Capítulo 1: El corazón de un osito se puede romper
Los rayos del sol alumbraron por la ventana la habitación azulada que en un principio estaba consumida por la oscuridad. A pesar de que la luz no era suficiente para despertar al chico de ya diecisiete años, que estaba durmiendo placenteramente en su cama, la alarma que tenía en una pequeña mesa lo haría.
El muchacho apagaría la alarma y se despertaría con energía junto con una sonrisa de lado a lado. Se levantaría de su cama y se vería en el espejo: su cabello castaño oscuro brillaba por los rayos del sol junto con sus ojos azules oscuro; se comenzaría a peinar al ver que tenía el cabello desordenado, que parecía los peinados que su hermano se hacía.
La razón por la que Freddy estaba feliz es que el día de hoy iba a ir a una cita con su novia, Joy, miembro de los la banda rival Toys, y prima de su amigo Golden, y eso le daba una inmensa felicidad al saber que se va a reunir con ella (a pesar de que en la HS siempre la ve). Ellos acordaron verse en frente del teatro principal de la ciudad. Aunque no solo él iba a salir con Joy, sino también su hermano.
Cuando Freddy se terminar de arreglar el pelo, buscó con la mirada a su hermano y lo encontró dormido, cosa que hizo que frunciera el ceño.
Era como el gemelo exacto de Freddy, solo con la excepción de que flotaba en el aire y se asemejaba a la de un fantasma, aunque él preferiría el término: "shadow"; tenía la piel de color gris claro, el cabello negro, y los ojos negros con el iris gris claro.
Freddy se acercó a su sombra un poco molesto y se puso en una posición para que él lo escuchara.
—¡Fred! —Lo llamó Freddy, pero la sombra no daba respuesta—. ¡Fred, despierta! —La sombra seguía sin responder, y solo se limitó a lanzar un gruñido y cambiar de posición.
Freddy de nuevo frunció el entrecejo y lo miró desafiante. Levantó la mano derecha cerca de su mejilla, como si se iba a dar una bofetada, masculló la palabra: "¡Cambio!", y por fin se dio la bofetada; pero no la sintió él, sino su sombra. Los ojos de Freddy cambiaron a los ojos de su sombra mientras que el muchacho reemplazaba el lugar de Fred, pero aún manteniendo su apariencia.
Fred se sobo la mejilla por el dolor y miró fulminante a Freddy.
—¡Oye, ¿qué es lo que te pasa?! —Exclamó Fred, viendo a Freddy en el aire.
—Era la única manera de despertarte —Se excusó Freddy.
—También el agua funciona...
—Bueno, eso no importa ahora —Sentenció Freddy, dando por terminada la discusión—. Hay que irnos.
Fred dio un quejido un tanto infantil.
—¡Pero yo quiero ir a dormir, hoy es sábado! —Exclamó como un niño de ocho años—. Mira, puedes hacer lo que quieras con el cuerpo, yo solo quiero volver al país de los sueños —Dijo, y se dirigió al borde de la cama.
—Bueno, —Dijo Freddy— entonces le dire a Joy que faltaras a nuestra cita de hoy.
Esas palabras hizo que los ojos de Fred se abran de par en par y se pusiera en frente de su hermano con un rostro de felicidad, olvidándose de su deseo de volver a dormir.
—¿Joy va a venir?
—De hecho, tenemos una cita con ella —Aclaró Freddy con una sonrisa.
—Yo pensé que cuando dijo sobre una cita el sábado, yo pensé que era el otro sábado; ¡no este! ¿Q... Qué tengo que ponerme? ¡Tengo que verme bien! —Se apresuró a decir Fred dando vueltas por toda su habitación.
Freddy río.
—Tranquilo, que resolveremos eso más tarde. Pero primero vamos a comer; mamá ya hizo el desayuno.
Fred salió a toda prisa de la habitación, no sin antes cederle el cuerpo a Freddy.
Freddy y Fred se repartieron el cuerpo para comer el desayuno que les hizo su madre (huevos con tocino), y lo hicieron con una velocidad que casi hizo que Freddy se atragantara; el deseo de ver a Joy era más grande que ellos.
Regresaron a su habitación para encontrar la ropa ideal para su cita, aunque al final fue una combinación de ambos: una camisa y unos vaqueros negros de parte de Fred, y una camisa de botones a cuadros azul claro y zapatos del mismo color de parte de Freddy. El muchacho se tuvo que asegurar de que su sombra no abusará de echarse loción para no espantar a Joy. Su proceso de arreglarse estaba a punto de terminar, hasta que cuando iban a peinarse de nuevo, se convirtió en una batalla campal.
