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Mi Culpa


El festival de verano, una tonta actividad que se celebraba en la época más calurosa del año y donde las competencias atléticas eran el mayor atractivo. Por fin tendrían la oportunidad de romper el record de su hermano y ganar como el número uno de todas las escuelas, o en eso debería de estar pensado, pero su mente era otra cosa. Amy. Lo que había leído. Por fin el velo que encubría el misterio de las misiones se había removido, pero no sabía cómo sentirse al respecto. ¿Debería de enojarse con ella o dejarlo pasar?

–... ¿Sigo siendo un juego?

–¿Qué dices Sonic?– preguntó Tails.

–Oh, nada– negó con la cabeza –¿Ahora en qué loco invento trabajas?

–Pues es un invento que mejorara la calidad de...

Sus palabras se desvanecieron en el aire para de nuevo pensar en Amy y las palabras escritas en su libro. No necesitó terminarlo para entender qué papel había jugado él en todo eso, y no sólo él, Sally también estaba ahí, y posiblemente... Shadow. Ese pensamiento lo hizo enojar. Al principio el hermano de Aarón era un villano, pero luego aparece como alguien interesante que ayuda a la protagonista. ¿Cuántas mentiras habían detrás de esa sonrisa inocente y ojos esmeralda?

–¡Sonic, ¿Me estás escuchando?!

–Ah... sí... lo lamento.

–¿Qué te sucede?– preguntó el zorrito con preocupación –¿Todo bien con Amy?

–Yo... creo que no– negó –Creo que esto no funcionara.

–¿De qué hablas? Llevan saliendo tan sólo un par de días.

–Eso no importa, creo que Amy no ha sido sincera conmigo desde que empezamos a hablarnos... y no creo que esto funcione ¿sabes?

–Sonic...

–Pero esta bien– le sonrió guardando el dolor que empezaba a crecer junto al monstruo de la ira en su interior –Hay más peces en el mar, ¿cierto?

–Pero no se aman a todos los peces en el mar.

–Yo no la amo– aseveró irritado –Yo nunca amaré a nadie.

No le dio la oportunidad de decir nada más pues tomó su mochila y salió del laboratorio de robótica para dirigirse a su salón. El timbre sonó al poco tiempo. No quería escuchar los sermones sobre el amor de Tails, además él se había jurado que nunca amaría a nadie junto con Shadow... una promesa que habían hecho muchos años atrás. "Prometamos que nunca amaremos a nadie, de esa manera esto no volverá a pasar" recordó las palabras de su hermano. La única que vez que habían tenido un momento de hermandad.

Sonic entró a clases con su típica máscara de cordialidad para saludar a un par de amigos y verla parada frente a su escritorio, era obvio que ella esperaba hablar con él y él por su parte no tenía intensiones de hacerlo.

–Rose, regresa a tu lugar– habló intentando tomar asiento, pero ella se lo impidió.

–Yo quiero hablar sobre...

–No hay de que hablar– la interrumpió –Fue divertido sabes– le sonrió ampliamente –Me divertí muchísimo, pero este juego es mejor que se acabe. Después de todo hay muchos otros que pueden ayudarte con eso.

–No eres un juego, Sonic– murmuró Amy con un tono de tristeza.

–¿Qué sería entonces?, ¿Una farsa?– preguntó borrando su sonrisa.

–Déjame explicarte...

–Ya dijiste suficientes mentiras, ¿No te parece?

–Todos a sus asientos alumnos– habló la maestra al llegar –Amy por favor ve a tu lugar.

No tuvo más remedio que dejarlo sentarse para verse ignorada por él. Amy caminó desganada hacia su lugar sintiendo sus ojos llenarse de lágrimas. El cuento de hadas había terminado y de nuevo ella volvería a su lugar, en las sombras. No escuchó las siguientes tres clases, a penas si levantaba la cabeza de su cuaderno.

–¡Receso!– dijo Vainilla dando terminado la primera parte del día, a lo cual no le prestó mucha atención.

