a exponerse a eso.

Pero Malik lo conocía más que a la palma de su mano, y sabía que había algo más ahí, de trasfondo. Comprendió que era algo que Marik no quería decir en voz alta, así que estaba por preguntar a través de sus mentes, cuando su hermana volvió a hablar.

—Ni pensarlo —sentenció.

— ¡¿Por qué?! —se quejó Marik, por tercera vez esa tarde... o quinta.

—Eres un peligro por tu propia cuenta, como para que te permitamos usar esa cosa —renegó, con tono firme y cruzada de brazos. Si era honesta, no le gustaba ni que Malik usará ese trasto, pero él al menos había tomado clases de manejo cuando se habían mudado oficialmente a Domino.

Malik sintió la tensión inmediata en Marik, vio los puños apretados, la mandíbula tensa, la vena empezando a sobresalir por el cuello, que no estaba cubierto de gargantillas esa tarde. Y se sintió molesto de repente. Molesto porque Ishizu se había pasado con ese comentario, sabiendo que Marik había estado haciendo lo suyo por mejorar su comportamiento; molesto por no entender por completo lo que su otra mitad quería.

—No es como si fuera a cogerla e ir al centro a atravesar vitrinas de tiendas —se quejó —yo solo...

Malik sintió que, realmente, no quería decir su motivo, notó el nudo en la garganta a través de su conexión, así que intervino.

— ¡Basta los dos! —chilló, cogiendo la mano de Ryou, con quien se sentía avergonzado de hacerle presenciar esa escena —yo voy a tomar la moto y a llevar a Ryou a casa. Cuando vuelva discutiremos esto —sentenció, con voz seca y un poco fría, si le preguntaban al albino —vamos, Ryou-cute.

El peliblanco dejó pasar el mote en pos de relajar a su amigo. Se despidió y siguió al egipcio hasta el garaje, para ponerse el casco extra y aferrarse tras su amigo, permitiendo que lo llevara a casa, aun cuando no estaba demasiado lejos.

Marik se quedó viendo a su hikari hasta que el menor lo miró a través del pequeño cristal del casco.

/Sube a la habitación y espérame ahí ¿sí? —escuchó la voz suave en su mente, confirmándole que su luz no estaba molesto con él —resolveremos esto cuando venga... si quieres podemos dar un paseo también/

Marik simplemente asintió, contento y mucho más relajado con la voz dulce de su ángel. Ignoró a los dos mayores y simplemente se adentró en el calor de la casa, para esperar en la cama de la habitación a su hikari.

~∆~

-.-.-.-.-. En el palacio -.-.-.-.-.-.

—Eres una torpe, no puedes ni siquiera hacer una broma bien —alegó un tricolor de ojos morados, mientras le reclamaba a una castaña de piel morena, esta solo se cruzó de brazos.

—Tal vez, pero mínimo funcionó —dijo ella indignada, el tricolor solo se sonrojó con fuerza mientras desviaba la mirada hacia su pareja, que estaba más atrás de ellos, cubriéndose el rostro con una mano, ligeramente avergonzado.

—Tolero que yo sea blanco de tus bromas, pero no lo metas a él —reclamó molesto el tricolor.

—Si tu metes a Mahad en tus bromas contra mí, yo estoy en todo mi derecho de meter a Timaeus también —dijo la joven molesta —Eso le pasa al caballero por tener de pareja a alguien tan pesado como tú.

— ¿Qué has dicho? —cuestionó el oji-morado, alzando la voz.

—Lo que estuchaste, eres un PESADO, Heba —recalcó la castaña —No sé cómo es que Timaeus, siendo tan amable y respetuoso, te soporta —agregó con saña.

— ¡Ni yo sé cómo Mahad soporta a una niña como tú, siendo él tan maduro y pensante!

— ¡No metas a Mahad en esto!

— ¡Tú comenzaste!

—Deténgase ustedes dos —intervino el caballero, acercándose a ambos.

—Pero Amore, no se vale que hayas terminado involucrado en su bromita —discutió Heba —Menos cuando yo me detuve al hacerle bromas con Mahad —la miró enojado.

— ¿Detenerte? ¿Acaso olvidas lo que paso el otro día?

—Ese fue un accidente, no estaba contemplado Mahad —se defendió.

