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Dificil


— ¡Vamos! ¿Es enserio? —se quejó con pesar, al ver como su objetivo se iba, el chico de sombrero blanco y capa del mismo color suspiro —Estaba tan cerca —se lamentó antes correr detrás de la estatua.

El objetivo del mismísimo Kaito Kid, era:
La estatua del dragón de ojos azules, una estatua hecha de oro blanco, de aproximadamente 1.50 m de altura, mandada a hacer por el reconocido CEO de Kaiba Corp, Seto Kaiba, esa escultura poseía varias joyas como decoración, pero las más especiales eran un par de zafiros, que representaban los ojos de dicha obra maestral.

Ahora se regañaba a sí mismo por no poner atención a la advertencia de su amiga y del abuelo cuando comentó que vendría por esas joyas. Ahora entendía la preocupación de ambos, le había costado horrores el poder infiltrarse en la mansión Kaiba, también burlar el enorme sistema de seguridad, que cada una de las habitaciones poseía ¿Qué clase de persona era ese Seto Kaiba?

Aunque lo que más temía era que su tarea se había facilitado gracias a la policía que estaba en el lugar, debido a que le facilitaban la movilidad y la información del sitio, cosa que no había conseguido a profundidad antes, vaya que ese CEO era inteligente, si no fuera por Nakamori y sus hombres en verdad que hubiera sido demasiado difícil, casi imposible infiltrarse, pero volviendo al motivo de su queja, justo cuando tenía la estatua frente a sus ojos y a punto de tomar los zafiros...

Esta se movió.

Sí, la estatua comenzó a avanzar alejándose de él, al parecer al CEO la había puesto en una base movible a cualquier movimiento no registrado, el joven mago suspiró derrotado, pero divertido, estaba bien, se había divertido demasiado en esa mansión y sinceramente esa era una situación que jamás le había pasado en todo su tiempo de ladrón fantasma. En fin, había más días y más oportunidades para robar esas joyas, ya planearía mejor y tendría un plan de reserva, sin más abrió su ala delta y se lanzó desde el techo.

— ¿Te vas tan pronto? —cuestionó con burla una voz a su lado, rápidamente el ladrón fantasma la conoció, volteando a verla.

—Tú, Akako —dijo alejándose un poco de la mujer.

—Vamos Kaito, pensé que en verdad robarías esa joya, no puedo creer que en verdad el gran Kaito Kid fuera vencido —se burló la pelinegra.

—No fallé, solo se me dificultó un poco —comentó mientras buscaba un lugar donde aterrizar, lo malo era que aún no salía de los terrenos de la mansión ¿Pues qué tan grande era? —Bella Akako, por algún motivo pienso que no deberías andar volando por aquí —dijo el Mago, sus instintos le estaban advirtiendo algo, pero aun no sabía qué.

—Por favor, aquí el único que corre peligro eres tú —dijo ella con seguridad en su voz, sin más apareció su arma, destrozando el ala delta en el proceso, provocando que callera.

—Ahhh —exclamó, estuvo a punto de usar uno de sus trucos para evitar el golpe de la caída, pero antes de hacer algo una sombra extraña paso frente a él, que lo tomó del brazo, y tuvo que cerrar los ojos debido a la velocidad de eso.

—Este no es lugar para brujas como tú —dijo una voz con frialdad, nuestro ladrón simplemente observó a quien lo había salvado, notando como era sostenido por la muñeca y este individuo se mantenía en el aire debido a un par de alas negras, Kaito miro perplejo la situación, Akako estaba sorprendida, pero se puso rápidamente en guardia. Su salvadora era una chica de cabellos blancos y piel clara, que brillaba con la luz de la luna, una mujer muy hermosa a su parecer.

— ¿Quién eres tú? —cuestionó Akako seria.

—Nadie que te importe —respondió la chica de las alas negras —Ahora lárgate, no creo que quieras que use mis poderes en ti, bruja roja —agregó con voz fría, la pelinegra no hizo más que resoplar.

—Nos veremos, Kaito Kid —exclamó antes de irse. La joven de alas voló hasta la mansión, dejando al ladrón en la azotea, este paso saliva mientras era observado por la chica.

— ¿Por qué quieres robar la pieza? —cuestionó la joven mientras caminaba alrededor del mago, este buscaba la manera de escapar —Ni lo intentes mago, puse una barrera mágica a tu alrededor, te será inútil huir.

— ¿Magia? ¿Te refieres a magia real? —dijo sorprendido el castaño.

—Así es, así como esa bruja, yo también tengo magia, claro que no es tan descarada como la roja y menos para esos fines —comentó la albina rodando los ojos, fue allí cuando Kaito notó los ojos rojos de la chica.

—Gracias por salvarme —comentó.

