Oneshot (08) - Ositos de goma
Ahí estaba yo, comiendo ositos de goma mientras veía series de temporada.
Este mes se habían estrenado varias series, sin embargo, la historia de una chica mágica, que sufría una transformación cuando besaba al 'prota', me atrajo de manera insólita. Era algo que no había visto jamás, como decirlo, esos 'japos' convertían cualquier idea bizarra en algo decente.
Luego de prepararme para una noche divertida, repleta de risas y dulces, abrí otro paquete de ositos —en oferta—, y comencé con la diversión. Ver anime y comer ositos era la leche. ¡La combinación perfecta! No podía explicarlo, pero debía sentir su dulzura en mi boca, debía percibir su plasticidad y debía decapitarlos sin piedad cuando algo, en el capítulo, me sacaba de quicio.
Creo que estoy loco.
Pasados unos minutos, el pegajoso opening empezó a resonar. Y como resultado, una chica sosteniendo un típico báculo mágico apareció danzando en el variopinto video animado. Tenía largo cabello rosa, luceros del mismo color y un elitista vestido rojo con volantes carmesí.
Era bellísima, más de lo que había imaginado. Pausé el video y la admiré por algunos segundos. Quería analizar sus detalles, su diseño, sus gestos y esguinces faciales. Luego de un largo minuto, mis labios se arquearon en una tenue sonrisa. Como lo había pensado, me gustaba mucho su aspecto general.
Trataré de dibujarla más tarde... ¡Creo que puedo hacer un comic bastante divertido!
Muy feliz por el nuevo estatuto, me dispuse a comer más ositos. El osito numero 1000 seria devorado este mes. Tomé una gomita, la llevé a mi boca y traté de quitarle la cabeza. Sin embargo, sentí un ligero movimiento en la pantalla y me detuve inmediatamente.
¿Qué rayos fue eso?
Intrigado, inspeccioné mi pantalla. El vídeo seguía pausado, por lo tanto ningún cuadro debió moverse. Pese a ello —con el rabillo del ojo—, capté cierto meneo en los pixeles. Dicho de otro modo, sentí que esa chica se movía por sí sola, simulando ser un gif antinatural.
Que rayos...
Estampé un golpe de tambor en mis mejillas y tomé un poco de agua fría. Seguramente estaba imaginando cosas. Poco después volví por más ositos, no me había olvidado de ellos. En eso—
—En verdad te gustan los ositos, ¿verdad?
De repente, como una aparición espectral, una voz dulce perforó mis oídos. No sabía lo que estaba pasando, así que viré mi cabeza hacia la pantalla. En ese momento, una doncella mágica —que parecía un hada—, me saludó con una sonrisa mientras retozaba, alegramente, en la pantalla de mi PC.
—T – tú... ¡¿Acaso me hablaste?! —pregunté atónito.
—Pfff... ¿Por qué los sujetos de prueba preguntan lo mismo?
—Ehhh...
—Bueno, no importa. Me presentaré —el hada mágica giró sobre sí misma, hizo una pequeña reverencia y sonrió—: Soy Percival, la séptima hada de los deseos inconscientes. Un gusto conocerlo, joven practicante. ¿Me podría decir su nombre?
¿Hada de los deseos inconscientes? ¿Percival? ¡¿Qué rayos es eso?!
—Tú eres... ¿Un hada de verdad?
—Vamos... —ella develó un rostro petulante—. No hay tiempo para esto... ¡Por favor responda a mi pregunta, señorito! ¿Cuál es su nombre?
Que hada más descarada...
—Soy Juan Gonzáles.
— ¡¿Juan?! —Ella contuvo la risa—. ¡Qué nombre más feito tienes! Jajajajaja.
Con mi puño apretado hasta el límite, manipulé el ratón con destreza y comencé a pinchar su pequeño cuerpo de hada. Tenía que vengarme de alguna forma. ¡Nadie se burlaba del nombre que mi mamacita me había dado!
—Jajaja, basta, jajaja, basta, jajaja... ¡BASTA TE HE DICHO!
Usando algún tipo de magia electrónica, ella inhabilitó las funciones del mouse en tiempo record. Luego se metió a mis archivos, hurtó cierta carpeta en particular y me la enseñó sin demora.
—Ahora jugaremos con mis reglas, Juancito —me quedé helado cuando reconocí esa carpeta. Ella esbozó una sonrisa. Añadió—: ¿Sabes lo que tengo aquí? ¿Verdad?
— ¡Oye! ¡¿Cómo rayos encontraste esa carpeta! ¡Ahí tengo mis...!
—Tus escritos, borradores, historias y novelas... ¿Todo tu esfuerzo intentando ser un 'intento' de escritor? ¿Verdad?
Recibir ese apelativo me dolió hasta el alma. Yo no era un intento, ¡yo era un escritor! Para ser un escritor no tenías que vender miles de libros en físico... solamente debías escribir con el corazón. ¡Y yo hacía eso muy bien!
—Sí. ¡Estoy escribiendo una novela propia! —me sonrojé un poco—. ¡¿Algún problema con eso?!
