Rivales
Los chicos se dirigieron hacia los vestidores de hombres y las chicas a los suyos. Sally fue la primera en terminar en alistarse de las tres y ahí fue cuando Amy realmente entendió por qué todos los hombres sentían atracción hacia ella. Sally tenía una figura esbelta con una cintura que era de envidiar. Un busto de un tamaño apropiado y el biquini azul que usaba resaltaba cada parte de su cuerpo aún más, el cual presumía sin temor; mientras ella aún yacía envuelta en su gigante vestido intentando ocultarse de la vista de cualquiera.
–Nos veremos afuera– habló Sally saliendo de los vestidores. Despidiéndose de Blaze.
–Claro– asintió la felina, quien terminaba de guardar sus cosas.
–No sabía que eran amigas– dijo Amy molesta una vez que la ardilla ya se hubiese marchado.
–Siempre nos topábamos en las reuniones y eventos de caridad. Es como con Sonic- explicó sin mayor interés –Apresúrate Amy.
Amy se quitó aquel vestido suelto para dejar ver el traje de baño bajo éste. Un bikini rojo que se amarraba por el cuello y espalda y una pequeña falda en la parte inferior que le daban un aspecto aún más de niña. Se vio en el espejo frente a ella sintiéndose incómoda "Usas ropa de segunda mano, no has terminado de desarrollar tu cuerpo lo que te hace ver como una niña, y por si fuera poco ¿No crees que estás pasada un poco de peso?" recordó las palabras de Sally. A comparación de ella y Blaze, Amy era tan plana como una tabla y sus curvas a penas si se notaban.
–¿Estás lista?– la despertó Blaze de su recuerdo.
–Este... yo...– murmuró viéndose una vez más.
–Te ves muy bien, estoy segura que a Sonic le encantaras– sonrió Blaze divertida.
Bajó la mirada a sus pies sintiendo su cara arder ¿Cómo podría competir ella con Sally? Blaze la tomó del brazo para hacerla caminar, era obvio que ella no estaba dispuesta a seguir esperando. Amy abrió la boca en un intento de oponerse pero era muy tarde, cuando sintió ya estaban afuera.
La mirada de Silver se quedó prendida en Blaze al distinguirlas llegar, dejando caer la mandíbula, viéndola con la boca abierta. Amy rodó los ojos ¿Es qué acaso no podía ser más obvio? Pasó fugazmente su mirada en los presentes deteniéndose en él, riendo divertido con el joven zorro y el equidna. Esa era la primera vez que lo miraba sin camisa y realmente se miraba muy bien, con los músculos definidos por los constantes entrenamientos. Amy se sonrojó intensamente por sus pensamientos obligándose a apartar la mirada si es que no quería terminar viéndose igual que Silver.
–Ya era hora– reclamó el equidna una vez se unieron al grupo.
–Lo siento, emm...– calló un momento –Perdón ¿Cuál era tu nombre?– preguntó Blaze apenada.
–Oh, lo siento– sonrió Sonic –Olvide presentarlos. Blaze, Amy– llamó –Ellos son Knuckles y Tails, y bueno ustedes dos ya saben quienes son ellas, y creo que ya se conocen con Sally.
–Sí– murmuró Amy apenas audible.
–Creo que no tengo el placer aún, mi nombre es Silver– estiró el erizo plateado su mano a la ardilla.
–Mucho gusto– sonrió dulcemente –Soy Sally, amiga de la infancia de Sonic.
–Eso he escuchado.
Amy vio la dulzura de la sonrisa de Sally, la expresión suave y mirada dulce que le haría creer a cualquiera que era un ser adorable e inocente de todo pecado. Amy frunció el ceño con desagrado, eso era una máscara, como Sonic cuando intentaba prender ser Don Perfecto. ¿Ella sería Miss Perfecta entonces?
–Bien, ¿qué hacemos primero?– habló Knuckles con entusiasmo viendo los diversos toboganes que se retorcían por todo el parque. Poniéndole un fin a las presentaciones –¡Podríamos empezar con el Kraken!– habló con una luz en su mirada. Su atención se dirigió a un tobogán con cientos de giros y gran longitud.
