Cambios
Otro OS de nuestra queridisima Rose.
— ¿Ocurre algo, Rose? —preguntó la pelinegra mirando a su amiga, que estaba más pensativa de lo normal, los otros dos demonios también la miraron esperando una respuesta.
—He estado pensando... —respondió la albina algo dudosa —que esto es demasiado lento y comienzo a aburrirme.
— ¿Te refieres a tu castaño? —preguntaron sorprendidos.
—No exactamente... él no me aburre... —respondió rápidamente —Me aburre la rutina, lo mismo de siempre, las mismas peleas, las mismas frases —explicó Rose en un suspiro.
—Oh... debe ser complicado con alguien como ese castaño amargado —comentó Yami tratando de consolar a su amiga, por así decirlo.
—Quizás... pero —dijo antes de esbozar una sonrisa.
—Conocemos esa sonrisa, cuéntanos —dijo Dany rápidamente.
— ¿Qué opinan de hacer algo diferente? —comentó Rose con una risita.
— ¿Como qué? —murmuró la pelinegra interesada de igual manera los dos tricolores.
—Cambiemos temporalmente —respondió con malicia.
— ¿Cambiar? —cuestionaron los 3 demonios.
—Sí, Dany se va con "ojos de cielo" y yo con su "rey" - comenzó a explicar —Mientras que Atem se va con "Aibou" y Yami con "Tenshi"...
— ¿Por qué haríamos eso?
—Acabo de decir que me aburrí de lo mismo —recalcó con obviedad Rose.
—No lo sé Rose —murmuraron los 3 pensativos.
—Hay algo que se llama "mantenerte lejos de la zona de confort" o "salir de la rutina" —dijo la demonio albina mientras se llevaba las manos a las caderas.
—Lo sabemos, pero... ¿Qué ganamos con eso? ¿Qué acaso no queremos conquistarlos? —preguntó Atem, siendo apoyado por Yami.
—La verdad yo pienso que podría ser divertido —comentó Dany pensando en que podría quitarse la curiosidad que le provocaba Seto Kaiba, además de saber qué le había visto su amiga a ese humano.
—Claramente no les vamos a poner una mano encima —dijo Rose restándole importancia —No sean amargados y véanle el lado divertido.
—Rose tiene razón —dijo Dany.
—Vamos, tendrán la oportunidad de ganarse a sus cuñados, de saber que piensan sus parejas de ustedes, fastidiar y por qué no, quizás entre mellizos les cuenta secretos íntimos solo para avergonzarse uno al otro —dijo Rose sonriendo.
—Es verdad...
—Y quien sabe, quizás hasta tengan celos de que salgan con sus hermanos y no con ellos —agregó la albina, sabiendo que tenía la partida ganada.
—Lo haremos.
Dany y Rose sólo pudieron reírse y chocar palmas a sus espaldas.
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Rose suspiro mientras acomodaba sus cosas que tenía en la oficina del castaño, por cosas se refería a sus revistas de moda que el hermano menor de Seto, Mokuba le había traído para que se entretuviera, ese niño era tan lindo, había hecho suscripciones a casi todas las revistas de modas, solo para ella, así que cada que una revista publicaba algo a ella le llegaba, tanto en físico como en digital, es más, hasta un celular le había regalado, vaya que iba a extrañar a ese niño.
—Tengo reunión, y te quiero aquí —dijo el castaño acercándose a la albina, claro dejando una mesa de separación, la albina solo alzo la vista ligeramente y asintió — ¿No piensas quejaste?
—Hoy no estoy de humor —respondió Rose mientras seguía con lo suyo —Ve a tu junta y tárdate todo lo que quieras Kaiba —agregó antes de caminar hacia el bote de basura y tirar algunos papeles. Seto la miro algo confundido ¿ahora que le había picado a esa mujer? — ¿Qué tal si me voy? —preguntó cómo sin nada la albina mientras se terminaba de ordenar sus cosas.
— ¿A dónde? —preguntó el castaño deteniéndose en la puerta, estaba a punto de salir de su oficina.
—No lo sé —respondió antes de reírse —No creo que te interese, al final, es lo que quieres ¿No?
—... -Seto se quedó en silencio, no sabiendo cómo abordar esa conversación, ya que con esa albina no se sabía a donde quería llegar.
—Hablo enserio Kaiba —dijo ella, el castaño quiso suspirar, desde su última riña, Rose ahora lo llamaba por su apellido.
—Haz lo que quieras —se limitó a contestar Seto, regresando su atención a su Tablet y salir de la oficina.
—Eso haré, cielo -murmuro la chica de ojos color sangre antes de sonreír.