—Claro y yo soy albina como Rose —dijo con sarcasmo mientras rodaba los ojos.

Amore mío, discúlpate con ella, ese día sí te pasaste —dijo Timaeus dulcemente.

— ¿Qué?

— ¡JA! ¿Vez? Hasta tu novio sabe que fue con intenciones —se burló Mana.

— ¿Qué parte de que fue un accedente ¡¡no entienden!!? —gritó irritado, Timaeus se limitó a acariciar su cabello y mirarlo con dulzura.

—No hagamos esto más grande —pidió el caballero, pero Heba no cedió.

—¡¡NO!! —gritó iracundo, alejado de un manotazo la mano de su novio —Quédate creyéndole a esta niña mimada —dijo molesto antes de empezar a caminar lejos de ellos.

Amore por favor —pidió Timaeus empezando a caminar detrás de él —no dije que sea tu culpa.

—Eso se dio a entender —dijo Heba molesto.

—No lo dije con esa intención.

— ¿Sabes qué? estoy harto Timaeus —dijo Heba, volteando a verlo —Últimamente no me crees a mí, últimamente te pones de lado de medio mundo y no del mío.

—Eso no es verdad, sabes que te amo, pero también debes admitir cuando estas mal...

—Por favor, no empieces con ese sermón que YA me aburre —dijo con fastidio, estaba dejando salir todo su estrés e irritación y contra quien menos había querido, pero ahora no podía detener su boca.

— ¿De verdad? ¿Te aburre lo que te digo? —dijo el tricolor mayor, herido por las palabras de su novio —Entonces todas mis opiniones y consejos te aburren.

—La verdad...

—Qué bueno que me lo dices Heba —dijo molesto, Heba pensó en lo que dijo cuando escuchó como le llamaba por su nombre y en tono serio —Ya no te molestaré más, perdona —dijo antes de comenzar a caminar.

— ¡No, espera! No quise... —pidió corriendo detrás de él.

—Iré al pueblo, escolten al sirviente del faraón a la sala del trono, por si al faraón se le ofrece algo —dijo con frialdad.

—Sí señor —dijeron unos guardias, completamente sorprendidos por cómo se refirió a Heba, y un poco temerosos por la mirada y tono frio del caballero.

Amore yo... —quiso decir Heba, aunque calló al ver la mirada fría de su novio, pero lo que le hizo sentirse la peor persona del mundo fue ver que detrás de esa frialdad había tristeza, había lastimado a Timaeus, bajó la mirada mientras escuchaba como salía del palacio y se dejó escoltar en silencio por los guardias que miraban preocupados al menor.

...

—Debiste ver sus caras —se burló Mana mientras observaba a Mahad ordenar unos pergaminos.

— ¿No crees que te excediste Mana? —preguntó Mahad sin mirarla.

—Para nada, ya era hora de que tuviera su merecido —comentó restándole importancia.

—No lo sé —murmuró Mahad —Heba es como es Mana, pero el caballero al final es otro asunto.

—Tú también eres otro asunto, si te mete a ti a las bromas, yo tengo todo el derecho de involucrar a Timaeus en esto —dijo Mana ligeramente molesta.

—Yo ya me he acostumbrado —dijo Mahad dejando los pergaminos para acercarse a la castaña —No me refiero a que no seas justa con él, simplemente creo que, para ser a la primera broma, fue algo excesiva.

— ¿Acaso está mal vengarte? —dijo mientras se levantaba de su lugar.

—Mana, sabes cómo es Heba, sabes cómo soy yo, pero no sabes cómo Timaeus tomará las cosas, pienso que debiste ser más sutil con respecto a él —dijo el castaño sentándose frente a ella.

— ¿Por qué siempre Heba tiene que ser justificado? —preguntó Mana enojada mientras pisaba con fuerza.

—No es eso, linda, solo...

— ¡No es justo! —reclamó, cruzándose de brazos —Siempre Heba me hace cosas y se queda impune, y cuando yo le hago algo, termino regañada.

—No te estoy regañando —dijo tranquilamente, mientras se levantaba para intentar calmar a su pareja.

— ¡¿Entonces?! Si no es un regaño, es un sermón, pero siempre terminan diciéndome algo y jamás veo que a Heba le digan algo.

