Día 2: Serpiente

Su blanca piel conjugaba perfectamente con sus ojos verdes, tan tóxicos e hipnotizantes que lo dejaban caer en un espiral de emociones, todo sería excelente sino fuera un ser prohibido, una anomalía de la naturaleza a la que estaba destinado asesinar.

Un hibrido, humano y serpiente mezclados en una raza, una criatura maldita a la cual su deber como cazador era eliminar, ese era su destino, la prueba que debía cumplir para volverse un hombre de su clan.

Pero no podía hacerlo, los sentimientos hacia esa criatura eran un pecado que lo volvía un loco sin saber qué hacer. Tomó con decisión aquella arma con una sola bala, se acercó a la criatura perdiéndose por última vez en sus brillantes ojos esmeraldas y besó suavemente los rosados labios de "Arthur" dándole así una dulce y amarga despedida.

Carmín, frio, oscuridad y silencio, aquel cuerpo de un cazador yaciendo en el frío suelo de mármol mientras que la sangre marcaba un camino de agonía y una criatura de ojos verdes se acurrucaba en el helado cuerpo de aquel que fue llamado Alfred Jones.

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