Amy's Story
Necesitaba escucharlo de sus labios, necesitaba escucharlo decir su nombre antes de poder proseguir.
–Siempre lo hago– respondió Sonic en voz baja desviando la mirada –Rose, yo...
–Misión 7: Di mi nombre– insistió ella para verlo con intensidad.
Sonic restregó sus ojos con fuerza para suspirar con pesadez, por lo visto existía alguna razón por la cual no la llamaba por su nombre de pila, pero en ese momento no era importante, ella necesitaba escucharlo.
–¡¿Por qué demonios usas las misiones para obligarme a hacer cosas que no quiero?!– explotó sulfuroso.
–Por la misma razón que uso las copias de ese cuaderno tuyo para obligarte a seguir las misiones– señaló Amy con descaro.
–Ja, no me has reír– sonrió Sonic burlesco –No tienes las agallas para hacerlo– le retó.
–Sabes, imagine que después de la cena podrías intentar terminar con nuestro acuerdo una vez que consiguieras lo que querías– sonrió Amy triunfante para tomar su laptop de la mesa de centro. –Por eso, y para evitar que me difames como una loca mentirosa en la escuela, hice esto.
La vio con intriga para acercarse a ver la pantalla de la computadora frente a él. El miedo que había tenido al conocerla pronto regresó; realmente esta chica hablaba en serio para hacerlo cumplir con su estúpido trato. Frente a él pudo ver lo que asumió era un correo viral con la lista y todo la información pertinente a lo que había en sus apuntes, y por último el escaneo de un fragmento de su libro de notas, para asegurarse que todo el mundo creyera que eran sus notas. Era una maldita arpía, eso era en lo único que podía pensar en ese momento.
–Hazte para atrás y esto estará en el correo electrónico de cada uno de los estudiantes del instituto– amenazó Amy sin titubear.
–¡Bien!– gritó resignado con su ira contenida –¡Como quieras!
Amy sonrió divertida ante la expresión de resignación del erizo azul. Últimamente había estado perdiendo el control del juego que ella misma había creado, pero ahora, por fin se sentía en control nuevamente.
–Lo haré– dijo Sonic a regañadientes –A cambio, me hablarás de ese rumor y me dirás por qué se inicio– le chantajeó de nuevo.
–¿Qué te hace creer que voy a hacer algo de lo que me pidas?– preguntó Amy con una mirada penetrante y fría.
–Porque...– musitó Sonic para verla de la misma manera –Esa es la razón por la cual quieres que diga tu nombre, ¿No es cierto?
Ella lo vio con asombro, y toda la seguridad que por un momento logró tener pareció desvanecerse. Sonic sabía que la repentina razón por la cual ahora decir su nombre se había vuelto importante, es porque sin esa pieza clave de confianza ella no podría abrirse más con él. Para Sonic, mencionar directamente su nombre, sin estar con su máscara de fingida cordialidad, era sinónimo que de repente se habían vuelto íntimos, y esa idea no le agradaba en lo absoluto, pero si a cambio conseguía cierta información podría bien valer la pena al menos mencionarlo en una sola vez; después de todo la misión no consistía en que de ahora en adelante la llamara por su nombre, únicamente que lo mencionara en esa oportunidad.
–No– respondió Amy al fin para ponerse de pie –Nunca.
–¿Eh?– exclamó Sonic con asombro –¿Debo de ponerlo como misión para que...
–¡¿Y si yo te preguntara sobre tu madre?!– le gritó para que un par de lágrimas se asomaran en sus ojos –¡¿Me lo dirías?!
No pudo reaccionar ante sus preguntas o su repentino cambio de ánimo. Ella estaba llorando. ¿Él la había hecho llorar?
–¡Nunca tuve que invitarte a venir!– le reclamó la eriza con su furia desmedida –¡Hice esto para ayudarte!– confesó mientras un par de lágrimas se resbalaban por sus mejillas –Yo sabía que eso era mi culpa– musitó para ver su ojo morado.
–"¿Para ayudarme?"– pensó Sonic con culpabilidad –Rose, yo no...
–¡Vete de una vez!– le gritó para correr escaleras arriba.