–¿No crees que es una atracción demasiado fuerte, Knuckles?– preguntó con timidez el zorro al escuchar los gritos distantes.
–¡Por supuesto que no!, ¿Verdad Sonic?
–A mí no metan en esto– dijo Sonic cruzándose de brazos.
–Si puedo hacer una sugerencia, porque no empezar en la piscina de olas– se involucró Silver.
–Suena bien para mí– asintió Sonic con una sonrisa.
–Para mí también– concordó Sally con emoción.
–Bien, como quieran– dijo Knuckles molesto –¡Pero luego iremos al Kraken!
Amy sonrió imperceptiblemente. Se sentía extraña rodeada de tanta gente, pero era agradable. Desde la muerte de su madre no había podido rodearse de nadie sin sentirse fuera de lugar, aunque claro, no sentirse juzgada no era lo mismo que sentirse en su sitio.
Llegaron a la piscina de olas y no pudo evitar una enorme sonrisa, era casi como ir a la playa. Habían sillas plegables en las orillas y para su suerte casi nadie en el lugar.
–¡Andando!– gritó Knuckles con emoción, seguido de Tails quien llevaba un flotador en su cintura de color amarillo.
–Andando Amy– dijo Silver para ir hacia ella.
–En un segundo– respondió sonriente –Iré por uno de esos también– le señaló el flotador de Tails.
–No tardes– asintió para ir acompañado de Blaze, quien la vio con una gran sonrisa de agradecimiento.
Amy sonrió por igual, al menos les daría un poco de tiempo a solas en lo que buscaba los flotadores en forma de dona. Caminó sobre sus pasos para ver a Sonic y Sally no muy lejos de los flotadores. Intentó no interrumpir su conversación, aunque no pudo evitar prestar atención a lo que decían.
–Ve tú, yo me quedaré aquí– le respondió Sonic algo que no alcanzó a escuchar –Tomaré un poco de sol– sonrió para recostarse sobre una de las sillas.
–Pero...
–Lo hablamos antes, ¿recuerdas?– insistió con el ceño fruncido.
–Como quieras– espetó molesta.
Amy la vio caminar hacia los otros, dejando al erizo azul solo. No estaba segura en qué hacer, si marcharse o hablar con él, ya que no creía que tuviera otra oportunidad como esa más adelante. Se quedó con aquel flotador en su mano, pensativa, hasta que la voz de él la despertó.
–¿Tú pie está mejor?– preguntó el erizo desde la distancia bajando levemente sus gafas de sol dejando ver sus ojos verdes.
–Eh... sí– asintió Amy. Por impulso colocó el flotador frente a ella, en un intento de taparse de su vista.
Sonic vio de reojo a sus amigos, quienes reían a la distancia, sin percatarse de ellos. Se puso en pie para caminar hacia ella con una media sonrisa en su rostro.
–No me digas qué estás apenada– se burló él.
–¡C-Claro que no!– respondió titubeante.
–Si no mal recuerdo, tú querías enseñarme la ropa intima que te compre en el centro comercial y ahí no te mirabas tan sonrojada como ahora Rose– se mofó –Míralo así, es prácticamente lo mismo.
–¡Eres un gran tonto!– maldijo molesta –Además, tienes a Sally para que tu vista se deleite todo lo que quiera.
–¿Sally?– repitió elevando una ceja. Sonic vio de reojo a la ardilla que yacía en la piscina riendo con Tails y Knuckles, quien al sentirse observada lo volteó a ver, borrando su sonrisa. –Sí, supongo que tienes razón. Es muy hermosa– asintió.
Sonic regresó su mirada a la eriza quien tenía sus ojos clavados en el suelo de concreto, y una expresión que no supo descifrar estaba grabada en su rostro ¿molestia tal vez? Sonic rascó la parte trasera de su cabeza desviando la mirada, mientras el silencio llegaba con gran estruendo para acompañarlos. De nuevo una tensión en el ambiente. Era obvio que él no sabía cómo tener una conversación con ella sin que ésta involucrara burlas o alegatos y Amy sin que ésta involucrara misiones; Sonic de repente recordó que en el salón de clases ella había mencionado una misión nueva. Le quedaban tres misiones, si cumplía esa, estaría un paso más cerca a su libertad.
