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Capítulo 2: Cuando el samurai deja a su amada

¡Toc, toc, toc!
Alguien tocaba la puerta.
¡Toc, toc, toc!
Volvían a tocar.
¡Toc, toc, toc!
—¡Ya voy! —Dijo una voz suave del otro lado de la puerta.
La puerta se arrastró hacia la izquierda y mostró a un muchacho de piel algo amarillenta de unos quince años; llevaba unos ganchos en la pollina de su cabello castaño para que se le vieran los ojos: su ojo derecho era de color azul oscuro y su ojo izquierdo era de color rojo, y estaban achinados. Llevaba puesto una camisa azul con franjas rojas horizontales, shorts azules y andaba descalzo.
Loon se asomó hacia la puerta para ver quien tocaba la puerta. Sin embargo, no logró ver a nadie. Iba a meterse de nuevo a su hogar, pero rápidamente notó que había algo en el suelo.
Una tarjeta con el estampando de un conejo de color azul con mejillas rojas reposaba en la alfombra de la entrada. Extrañado, recogió la tarjeta, se metió a su casa y cerró la puerta.
Su hogar tenía dos pisos y era como las casas japonesas tradicionales. El salón y el comedor eran de madera, y las puertas para ir a las habitaciones eran corredizas con un papel de arroz. La única persona en aquella casa era Loon; sus padres se habían ido a trabajar y él se quedó solo, aunque no le molestaba, estaba acostumbrado a estar solo.
El muchacho subió por las escaleras y se metió en su habitación: que al contrario de su casa, las paredes estaban pintadas de un color azul; había un escritorio en una esquina de la habitación con varias hojas, y una mesita de noche al lado de su cama en el que había un peluche de un conejo azul con mejillas rojas y una foto de un Loon niño al lado una niña con pequeñas coletas en el azulado cabello.
Se sentó en su cama con las piernas cruzadas y fijó su mirada en la tarjeta que tenía en las manos. Al mismo tiempo que se preguntaba quién le envió la tarjeta, también sentía curiosidad sobre su contenido.
Abrió la tarjeta y leyó el lado derecho que decía:

Querido Loon:
Me gustaría que fueras al karaoke para que recogieras una tarjeta para ti; el dueño te conoce, así que no tendrás problemas.
Es que me gustaría que participaras en este juego de cartas que hice para ti. Yo sé que primero te hubiera llamado para avisarte de esto, pero no me gustaría arruinarlo si te lo contara por teléfono. Solo te dire que al final de este juego hay una sorpresa solo para ti.
Espero que te llegue esta tarjeta y que participes.
Besos,
Usagi Bon

Usagi Bon era su mejor amiga desde que eran niños. Aunque durante el paso de los años, Loon ya no sentía una simple amistad con ella: sino que estaba enamorado. Nunca tuvo el valor de contarle lo que sentía, ni siquiera cuando ambos estaban en Japón pudo contarle, ni cuando se mudó a lo que ahora sería su hogar. Pero cuando pasaron los eventos de Freddy Fazbear's Pizza, pudo confesarle sus sentimientos y salir con ella.
Esa tarjeta, aquella incitación, aquel juego. Esto más o menos le olía a chamusquina... Pero su novia era la persona más expresiva y extrovertida que conocía, y podía creerse cualquier cosa de ella, incluso un juego de cartas. Sonrió inconscientemente al pensar eso exactamente.
Loon se preguntaba que era aquella sorpresa que le preparaba. Podía ser cualquier cosa, y eso lo mantenía intrigado. Además, ella fue tan especial con él, incluso antes de que fueran novios, y no le sorprendería que ella hiciera algo así para, cómo ella decía: <<sacar su luz>>.
Ya tomó su decisión: iba a jugar su juego. Se levantó de la cama y fue a su armario y se vistió con una camisa gris manga larga, una sudadera azul con rayas horizontales sin mangas, shorts azules y zapatos marrones, y salió de su casa rápidamente.
Caminó algo rápido hacia la ubicación que le digo su novia. La emoción de lo que podría ser aquella sorpresa y de verla al final lo estaban embriagando. Que raro; jamás había sentido eso antes. <<Tal vez estas son las cosas de tener novia>>, pensó Loon.
Llegó a un local de color negro con unas letras fosforescentes en la ventana que decían de arriba a abajo: "¡Karaoke, bebidas, juegos, y mucho más!" Loon entró al local.
El interior era de color negro y morado, y estaba iluminado con luces azules y rosadas. Habían unas máquinas recreativas en casi todas las esquinas, una fuente de bebidas a la derecha junto con un puesto de comida y una pequeña tarima al fondo. Loon se acercó al mostrador y detrás de la mesa, además de que habían dulces y premios, había un hombre de rostro de niño y algo barrigón.
—¡Hola, Loon! ¿Qué te trae por aquí solo? Que yo sepa siempre vienes aquí con tu amiga —Dijo el hombre con una voz jovial que contrasta muy bien con su cara.
—¡Hola! Eh... Es que me dijeron que aquí me dejaron una tarjeta —Respondió Loon como si fuera un susurro, pero se le pudo entender a la perfección.
—¿Una tarjeta? —Preguntó extrañado, y puso un rostro como si intentara recordar cuando pasó eso—. Voy a revisar para ver si la veo... ¡Ajá!
De los cajones del mostrador, sacó una tarjeta y se la entregó al muchacho. Vio que la tarjeta tenía los colores azules y rojos, y un estampado de un niño con una camisa azul con franjas rojas, al igual que el gorro, en el llevaba una hélice en la parte superior; llevaba en la mano un globo de color amarillo con franjas rojas. Loon tuvo un pequeño escalofrío al ver que ese niño le recordaba al animatrónico que tuvo que enfrentar en Freddy's, pero se le olvidó rápidamente al recordar que también vestí con esas ropas cuando era niño.
Loon abrió la tarjeta que decía:

Querido Loon:
¡Felicidades por encontrar la primera tarjeta! Sabía que lo lograrías.
La ubicación de la segunda tarjeta no te la dejaré tan fácil, pues te la dire en forma de acertijo: <<Un lugar donde la felicidad y la tristeza se hace presente siempre por su distancia. Y ese lugar fue donde nos distanciamos, pero los reunimos.>>
Se que sabrás la respuesta rápidamente, pues sé que eres muy inteligente y no podría esperar de ti.
Te espero,
Usagi Bon

<<Esta si es fácil>>, pensó Loon.
Un lugar en donde se encuentra la felicidad y la tristeza... Y siempre está presente por su distancia... Y fue la vez en la que Usagi se fue de Japón...
<<El aeropuerto>>, se dijo así mismo.
—Gracias por entregarme la tarjeta —Dijo Loon, y se inclinó hacia el hombre en agradecimiento.
El hombre dio una risotada.
—Cuando gustes —Respondió agitando la mano como si no fuera gran cosa—. Te veo luego, niño —Añadió, al ver que Loon se dirigía a la entrada.
Sayonara —Dijo, y salió del local.
Se dirigió al aeropuerto tomando varios autobuses y llegó a una de las entradas donde vio a una persona con un cartel en la mano que decía su nombre. Se acercó a aquella persona y le dio la carta con la siguiente ubicación de donde debe de ir.
Loon estaba yendo a varios lugares por indicaciones de las tarjetas que encontraba o recibía. Estas ubicaciones eran lugares que hacían referencias a lugares que fue en Japón junto con Usagi: una pista de carreras en el que le recordó la competición que participó con Usagi hace varios años, y la carta estaba en medio de la pista; la secundaria HS, en la que hace referencia cuando iban juntos a la escuela en su niñez y la mitad de su adolescencia, y un parque infantil, que le recordó el momento en el que conoció a Usagi.
Y en ese parque en específico encontró la última carta, que lo felicitaba por haber llegado tan lejos y le daba la última ubicación para su sorpresa, esta vez son acertijos: <<Está en el único cerezo que hay en la ciudad. Tu sorpresa te espera>>.
Algo que Loon le gustaba más en el mundo son los cerezos. Le hacían recordar los momentos qué pasó con su novia en Japón, además de que a veces iban a un cerezo cuando eran niños a jugar y sentarse bajo la sombra de aquel árbol.
Se dirigió al parque de la ciudad y fue corriendo rápidamente hacia el fondo del lugar, pues el cerezo estaba en una parte que sólo ellos saben, aunque cabe la posibilidad de que más gente lo sepa. Miró de soslayo a Freddy y Fred sentados en una fuente junto con una muchacha de pelo verde, pero no los saludó; la sorpresa que le guardaba Usagi era más importante.
Llegó al fondo del parque y tuvo la suerte de que no había nadie alrededor. Pasó entre un montón de unos gigantescos matorrales con flores y se adentró en ellos.
Se hacía camino entre las ramas con las manos extendidas para saber en donde iba; las hojas que pasaban por su ropa y una que otra en entre su pelo. No recibía ni un rasguño de las ramas a su alrededor, pues ya había recorrido ese camino varias veces. Siguió caminando hasta que sus manos sintieron que empujaban hacia el otro lado del matorral y sus manos sintieron el calor del sol y una pequeña brisa.
Atravesó el matorral y sintió como el sol golpeaba su rostro; tenía un par de ramitas en el pelo pero eso no era importante.
Había una pequeña ladera con un lago donde podía ser el sitio perfecto para remojar los pies y un árbol de hojas rosadas detrás de aquel lago. El lugar era tan tranquilo que no se podía escuchar el bullicio de las personas en el parque o de la ciudad.
Para llegar al cerezo, Loon tuvo que pasar por el lago a través de unas pequeñas piedras que servían como una especie de puente.
Se puso bajo la sombra del árbol y se quedó parado en medio de aquel prado silencioso. Miró hacia el fondo del páramo, no había nadie; miró hacia los matorrales, y ni siquiera había un alma. ¿Cuál es la sorpresa? ¿Lo hizo venir por nada? Y más importante aún, ¿dónde estaba Usagi?
Pero sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando sintió que su teléfono estaba vibrando en su bolsillo. Encendió su teléfono para ver quien era: <<De seguro es Usagi>>, se dijo sonriéndose a sí mismo. Y no estaba equivocado: era un mensaje de ella; le había mandado un video.
Se sentó en el suelo en donde estaba la sombra y abrió el video.
Mostraban varias imágenes de ellos cuando eran niños, cuando estaban en Japón y de ellos en la actualidad, junto con una música muy animada de fondo. Y cuando transcurrían las imágenes, apareció un texto que decía:

¿Recuerdas estos momentos? Fueron los más especiales de mi vida, y que atesoraré hasta el final; y de seguro tú también lo estás haciendo.
Aún me acuerdo del día que nos conocimos. Se te había desinflado tu balón y tuvimos que jugar con el mío. Nos divertimos tanto ese día, que hasta nos hicimos amigos.
Estuvimos juntos casi todo el tiempo y no quería cambiar nada de eso. Hasta que me confesaste tu amor. Yo suponía que después de todo este tiempo, ibas a sentir algo por mi, y muy pronto, iba a sentir lo mismo por ti.

Loon embozó una ligera sonrisa ante las palabras de Usagi. Pero de repente, las imágenes se desplazaron hacia las esquinas y la pantalla se oscureció; la música se ralentizó hasta el punto de parecer algo macabra, y otro par de letras aparecieron en la pantalla:

Y es por eso que ya no debo mentirte más. Esta es tu sorpresa: la verdad; mi verdad. De mis sentimientos y acciones que hice en el pasado y en el ahora.
Mira.

Le preocupó mucho ese cambio de ambiente. ¿A qué se refería con sus sentimientos y acciones? Pero la respuesta le llegó más rápido que esperaba. Aunque deseaba no haberla visto...
Otras imágenes aparecieron y dejaron a Loon horrorizado. ¿Qué es lo que estaba viendo?... ¿Cómo era esto posible?... ¿Por qué lo hizo?... ¿Qué hizo para que ella hiciera tal cosa?...
Y el mensaje final fue la cereza del pastel. Le temblaban las manos y el labio; quería llorar, quería gritar... Pero primero quería saber por qué lo hizo, por qué, sabiendo que él la amaba, le hizo algo tan doloroso para él...

. . .

Estaba caminando una muchacha de dieciséis años muy bella con un largo cabello azulado amarrado con dos grandes colas que parecen las orejas de un conejo gigante, ojos verdes claros y de complexión atlética. Llevaba una camisa azul oscuro y un chaleco marrón oscuro, un mini short del mismo color y zapatillas grises. Tenía el teléfono en la mano junto con un mensaje de texto de Loon que decía:

Me gustaría hablar contigo de una cosa. Te veré afuera en la heladería de siempre.