La vio subir rápidamente por las escaleras hasta perderse de su vista y luego un portazo se escuchó en la segunda planta. Una nueva y extraña mezcla de emociones lo empezaron a invadir; por una parte culpa, una que pesaba más que nada, por otra enojo, por sentirse culpable y luego... empatía. Sonic suspiró frustrado, ahora que lo pensaba nadie le preguntaba acerca de su madre, nadie jamás se atrevía a hacerlo, y estaba seguro que aunque alguien lo hiciese no contestaría ninguna pregunta. Fijó su vista en las escaleras alfombradas que llevaban al segundo nivel, y luego a la puerta de la entrada de la casa enfrente de las mismas, que lo dirigían a la salida.
–Maldita sea– masculló por lo bajo.
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Yacía recostada sobre su cama, con su cara hundida en su almohada. Arrepentida de su arrebató de emociones, ella jamás enseñaba lo que sentía, ella era una dura capa de frialdad, una coraza impenetrable. Eso lo había aprendido desde muy pequeña, si no se exponía, las bromas crueles de sus compañeros no la podían afectar.
–Significa... ¿Qué me estoy abriendo con él?– preguntó con su voz ahogada por la almohada bajo su rostro. De nuevo se sentía sin control.
Escuchó el rechinar de su puerta al abrirse para que unos pasos invadieran su silenciosa habitación. "¡Oh no!" pensó Amy con horror sin poderse mover. No creía que Sonic fuera tan tonto como para adentrarse en su habitación, pero tampoco tenía el valor para levantar su rostro y confirmarlo.
–"¡Que sea un ladrón, por Chaos , que sea un ladrón!"– suplicó en su mente.
–Ummm... Rose– llamó Sonic sintiendo como se sentaba en el borde de su cama.
Amy se aferró con ambas manos a su almohadón rosa rogando porque su cama se la tragara. Había un chico, en su cuarto, ¡Sobre su cama! Si su madre estuviera viva la mataría.
–Lo lamento– lo escuchó decir con una voz culpable. Sus pensamientos errantes y emociones alborotadas parecieron acallarse al escuchar su voz suave y gentil disculparse. Nunca nadie se había disculpando antes con ella... no importaba cuanto lloraba ante las burlas, nunca nadie lo había hecho. Ni siquiera Blaze. –Lo siento... Amy.
El sonido de su nombre la hizo levantarse, como si de una palabra mágica se tratase, para así poder verlo al fin. La mirada de Sonic yacía clavada en el piso, y su rostro mostraba un sincero arrepentimiento, al igual una expresión pensativa. Las lágrimas de ella aún seguían rodando por sus mejillas, como si se demarrasen por todo el tiempo que las habían contenido. Amy se sentó sobre sus rodillas y limpió con cierta brusquedad aquellas gotas saladas con su antebrazo. El primer acto dulce que había visto en su vida venía del erizo más terco y patán que conocía; ese pensamiento la hizo sonreír levemente.
El silencio incómodo reapareció entre ellos, como un invitado común, sin decirse nada después de la disculpa del erizo. La respiración de ambos se escuchaba por sobre el bullicio de la calle, y de tanto en tanto el sonido de las resorteras de la cama de Amy al alguno de los moverse levemente.
–Cuando mi madre estuvo en el hospital después del accidente...– rompió Amy el silencio en voz baja captando la atención del erizo azul, quien por fin volteó a verla –Encontré información acerca de un libro en la internet, algo que se suponía podía hacer curaciones milagrosas... con una muñeca y un objeto que perteneciese a quien quisieras ayudar– explicó avergonzada –Obvio era todo una mentira, pero en ese entonces hubiese dado lo que sea para que mi madre estuviese mejor... creído lo que fuera– recordó con dolor. –Necesitaba ciertos químicos para cumplir el supuesto conjuro, químicos que sólo habían en la escuela, así que tuve que llevar la muñeca y el libro a la escuela, pero...– calló para recordar con pesar –Me descubrieron unos muchachos cuando intentaba llevarlo a cabo. Desde ese momento mi vida se volvió un infierno.
