Misiones
Se quedó atónito cuando escuchó su petición, lo sentía irreal, casi como si se tratase de un sueño o mejor dicho una pesadilla. Amy Rose, la chica invisible de todo el tercer año lo estaba chantajeando. Sonic frunció el ceño ante su extraño requerimiento y no estaba seguro si deseaba oír el resto o simplemente iría hacia ella y tomaría su pertenencia por la fuerza; pero tuvo una mejor idea, sería dulce y cordial, eso siempre le funcionaba sin importar la situación.
–Creo que has mal entendido la situación– le sonrió el erizo con dulzura. –Eso es...
–No es muy complicado– le interrumpió ella –Te pones una meta, una chica, y ves en cuanto tiempo la conquistas, ¿No es así?
–No, claro que no– negó con la cabeza –La verdad es que eso pertenece a un amigo mío.
–¿A quién?– preguntó al acto.
–Knuckles– respondió de la misma forma.
–¿Y para que tiene él una lista de tus conquistas?– enfatizó.
–Es algo de él, no es que me importe mucho, de hecho le he pedido que se detenga, es una de las razones por las cuales buscaba ese cuaderno con tanto ímpetu– explicó.
–Mmm...– murmuró Amy pensativa para sacar de nuevo el cuaderno de su bolsa viéndolo fijamente –Esto es preocupante– musitó mientras Sonic miraba a la Asistente del Orden del Aula a la expectativa –Sería mi responsabilidad enseñar esto a la Señorita Vainilla y que Knuckles reciba el castigo que merece por sus actitudes poco éticos aquí en el Instituto Emerald, aunque explicarle que tú no estuviste involucrado sería un poco difícil pues...– dijo ojeando la libreta –Está tu letra en cada página, ¿raro no?
Sonic bufó sonriendo con malicia viéndola desafiante. Si el plan A no funcionaba optaría por el plan B. –Si así lo quieres.
Se acercó a ella tan rápido que no lo vio venir. La sostuvo de las muñecas provocando que ella soltara aquel pequeño cuaderno dejándolo caer y acto seguido él levantarlo del suelo, y así tomar su distancia de la eriza. –Lo lamento Rose, hay cosas que no se pueden exponer– habló Sonic victorioso viendo con alivio su libreta color café en sus manos nuevamente.
La eriza no mostró reacción alguna ante, lo que parecía, su eminente derrota. En su lugar abrió su mochila para sacar de ésta un par de hojas y verlo con aquella frialdad que la caracterizaba. Las tiró al aire haciendo que todos los papeles se dispersaran en la atmosfera y bailaran una sutil danza hasta tocar el suelo.
–¿Qué es...– musitó el erizo para tomar una de aquellas hojas y leer su contenido.
–Fotocopias– habló la eriza para ver las hojas caer con soltura–Cientos y cientos de todos los nombres.
Estrujó una de las hojas molesto para voltearla a ver con una mirada ardiente y furia pintada en cada gesto.
–¿Qué demonios quieres que haga?– farfulló con su ira contenida. Amy sonrió triunfante ante la obvia resignación.
–Enséñame sobre el amor Sonic the Hedgehog.
Sonic bufó molesto ante su petición –Si no te aman no hay nada que yo pueda enseñarte que tú no puedas leer en cualquier bobo libro– explicó con el ceño fruncido.
–Entonces enamórate de mí y confíenseme tu amor– ordenó la eriza. –¡Tú serás mi pareja!– indicó con emoción en su mirada.
–¡¿Estás loca?!– exclamó molesto –¡Eso no funciona así!
–Eso lo sé, debe de empezar en un encuentro causal y ambos deben de compartir una atracción e intereses mutuos– explicó la eriza –Pero no busco eso. Tú serás mi pareja falsa, te he escogido pues sabes hacer eso. Enseñar sentimientos que no existen y transferírselos a las chicas para que ellas lo sientan reales, eso es lo que haces– puntualizó.
–¿H-Hablas en serio?– preguntó con desconcierto y un dejo de miedo en su voz insegura.