—Se más razonable Mana —dijo Mahad ligeramente molesto por que su novia estaba discutiendo sin poner atención a lo que él estaba diciendo —Escucha lo que te digo.

— ¡No quiero escucharte! —exclamó enojada antes de caminar hacia la puerta.

—Haz lo que quieras entonces —dijo Mahad regresando su atención a los pergaminos —Cuando te calmes y quieras hablar, regresa.

— ¡¿No te importa que me vaya enojada?! —discutió, alzando la voz.

—No te estoy corriendo —contradijo, antes de voltear a verla serio —Y no me alces la voz Mana —agregó con severidad. Mana volteó a verlo, sorprendida por el tono serio y molesto de Mahad, era muy extraño que le hablara de esa manera. Mana se quedó parada frente a la puerta, el mayor cerró los ojos antes de suspirar, no tenía que dejar que la molestia de su novia también le afectara a él.

Sin decir nada se acercó a la castaña y la rodeó con sus brazos, mientras recargaba su cabeza en la cabeza de su pareja, Mana suspiró pesadamente antes de llevar sus manos sobre las de Mahad y recargar su cabeza en el pecho ajeno, sonrió al sentir un beso en su cabello.

—Lo siento —dijo el mago en un suspiro, deslizando sus manos por la cintura ajena, antes de repartir varios besos por su mejilla y su mandíbula.

—No, yo lo siento —dijo Mana moviendo su cuello hacia un lado para darle más espacio, Mahad rió levemente antes de repartir besos suaves por el cuello y hombro de su novia —Tal vez sí me excedí...

—Pienso que sí, un poco, pero no con Heba, sino con Timaeus.

—Tienes razón debí haberme medido por ser la primera vez —comentó antes de suspirar —Me disculparé con él después, lo prometo.

—Bien —dijo Mahad sonriendo antes de darle la vuelta suavemente para verla a los ojos —Ya después te ayudaré a buscar una forma de regresársela a Heba —agregó el mayor con una sonrisa, Mana rió encantada antes de rodear su cuello con sus brazos.

—Eso sería genial —murmuró antes de alzarse y unir sus labios con los de su pareja, que rápidamente respondió, apresándola más contra su cuerpo. Mana tenía que pensar en una disculpa para el caballero dragón... pero después vería eso, ahora mismo estaba ocupada, arreglando las cosas con su pareja.

~∆~

-.-.-.-. Mansión Kaiba -.-.-.-.-.-.-.

— ¡Estoy harto! ¡Tú y tu amiguita se pueden ir mucho al cara...!

—Mokuba Kaiba —le interrumpió una voz con severidad, el mencionado lo miró.

—Lo siento Nii-sama —se disculpó antes de regresar su mirada a la persona a la que le había gritado.

—Por favor, déjame explicarte —pidió suavemente.

—No quiero escuchar nada, nada... así que déjame en paz —exclamó furioso antes de comenzar a caminar escaletas arriba.

—Cariño, por favor.

—Ni cariño, ni mi amor, ni nada Noah, déjame en paz —dijo sin detener su caminata, siendo seguir rápidamente por una peli verde.

—Noah, deja a mi hermano en paz, quiere estar solo —pidió serio un castaño de ojos azules.

—No te metas, Seto —dijo Noah volteado a verlo —esto es entre Mokuba y yo.

—Es mi hermano niño, estoy en mi derecho —dijo con frialdad mientras se acercaba a la escalera.

—Es mi novio —le regresó en el mismo tono —además nosotros no nos metemos en tus problemas con Rossi.

— ¡No el hables así a Seto! —grito Mokuba volteando a ver a ambos.

— ¡Pues pídele que no se meta! —discutió Noah fastidiado.

— ¡No le alces la voz a Mokuba!

— ¡Basta los 3! -grito una cuarta voz, que se había mantenido callada durante ese rato.

—Ro /Rose /Rossi —dijeron los 3 Kaiba al unísono, la mencionada solo suspiro.

—No ganamos nada discutiendo ¿saben? —dijo ella acercándose a su novio —Seto, dejemos que arreglen ellos dos sus problemas ¿de acuerdo? No hagamos esto más grande.

—No voy a permitir que le hable como le está hablando a mi hermano, Rose —dijo el oji azul molesto.