Ambos hermanos estaban batallando entre sí sobre que peinado hacerse. Fred quería hacer unos peinados demasiado extravagantes y feos, mientras Freddy quería hacerse un peinado simple y decente. Al final se decidió todo con piedra, papel o tijeras, el cual el ganador sería Freddy, y se haría el peinado que siempre se hacía todos los días.
Freddy salió de su casa con Fred flotando a su lado para reunirse con Joy, aunque tuvieron que aligerar un poco el paso para no tener que sudar demasiado y oler mal; cosa que Fred siempre le molestaba cuando su hermano iba demasiado rápido al correr. La ilusión que les hacía por ver a su novia era tanta que pensaban en ella a cada segundo: su pelo moviéndose por el aire, sus ojos clavados en los de ellos y esa sonrisa tan espectacular que les gustaba a ambos. Pero pronto aquella ilusión se iba a desmoronar...
. . .
Había gente entrando y saliendo del teatro principal; yendo para ir a ver una de las películas del momento, y saliendo, algunos satisfechos y otros molestos o disgustados, por la película. Pero de toda la gente que había ahí, solo una persona se quedaba en medio de toda la muchedumbre.
Una hermosa muchacha de dieciséis años miraba ambos lados de manera paciente para ver si su novio (o en este caso en especial, novios) llegaba.
Su pelo rubio, amarrado con una cola y una trenza, brillaba con el sol al igual que sus hermosos ojos zafiro. Para esta ocasión muy especial, llevaba puesto un vestido de color azul claro con una blusa blanca; llevaba un calcetín de color blanco en la pierna derecha, y otra de color negro y rosado en la izquierda que le llegaba a la rodilla.
La muchacha revisó su teléfono para ver la hora y se dio cuenta de que se estaban tardando un poco en llegar. Aunque ya estaba un poco acostumbrada de eso; a veces llegaban temprano y otras veces tarde, esas últimas por <<ciertas cosas>> con su cabello. Soltó una pequeña risa incondicionalmente por aquel recuerdo.
Aunque ella no estaba pendiente de sus alrededores, alguien detrás de ella la estaba observando, aunque parece que no se dio cuenta. Pero a pesar del rostro que ponía, no le iba a gustar lo que iba a hacer.
Sin previo aviso se puso atrás de ella y la saludó:
—Hola.
La muchacha se volteó rápidamente y miró a aquella persona.
—¡Oh, hola! —Saludó alegremente, pero extrañada—. ¿Te conozco de algún lado? Es que te me haces ligeramente familiar —Dijo aún con su tono amable al ver bien al muchacho. Tenía la piel bronceada con una cicatriz en forma de equis en la cara y el cabello albino.
—Pos sí. Nos conocimos en el campamento, también son el organizador del próximo evento musical —Contestó el muchacho.
—¡Ya me acorde! Tu eras el chico que estaba encima de aquel cerdo, ¿no?
—Ese mero. Soy Eak, por si acaso. ¿Y cómo te llamabas tú?...
—Soy Joy.
—Ah, pos, mucho gusto, señorita. —Eak le guiñó un ojo a Joy, a lo que ella soltó una pequeña risita.
Eak observó disimuladamente los alrededores por si alguien venía, en especial los novios de la chica, pues sabía que ella estaba teniendo una cita con Freddy y Fred, y él ya se había enterado de su existencia.
Se acercó un poco más a la chica y dio una especie de sonrisa coqueta, aunque un poco forzada.
—¿Y qué haces sola aquí?
—Estoy esperando a mis... Digo, mi novio —Dijo Joy apresuradamente para no decir <<novios>>.
—El de pelo marrón de los Animatrónicos, ¿no?
—¡Sipi!
—No entiendo por qué estás con él.
Joy quedó desconcertada con esa pregunta. ¿Por qué de repente empezó a hablar así de Freddy?
—¿Disculpa? —Preguntó Joy con perplejidad, aunque manteniendo su tono amable.
—Escuche que está loco. Que está mal de la cabeza —Eak se señaló la cabeza con el dedo—. Un verdadero demente que no se sabe controlar.
—Eso no fue amable —Dijo Joy frunciendo el ceño.
Eak hace una pequeña pausa.