-De nada, ahora dime ¿Por qué quieres la estatua? Ladrón Fantasma Kaito Kid.

—Un mago jamás revela sus secretos, señorita.

...

Rose suspiró mientras observaba al mago, sinceramente no sabía qué hacer con él ya que, bueno, no había robado la pieza, y le había dado un juego entretenido a su novio. Además, por lo que sabía, ese ladrón al final regresaba las joyas robadas, así que suponía que en realidad no les había hecho nada malo a ellos, al menos, pero por otro lado era un ladrón y se suponía a que debía ir con la justicia.
Vaya dilema, que difícil decisión tenía la albina entre manos.

Sinceramente no perdía ni ganaba nada con el mago, dejándolo ir o entregarlo a la policía, en realidad no pensó encontrarlo ni salvarlo, se había dirigido al jardín trasero de la mansión porque había sentido a un ser mágico no conocido cerca, y antes de que todos los escudos de protección y defensa mágica contra intrusos se activaran, decidió ir a ver ella misma (debido a que estaba aún la policía y no querían que supieran de ello), jamás pensó que se encontraría una desagradable bruja roja y menos al tan famoso Kaito Kid, como si no hubiera tenido ya un día difícil.

—Bien, entonces bella dama ¿Me entregará a la policía? —cuestionó con galantería el ladrón, hizo una reverencia, sin quitar su Póker Face, a pesar de estar nervioso por tener a la joven frente a él, que bien podía parecer un ángel, y a su vez un demonio. Pero a la hora de hacer la reverencia una tarjeta le cayó a los pies de la albina.

— ¿Esto es...? —murmuró tomándola para leerla, ahora nuestro mago paso saliva, esperando que haya sido alguna de sus cartas para sus trucos — ¿Mago Kaito? —cuestiono alzando la vista.

— ¿Sí, bella damisela?

—No, aquí dice Mago Kaito, es una tarjeta de presenta... espera, tú eres Kaito —dijo la joven, mirándolo atentamente —Ahora se por qué me es conocido tu cara junto con tu aroma, eres el mago que tanto habla Hikari —dijo la albina.

Kaito Kid observó mejor a la joven, sabía que la conocía, era Rose, una de las mejores amigas de su mejor amiga Hikari, la había llegado a ver a lo lejos con la bicolor, además de haberla visto en fotos, y hasta ahora recordaba que ella era la novia del CEO, aunque no pensó encontrársela en ese momento y menos que no fuera una chica normal, de por si llamaba ya la atención por su aparecía.

Ahora sí estaba en problemas.

—Me alegra que una dama hable de mi —dijo fingiendo que no captaba del todo el tema.

—Vete —dijo Rose suspirando, antes de chasquear los dedos y aparecer su ala delta completamente restaurada.

— ¿Qué?

—Que te vayas, te dejare ir y no diré nada sobre esto Kaito Kid —dijo la albina desviando su mirada hacia la tarjeta —En unos días darás una presentación de magia y una personita muy especial para mi ira por primera vez para conocerte, será llevado por Hikari, tienen semanas planeando esa ida —comenzó a explicar Rose, alzando la mirada.

— ¿Personita especial? —preguntó Kaito al ver la sonrisa con cariño que ponía la oji-roja.

—Así es, está muy emocionado porque por fin conocerá al gran mago Kaito, de ese que tanto habla Hikari, así que, si tú eres el dichoso Kaito Kuroba, más vale que des un gran espectáculo y no decepciones a mi pequeño pelinegro —advirtió Rose con seriedad —Te dejo ir porque no quiero ver la cara de decepción de Hikari ni la suya cuando no aparezcas, además, no robaste nada al final, así que puedes irte.

— ¿Enserio? Quiero decir... gracias

—Sí, más vale que seas tan genial como te describen —dijo la albina antes de caminar por el techo de dirección opuesta.

—Me esforzare aún más para sorprender a mi público —dijo el mago haciendo una reverencia, emprendiendo el vuelo.

Rose suspiró volteando a verlo mientras se iba volando en su ala delta, la chica solo negó, vaya que había sido difícil y muy loca esa noche, una parte de su moral le decía que fuera detrás de ese ladrón, pero bueno, seguro eso le serviría para pensárselo dos veces antes de querer regresar por esas joyas, pero...

—Todo vale la pena por ver la sonrisa de Hika-chan y Moki —dijo al aire mirando la luna.

¿Qué importaba que haya dejado ir al ladrón? Más le valía a ese chico que en verdad valiera la pena el show. Se limitó a bajar del techo en el balcón de su habitación, esperando a que su novio regresara de sacar a toda la policía de la mansión....

—Salvado por mi yo real —murmuró el ladrón con una risita nerviosa mientras viajaba observando la ciudad —Bueno, tendré que planear mi mejor show hasta ahora... See you next ilusion...

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