–Así es– asintió Amy para acercarse a él con una seguridad que nunca se esperó ver en ella –Por eso, como primera misión– empezó a hablar para estirar su mano a la altura del pecho de él –Toma mi mano– ordenó la eriza.
–¿Qué?– preguntó para ver la palma de la mano de eriza.
–Como escuchaste– afirmó –Toca mi mano lentamente hasta que nuestros dedos se entrelacen.
La vio desconcertado por la inusual petición, pero ella realmente hablaba en serio. Resopló molesto y de nuevo su vista se posó en las hojas esparcidas en el suelo, por el momento no tenía opción.
Sonic elevó su mano tocando con delicadeza la yema de los dedos de ella sintiendo la electricidad recorrer su cuerpo al instante. Él no se tomaba de las manos con nadie, y no recordaba la última vez que lo había hecho. Advirtió las reacciones de Amy, quien parecía quedarse sin aliento mientras observaba atentamente sus acciones sin quitar su mirada de las mismas. Sonic tragó saliva y continuó cubriendo la mano de ella con sutileza y suavidad hasta que sus dedos se entrelazaron y el calor de sus manos se volvieron uno sólo.
De nuevo el silencio incómodo se presentó como invitado y observó todo desde la ausencia acústica entre ambos. Sonic sintió los dedos de ella entre los suyos. Pequeños y frágiles como sólo una chica podría poseer a comparación de sus grandes manos y tosco tacto.
–¡Listo!– habló el erizo casi a gritos para intentar soltarse del agarre, lo cual ella no le permitió.
–¡Aún no!– ordenó para acercarse aún más acortando el espacio personal entre ambos –Necesito hacer que las emociones de sentir tu mano sobre la mía me sobrepasen- habló casi poética.
Sonic desvió su mirada para sentir sus mejillas enardecer de la vergüenza, sintiendo los segundos como las horas más largas ¿Cuánto tiempo debería de pasar de esa forma con ella?
–¡Bien, es suficiente!– interrumpió el momento el erizo para soltarse con brusquedad de su tacto y recoger su mochila del suelo; avergonzado de lo que se había visto forzado de hacer. –Esto te prometo no se quedara así, Rose– habló con recelo el erizo azul antes de salir del aula a toda prisa.
Lo vio salir cual bestia furiosa y cerrar la puerta de golpe. Amy le restó importancia a su reacción desmedida a su criterio para de nuevo enfocarse en sentir la calidez que ahora inundaba su piel. Corrió a prisa a su lugar para sacar de su bolsón su cuaderno rosa y con lapicero en mano empezar a escribir cada sensación que ahora la recorría como una tormenta eléctrica.
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-.-.-.- Aarón desvió la mirada al sentir su corazón latir a gran velocidad. La calidez de su tacto sobre su piel aún sopesaba en su mente, y la suavidad de su piel se mantenía como un recuerdo imposible de borrar. La temperatura de su cuerpo fácil podría compararse con el calor del desierto a medio día, y su rostro rojo como un tomate delataba las emociones revueltas que sentía en ese momento. Vio de reojo de nuevo la mano de ella sobre la suya, un acto de afecto pequeño, inconsciente por parte de ella, y más real que nunca para él. -.-.-.-
Caminaba con dirección al gran instituto educativo, y a diferencia de otros días, esta vez realmente quería llegar. Silver se mantenía contándole sobre una película futurista que había visto la noche anterior, a lo cual ella sonreía y asentía sin realmente prestarle mucha atención. Según como se acercaban poco a poco la cantidad de alumnos empezó a aumentar.
–¡Lo leíste!– escuchó un grito a sus espalda, captando toda su atención. –¡Por fin, amor! Ames ya escribió sobre amor entre Erie y Aarón– aclaró la chica con una mirada soñadora.
–¡Lo sé, lo sé!– asintió su compañera –No podía dejar de leer.