—Tienes razón; no lo fue. La verdad es que él no tiene la culpa de que actúe así. Pero escuche que al pobre lo controla una cosa que tiene dentro. Una especie de... parásito.
—¡Él no es un parásito! —Exclamó Joy, pero sin levantar la voz.
Eak ya estaba por replicar, pero escuchó una voz a la lejanía. Era como una especie de discusión entre dos personas, aunque solo escuchaba a una persona decir: <<¿Cuántas veces te tengo que decir?, ¡solo existe una izquierda!>> Reconoció la voz de Freddy de inmediato, y sabía que era hora de actuar.
Se acercó a Joy hasta que la acorraló en la pared y su cuerpo se encontraba un poco más cerca que el de la chica. Joy no entendía por qué se puso en esa situación; ¿Era algún tipo de broma? En el fondo esperaba que fuera que sí, porque la incomodidad que sentía ahora se podía reflejar en sus sonrojadas mejillas.
Intentó alejarse de él, pero Eak le agarró la muñeca y la puso contra la pared.
—Por favor, suéltame. Me lastimas...
—No, —Contestó Eak— no te vas a ir de aquí, señorita. No hasta que me des un beso... —Se acercó más hacia ella
—No, por favor... —Suplicó Joy, quien se quedó a mitad de la frase.
Joy quería gritar, separarlo, abofetearlo si podía, pero no podía porque Eak la besó antes de que le suplicara que la dejara en paz. Empezó a forcejear pero no pasó nada, Eak era más fuerte que ella.
—¿Joy?... —Dijo una voz quebradiza en la entrada del cine.
Esa voz fue la gota que derramó el vaso para Joy. Eak se separa de Joy y ambos ven a Freddy ahí parado en la entrada del cine.
La expresión de Freddy fue de impacto total: acababa de ver a su novia besando a uno de los administradores del Evento de Primavera. Aunque la expresión de Fred (quien Joy podía ver) era peor que la de Freddy, pues ya estaba hecho un mar de lágrimas mientras intentaba borrar esa imagen de su cabeza.
Joy intentó acercarse a los hermanos para explicarles. Pero cuando incluso pronunció: "Freddy"., el muchacho dio a correr sin voltear atrás; Fred solo vio a Joy un momento y siguió a su hermano.
—¡Freddy, espera! —Gritó Joy.
—Oye, preciosa, espera un mo...
¡PAF!
Cuando Eak iba a agarrarla de la mano, Joy le dio una bofetada tan fuerte que le dejó la marca del golpe. Aquel muchacho de la cicatriz solo vio la mirada llena de ira y sus ojos aguados para luego darse de nuevo la vuelta e ir a buscar a sus novios.
Eak se quedó plantando mientras sentía que varias miradas juzgadoras encima de él por lo que hizo. Dio un pesado suspiro y se llevó una mano al pelo reflexionando lo que acaba de hacer...
. . .
Freddy pasaba corriendo entre las calles sin ningún rumbo en específico. Los ojos ya estaban llenos de lágrimas y su hermano estaba intentando calmarlo, aunque también estaba llorando. Pero él no escuchaba nada de lo que decía. Solo su cabeza estaba haciéndose varias preguntas: ¿Cómo pasó esto? ¿Qué tuvo que hacer para merecer esto? ¿Cómo Joy era capaz?
Después de tanto correr, levantó un poco la mirada para ver donde estaba: había llegado a un callejón que ni siquiera sabía de su existencia hasta ahora. Estaba lleno de grafitis y algo de basura en el suelo.
Aprovechó el momento y se agarró el cabello mientras soltaba gritos como loco para soltar su tristeza. Fred ni siquiera sabía que hacer para calmar a su hermano. Aunque la sombra escuchó unos pasos detrás de ellos y se volteó para ver quien era. Freddy estaba tan sumido en su tristeza que ni siquiera se dio cuenta de quien venía, pero una voz quebradiza lo sacaría de su trance.
—¡Freddy! —Llamó Joy, quien tenía los ojos cristalinos.
Freddy se volteó pero no la miró a los ojos, en cambio, se quedó viendo al suelo.
Joy se acerca a él.
—Freddy, por favor, no pienses mal de lo que viste —Dijo Joy hablando rápidamente, aguantando las ganas de llorar—. Todo fue un malenten...
—No más... —Interrumpió Freddy con voz quebradiza. Sus lágrimas empezaron a caer al suelo—. No quiero escucharte... Yo sé exactamente lo que vi...