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—Así que "Aibou" —comentó el moreno, saboreando la palabra, al oji-amatista le dio un escalofrío al escuchar el apodo que le tenía el demonio hermano de este.
—Este... Sí... Tu hermano así me llama... —contestó el menor.
—Lo sé, supongo que sabes que significa compañero... —comentó el demonio mientras se apoyaba en la barra, se quedó mirando al oji amatista lavar los trastes del desayuno.
—Sí —dijo Yugi mirándolo de reojo mientras seguía en lo suyo, ladeó la cabeza al caer en cuenta de algo, normalmente era Yami quien estaba allí con él, le llamo la atención ese hecho, Atem debería de estar arriba con Hikari que se alistaba para salir.
—Y dime Yugi... ¿Tienes algún plan para hoy? —preguntó casualmente el demonio, el mencionado terminó de colocar los platos para que se escurrieran, una toalla le llego levitando, la tomo y se volteó a ver a Atem.
—Gracias... Y pues, la verdad hoy iba a ir a comprar un nuevo juego que salió hace poco, pero como no había tenido tiempo no he podido ir —respondió Yugi amablemente — ¿Y tú?
—Pensaba ir a una tienda a ver juegos —se limitó a responder Atem con una sonrisa burlona.
—Oh, tal vez nos topemos, aunque, ¿no se supone que Hikari hoy sale con Kaito? —cuestionó el menor algo confundido, Atem se limitó a gruñir por la mención de ese castaño, pero después de empezó a reír por la cara de confusión de Yugi.
— ¿Qué es tan gracioso? —preguntó la bicolor, que bajaba las escaleras, ya lista para irse.
—Nada —respondió Atem quitándole la importancia al asunto, se limitó a mirarla de reojo y sonreír —Te vez bien... Hikari —se limitó a decir el moreno regresando su atención a Yugi.
—Gracias, supongo —dijo Hikari rodando los ojos —Espera un segundo... ¿Me llamaste por mi nombre? —preguntó ella mirando al demonio, Yugi también lo miró sorprendido.
—Y dime Yami ¿Qué harás hoy? —preguntó Atem pasando por alto la pregunta de la bicolor. Los mellizos no supieron si no escuchó o ignoró a Hikari a propósito.
—No lo sé, quizás vaya a la heladería o a una dulcería, tal vez al parque —respondió el mencionado apareciendo en la silla a un lado de su hermano —¿Y tú?
—Mmm... iré por un juego —respondió Atem.
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Akefia y Bakura miraron algo confundidos a la pelinegra caminar de un lado al otro ordenando la casa, además de que a un costado suyo tenía una pequeña libreta que estaba levitando mientras se movía el lápiz escribiendo quien sabe qué cosa, ambos hermanos se miraron entre si antes de regresar su atención a la chica de ojos chocolates.
—Andas más activa de lo usual —comentó Bakura algo intrigado, la chica se limitó a verlo y sonrió ligeramente.
—Hoy amanecí de un muy buen humor —se limitó a responder antes de seguir con lo suyo.
—Saldré con Ryou —comentó antes de dejar su plato en el fregadero y lavarlo —Me quedaré en su casa —agregó antes de secarse las manos y subir a su habitación.
— ¿Se puede saber que te sucede? —preguntó el moreno una vez su hermano se subió, Dany siguió ordenando sus cosas pasando por alto la pregunta —Te estoy habl...
—Simplemente me gusta tener mis cosas en su lugar —respondió volteando a verlo —Además, anoto qué es lo que falta en esta casa para que yo me sienta más cómoda —agregó con una sonrisa, para después mandarle un beso.
—Iré a la casa de unos amigos —avisó Akefia mientras dejaba su planto en el fregadero.
—Yo lo lavo Akefia, no te preocupes —dijo Dany amablemente.
—No, gracias —dijo antes de ponerse a lavar su plato —No sé a qué horas regrese, vamos a revisar su moto que le estaba fallando y quizás perder el tiempo...
—De acuerdo, que te vaya bien —dijo Dany antes de subir las escaleras.
—Sí... yo... gracias... ¿Qué? —cuestiono para sí, al caer en cuenta de dos cosas, primera esa demonio le había llamado por su nombre y segundo, le estaba dejando ir solo y sin ponerle peros...
Por algún motivo ese cambio no le gustó para nada o quizás era ese extraño presentimiento de que la pelinegra tramaba algo.
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—Espera ¿Saldrás con los chicos o con Ukyo? ¿No que ibas por un juego Yugi? —preguntó Hikari que escuchaba la conversación de esos demonios.
— ¿Y tú? No se supone que saldrías con Kaito —dijo Yugi confundido.
—Hikari-san, se te hará tarde —dijo Yami señalando el reloj.