Amy suspiró con pesadez, recordando como poco sus amigos, compañeros e incluso algunos maestros empezaron a distanciarse, a llamarla con apodos, desde fenómeno hasta bruja vudú, pero el apodo de pila fue Freak o Freaky, que significaba rara en inglés. Odiaba ese apodo.
–Por eso el apodo– musitó el erizo azul pensativo. Todo tenía sentido, excepto algo –Silver ha estado con nosotros desde primaria ¿Por qué él... es decir...
Amy sonrió levemente a su pregunta, un recuerdo agradable o divertido pareció venir a ella –Lo rescate del ataque de un perro a finales de primaria– explicó con una amplía sonrisa –A raíz de eso él obvio los rumores y se convirtió en mi amigo.
–Eso suena como algo que tú harías, con lo poco femenina que eres– dijo a modo de burla.
La atmósfera de la habitación empezó a cambiar lentamente, y el silencio parecía decir mucho más de lo que cualquier palabra podría. El único que sabía de ese pasado era Silver, quien después de su heroica misión de rescate le preguntó qué había pasado, claro que en ese entonces ella lloró desconsolada en sus brazos mientras relataba el suceso.
–Por cierto... gracias– musitó Sonic desviando la mirada nuevamente –Tú sabes, por lo de ayudarme a estudiar y eso– explicó avergonzado.
Amy sonrió complacida –Bueno tenemos que mantener la fachada de Don Perfecto, o mi chantaje dejaría de funcionar.
La volteó a ver al escuchar la palabra chantaje, había olvidado eso en el calor del momento. Sonic frunció el ceño en manera desaprobatoria y ella únicamente le sonrió divertida, haciéndolo rodar los ojos en forma de exasperación.
–No entiendo, ¿Por qué actúas frente a todos?– preguntó la eriza para acomodarse a la par de él –Es decir entiendo en tu casa, pero en la escuela ¿por qué?
–No hay lugar para segundos lugares...– recordó las palabras incesantes de Padre.
–¿Para segundos...
El ring tone del celular del erizo azul sonó con gran armonía en la casa silenciosa. Hell Song de Sum 41 lo hizo recordar que ya era tarde y que seguramente lo llamaban de casa para cerciorarse que no lo hubiesen secuestrado o estuviese perdiendo el tiempo. Sonic sacó su iPhone de su bolsillo para responder rápidamente.
–¿Aló?– contestó la llamada –No, no, enseguida llego– dijo por el auricular –Entrenamiento... aja... claro, lo sé.
Amy lo vio a la expectativa con esa expresión de cansancio en su rostro, no se le veía feliz, pero más calmado. Un momento a gusto a su lado, momentos que empezaban a acumularse prontamente; no pudo evitar sonreír al recordar sus palabras "Lo siento... Amy", había dicho su nombre, era algo increíble, aunque no entendía muy bien el porqué eso la hacía tan feliz.
–Debo irme– habló cortando su ensoñación. –Antes de que manden a toda la patrulla de los G.U.N a buscarme- dijo Sonic divertido.
–Sí– asintió con un nudo en su garganta. Llevaba tiempo sin que su hogar se sintiera tan cálido. Deseaba tanto que se quedará, pero obviamente era algo que ella no podía decirle.
–Gracias de nuevo– indicó para ponerse en pie el erizo azul –Por cierto, Misión 8: Mañana tráeme panqueques.
–¡¿Eh?!– exclamó Amy anonadada.
–Yo también quiero sacar algo de todo esto- explicó con desinterés –Y me gustan los panqueques– aclaró para guiñarle el ojo. –Hasta mañana... Amy.
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Aspiró profundo para ver la puerta frente a ella. Sabía que no tenía ningún derecho a hacer lo que pensaba hacer, pero si existía una oportunidad, por pequeña que fuese, ella la tomaría. Acercó su mano temblorosa para tocar casi inaudible, y luego, su voz. – ¡Yo abro!– escuchó decir desde adentro. Apretó sus puños con fuerza armándose de valor y coraje.
–Buenas noc... ¿Blaze?– mencionó su nombre la eriza rosa para verla con sorpresa. La vio con su cara manchada con pequeños parches de harina al igual que el delantal que llevaba puesto. –¿Tú madre me ha mandado algo más de comer?– cuestionó.