—No, Freddy, no fue así... —Joy ya tenía los ojos llorosos—. Él se me acercó con la intención de coquetearme y de besarme. Yo jamás quise...
—¡NO ME MIENTAS! —Le gritó a Joy, levantando la mirada, dejando ver sus lágrimas, y cerrando los puños por la ira.
Fred estaba como espectador ante todo este drama. No sabía que hacer para calmar a Freddy, o para hablar con Joy. Por primera vez en su vida, se sentía impotente.
—Freddy, no te estoy mintiendo... —Murmuró Joy con lágrimas en los ojos— Es la verdad...
—¿La verdad? —Repitió Freddy, molesto—. ¿Qué verdad, ah?
—Freddy, cálmate. Estás histérico... —Dijo por fin Fred, al ver el cómo está su hermano.
Freddy levantó la misma mirada enfurecida hacia Fred y se llevó las manos a la cara por la frustración.
—Sí, es cierto. Tal vez estoy histérico; estoy tan histérico que esto no pasó, que no vimos a Joy —Freddy volvió a mirar a Joy— engañarnos con alguien más.
—¡Yo no los engañe! —Gritó Joy, indignada.
—Entonces lo que te vi haciendo fueron ideas mías. O una alucinación mía, ¿o no?.
—¡Tal vez las fueron porque eso explica que tuvieras un parásito! —Gritó enfurecida.
De pronto Joy se dio cuenta de loq he dijo y se llevó las manos a la boca. Había metido la pata, y lo pudo ver en los rostros de los hermanos.
Freddy entornó los ojos y la taladró con la mirada. Fred en cambio estaba sin habla: le había dicho parásito; nunca pensó que volvería a escuchar esa horrible palabra de nuevo, y menos que saliera de la boca de la persona que más amó.
—Y... Yo no quise... Yo no quería... —Balbuceó Joy con más lágrimas en los ojos, intentando reparar su error.
—Ya... Eso es todo lo que quería escuchar —Replicó Freddy— ¿Ves que no ha sido tan difícil admitir lo que en realidad pensabas de mí?
—Freddy, yo no quería... Freddy... ¡Freddy!
El muchacho se alejó de ella y salió del callejón con Joy intentando llamarlo, pero era en vano. Ni siquiera se molestó en voltear.
Fred pasó al lado de Joy con la mirada baja. La miró por un momento y escuchó que murmuró <<Fred...>>, pero la sombra le dio una mirada entre entristecida y decepcionada y salió del callejón sin decir nada más...
Entre la tristeza y el dolor, Joy cayó al suelo y dejó que las lágrimas cayeran en su rostro; intentaba desesperadamente limpiárselas, pero el dolor que la carcomía era tan fuerte que no lo podía detener. El daño ya estaba hecho, los había perdido, y no sabía cómo recuperarlos...
. . .
Estaba como un niño desconsolado que solo quería que esto hubiese sido un mal sueño. Las lágrimas no se detenían en caer sobre su rostro y ni Fred podía calmarlo, estaba tan destrozado como él de que Joy le dijera parásito.
Freddy había llegado al parque y se dejó caer a los pies fuente, arrodillado en una posición fetal. Agradeció que el parque estaba casi vacío para que nadie lo escuchará o lo viera llorar. El único que lo veía era Fred.
El shadow no podía calmar a su hermano, ni siquiera sabia como animarlo, estaba tan sumido en su desgracia como él que no podía ayudarlo.
Ambos querían que esto fuera una especie de sueño, una broma pesada, una pesadilla; pero la realidad era otra, y no podían cambiarla por más que quisieran...
—¿Freddy?
Una voz calmada, casi apagada, habló al lado de Freddy. Tanto él como Fred se voltearon para ver quien habló.
Una muchacha un tanto bajita de un largo cabello verde amarrado a una cola se paraba al lado de Freddy. El flequillo de su pelo le tapaba los ojos, aunque dejaba una pequeña abertura dejando ver que eran de un rojo fuerte. Llevaba un vestido azul con líneas blancas que resaltaba algo su figura, pero dejaba en claro el poco pecho que tenía.
—Oh. Hola, Cami... —Saludó Freddy, limpiándose las lágrimas rápidamente para que no se diera cuenta de que estaba llorando.
—¿Por qué estás aquí sentado solo? —Preguntó Cami, mientras se sentaba al lado de Freddy.