—Ni yo dejaré que Seto me grite —alegó Noah cruzado de brazos.

—Ya no soy un niño como para que me estén molestando —se quejó el pelinegro antes de seguir su camino, siendo seguido por Noah y Seto — ¡Dejen de tratarme como uno!

—Cielo, no —lo detuvo Rose.

—Rose yo no...

—Por favor, sé que te preocupa, pero confía en ellos —dijo ella tomando su mano —Todas las parejas tienen problemas, hasta nosotros ¿No es así?

—Hm —solo un sonido salió de su boca, aunque estaba más concentrado en los gritos de su hermano y cuñado en la parte de arriba.

...

— ¡Si me dejaras explicarte! —decía Noah.

— ¡No quiero saber nada! ¡NADA! —gritaba su hermano —Ahora, lárgate de mí vista.

—No me iré hasta que hablemos Mokuba.

—Yo no quiero hablar contigo Noah, vete.

— ¿Esa es toda la confianza que me tienes? ¿de verdad me crees capaz de hacerte eso?

—Yo no...

...

—Noah no le haría daño a Mokuba, ni viceversa, te lo aseguro, por más enojados que estén uno con el otro, además Mokuba también tiene parte de la culpa, aunque lo niegues —explicó la albina, dejando a su novio pensativo. La oji-roja se limitó a abrazarse del castaño para calmarlo un poco, esperando hasta que él hablara o se moviera de lugar.

—No Rose, es mi hermano y yo debo...

—Solo no hay que meternos en su discusión —le interrumpió.

—No voy a dejarlo solo.

—No te digo que lo dejes solo, simplemente que no te metas, que solo se agranda el problema. Dejemos que saquen su rabia y frustración, y ya después conversamos con ellos.

— ¿Entiendes lo que me pides?

—Sí y tu ¿entiendes en verdad la situación? Son una pareja Seto, pa-re-ja y los problemas de pareja se resuelven entre pareja. ¿de acuerdo?

— ¡Rose!

— ¡Seto! Cálmate y piensa con la cabeza fría, no dejes que tu preocupación por Mokuba te ciegue y no te deje pensar con claridad, ubica la situación por amor a los dioses.

...

—No perderé mi tiempo en alguien que no me cree.

— ¡Pues piérdete con esa!

— ¡Que las cosas no son como parecen! ¡Lo mal piensas todo!

— ¡Ya déjame!

—Te amo Mokuba, pero con tus celos y desconfianza no puedo, la verdad.

—Noah...

...

—Tienes razón... —murmuró en voz baja.

— ¿Ves? —dijo Rose con una sonrisa, al saber que su novio había entrado en razón.

—Pensé que terminaríamos en verdad peleados también nosotros —comentó el CEO después de un rato en silencio, solo dedicándose a escuchar a Noah y Mokuba discutir.

—Jejeje vaya fé que nos tienes —bromeó la albina.

—Me conozco y también a ti —le regresó en el mismo tono, rodeándola por la cintura.

—Es verdad —dijo ella con una risita, antes de alzarse de puntas y unir sus labios con los ajenos —Yo iré a hablar con Noah y tú con Mokuba ¿de acuerdo? —dijo Rose cuando escucharon el sonido de dos puertas azotarse.

—Está bien —accedió Seto, le dio un último beso a su rosa invernal después de subir a las escaleras, para que cada quien se fuera en direcciones contrarias, rumbo a las respectivas habitaciones.

~∆~

—Vamos, se ven tan lindos juntos —dijo una pelinegra, con una risita, mientras les mostraba una foto a sus amigos —Hikari dijo que les iba a hacer un collage con estas fotos —agregó emocionada.

— ¿Qué parte de que es un abrazo amistoso no comprendes? —dijo con fastidio un moreno de cabellos negros mientras daba un sorbo a su malteada, el chico a su lado solo rió levemente.

—Tranquila Dany —comentó un pelirrojo mientras observa la foto —También tú Luis, ya sabes cómo son Dany y Hikari.