–Por cierto, no me dijiste cual sería la Misión 10– habló rompiendo con el silencio entre ambos.
–¡¿EH?!– exclamó levantando su cabeza, viéndolo al fin. –No, es decir... es sólo...
Amy guardó silencio. Ese día en la escuela había hablado por impulso, uno indeseado. No podía decirle lo que había pensando realmente, lo que realmente había querido. Un beso; además que estaba segura que la rechazaría si se lo proponía.
–¿No sabes la misión todavía?
–Es que... quiero pensarlo un poco mejor– murmuró sonrojada. No era el momento aún.
–Oh, entiendo– asintió el erizo azul –Entonces, déjame completarla a mí.
–¿De qué hablas?
–Misión 10: Tira ese absurdo salvavidas– ordenó rodando sus ojos exasperado.
–¡¿Qué?!– gritó aferrándose aún más a él –No, no, no.
–¿Acaso tienes miedo a que te vea, Amy?– inquirió arqueando una ceja con un dejo de dulzura en su voz.
El comentario tendría que haber sonado arrogante y burlesco, pero en su lugar había sonado más dulce de lo que se había pretendido. Amy vio la expresión suave del erizo grabada en su rostro; Sonic no parecía tener intenciones de burlarse de ella, a diferencia de su odiosa amiga. Amy suspiró imperceptiblemente para dejar a un lado el salvavidas del cual se aferraba con tanto empeño. Sin emitir sonido alguno.
Él no dijo nada, aunque sintió la mirada sobre ella en todo momento. Amy no tuvo el valor de verlo de regreso, tenía miedo de su reacción. –Te ves muy bien– escuchó un murmuró distante. Amy lo vio al acto viendo una pequeña sonrisa en su rostro, haciéndola sonrojar. Su corazón latía aprisa nuevamente sintiendo una extraña sensación en su estómago.
–¡Hey Amy!– escuchó a Silver nuevamente. –¿Vienes?
–¡Enseguida voy!– gritó desde donde estaba.
–Será mejor que te apresures, no querrás perderte las olas– dijo Sonic divertido dándole la espalda caminando de regreso a su silla.
–Sí...– murmuró aún sintiendo su corazón latir con fuerza. Viéndolo partir. –"¿Es que acaso tu corazón se acelera cuando estás cerca de él?"– las palabras de Blaze aún resonaban en su mente.
Desechó prontamente la idea de su cabeza. Corrió hacia donde Silver y Blaze esperaban por ella, sintiendo una mirada intensa sobre ella. Amy vio de reojo notando la expresión fría de la ardilla; siguió su carrera obviando el arranque de celos de Sally para así juntarse con sus amigos.
El tiempo pasó más rápido de lo que les hubiera gustado, disfrutando de las diferentes atracciones en donde Knuckles parecía ser el guía de adónde deberían de ir. Los toboganes, empezando por el Kraken, el más rápido del parque donde todos parecían aceptar, a excepción de Amy y Tails quienes se conformaban con los suaves o no tan altos, mientras que Sonic siempre mantenía su distancia descansando en las orillas, asoleándose o sólo flotando sobre un salvavidas en las piscinas no tan profundas.
–¡Tengo una idea, vayamos a ese!– señaló Blaze con gran emoción.
–¿El Río?– dijo Silver para ver una piscina que rodeaba todo el parque –Si no mal recuerdo puedes ir en un salvavidas y una corriente artificial te da la vuelta completa por todo el parque. ¿No es cierto?
–Pfff eso suena aburrido– dijo Knuckles.
–Suena divertido– habló Tails observando las aguas calmadas.
–Así es– apoyó Amy. –Creo que no nos caería mal un cambio.
–Bien, bien, como quieran– accedió el equidna con fastidio –Vamos Sonic.
–No se preocupen por mí, yo...
–¿Estás loco? No te has subido a casi nada, y si sigues asoleándote terminaras como Shadow– dijo molesto –No aceptaré un no por respuesta– insistió Knuckles para tomar su brazo con brusquedad y arrastrarlo por el parque.