—¿Yo? Por nada, la verdad... —Mintió Freddy inmediatamente.
Cami lo miró a los ojos y notó que los tenía enrojecidos.
—¿Estás bien?
—Sí, —Mintió de nuevo, esta vez forzando una sonrisa— estoy bien. Gracias.
—Freddy, no es cierto. Se nota que haz estado llorando.
—En serio, estoy bien. No es nada. Solo es... una tontería, nada más.
Se volteó para que no notara más su condición, pero sintió que Cami le agarraba la mano de una manera comprensiva.
—A mi no me parece una tontería de que estes mal.
Por alguna extraña razón, Freddy se sintió cómodo con ella.
—Rompí con mi novia... —Dijo por fin Freddy.
—Lo siento —Se lamentó Cami.
—No tienes que sentirlo...
—¿Pero qué pasó? Si no quieres contarlo, lo entiendo —Dijo de inmediato para no incomodarlo.
—No, está bien. La vi besándose con otro... —Contestó Freddy, que aún afectado, se le quebró la voz— Empezamos a discutir: ella quería negarlo, pero yo sé lo que vi. Y luego ella l... me dijo... me dijo... —El muchacho sintió unas gruesas lágrimas cayendo por su rostro. Se las limpió inmediatamente para que pueda continuar y fijó su mirada al suelo— No importa, al final terminé con ella.
Hubo una pequeña pausa por unos momentos.
—¿Qué te dijo? —Preguntó Cami, pero Freddy no contestó— Está bien, comprendo. No tienes que...
—Me llamó... fenómeno —Mintió, para evitar que por la palabra <<parásito>> se enterara de Fred.
—¿Por qué ella te llamó así? —Preguntó Cami, extrañada– ¿Por él?
Freddy se mostró algo incrédulo ante eso y se volteó a verla. Fred, quien había estado de espectador el tiempo en el que estaba Cami con Freddy, también se había volteado a verla.
—¿Él? —Preguntó Freddy.
—Tu sombra —Respondió Cami con calma—. Me refiero a que si te llamó así por tu sombra.
Los dos hermanos se mostraron impresionados. ¿Cómo Cami sabía de Fred?
—¿Sabes de Fred? —Exclamó Freddy.
—Sí —Contestó Cami.
—¿Desde cuando?
—Cuando te conocí, vi que hablabas como si alguien estuviera ahí, pero no había nadie. Pero cuando note que tus ojos cambiaban en el tiempo que nos conocimos, entendí lo que te pasaba: tenías un Shadow; había investigado ese tema hace mucho tiempo y no le sorprendió que lo tuvieras. —Explicó Cami. Lo miró a los ojos de forma sincera y dijo:— Jamás se lo conté a nadie. Conocí a varias personas que han tenido problemas con un Shadow que no quise que tú también los tuvieras.
Al igual que Fred, Freddy se sintió sumamente agradecido con Cami. Le hubiera gustado que le contara que ya sabía sobre Fred, pero lo olvidó cuando dijo que jamás se lo contó a nadie. Y le creyó.
—Gracias —Dijo Freddy con una tímida sonrisa.
—De nada —Respondió Cami, regresándole la sonrisa—. ¿Puedo hablar con Fred?
Hasta el mismo Fred se sorprendió de aquellas palabras. Miró a Freddy para saber que era lo que haría. El muchacho interceptó la mirada de su sombra y lo vio a los ojos: él dio una cabezada de asentimiento con decision.
—Claro —Respondió Freddy—. ¡Cambio!
Fue de un momento a otro. Los ojos azules de Freddy se reemplazaron por los ojos negros e iris blancos de Fred; Freddy reemplazó el lugar de Fred.
Fred estaba nervioso. No sabía que decirle o comportarse con alguien que ya sabía de su existencia.
—Esto... Hola —Saludó, embozando una sonrisa nerviosa—.
—Hola —Saludó Cami.
—Y bueno, ¿no te...? ¿No te desagrada mi presencia?
—¿Por qué me iba a desagradar? —Preguntó Cami.
—Bueno, en el pasado cuando la gente me conoce, les desagrado y, la mayoría de las veces, Freddy sale perjudicado —Explicó Fred, con algo de melancolía en su voz—. Pero con los amigos de Freddy fue diferente, al igual que los demás. Pero con Joy... Bueno, ya sabes...