—Tengo la suerte de que Rose no sea así —murmuró rodando los ojos. El pelirrojo quiso reírse ligeramente, últimamente su amigo mencionaba mucho a la albina, que aún no tenía el gusto de tratar, aunque por un lado le agradaba que al menos esa chica no los shippeara, así como su amiga pelinegra o la bicolor, Kenta suponía que Rose era la compensación de Luis por tener a dos amigas empeñadas en emparejarlos.

—Pero si Rose va a ser tan amable de mandar a hacer un cuadro para enmarcar estas preciosidades —dijo Dany animada.

—No la involucren en sus cosas de su shipping ¿quieres? Es la única persona con la que puedo ponernos a Kenta y a mí en una oración y no se estará imaginando cosas —alegó el moreno cruzándose de brazos.

—Vamos, un poco más y Rose también será fan del Shymeshipping —aseguró Dany con una sonrisa llena de confianza, Kenta se rió solamente mientras una gotita le bajaba por la sien.

—No lo permitiré —debatió el pelinegro mientras miraba a su amiga —Ya tengo sufriente con dos, no permitiré que sean tres.

—Vamos Luis, exageras —dijo Kenta tratando de clamar a su mejor amigo.

— ¿Exagero? Vamos Kenta, este par nos shippea y hace insinuaciones sobre cosas que ni al caso, ni siquiera podemos decir una oración con nuestros nombres incluidos porque comienzan con sus cosas —dijo algo irritado, sin embargo, Kenta no entendía del todo la molestia de su amigo.

—Pero ya es costumbre eso Luis, pienso que no es nada malo —comentó el pelirrojo confundido, mirando a su amigo.

— ¡¿Que no es nada malo?! —exclamó Luis — ¡¿Nada malo?!

—Digo, a mí me da igual, hasta se me hace divertido la forma en la que ellas inventan cosas —dijo el pelirrojo con una sonrisa amable, mientras le daba un trago a su bebida.

— ¿Ves? Tu exageras Lucho, Kenta no se molesta como tú —dijo Dany comiendo se su postre.

—Pues no pensamos de la misma forma —dijo con molestia el moreno, ignorando completamente a su amiga.

— ¿Te molesta tanto que nos emparejen? —se animó a preguntar Kenta, sintiéndose un poco incómodo por el hecho de que Luis le estaba dando demasiada importancia a algo a lo que él, en realidad no se la daba.

—La verdad, sí —respondió con molestia, mirando otra cosa que no fueran sus dos amigos, el oji-verde se molestó al ver como Luis volteaba la mirada indignado.

— ¿Qué te molesta? ¿Que nos emparejen? ¿Que digan que nos gustan los chicos? ¿o que sea conmigo? —preguntó mostrando su ligera molestia con eso ¿Qué no podían solo dejar el tema?

—Chicos... —Dany intentó decir algo, pero los ojos anaranjados de Luis, que la miraron serio la hicieron callar.

—Creo que todo Kenta, es algo incómodo y vergonzoso —respondió sin siquiera míralo, el mencionado se molestó más por esa actitud infantil de su amigo.

— ¿Entonces te avergüenzas de ser mí amigo o de estar a mi lado? —preguntó mirando fijamente, Luis al sentir la mirada pesada de Kenta se limitó a regresársela, la pelinegra pudo ver como chispas salieron de ambos, pero más de parte de Kenta.

—Que no, es solo...

— ¿Sabes qué?... si tanto te molesta... Pues simplemente ya nos no juntemos —le interrumpió el pelirrojo mientras se ponía de pie, ambos jóvenes lo miraron sorprendido.

— ¿Qué?

—Tú por tú lado y yo por el mío. Nos vemos —se despidió antes de alejarse caminado, dejando perplejos a ambos, la ira que Luis sentía se fue junto con su amigo.

...

Akefia miró confundido a situación. Él acaba de llegar, ya que había quedado de verse con su novia, y lo que encontraba lo dejó confundido.
El amigo de su novia, Luis, se encontraba molesto, mientras le discutía sabrá RA que cosa, pero Dany también parecía enojada. Él se limitó a esperar, a ver si entendía el punto de su discusión o se calmaban, al final el pelinegro se levantó y se fue.

— ¿Y ahora? —preguntó antes de sentarse a lado de su novia, Dany suspiró antes de beber de su malteada.

—Luis es un maldito tsundere, me culpa a mí de que se haya peleado con Kenta —explicó enfuriñada rodando lo ojos.