–No quiere hablarte por lo que veo– escuchó la voz de Sally, levantando la cabeza al fin, viéndola sentarse en el escritorio vació frente a ella. Ya no había nadie en la clase.

–No– murmuró desganada –Cree que juego con él– habló intentando no quebrarse –¡Pero no es así!– dijo con un par de lágrimas traicioneras.

–No me lo digas a mí, díselo a él.

–Sonic no quiere escucharme, cree que todas son mentiras.

–No puedes culparlo por pensar eso ¿o sí?

–Supongo que no...

–Mira, él tiene una gran pared que lograste derribar de alguna manera– aseveró la ardilla –Creo que si realmente quieres estar con él deberás de convencerlo de que dices la verdad.

–Pero...

–Lo arruinaste Amy, ahora deberás de ver de repararlo– regañó –Si realmente lo quieres, pelearas por él, sino deja las cosas como están.

La vio ponerse en pie y dirigirse a la salida, quedándose sola en el salón. Por primera vez algo de todo lo que decía la ardilla parecía tener sentido. Le demostraría a Sonic lo mucho que él significaba para ella. Haría como Erie, no perdería a Aarón por nada del mundo.

Amy salió del salón a prisa en busca de él cuando alguien se cruzó en su camino, alguien que había estado evitando hace mucho tiempo.

–Rose, aquí estás– le sonrió el erizo verde. –Aún no he recibido mi respuesta.

–Hmph, la respuesta es no– dijo decidida. Esta vez no tenía miedo de él, estaba muy decidida a hacer que las cosas entre ella y Sonic funcionaran.

–¿Prefieres que le diga al erizo azul?

–Yo ya lo hice.

–Oh vaya– dijo con un silbido de admiración –Rompiste con tu novio ¿por mí?– preguntó entusiasmado.

–Pues...

Una escandalosa risa inundó el corredor haciéndola retroceder un par de pasos del erizo, pero él se lo negó tomándola de la muñeca, evitándola de huir.

–¡Dime que lo lastimaste!– exigió con una sonrisa divertida –¡Demonios ¿por qué no estoy en tu aula?!

–¿Hiciste todo esto sólo para lastimar a Sonic?– preguntó Amy asombrada.

–¿Lastimarlo?– repitió Scourge divertido –Quiero verlo hecho pedazos.

–¡Eres un maldito!– gritó furiosa la eriza golpeándolo con mano libre. El sonido de la bofetada inundó el pasillo aparentemente desierto. –¡Eres, eres...

Scourge la jaló con gran fuerza hacia él y una mirada sulfurosa la hizo callar. Sus ojos se clavaron en ella y una expresión molesta se plasmó en su rostro. Era obvio que no le había gustado su reacción ante las verdaderas intensiones del erizo.

–Esto me lo vas a pagar, Rose– dijo entre dientes incrementando el agarre en su muñeca.

–¡Me lastimas!– chilló del dolor, intentando liberarse de su opresor.

–Tú no...

–¡Amy!– un grito en el corredor interrumpió al erizo verde. La ardilla corrió hacia ella tomando su mano libre y halándola hacia ella, haciendo que Scourge la soltara al acto –Te busca el director, te lo dije antes, andando– regañó.

Amy se sintió confundida por lo que acababa de pasar, pero no debatió con Sally. Volteó a ver de reojo a Scourge quien tenía una mirada fulminante, haciéndola estremecer.

–¡Esto no se quedará así, Rose!– le gritó antes de que lograra encontrar la salida en el patio de recreo.

–¿Estás bien?

–Sí– asintió Amy examinando su muñeca, la cual tenía aún las marcas de los dedos de él. –Nada importante.

–¿Piensas hablar con él?– preguntó Sally de nuevo con aquella actitud fría y rostro inexpresivo.

–Sí, eso iba a ser cuando me tope con él.

–Ten más cuidado- advirtió –Yo estaba de camino a traer algo al salón cuando los vi a la distancia. Asumí que no podía ser nada bueno.