—Pues a mi no me desagrada. Es más, me gusta saber que seres como tú, y personas como Freddy, están con nosotros —Dijo Cami con una sonrisa.
Fred estaba alagado por sus palabras, que le devolvió la sonrisa; Freddy también se la devolvió, incluso si Cami no podía verlo en ese momento, aunque eso no lo sabía.
Los tres estuvieron hablando por varias horas que iniciaron un pequeño paseo por el parque. Freddy y Fred se compartían el cuerpo para poder hablar con Cami, quien a ella no le molestaba cuando ellos cambiaban, es más, le gustaba. Compartieron sus gustos, comidas favoritas y sus pasatiempos: Cami mencionó que en sus ratos libres toca violín. Esto animó a Freddy a mencionar que a veces hace de voz principal con su amigo de su banda, Golden. Aunque también menciona que Fred mayormente se lleva el mérito (<<Es la consecuencia de ser perfecto>>, alardeó Fred). Y cuando sintieron que el calor del sol los dejaba fritos, Freddy compró unos helados en uno de los puestos del parque y se sentaron en una de las bancas en la que pegaba una perfecta sintonía de luz y sombra.
Cuando el cielo se tiñó de un potente anaranjado, Freddy, Fred y Cami se dirigieron a la entrada del parque para que cada uno se fuera a su casa.
Freddy se ofreció para llevar a Cami a su hogar, pero ella solo se negó. Peor al final quedaron en que solo lo acompañara a la esquina en donde se iban a separar.
Pasaron por el teatro principal (el cual Freddy y Fred fingir que era invisible) y por algunos locales, en el que el dueño de uno de esos locales, Don Toño, un hombre de mediana edad con un corto bigote castaño y lentes con rayas de color azul neón, los saludó con la mano. Al final, se detuvieron en la entrada de unos pequeños edificios residenciales.
—Gracias por acompañarme —Dijo Cami—. Aunque te dije que no era necesario.
—No, ¿que va? No me hubiera gustado que te fueras sola —Admitió Freddy.
—Aunque claro, si no te acompañara hubiera dudado que en realidad es mi hermano —Comentó Fred con una sonrisa.
Cami soltó una pequeña risa.
—Bueno, nos vemos.
Caminó por la cera y se alejó de ellos hasta que solo se veía su cabellera verde.
Freddy sintió como una especie de revoloteo en el estómago al ver que se alejaba de su vista. Cerró los puños y por un impulso, dio un paso adelante y gritó:
—¿Podemos repetirlo?
Cami se detuvo y se volteó para verlo. Freddy le latió el corazón con violencia cuando ella le sonrió.
—Claro —Respondió lo suficientemente alto para que lo escuchara.
—¿Te parece que nos veamos después de la escuela? —Preguntó Freddy, sintiendo que el corazón se le iba a salir en cualquier momento.
—Salgo un poco más tarde que los demás, pero sí, ahí quedamos... Bueno, adiós, Freddy —Se despidió con la mano, al igual que Freddy y Fred, y siguió su camino y se perdió en la vista del muchacho y del Shadow.
Ambos hermanos estaban plantados ahí, viendo lo que acaba de pasar. Freddy pensó que iba a sentirse miserable por lo de Joy, pero estaba equivocado. Cami le había hecho pasar un día que no iba a olvidar, lo trató de una manera que no podía ni imaginar, ¡incluso no reaccionó mal cuando estuvo con Fred!
De las pocas veces que estuvo con Cami, nunca imaginó que un día así con ella le cambiaría la vida. Sintió como su corazón latía con fuerza y sus mejillas se sonrojaban. Y con todo eso, pudo olvidar su tristeza y embozar una sonrisa auténtica.
Fred estaba a punto de felicitar a Freddy por tal "proeza", como él lo llamaba, pero se detuvo cuando lo miró y vio su sonrojo y su sonrisa.
No podía sentir más felicidad por su hermano al verlo tan feliz. Pero cuando iba a regresarlo a la normalidad diciéndole que tenían novia, recordó que ya no tenían... No podía negar que Cami era linda (un poco plana, según él), pero al contrario de la cara que puso su hermano, él no sentía lo mismo.
Pero no podía ser egoísta; no iba a ser más aquella persona que solo pensaba en él mismo y no en los demás, menos en Freddy. Iba a darle la felicidad que se merecía su hermano cueste lo que cueste. Incluso si él aún está enamorado de la persona que lo trato de la manera más especial posible...
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