— ¿Por?

—Bueno, es que hace rato estábamos los tres conversando y salió el tema de su shipping...—comenzó a relatar la pelinegra de ojos chocolate, mientras que Akefia la escuchaba atento, entrelazando una de sus manos y riendo de vez en cuando.

—Para resumir, no pudo con la burla o la vergüenza y dijo algo que al otro no le pareció —dijo Akefia con una sonrisa, Dany asintió.

—Correcto y ahora resulta que yo tengo la culpa.

—Bueno princesa, si ya sabes cómo es de amargado tu amigo ¿para qué le dices?

— ¿Insinúas que es mi culpa? —preguntó Dany sorprendida.

—No es eso, simplemente que, si sabes lo quejica que es, creo que sería mejor dejarlo en paz.

—Me sorprende que tú hables de dejar a las personas en paz, honey —dijo el oji-castaña, alzando una ceja —Es como que Seth diga que nos tomemos el día y no hagamos nada.

—Me ofendes, princesa —exclamó Akefia, fingiendo estar ofendido.

—Está bien, lo siento —dijo ella con una sonrisa.

—Habla con tu amigo, ya sea que sea él más flexible, porque ya sabe cómo eres, u otra es que lo dejes en paz con eso —comentó tranquilamente.

— ¿Dejarlo en paz? Lucho ya sabe cómo soy, no sé por qué no se acostumbra o se hace a la idea de que él y Kenta se quedaran juntos —dijo con seguridad la pelinegra.

—Lo que tú digas, princesa —dijo Akefia, dándole la razón a su novia, no dándole en sí importancia al asunto, y lo mejor cuando se trataba de shipping, era no ponerse contra Dany.

—Oye, hablo en serio —exclamó la peli negra con un puchero al ver que su novio le había dado la razón a la ligera, como restándole importancia al asunto.

—Sí, sí... todo lo que tú digas, hermosa —dijo el moreno en un tono desinteresando, pero tratando de ocultar una risita al verla cara de su precisa oji-chocolate, sonrojada por la última palabra dicha.

— ¡Akefia!

~∆~

¡Plaf!

El sonido se escuchó con fuerza, una bicolor se llevó las manos a la boca con sorpresa, mientras que su novio, un tricolor de piel morena, pasaba por sentimientos cruzados: una parte de él estaba sorprendido y hasta se sentía mal, pero la otra quería reírse.

— ¡No me pongas tus manos encima! –gritó antes de empezar a caminar.

—Shinichi... —murmuró con pesar mientras se llevaba la mano a su mejilla, esa donde hace unos segundos su lindo castaño le había dado una cachetada — ¡Puedo explicarlo! —exclamó rápidamente, deteniéndolo.

—No es necesario, vi lo que necesitaba —dijo Shinichi sin voltear a verlo.

—Pero Meitantei —dijo Kaito mientras le insistía con la mirada, el oji azul intento resistirse, pero al final cedió ante la presión de la mirada del castaño y del agarre que tenía en su muñeca.

—No quiero escucharte —dijo Shinichi mirándolo, en sus ojos se notaba la molestia.

—Enserio que fue un accidente.

—Siempre he confiado en ti y te dejo ser tan galante con las mujeres —dijo el castaño con una voz seria —También tolero el cómo te llevas con Hikari, pero ahora sí sobrepasaste mi paciencia, si esto era una broma tuya para que en verdad me pusiera celoso, pues felicidades.

—Juro que esta vez fue un accidente —dijo Kaito.

—Y yo soy un mago —dijo con sarcasmo —Escucha, te paso el labial negro, pero NO el rojo —dijo antes de soltarse de su agarre —Y yo que siempre digo que Hikari es una mente brillante.

—No metas a Hikari en esto. por favor—-dijo rápidamente Kaito.

—No Kai, yo también tengo parte de la culpa —dijo la mencionada acercándose —Pero, Shin-chan, sí fue un accidente, hay una explicación, enserio.

—Pues no quiero escucharla —dijo sin ser grosero con la bicolor, se limitó a observar a Atem que miraba confundido la escena, ya que él había llegado después de Shinichi y no sabía ni siquiera el motivo por el cual el castaño de ojos azul oscuro había bofeteado al joven mago —Siempre había pensado que era innecesario desconfiar de ti...