Amy vio curiosa la escena. Realmente no le había prestado mucha atención, pero lo que decía Knuckles era cierto. Sonic no se había subido a ningún tobogán, y a excepción de la oportunidad en la que estuvo en una piscina sobre un flotador, no lo había visto en el agua ni una sola vez.
–A Sonic no le gusta el agua– le dijo Tails de repente, captando la atención de Amy.
–¿No le gusta?– repitió –¿Entonces por qué accedió a venir a un parque acuático?
–No lo sé– negó con la cabeza –Es la primera vez que venimos a uno. Supongo que quería probar algo nuevo.
–"Tal vez lo hizo para invitar a Sally y verla en traje de baño"– pensó molesta.
Llegaron a la atracción que Blaze había recomendado. El río artificial era poco profundo donde se podía ver a varias personas flotando desinteresadamente o niños jugando y chapoteando en el agua.
Se subieron a los salvavidas y se relajaron para ser guiados por la corriente, hablando durante el camino o sólo cerrando sus ojos descansando. Amy había encontrado un particular agrado en Tails, quien era bastante tímido como lo era ella, por consiguiente se sentía más cómoda estando a su lado, y ahora con él, podía darle un poco de espacio a Silver y Blaze, quienes parecían estar en una amena conversación. Según navegaban buscó con la mirada a Sonic quien parecía tener una calurosa discusión con el equidna y el hecho que lo hubiera obligado a ir, haciéndola sonreír.
–¡Cuidado!– escuchó la voz de Sally cuando vio a varios niños saltar en su dirección haciendo olas por doquier, volteando su salvavidas, hundiéndola. Amy sacó la cabeza del agua para aspirar aire y sentir como todo se movía, mientras sus amigos caían también de sus salvavidas. –Ten más cuidado... o podrías perder algo– escuchó la voz de la ardilla a sus espaldas para sentir como tiraban de uno de los nudos de bañador. Otra ola la hizo caer a las aguas agitadas.
Amy sacó la cabeza nuevamente chapoteando confundida, aferrándose a lo primero que encontró. –¡¿Estás bien?!– le preguntó Sonic para sostenerla en brazos. Amy agradecía al cielo que la piscina no fuera más profunda, pues le fue más fácil ponerse en pie de lo que hubiese querido, o esa era su intención cuando sintió algo faltante. Ahogó un gritó pegándose por completo al erizo azul abrazándolo con fuerza.
–¡¿Pero qué te pas...– su pregunta se vio interrumpida al sentir algo extraño sobre su tórax. Sonic abrió sus ojos por completo viendo a la eriza con gran sonroje. Entonces entendió el porqué del abrazo repentino. –T-Tú... tú...
–¡No me mires!– cortó Amy avergonzada ocultando su rostro en su pecho. –"¡Mi bañador!"– pensó sintiendo la ausencia de la parte superior de su bikini.
–¡Hey, ¿todo bien por allá?!– preguntó Knuckles que estaba con el resto a unos cuantos metros de ellos.
–Eh... Sí– respondió el erizo azul avergonzado.
–¡Andando entonces!- ordenó el equidna impaciente. –Quiero salir de aquí para poder ir a las demás atracciones- farfullo irritado.
–Rayos– masculló el erizo azul –Si no nos movemos ellos vendrán para acá.
–¡No, no, no!– habló con desesperación la eriza –Ayúdame...– suplicó en murmuro.
–Puedo llamar a Silver o Sally y...
–¡No!– le cortó –¡No quiero que nadie más sepa!– dijo a prisa. No podía imaginarse a Silver viendo la bochornosa posición en la que se encontraban y definitivamente no quería ver a Sally.
–Bien– suspiró resignado –¡Chicos sigan sin nosotros!- gritó –Amy... ammm se lastimó el tobillo... otra vez– mintió sin convicción –La llevaré a que la revisen en la enfermería de aquí.
–Sonic, no es...
–Adelántate Sally, nos veremos después para almorzar ¿sí?