Una cosa que más le gustaba a Usagi Bon era encontrarse con Loon, a pesar de que ya estaban juntos desde que eran pequeños. Pero esta vez era diferente: eran pareja. Era como un sueño hecho realidad.
Aunque la verdad, jamás se había dado cuenta de sus sentimientos, pues pensaba que él solo la veía como una amiga. Y también pensaba que Loon la miraba del mismo modo. ¿Quién iba a pensar que Loon se había enamorado de ella? O, ¿quién iba a pensar que durante los años venideros, a pesar de no querer una relación, la que se terminaría de enamorar sería ella? Es muy curioso cómo funciona el amor, y Usagi Bon cree que aún le falta mucho por aprender pero dará su máximo esfuerzo.
Se detuvo en frente de una heladería de aspecto llamativo con algunas mesitas y sillas afuera. Desde que volvieron a encontrarse, siempre iban a aquella heladería cuando tenían oportunidad, pues era el único lugar que daba su postre favorito: mochi; no lo habían probado desde que se fue de Japón.
Usagi Bon se sentó en una de las sillas que estaban afuera del local y esperó a Loon. Solo se levantó de su asiento para comprar un mochi para ella y Loon. Cuando iba a ser su turno, un muchacho con una sudadera gris chocó con ella y se fue rápidamente a la salida. No logró verle la cara porque llevaba puesta la capucha.
Compró los dulces y salió de nuevo al local y se sentó en su lugar. Pero vio un teléfono en su mesa. Ella no lo había visto ahí desde que se sentó. Pero cuando se sentó y lo vio bien, reconoció el teléfono: era suyo.
Estaba confundida. Ella lo llevaba consigo cuando llegó. Pero se tocó el bolsillo y se dio cuenta de que, evidentemente, no tenía el teléfono. Tal vez se le cayó y alguien lo recogió y lo puso en la mesa; aunque hubiera sido mejor que se lo devolviera personalmente.
No iba a darle más vueltas al asunto al ver que se acercaba Loon a lo lejos. Tenía los ojos tapados por el pelo; Usagi sonrió con nostalgia al ver ese antiguo hábito que tenía.
Cuando Loon se acercó a la mesa, Usagi se levantó y dijo con una sonrisa:
—¡Hola, Loon! ¿Cómo...?
Se calló al instante. Pensaba en rodear la mesa para abrazarlo y besarlo (porque según ella eso hacían los novios), pero Loon solo hizo el ademán de sentarse en frente de ella, sin saludar, ni abrazar ni besar.
Ahí había algo raro, y Usagi Bon lo sabía muy bien. Pero solo se limitó a sentarse y verlo con una pequeña sonrisa, pues tal vez le pasó algo y quiso reconfortarlo con una sonrisa.
Estaban sumidos en un incómodo silencio. Usagi Bon estaba ahí plantada sonriendo, con la boca empezando a hacerse tics por el tiempo que la estaba manteniendo; Loon solo se quedaba el silencio. Al final, la muchacha dijo sin perder la sonrisa:
—Mientras no estabas, compre mochi. Sé que el de piña es tu favorito.
Loon bajo la cabeza y vio el dulce frente a él (a pesar de que tenía el pelo cubriéndole los ojos, podía ver muy bien). Ignoró el mochi y fijó su mirada de nuevo en Usagi Bon y dijo:
—話し合いが必要です。(Tenemos que hablar.)
La sonrisa de Usagi Bon se esfumó de inmediato. No lo había oído hablar un japonés fluido desde hace un tiempo. Solo recordaba que lo hacía cuando era algo serio.
En realidad, algo estaba mal, y lo peor era que no sabía que era.
—どうした、ルーン?(¿Qué pasa, Loon?) —Preguntó Usagi Bon, también en japonés.
Loon sacó las tarjetas que encontró y las puso en la mesa para que las viera Usagi Bon.
—とても面白いゲームになりました。 ある時点で私はそれを楽しんだと言わなければなりません (A sido un juego muy entretenido. Debo decir que en algún punto lo disfrute) —Dijo con una frialdad que no parecía suya. Usagi se estaba empezando a preocupar—. しかし、私が知りたいのはこれです:なぜですか? 街中を周回する代わりに、なぜこのことを自分で教えてくれなかったのですか?... (Pero lo que me gustaría saber es esto: ¿Por qué? ¿Por qué no me contaste tú misma de esto en vez de ponerme a hacer vueltas por toda la ciudad?...)
—ルーン、なに...?(Loon, ¿qué...?) —Usagi Bon iba preguntar, pero fue interrumpida Loon.