–¡¿Tú y Sonic están saliendo?!– preguntó Blaze con sus mejillas sonrojadas.
–¡¿EH?!– exclamó Amy sentiendo su cara tornarse de un color rojo incandescente –¡E-Eso no...– silenció sin saber cómo explicarle la relación que compartían. –Nosotros...– el olor a algo quemándose la hizo callar nuevamente –¡Los panqueques!– gritó Amy –¡Ven!– la tomó del brazo para adentrarla a su hogar y correr a la cocina.
Llevaba años sin entrar a su casa. Blaze se quedó de pie en medio del gran recibidor viendo como todo seguía siendo exactamente igual, como si el tiempo se hubiese detenido dentro de su morada.
–Lo lamento– habló Amy para regresar con ella nuevamente –Estoy cocinando.
–Eso puedo ver– musitó incómoda. ¿En qué demonios había pensado cuando decidió ir a su casa?
De nuevo su típico amigo se presentó sin invitación a su morada para caminar entre ellas dejando que el silencio incómodo tomara protagonismo. Amy vio de reojo a la gata lila, quien parecía compartir su incomodidad.
–No hay nada entre nosotros– respondió la eriza al fin –Somos...– calló pensando cual sería la mejor manera de complementar esa frase, podría ser: ¿Amigos?, ¿Compañeros?, ¿Pareja falsa?
–Lamento la intromisión– se disculpó con una obvia decepción por la respuesta que acaba de obtener –Es que... se les veía tan cercanos en la cena, que bueno...
–¡Eso fue un accidente!– interrumpió sonrojada al recordar el incidente del armario. –"¡Estúpido Sonic!"– recordó molesta.
–Te gusta...– murmuró Blaze de sus labios con ingenuidad y un amago de sonrisa.
–¡¿QUÉ?!– gritó exaltándose de sobremanera.
–¿Es que acaso tu corazón se acelera cuando estás cerca de él?– preguntó con una sonrisa para acortar distancias. –Dejando tu boca seca de pronto, sin entender el por qué– murmuró para sonrojarse.
La imagen era tan exquisita que no pudo dejar de verla. Los ojos de Blaze tenían un brillo especial, algo que no sabía que podía existir ¿Esa era la mirada de alguien enamorada? Sus mejillas bañadas por el suave color carmín y aquella dulce y perfecta sonrisa, mientras su mente navegaba en tierras lejanas, seguramente visitando a su caballero de armadura plateada.
–¿Acaso te gusta Sonic?– preguntó curiosa la eriza rosa.
–No, claro que no– negó sin rastros de mentira. –Es alguien más...
–Eso...– calló de pronto. Entonces pareció entender la repentina visita de la gata –¿Se trata acaso de Silver?
Sus ojos se abrieron por completo al escucharlo nombrar haciendo que el sonrose en sus mejillas blancas se volviera incandescente.
–Lo es, ¿verdad?– amplió Amy su sonrisa. –¡Lo sabía!
–Pero tú estás saliendo con él– puntualizó ella con cierto enfado.
–¿Salir con Silver?– repitió con asombro.
No pudo evitar reír ante su comentario. La mayoría de sus compañeros tenían esa equivocada percepción de ambos; pero para ella Silver no era alguien que pudiera ver de esa forma. Él se había convertido casi en su única familia, como un hermano mayor.
–¿De qué te ríes?– preguntó Blaze con enfado
–Lo lamento, pero es que no puedo imaginar algo así con Silver– dijo divertida –Él y yo no tenemos nada más que una amistad– aclaró Amy entre sonrisas.
Una sonrisa nació de la comisura de sus labios de forma inconsciente. Blaze suspiró aliviada, casi como si se hubiese quitado un gran peso de encima. Desde la primaria Silver había sido su amor platónico, como su secreto mejor guardado lo admiraba a la distancia, y de repente un día ellos se habían vuelto muy unidos. Traición por parte de Amy, o eso había pensando durante años hasta que la había visto con Sonic en la fiesta. Trayendo de nuevo la intriga sobre la relación extraña que ahora ellos dos poseían.
–Entonces, ¿Cómo conoces a Sonic?- preguntó Blaze curiosa.