Sally lo vio con el ceño fruncido, pero no por eso objeto nada y asintió con la cabeza. Suspiró aliviado al verlos seguir perdiéndose poco a poco de vista y su atención regresó nuevamente a la eriza que ocultaba su rostro en su pecho. Eso era lo más incómodo que les había pasado a ambos, eso era seguro. Sonic suspiró pesadamente, sintiendo como la gente empezaba a pasarlos. Tenía que pensar en algo antes que la vieran de esa manera.
–Amy, no veo tu bañador por ningún lado– dijo el erizo para buscarlo con la mirada en el agua. –La corriente seguramente se lo habrá llevado– pensó con preocupación.
–¡¿Qué se supone que haga?!– gritó Amy con sus mejías ardiendo.
Sonic se quedó callado sabiendo que no podían quedarse ahí por siempre. Si no ideaba algo pronto sus amigos regresarían o alguien más sospecharía de la condición de Amy, o peor aún, pensarían que estaban haciendo algo inapropiado en la piscina. Ese pensamiento lo hizo sonrojar aún más intensamente haciendo que la sensación de la piel desnuda de ella sobre la de él se hiciera aún más intensa.
–T-Tengo una idea... pero deberás de moverte.
–¡¿Eh?!, ¡No puedo...
–Es decir...– calló desviando su mirada –Necesito que te sujetes de mi cuello y rodees tus piernas en mi cintura.
–¿Por qué?- preguntó sin entender.
–Ves eso– señaló un puesto de recuerdos a las orillas del Río. –Venden recuerdos tontos y eso, te comprare una playera– explicó –Pero necesitamos salir de aquí.
–Pero afuera...
–Seguirás abrazada de mí, nadie te verá. No te preocupes.
Amy asintió con la cabeza siguiendo sus indicaciones. El hecho de estirar sus brazos y aprisionar su piernas a su cintura causando la cercanía aun mayor, rozando sus pequeños pechos contra el tórax tonificado de él. Ninguno de los dos decía nada mientras ella se posicionaba como él le había indicado. Amy pudo sentir el golpeteo del corazón de Sonic contra su pecho, él estaba tan nerviosa como ella.
–L-Listo– murmuró.
–Bien– dijo Sonic con la voz entrecortada, sujetándola de las piernas. Caminó fuera del agua en dirección al puesto de recuerdos –Esto será rápido.
Amy ocultó su rostro en el cuello de él obviando las miradas de todos los que pasaban a su alrededor. Mientras intentaba ocultarse de la realidad, Amy se percató que era la primera vez, desde que le pidió un abrazo, que estaban tan juntos. Ahí, tan cerca de él, pudo percibir el aroma del erizo, una mezcla entre jabón caro y su esencia peculiar. Amy olfateó con disimulo, embriagándose de él.
–Muchas gracias– lo escuchó decir a alguien. –No es nada, se lastimó un pie.
Separó su cabeza del cuello de él notando como se alejaban del puesto de regalos. Movió su cabeza a diferentes direcciones percatándose que Sonic se dirigía a la parte trasera de los toboganes. Un lugar lleno de tuberías y salvavidas desinflados.
–¿Adónde vamos?– preguntó Amy.
–Aquí– respondió soltándola. Sus piernas tocaron el suelo al fin, pero no por eso hubo distancia. –De acuerdo- dijo en un suspiro –Cerrare los ojos y te pondrás esto ¿entiendes?
–Sí– asintió sonrojada.
Sonic cerró los ojos como le había dicho y a pesar de que no estaba del todo segura de exponerse, tomó aquella playera con un extraño diseño con el eslogan de Parque Acuático Sunvalley y se separó de él colocándosela velozmente.
–Listo– habló Amy retrocediendo un par de pasos y llevando sus manos a su pecho en un intento de ocultarlo. –Ya puedes mirar– musitó. Sonic abrió los ojos para sonreírle con calidez, una sonrisa que la hacia desviar la mirada últimamente. –Gracias... por todo– susurró.
–Eres toda una aventura, Amy Rose– habló divertido.
Sonic se dejó caer al suelo recuperando el aire perdido. Aún sentía su corazón inquieto, el cual latía a gran velocidad. Sonic la vio sentarse a su par con timidez, en silencio. Las mejillas de ella estaban bañadas de un hermoso color carmín y su rostro tenía una expresión entre vergüenza y gratitud. Otra faceta de la fría Amy Rose.