Amy sonrió satisfecha, realmente lo había logrado. Vio con disimuló la mano que había rozado la de él, sintiendo aún la electricidad del recuerdo. Una relación falsa había sido su mejor idea en años.
–¿Cómo lo hiciste?– preguntó Silver al escuchar, al igual que ella, los comentarios de sus compañeras. –Para escribir sobre el amor– aclaró –¿Leíste los libros que te dije?
–No, conseguí una falsa relación para poder conseguir el material necesario para escribir– respondió la eriza restándole importancia a sus palabras.
–¡¿Qué tú que?! – exclamó para verla con asombro parando de golpe.
–No te preocupes Silver, todo está bien– tranquilizó ella con una sonrisa confiada –Sonic no busca comprometerse ni yo tampoco– explicó. –Eso hace de esta relación algo perfecto.
–¡¿S-Sonic?!- balbuceó con horror –¡¿Hablas de Sonic the Hedgehog?!
–¿Conoces a otro?– cuestionó Amy con sarcasmo para empezar a caminar nuevamente en un intento de terminar esa conversación.
–Wow, wow Amy– habló Silver siguiéndola a prisa –¿Y qué tan lejos piensas llegar con esto?
–Lo necesario– sentenció para dar por concluido el tema.
Entraron al centro educativo y él realmente no estaba de acuerdo con los planes de Amy, pero según le explicó nadie saldría herido y Sonic había accedido ayudarla de buena manera. Silver resopló resignado sabiendo que no podía hacer más que mantenerse a raya a menos que se viera en la situación de intervenir para prevenir que alguien la lastimara.
–Buenos días Sonic– escuchó a un grupo de chicas en coro al verlo aparecer en el pasillo.
–Muy buenos días– devolvió el saludo el erizo azul con galanura.
Silver lo vio despedirse de ellas con un ademán de manos y encaminarse hacia donde ellos se encontraban divisándolos a la distancia, o más bien, a Amy. Sonic se detuvo de golpe y sus ojos cambiaron drásticamente mientras intentaba mantener esa sonrisa carismática.
–Buenos días Sonic– saludó Amy amistosamente.
Silver la vio de reojo sin poder reconocer a la chica que estaba a su lado; Amy no era así, ni siquiera con él. Su Amy no saludaba a nadie, ni era amistosa con nadie; con suerte lograba que lo fuera con él.
–Buenos días, Rose– le saludó Sonic recobrando su compostura.
–Gracias por tu ayuda ayer en la mañana– le recordó la eriza sonriente.
–De nada– respondió amenamente con aquella sonrisa que se le daba tan natural –No planeo volverlo a hacer– amenazó con un tono amistoso en su voz.
La escena se le hacía de lo más incomoda. La tensión entre ambos podría ahogarlos en cualquier momento. A pesar de que Amy le había dicho que Sonic estaba participando de buena fe en su extraño experimento, a él le parecía lo contrario.
–Amm...– habló Silver haciéndose notar –Es hora de ir a mi salón, te veo después Amy– se despidió dándoles espacio, o tal vez sólo para alejarse del ambiente extraño que ambos habían formado.
–Yo también debo de irme, Rose– se despidió Sonic cortésmente para dejarla atrás.
Amy sonrió victoriosa, y al igual que el erizo azul lo imitó para llegar así a su clase.
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Yacía con su vista perdida en la tarea de algebra que su maestra les había dejado el día anterior, revisando que cada respuesta fuese la adecuada. –Eso es horrible Joven Sonic– escuchó hablar a Vainilla para elevar su cabeza y ver a Sonic frente al escritorio de su catedrática con una expresión de pena y desconcierto.
–Sí lo es– asintió Sonic –Alguien que se atreva a robar mis cosas es sin duda algo de los peores crímenes.
Amy observó con aquella mirada impasible la escena. Entendía ahora, Sonic quería culparla de ladrona para librarse de su chantaje, y además, vengarse por lo sucedido el día anterior.
–¿Pero está usted seguro?– inquirió Vainilla con una obvia preocupación.