–Está en mi salón– intentó sonar desinteresada.
–Pero...– calló pensativa la gata.
–¿Y tú como conoces a su hermano?– preguntó Amy rápidamente para cambiar el tema. No sabía cómo explicarle por qué de repente estaban juntos. –No sabía que salieras con él.
–¡¿Salir con Shadow?!– se sonrojó al pensarlo –Claro que no– le corrigió. –Estaba saliendo de la librería una tarde cuando él me encontró. Siempre lo había visto en eventos de caridad y fiesta a las que mi familia y yo éramos invitadas, pero realmente jamás habíamos intercambiado palabras hasta ese día– se explicó –Me pidió que lo acompañara como su pareja el día de la cena, dijo que sería una pareja apropiada. Fue algo extraño creo yo, que lo pidiera de repente, pero Madre siempre dice que ir acompañada a eventos como esos es bueno.
–Por supuesto, eres todo lo que se espera de una chica de aristocracia– recordó Amy pensativa todos los lineamientos que Sonic le había dado para ser una pareja ideal para la cena.
–Aunque tu participación en la última cena fue muy hilarante– dijo Blaze divertida.
–Ni lo menciones...– murmuró aún apenada. El ardor del golpe en la mejilla del erizo aún se sentía en su mano cuando recordaba lo que él le había dicho. –Seguramente después de eso Shadow estaba muy molesto.
–No realmente– negó la felina con leve movimiento de cabeza –Podría jurar que se miraba de mejor humor.
–"¿Lo habrá hecho para poner en ridículo a Sonic?"
–Después de que te fuiste Sonic fue en tu defensa, contra su padre– recordó Blaze –Estaba muy molesto.
–¿Lo estaba?– cuestionó Amy con una amago de sonrisa.
–Por eso pensé que estaban saliendo.
–"¡De nuevo el tema!"– pensó la eriza alarmada –Pues me alegro haberlo aclarado- dijo con una sonrisa nerviosa, intentando ponerle final.
–Bien, supongo que es hora de irme– indicó Blaze para ver su reloj de pulsera.
–Claro- asintió Amy acompañándola a la puerta –Si quieres, mañana podrías acompañarnos a Silver y a mi a la escuela– invitó.
–¿Estás segura?– preguntó sonriente una vez fuera.
–Claro, iremos juntas.
Blaze asintió intentando ocultar su obvia emoción, para despedirse e ir a casa. Amy la vio partir sintiendo una alegría desbordante. Hacia mucho tiempo que ellas no actuaban como amigas, nunca se cruzaban más de dos palabras, pero gracias a Sonic eso había cambiado. Tal vez incluso podrían recuperar su amistad, todo por acompañar a Sonic a la cena de beneficencia.
Amy cerró la puerta para recostarse sobre ésta y clavar su vista hacia el techo. Pensativa. "¿Es que acaso tu corazón se acelera cuando estás cerca de él?" recordó las palabras de Blaze. ¿Es eso lo que siente un enamorado? Nunca había reparado mucho sobre los sentimientos internos del amor lejos del contacto físico.
El sonido de una campanilla sonó en la bolsa de su falda, distrayendo sus pensamientos para ver un mensaje nuevo. Amy revisó su correo para ver el Mensaje Privado de un lector:
Reader01780:
¡Ames! Vas segundo en el ranking!!!! O__O ¿Por qué no has publicado nada aún?!!! Si no haces algo Dark Heaven conseguirá el libro!!!
–¿Dark Heaven?– repitió con intriga. Amy corrió a su laptop para ingresar a la página de internet y buscar a dicho autor en el ranking semanal de historias.
Ranking de Historias:
1. "The Life in a Golden Cage" por Dark Heaven.
2. "Reino de Fuego" por Ames
3. "Mi vida sin ti" por Lucinda
–¿La vida en una jaula de oro?– dijo Amy el título en español.
Había tenido tanto que hacer últimamente que no había tenido tiempo de ver los rankings de historias y menos leer las nuevas. Amy frunció ceño ante eso. Si no conseguía nuevo material perdería su oportunidad de que su historia se convirtiera en un libro.
–Necesito una nueva misión– murmuró –La Misión 9.
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