Loon sacó su teléfono y lo puso en la mesa y le mostró el video que había recibido cuando estaba en el cerezo.
Usagi Bon agarró el teléfono y vió el video con el mismo inicio, con las mismas palabras y las mismas imágenes con la qué pasó su infancia y su tiempo tanto en Japón como acá. Hasta que de pronto vio las imágenes que por ahora helaron a Loon, ahora la helaron a ella.
Esas imágenes... Esas fotos... Eran de ella... besándose con Freddy. Pero le vio bien los ojos: no era Freddy, sino Fred. Las imágenes siguieron pasando, y mostraron otras agarrándose de manos con Fred... abrazándose con él... Incluso mostraba fotos de ella junto con el muchacho que se montó en el jabalí en el campamento haciendo las mismas acciones: besándose, abrazándose y agarrándose de manos...
Y como la situación no podría empeorar más, apareció un mensaje con su voz diciendo:
Esta es la verdad, y no la puedo ocultar más. Sé que estando contigo es lo mejor, pero no creo que mis sentimientos sean los correctos hacia ti. Tan solo dije que sí para probar como era estar en una relación, pero al final solo sigues siendo mi amigo.
La cabeza de Usagi Bon estaba tan alterada. ¿Qué es esto? ¿Quién pudo hacerle esto? ¿Cómo pudieron hacer esto?
Levantó la mirada y vio a Loon, aún se mostraba firme, pero vio una pequeña abertura entre su pelo y vio que uno de sus ojos bicolor estaba rojo y lagrimeaba.
—言いたいならそれでいいけど、私の気持ちをそんな風に使わなくてもいいのに。(Si querías decírmelo no había problema, pero no tenías que usar mis sentimientos así) —Dijo Loon, mientras se secaba las lágrimas. Pero lo decía sin que se le fragmentara la voz.
—ルン! そして... 私はしたくなかった. ルーン、これはあなたが考えていることではありません. (¡Loon! Y... Yo no quería... Loon, esto no es lo que estás pensando) —Decía Usagi Bon apresuradamente, intentando encontrar las palabras para este problema—. 私はあなたにそんなことは決してしません。 あなたは私の... (Yo jamás te haría eso. Tú sabes que eres mi...)
—お前?(¿Amigo?) —Terminó Loon con una pizca de ironía.
—いいえ! あなたは私の...ほら、私はあなたを長い間友達として見てきたことを知っていますが、今はそうではありません. 私は...どうしてこうなったのかは知らないが、これは真実ではない、ルーン。(¡No! Tú eres mi... Mira, yo sé que te he visto como un amigo desde hace mucho tiempo, pero ahora no. Yo... no sé cómo pasó esto, pero esto no es verdad, Loon.)
—しかし、あなたはすでにフレッドを知っていました... (Pero ya conocías a Fred...) —Agregó, arrugando el entrecejo al mencionar al shadow.
—それは違いました。 私はそれが彼だとは知りませんでした。 私を信じてください。 私はこれを何もしませんでした。(Eso fue diferente; no sabía que era él. Loon, por favor, debes creerme. Yo no hice nada de esto.)
Loon se quedó en silencio por un momento.
—試して (Pruébalo).
Usagi Bon sacó su teléfono y revisó los mensajes más recientes que le mandó a Loon, y vio que había un mensaje que le mandó... Era el video...
¡¿Cuándo lo mandó?! ¡¿Cómo fue qué pasó?! Estaba entrando en desesperación, y Loon lo notó.
—ありますよね?(Está ahí, ¿no?) —Dijo con voz apagada.
—私は...ルーン、どうしてこうなったのかは知らないけど... (Yo... Loon, no sé cómo pasó esto pero...) —Sollozó Usagi Bon.
Se calló de inmediato. Loon se levantó de su asiento y sacó del bolsillo de su pantalón un pequeño grupo de billetes y monedas, y los dejó en la mesa.
—餅用です (Esto es por el mochi) —Loon se inclinó en forma de agradecimiento, aunque ni siquiera lo tocó.
—ルーン... (Loon...) —Lloró Usagi Bon. En su voz había un deje de súplica que ni Loon le dio el placer de cumplir.
—一つお聞きしたいのですが、私を探さないでください。 私たちの求愛日はもはやあなたにとってまったく重要ではないことは明らかです. しかし、このように私があなたと何か違うと感じたら、私たちの友情はどこにも行きません. (Quiero pedirte algo: no me busques. Es obvio que nuestros días noviazgo ya no te importan para nada. Pero así nuestra amistad no va ir a ningún lado si yo siento algo diferente a ti).
Se dio la vuelta y, con una última mirada a Usagi Bon, dijo:
—うさぎさんが幸せでありますように (Espero que seas feliz, Usagi).
Loon echó a andar a un buen paso, alejándose de la persona que creía el amor de su vida.