–Sí, encontré varias copias de mi libreta sobre mi escritorio– indicó para enseñar la caratula de aquel cuaderno, sin permitirle leerlo a detalle a la maestra. –Me temó que tal infracción lleva a una suspensión ¿No es así?– preguntó Sonic con malicia.
–"Maldita rata vengativa"– pensó Amy con enojo.
–O preguntémosle a la Asistente del Orden del Aula– dijo con una sonrisa para voltearla a ver –Para saber el castigo correcto.
Todas las mujeres se pusieron de pie indignadas al saber que alguien se había atrevido a profanar la propiedad del gran Sonic the Hedgehog, hablando a voces de expulsión al culpable o algo peor. Amy se encogió en su lugar haciéndose más pequeña, en un intento de desaparecer, a lo cual era muy buena en lo general. Como Asistente del Orden, cargo que nadie quería y que, por permanecer en silencio, se lo habían otorgado sin que ella realmente lo pidiera. Amy sabía que el castigo por tal agravio era como mínimo una suspensión de tres días, y la expulsión de cualquier club o actividad extracurricular.
–Bueno todos tranquilícense– indicó Vainilla –Supongo que la mejor manera de saber si el culpable esta aquí es revisar las mochilas de cada uno en busca de las copias.
–"¡Oh no!"– pensó la eriza acorralada para ver de reojo su bolsa que yacía en el suelo.
Sintió la mirada intensa del erizo sobre su nuca y ella le regresó la misma. La sonrisa victoriosa de Sonic se ocultaba tras aquella máscara de cordialidad; y aquellos ojos con brillo malicioso iluminaron toda la habitación a la expectativa. Amy observó de reojo a la maestra pidiendo de lugar en lugar que enseñaran el contenido de sus mochilas y la adrenalina recorrió su cuerpo –"¡Piensa rápido!"– se dijo a sí misma sintiendo como el tiempo se acababa.
–"Game over, Rose"– pensó con satisfacción el erizo azul para ver a Vainilla acercarse al lugar de ella.
Amy se puso de pie en su pupitre para golpear con ambas manos el escritorio llamando la atención de todos los presentes.
–El castigo de dicha falta es la suspensión de nuestra amada escuela y expulsión de cualquier cargo estudiantil o actividades extracurriculares– habló Amy mientras con decisión miraba al erizo azul que la observaba extrañado –Por eso, encontrar esto en el aula el día que me tocó que limpiar me pareció de lo más desagradable– mintió sacando las copias de su mochila –Aunque no pensé que fuese de usted, Señor Sonic– indicó con una falsa inocencia. –Pero para estar segura, leeré su contenido– dijo viendo las hojas en sus manos.
–¡No será necesario!– interrumpió Sonic llegando hacia ella tan rápido que apenas fue percibido –Con que me entregues las copias será suficiente– pidió con una sonrisa un tanto forzada.
–No, no– negó ella para guardarlas nuevamente. –Esto es evidencia, y te prometo que el que haya violado las reglas establecidas pagara justamente– habló con un dejo de victoria en su voz.
Ambos se vieron a los ojos, desafiantes. Él había perdido nuevamente contra ella. Para Sonic era realmente complicado el saber cómo ella actuaría a continuación debido a que no la conocía en lo absoluto, a excepción de los rumores que se mantenían por la escuela desde años atrás.
–Oh muchas gracias, Amy– habló Vainilla con alivio –Confiaré esto en tus capacitadas manos.
–Cuente con ello– sonrió ella sin quitar su vista del erizo.
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Terminó el entrenamiento del equipo de 100 Metros planos, y una vez fuera del vestidor, tomó rumbo al aula de clases, donde sabía lo que le esperaba, haciéndolo molestar. Sonic suspiró con molestia recordando las palabras de la eriza –"Después de tu práctica búscame en la clase. No se te ocurra faltar"–. No podía creer que lo estuviera chantajeando. Tails se lo había dicho cientos de veces "Deshazte de ese cuaderno Sonic", pero se rehusó a escucharlo. Después de todo, ¿Quién se atrevería a chantajearlo?