—Por favor Shin-chan —pidió Kaito, el mencionado tomó aire, estaba siendo un poco irracional, si seguía así iba a parecer la típica novia escandalosa y su orgullo no iba a permitirlo.

—Te doy 3 minutos —dijo antes de mirar su reloj —Ya empezaron —apuró.

—Yo estaba aquí con Hikari, estaba mostrándole un truco nuevo que estaba desarrollando —comenzó a decir con rapidez, el oji azul se limitó a alzar la ceja —Entonces apreció Akako y se nos unió...

— ¿En verdad es necesario llamarle por su nombre?

—Bueno, bueno... se nos unió mi compañera de clase Koizumi —se corrigió rápidamente, Shinichi comenzó a caminar siendo perseguido por Kaito, Hikari quiso seguirlo, pero un agarre con suavidad en su brazo la detuvo.

—Deberías dejarlos tenshi...

—No Atem, también soy responsable por no darme cuenta que esa mujer tramaba algo —dijo rápidamente.

— ¿Qué fue lo que paso? —preguntó Atem confundido.

—Kaito beso a Akako... y a mí —respondió Hikari mirando como sus amigos se empezaban a alejar —Fue un accidente.

...

—Entonces al final Hikari resbaló, pero consiguió agarrarse de algo, y cuando quise ayudarla Akako me empujó y termine pegada a su rostro, solo fue un roce, lo juro mi amor...

—Ajá...

—Después de que paso con Hikari, Aka...Koizumi —se corrigió al ver la mirada más seria de su novio —también se resbaló cayendo sobre mí y tratando de quitármela de encima fue como terminé con su boca pegada a la mía —terminó de explicar el oji-morado mientras observaba a su novio frente a él, que se había sentado en una banca de ese parque, Shinichi lo miró a los ojos, notando como estos estaban preocupados —Intenté despegarme, pero se aferró a mi cara, intentaba pasarme un chocolate a través del beso...

—Tardaste más del tiempo estipulado en explicarme —dijo antes de ponerse en pie —Así que te creo hasta el punto donde salió mal tu truco y que el labial negro fue un beso de Hikari, te dije que eso te lo pasaba, al fin el problema no es con Hikari —empezó a decir Shinichi.

—Shinichi...

—Pero la marca de labial rojo en tu boca, olvídate —dijo sacudiendo su ropa.

—Meitantei...

...

—Así que eso paso —murmuró Atem pensativo.

—Sí, Shinichi se ve que está muy enojado —dijo Hikari.

— ¿Y como no? Creo que está en todo su derecho —dijo Atem colocando sus manos en los hombros de su novia. Sinceramente Atem estaba celoso ¿Cómo se atrevía ese mago a rozar sus labios con los de su tensh?, pero no iba a reclamar ya que a Kuroba parecía estar yéndole suficientemente mal con Kudo, como para él seguir.

—Tal vez, pero no fue culpa de Kaito...

—Pienso que Kudo tiene su punto Hikari, se ha de haber cansado de lo coqueto que es Kuroba con las mujeres, no ha de ser agradable que su novio sea así siempre —dijo el tricolor.

—Él conoce a Kaito, sabe que no es enserio —dijo la bicolor soltándose del agarre de su novio —No es justo que ellos se peleen por culpa de otra persona y más esa cosa —agregó molesta.

—Vamos tenshi, cálmate —pidió Atem.

—Me aseguraré de darle su merecido a esa bruja roja —gruñó Hikari.

—Hikari, no vale la pena.

—Nadie se mete con mis amigos, Atem, y menos con mi shipp —discutió la bicolor y al moreno no les quedo de otra más que abrazarla y resoplar, mientras dejaba que Hikari apoyara su cabeza en su hombro y solo la escuchaba murmurar lo que le haría a esa pelinegra.

No valía la pena empezar a discutir con su novia, porque no la haría cambiar de parecer, como ella acaba de decir, NADIE se metía con su shipp.

~∆~

Y con esto nos despedimos del fictober de este año.
Nos leemos próximamente. Gracias a todos los que leyeron, votaron y comentaron. Hikari, Rose y yo preciamos todo su apoyo.

Feliz Noviembre ^^/ 

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