—Cierto, me voy nii-chan, nos vemos en la tarde —dijo Hikari antes de darle un beso en la mejilla a su hermano y tomar sus llaves para salir —No me sigas, demonio —agrego seria.
—Que te vaya bien nee-chan —le deseó Yugi.
—Adiós —dijo Atem en respuesta. Hikari solo rodó los ojos antes de salir de la casa, mientras iba caminando podía sentir una presencia siguiéndola.
—Nos vemos —alcanzó a escuchar a Yami.
— ¡Te dije que no...! —se quedó callada al ver al demonio tricolor seguirla en silencio, mientras admiraba el paisaje.
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Seto resopló mientras se aflojaba la corbata, ya que sentía que ahora lo asfixiaba, esa junta se había alargado demasiado para su gusto y todo por puras tonterías de gente que se creía saber más o pensar que por ser joven no fuera una mente brillante, ¡Ja! Su coeficiente intelectual además de sus habilidades para los negocios y la tecnología era superior a toda esa bola de viejos ineptos, que nada más querían llevarse los billetes a sus bolsillos, se sentía ofendido, insultado, ese montón de vejetes creía que podían verle la cara a él, a Seto Kaiba, que imbéciles eran.
Resoplo con cansancio mientras entraba a su oficina, sintiendo un olor agradable y relajante, seguro algún aroma que Rose solía poner cuando -como rara vez- se quedaba sola en la oficina. Dejo que el aroma de lavanda lo relajara un poco, mientras veía una taza de café en su escritorio, se acercó para tomarla y darle un sorbo, debía admitir que la demonio femenina ya conocía el punto exacto de cómo le gustaba tomar su café, también vio su oficina completamente limpia y ordenada, suspiro, quizás debería pensar en alguna forma de "regresarle" el favor a la oji rojo, pero ya después vería eso o le diría a Mokuba que le gratificara en su lugar.
—Bienvenido, Ro-chan me pidió que te dijera que dejaba tu café y que tu secretaria había traído los papeles que pediste, también los dejo completamente ordenados —escuchó una voz a sus espaldas, el castaño volteo rápidamente, reconociendo esa voz...
¿Acaso era una broma?
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—A ver si entendí, esa demonio te dejo ir ¿así nada más? —preguntó Bakura sorprendido.
—Sí, también me llamo por mi nombre —respondió Akefia mientras se recargaba en la puerta de la cochera de la casa de un amigo suyo, conversaba con su hermano por teléfono.
—Vaya... no sé tú, pero ese cambio no me da buena espina —dijo Bakura ligeramente serio —O tu qué opinas, Ryou
—Temo decir, que a mí tampoco me gusta la situación —se escuchó la voz suave y dulce del albino menor —Digo, que fuera así de repentino me resulta extraño, sospechoso —agregó pensativo.
—Lo sé, lo sé... Sinceramente no sé qué es lo que está sucediendo y siento que no quiero saberlo —dijo el moreno.
—Con demonios, no se sabe qué pueda pasar —dijo Ryou.
—Bien, le diré como van las cosas cuando llegue a casa.
—Con cuidado, adiós —se despidieron ambos antes de que Akefia cortara la llamada.
— ¿Qué estarás tramando? —preguntó el moreno mirando el cielo, ya estaba oscureciendo, debía regresar a casa, tomó aire antes de ir a despedirse de su amigo.
Estacionó su motocicleta y se quitó el casco para dejar salir un suspiro, miro su casa, la ventana de la sala y la cocina estaban encendida, seguro estaba haciendo la cena o limpiando, se limitó a guardar su casco para después entrar a su casa y enfrentarse a lo que sea que tramara la pelinegra.
—Bienvenido a casa —se escuchó desde la cocina, Akefia caminó algo nervioso a hacia el origen de la voz, eso lo había pillado de sorpresa —Dany me dijo que debía tener la cena para cuando regresaras y que tu hermano no estaría esta noche —dijo amablemente antes de sonreírle burlona.
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— ¿Yami? —dijo Hikari
— ¿Sí?
...
— ¿Dany? —dijo Seto.
—Dime
...
— ¿Atem? -dijo Yugi.
— Ajá.
...
— ¿Rose? —dijo Akefia.
—Mande.
...
— ¡¡¿PERO QUE CARAJOS?!!
...
—Jajajajajajaja... deberías ver tu cara jajajaja —se burló la joven de cabellos blancos mientras se recargaba en la barra de la cocina, Akefia sacudió la cabeza mientras la observaba, ¿estaba alucinando? No, no lo hacía, Rose estaba en su cocina.
—Pero... qué... —murmuró Akefia completamente confundido.
—Ya ves... se hicieron unos cambios...
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