–Muchas gracias– le sonrió Amy agradecida.

–Míralo como que era algo que te debía– respondió indiferente la ardilla –Ya sabes... por todo lo anterior.

No respondió a su comentario, únicamente le regaló otra sonrisa. Parecía que Sally realmente quería componer las cosas entre ellas, era algo extraño, pero tranquilizador a su vez.

–Ahí está– la voz de Sally la despertó. Siguió con la mirada hacia donde los ojos de Sally permanecían fijos viendo a Sonic caminar con una bebida en su mano y dirigirse a donde se encontraban sus amigos. –Alcánzalo antes de que llegue con Tails y Knuckles, o no podrás hablar con él.

–Sí, eso haré– asintió corriendo hacia el erizo azul. Se tropezó con un par de estudiantes que estaba segura que le habían dicho una que otra grosería según continuaba su carrera, pero no podía importarle menos, ahora nada de eso le importaba. –¡Espera por favor!– gritó Amy agarrando con fuerza el sacó negro del erizo azul, obligándolo a parar de golpe. Sonic se volteó sorpresivo al verla llegar sin aliento hacia él. –Tenemos que hablar– comandó la eriza sin darle más opción.

–Amy ya te dije que yo...– pausó por un segundo al ver una marca rojiza en la muñeca de la mano que se aferraba con fuerza a él. Alguien la había sujetado fuertemente al punto de lastimarla.

–Sé que estás molesto, y entiendo lo que sientes, pero quiero que sepas que yo realmente no esperaba que esto pasara– habló la eriza nuevamente, obligándolo a verla a los ojos.

–¿Qué cosa?– inquirió arqueando una ceja.

–No esperaba enamorarme de ti– musitó avergonzada. –Una vez que tuviera el material que necesitaba te iba a dar las copias, pero tú impusiste tus reglas y... bueno... las cosas empezaron a cambiar– confesó sonrojada.

–Lamento haber arruinado tus planes– espetó Sonic desviando la mirada.

–¡No me refería a eso!

–¡Claro que sí! Si yo no me hubiera involucrado todo hubiera sido sólo una gran farsa ¡¿Verdad?!– habló dolido –¡Dime!, ¡¿Cuánto de lo que vivimos fue una mentira y cuánto fue real?!

Sus ojos se llenaron de lágrimas al ver la mirada rencorosa y dolida de Sonic. Lo había hecho, realmente lo había lastimado, y nada de lo que ella dijera podría jamás remediarlo. Amy lo soltó lentamente dejando caer su mano con lentitud. –Olvida que todo esto pasó– lo escuchó decir por último. Amy lo vio alejarse a paso veloz, dejándola sola, como siempre había estado. Todo había acabado.

–Tenía que haberlo sabido– se dijo a sí misma –No existen los finales felices– murmuró al sentir sus ojos llenarse de lágrimas.

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Caminó en silencio y desganada, otro día más de escuela iniciaba. Su mirada sin luz estaba prendida en sus zapatos según su andar.

–¿Amy?– lo escuchó murmurar su nombre, pero no quería verlo, no quería ver a nadie; después de todo ella era de nuevo sólo una sombra. –¿Quieres hablar al respecto?–preguntó Silver con un tono apacible en su voz.

–...No– negó apenas audible –Tenías razón– dijo derrotada con su mirada gacha –No hay nada de que hablar.

–¡No hagas esto!– gritó molesto. Silver la tomó con fuerza de los hombros obligándola a verlo –¡No vuelvas a desaparecer!

–¿Eh?– exclamó con asombro.

–Sé que estás sufriendo, sé que esté no es el final que tu deseabas, pero...– se detuvo esbozando una dulce sonrisa –Floreciste, Ames.

–¿Florecer?

–Por fin lograste salir del agujero en donde te habías refugiado durante tantos años desde la muerte de tu madre, y sé que fue gracias a él. No permitas que eso desaparezca... no quiero volver a perderte Amy.