Usagi Bon se levantó del asiento y, con lágrimas en los ojos, llamó a Loon repetidamente. Pero el muchacho no se volteó. La chica lo corrió para poder alcanzarlo, sin embargo Loon ya estaba lo suficiente lejos de ella, que se sumió en un mar de gente que en ese mismo momento pasaba por ahí.
Intentó pasar por medio de aquel gentío para no perderlo de vista, para asegurarse de que aún estaba allí.
Quería alcanzarlo, abrazarlo, consolarlo, decirle que no era cierto todo lo que vió y que no era ella... pero lo perdió. Cuando se fue la muchedumbre y por fin logró salir de allí, lo perdió de vista. Ya no estaba allí...
Por la impotencia y la tristeza que sentía en aquel momento, Usagi Bon se quedó plantada llorando sin ningún consuelo, sin nadie para calmarla. Aunque no pedia que la calmara cualquier persona, quería que la calmara su mejor amigo y novio... Pero se había ido y estaba sola...
Regresó a la heladería cabizbaja, pagó su mochi y se fue de ahí, evitando que le salieran más lágrimas.
Su paso era lento, triste, como si fuera un funeral, porque así se sentía ella y era la primera vez que lo sentía. ¿Quién iba a decir que amar podía ser tan doloroso, en especial a una persona quien estaba con ella desde niños? ¿Quién le hizo esto? ¿Por qué Loon creyó que le haría esto? Sabía que había un culpable detrás de todo esto pero no era ella. ¿Quién podría ser?
Pero entonces escuchó una voz muy familiar al frente de la otra calle. Levantó la mirada y ahí estaba, o mejor decir: ahí estaban.
Freddy y Fred estaban despidiéndose de una muchacha de pelo verde, que estaba a unos metros de ellos para luego irse y perderse en su vista.
No sabía por qué estaban con aquella muchacha, pero no le interesaba; lo que si le interesaba era el shadow que estaba flotando al lado de Freddy. Recordó las imágenes que aparecieron de ella y él besándose. Jamás lo había besado, y menos con esa actitud tan arrogante que tenía en ese entonces. Pensó qué tal vez él había enviado aquel mensaje, pero no era posible: estaban saliendo con la rubia de los Toys, Joy, aunque no descartaba la idea.
Se dirigió hacia ellos con una creciente ira. Freddy era inocente y lo sabía, pero Fred era otra cosa. Al verlo sintió como un creciente odio y asco se hacía presente en su cuerpo. Y el pensar de que el shadow la besaba, le causaba náuseas.
Freddy y Fred se iban a ir cuando vieron que Cami se había ido. Pero ambos se sorprendieron al ver que Usagi se dirigía hacia ellos.
—¡Hola, Usagi! –Saludó Freddy— ¿Todo bien?
—Sí —Mintió Usagi Bon—. ¿Puedo hablar con Fred?
Ambos se tomaron por sorpresa aquella pregunta que por un momento parecían estar en otro plano.
—¿Con Fred? —Repitió Freddy, volviendo a la realidad al igual que su hermano.
—Sí —Respondió Usagi Bon, con un deje de impaciencia—. Y me gustaría saber si puede usar tu cuerpo.
Freddy miró a su hermano, y éste solo se encogió de hombros y asintió con la cabeza.
—Está bien. ¡Cambio!
Fue rápido. Los ojos azules de Freddy fueron reemplazados por los negros con el iris gris de Fred; y Freddy se posicionó en el lugar de Fred.
—Bueno, ya me tienes aquí —Dijo Fred—. ¿Qué...?
¡PLAF!
Usagi Bon abofetearía a Fred tan fuerte que hasta dio una vuelta completa en sí mismo. Freddy se quedó impresionado. ¿Qué estaba pasando?
—¿Pero?... ¡Ay! ¿Oye, pero por qué me pegaste? —Exclamó Fred, sobándose la mejilla.
—これはルーン用です (Esto es por Loon) —Gruñó Usagi Bon en japonés, y se dio media vuelta y se perdió de su vista.
Cuando se terminó de sobar la mejilla para que se le redujera el dolor, Fred cambió con Freddy, quien aún estaba procesando lo que voy.
—¿Pero qué le pasa? ¿Por qué te pegó? —Le preguntó Freddy a Fred, mirándolo desconcertado e intentando ocultar el tono juzgador: pues sabía que Fred no tenía tanta fama con las mujeres en el pasado, en especial Usagi Bon.
—¿Te digo la verdad? No tengo idea. Y eso que ni le hice nada —Contestó Fred con completa sinceridad.

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