No se dijeron nada por un largo período de tiempo hasta que él sintió la mano de ella sobre la suya. Alarmándolo. Sonic la volteó a ver al acto, confundido. Sintió como ella entrelazaba sus dedos entre los de él, sin decirle nada en absoluto.
–Misión 11- murmuró en respuesta a la pregunta silenciosa del erizo –Toma mi mano.
–Pero...– susurró Sonic sintiendo la calidez de la piel de ella nuevamente –Esta fue nuestra primera misión, ¿por qué vuelves a pedirla?
Amy mordió su labio inferior. Sabía que estaba malgastando una misión, pero no podía pedirle nada más, no tenía el valor de pedirle alguna otra muestra de afecto.
–Me gusta cuando tú me tocas...– respondió haciendo que su cara se tornara roja de la vergüenza al escuchar sus palabras –¡En un buen sentido!– aclaró Amy para verlo a los ojos. –Nunca me ha gustado que nadie... tú sabes...
–¿Qué nadie qué?– inquirió él tomando su mano con fuerza.
–Que nadie me abrace, o tome de mi mano, o...– hizo una pequeña pausa –Me bese.
Le sonrió con dulzura, viéndola con intensidad. Amy le sonrió apenas perceptible acercándose un poco a él y él a ella. Sonic tomó su mentón con delicadeza atrayéndolo lentamente.
–¡Sonic!– un gritó se escuchó en las cercanías obligándolo a parar de golpe. Sonic soltó su mano con brusquedad poniéndose de pie al reconocer el timbre de voz.
–¿Era ese Tails?– preguntó el erizo reincorporándose.
Sonic salió de lo que se suponía era un escondite, viendo a su mejor amigo buscarlo con desesperación. –¡Hey Tails!– gritó alzando una mano al aire llamando la atención del zorro.
–¡Sonic, ven a prisa!– llamó –¡Es Sally! Hay algo mal.
–Demonios– murmuró corriendo a su encuentro.
Amy lo vio ir con el zorrito y al igual que él corrió para reunirse con el resto del grupo, quienes yacían en un círculo alrededor de la ardilla. Sus ojos se fijaron en Sally, quien yacía inconsciente sobre el suelo.
Sonic se acercó a ella para tomarla en brazos con suma delicadeza y murmurarle algo que no alcanzó a oír.
–¿Qué pasó?– le preguntó la eriza a Silver.
–No lo sabemos– negó con la cabeza –Los buscábamos cuando ella murmuró el nombre de Sonic y luego cayó al suelo.
Amy fijó su mirada en Sonic, quien la miraba con una verdadera consternación. El caballero blanco que llegaba al rescate de la damisela en peligro. Sonic la sostuvo en sus brazos con delicadeza, como si se tratase de una frágil rosa y con una mano apartó lentamente el flequillo de color cobrizo, mirándola intensamente.
Sally abrió sus ojos lentamente, haciendo que la mirada de Sonic se suavizara y una sonrisa dulce y tierna se posara en sus labios. –Sonic...– susurró Sally. La sostuvo en sus brazos alzándola del suelo, mientras todos los miraban a la expectativa. Sally recostó su cabeza en el pecho desnudo del erizo para cerrar nuevamente los ojos.
–Todo estará bien– le susurró Sonic al oído.
–¿Está bien, Sonic?– preguntó Tails.
–Creo que es hora de que Sally y yo nos marchemos– sonrió el erizo por respuesta –No se preocupen ¿De acuerdo?
Se despidió con una amplía sonrisa para darles la espalda y caminar en dirección a la salida.
Mordió su labio inferior mientras lo miraba alejarse con ella. Amy estaba segura que Sally jugaría sucio en muchas cosas con tal de quitar la atención de Sonic de ella, pero algo en su corazón le decía que lo que hubiese pasado no era un truco más.
–Andando Amy– la llamó Silver. Captando su atención.
–Eh... sí.
–No te preocupes, estoy segura que Sally estará bien– le sonrió –Está en buenas manos.
–Lo sé– asintió con tristeza mientras lo miraba alejarse con ella.
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