Abrió la puerta del aula, y ahí la vio escribiendo sobre un cuaderno, a lo cual se detuvo al sentir su presencia para guardar la libreta que yacía en su escritorio.
–Bien, aquí estoy– dijo con fastidió –¿Qué quieres ahora?
–La Misión 2– respondió acomodando sus pertenecías en su mochila poniéndose en pie. –Debes de abrazarme.
–Realmente te mantienes muy sola, ¿no es cierto?– se burló él.
–Piensa lo que quieras– ignoró el comentario para caminar hacia él –Sólo has lo que te pido.
–¡Esto es estúpido Rose!– se quejó de nuevo. –¡Ve y pídeselo a tu amigo Silver!
–No puedo, no funcionara– negó ella deteniéndose frente a él. –Debes de ser tú.
–¡¿Por qué yo?!- exclamó molesto –¡¿Qué te hecho yo para que hagas esto?!
–Nada– respondió sin expresión.
Apretó sus puños con fuerza para verla frente a él con aquella mirada fría y actitud serena. Un ser realmente irritante a su criterio.
–Mira– habló Sonic en un intento de calmarse –Yo no te agrado y tú no me agradas– indicó –Este experimento tuyo, para funcionar debe de haber aunque sea agrado– intentó hacerla desistir.
–Tú no lo entiendes– habló Amy para verlo con cierto desdén –Quiero un amor ficticio, nada real– explicó –Y por la razón que me has dicho es que eres perfecto para esto.
–"Eso y que encontraste una forma de obligarme"– pensó Sonic irritado.
–Misión 2, abrázame– le recordó, para dar por concluido el tema. –Lentamente– completó.
Sonic suspiró resignado asintiendo con la cabeza.
Rodeó su cintura con sus grandes y masculinas manos para atraerla a él con delicadeza. El cuerpo de ella se pegó al suyo, sintiendo su pequeño busto rozar su torso, obligándolo a sonrojarse al contacto. Amy recostó su cabeza sobre su pecho con cierta timidez, y un olor a rosas primaverales inundaron su nariz con su aroma. Las manos de ella lo rodearon con timidez por su amplia espalda, estremeciéndose imperceptiblemente por su tacto. Sonic tragó pesado, y así continuó su recorrido hasta envolverla entre sus brazos por completo.
–Tu corazón...– susurró ella mientras aspiraba el aroma de gel de baño y loción costosa –Late tan rápido– explicó para deleitarse del sonido de tambor.
–Es obvio– respondió Sonic desviando su mirar –Estás muy cerca de mí.
–¿Eso te pone nervioso?– preguntó ella con un tono de voz sutil y dulce.
–¡E-Es suficiente!– dijo para soltarla y empujarla con cierta rudeza –¡Listo!
–Sí...- murmuró Amy pensativa –Creo que eso bastará.
–¡¿Cuánto más ha de durar esto?!– preguntó Sonic irritado.
–Cinco misiones serán suficientes– explicó la eriza para regresar a donde sus pertenecías yacían.
–¿Cinco?– repitió con sorpresa. –Es decir...– murmuró –Que sólo me faltan tres más– se dijo a sí mismo –¡Hagamos la tercera entonces!– comandó.
–No funciona así– negó ella para colocar su bolsón sobre su hombro.
–Claro que sí, entre más rápido mejor– indicó el erizo apresurado.
–No– negó moviendo su cabeza a los lados. Amy necesitaba describir cada sensación de cada misión; no consideraba conveniente juntar más de una.
Sonic se colocó frente a la puerta evitando su salida. Si debía de pasar por esa humillación preferiría que fuese lo más rápido posible.
–Tercera misión– insistió.
Amy lo vio con sorpresa ante su perseverancia. Calló por unos instantes analizando la situación y luego de unos segundos asintió con la cabeza dejando caer su mochila al suelo.
–De acuerdo– accedió Amy al fin, para acercarse nuevamente a él, acortando su espacio personal. –Misión número 3, bésame.
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