Silver había visto como ella misma se había encerrado en un capullo de dolor y miseria al morir su madre. En ese entonces Silver había sido quien la había ayudado a sobrellevar el dolor de alguna manera. Cuando estaba con él la miraba sonreír de tanto en tanto, pero no fue hasta que él le había hablado sobre la escritura en línea que realmente la había visto progresar, a pesar de todo el dolor, Amy había podido encontrar una manera de viajar a mundos distantes con la escritura y olvidar su soledad. Al menos eso pensaba él.

–Gracias, Silver– le sonrió forzadamente –Haré mi mejor esfuerzo.

–Sé que lo harás– asintió animado retomando su marcha –Por cierto Amy ¿Cuándo anuncian al ganador de aquel concurso de escritura?– preguntó en un intento de distraerla.

–Lo había olvidado por completo– recordó. Ese concurso había significado el inicio de aquella extraña relación que llevaba con Shadow –De eso ya casi un mes– musitó pensativa.

–¿Qué cosa?

–Ah, nada– sacudió su cabeza. –La otra semana lo sabré.

–Genial– sonrió Silver –Sé que ganaras, después de todo no hay nadie mejor que tú.

–Hay otro escritor muy bueno– murmuró pensando en Shadow y su bella historia.

–Todo saldrá bien, verás que...

–¡Amy!– ambos escucharon un grito detrás de ellos. Amy se volteó distinguiendo a Sally corriendo a toda prisa hacia ella.

–¿Sally?– se dijo a sí misma. Se le veía preocupada por alguna razón. Silver y Amy detuvieron su marcha logrando que Sally lograra alcanzarlos.

–¡¿LO HAS VISTO?!– preguntó en un grito exaltada la ardilla.

–¿Ver?, ¿Ver qué?

–¡¿HAS VISTO A SONIC?!

Un escalofrío recorrió toda su espalda al escuchar su nombre ser pronunciado con aquella expresión de preocupación de la ardilla. Amy entre abrió sus labios con la intención de responder, pero no pudo, no lograba hacer que los sonidos salieran de su boca. ¿Por qué de repente tenía miedo de la respuesta al momento de decirle que no lo había visto después de clases?

–Sonic no está– explicó Sally sintiendo como un nudo en su garganta empezaba a formarse –Nunca regresó a casa ayer después del entrenamiento.

–No es posible– musitó la eriza con horror en su mirada –Sonic...

No escuchó nada más y dio vuelta para salir corriendo a toda aprisa a la escuela, él tenía que estar ahí. Seguramente no había podido regresar por alguna razón y conociéndolo no había querido comunicarse con su familia, tal vez una pelea... tal vez era su culpa. Amy sintió sus ojos llenarse de lágrimas ante el pensamiento furtivo que se había cruzado por su cabeza. Cerró sus ojos con fuerza e intento mantener la compostura, no era momento para desmoronarse.

Llegó a la escuela en donde los estudiantes ya habían empezado a llegar. Subió la mirada dirigiéndola a la ventana de su aula, distinguiendo una silueta familiar. –Sonic– musitó con una sonrisa de alivio. Amy corrió nuevamente a toda prisa al segundo nivel de aquel edificio, empujando a cualquiera que se interpusiera en su camino hasta llegar así a su aula, abriendo la puerta de un sólo golpe.

Aquella sonrisa empezó por desvanecerse al no ver a nadie en el salón.

–¿Vacío?– se dijo con decepción. –Pero... hubiera jurado que...

Amy calló al distinguir algo en su escritorio, una pequeña nota. Caminó con cautela y así abrió el pequeño pedazo de papel doblado en dos y leer su contenido:

-.-.-.-.-.- Y Erie lo vio de manos atadas cerca de Barlock, impotente, y sin ella poder hacer nada para ayudarlo -.-.-.-.-

Soltó la nota retrocediendo un par de pasos espantada. Ese era un fragmento de su historia, uno en donde Aarón había sido secuestrado por su mayor enemigo. Lo que le había pasado a Sonic sí había sido su culpa, y sabía quien lo había hecho.

–Scourge...

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