Ella me observó con desdén.
—Está bien, todos tienen sueños —jugueteó con la carpeta en sus manos y me planteó cierta premisa—: Sin embargo, esa no es la razón de mi visita, Juancito. Yo me presenté ante ti por una razón. Tú fuiste elegido como practicante para cierto proyecto.
— ¿Un proyecto?
—Sí, ¿quieres participar? Si demuestras ser útil recibirás grandes beneficios.
— ¿Qué clase de beneficios?
—Pues, en primer lugar, no eliminaré tus archivos.
— ¡Ese no es un maldito beneficio! —Comprimí mi puño derecho—. ¡Es chantaje!
—Ahh, olvidé decirlo —empleó otra carpeta para sentarse—. También puedo eliminar todos tus respaldos en la red. Así que no tienes otra opción.
¡Maldito demonio!
—Tú... ¡¿En verdad te atreverías?!
—Claro que me atrevería, contempla —mi carpeta desapareció de sus manos como un fantasma—: Ahora está en la papelera, ahora no; ahora está en la papelera, ahora no; ahora está en la papelera, ahora no; ahora está en la papelera, ahora...
— ¡Bien, bien, ya entendí! ¡Participaré! ¡Participaré! ¡Solo deja de jugar con mi preciada novela!
— ¡Perfecto! Comencemos entonces. Yo, Percival, la séptima hada de los deseos subconscientes, te otorgo el título de maestro temporal. Que el ritual de contratación, comience.
Sin previo aviso, Percival —la retorcida hada del chantaje enfermizo—, se acercó más a la pantalla, sonrió y cruzó hacia la realidad como un diminuto ser extra-dimensional. Su pigmeo cuerpo levitaba con delicadeza sobre mi teclado, mientras sus preciosas alas de libélula liberaban bellos tonos opalinos.
— ¿Te enamoraste de mí?
Casi me atraganté cuando escuché esa pregunta. Decidí ignorar sus palabras.
—Claro que no.
—Bien, no importa. ¿Estás listo?
—No me has explicado nada...
—No es necesario.
—Entonces estoy listo, supongo.
—Perfecto. Solo da tu mejor esfuerzo. Bye ♥.
Ella chasqueó los dedos y la magia comenzó. El cuarto umbrío, repleto de libros, latas y ropa desordenada, se convirtió en un espacio tan blanco como una hoja de papel. Repentinamente, un estrambótico panorama comenzó a ser trazado en dicho albor absoluto. Apareció un ascendente prado cetrino, un mar azulado y en la punta de un colorido acantilado, una casa de muchos colores, estilo gótico, brilló con gran intensidad.
Que es este lugar...
Estaba seguro de que Percival fue la causante de este paisaje de fantasía. No había otra forma de explicar algo tan bizarro como esto. Suspiré frente a esa revelación, y di un paso adelante. Ella dijo que diera lo mejor de mí, así que decidí avanzar. No obstante—
—Gomu, gomu.
Como un sueño estrafalario, un gigante oso de goma apareció de entre las flores saltando con alegría. Él se me acercó corriendo, brincó hasta mi ubicación y me obsequió un cálido abrazo de oso.
¡Suéltame hijo de...!
Por poco y mojaba mis pantalones, pero luego comprendí que era amigable. Incluso extendió sus manos, obsequiándome muchos ositos de goma. Él sonrió con más regocijo que antes y señaló la cabaña en el acantilado. Al parecer, quería ir hacia allá.
— ¿Es tu casa?
—Gomu, gomu —afirmó con la cabeza.
— ¿Me estas invitando a tu casa?
—Gomu, gomu —afirmó de nuevo.
Mmmmhh... es amable, y adorable... además me obsequia ositos. ¿Qué podría salir mal?
Acepté sin dudar. No conocía este 'mundo', por lo tanto, era una buena forma de conseguir información.
— ¡Vamos, señor oso!
— ¡Gomu! ¡Gomu!
Trotando como 'teletubies', llegamos a la casa del señor oso en menos de lo esperado. Por bizarro que parezca, la mansión gótica del señor 'Gomu' estaba hecha, en su mayoría, de dulces y postres. Descomunales galletas de vainilla recubrían los muros, la imponente puerta era un turrón gigante, las puntas del edificio eran de chocolate negro, la alfombra de fondant. Lámparas de caramelo iluminaban el interior y un exquisito sofá de bizcocho decoraba el centro.
El señor oso me invitó a sentarme en su sofá y luego saltó hacia la cocina. No hablaba, de igual modo, era fácil comprenderlo.
Que gran tipo. Seguramente no recibe muchas visitas, por eso se emocionó tanto con mi llegada...
Devoré algunas gomitas en mi bolsillo y continué admirando su hogar. Era un lindo lugar. Mientras desplazaba la vista, tratando de encontrar otro tipo de dulces, el señor oso regresó de la cocina con litros de gelatina roja. Era gracioso ver como se bamboleaba con cuidado, tratando de no derramar nada. Antes de poder negarme, el señor oso y yo brindábamos con sabrosa y refrescante gelatina roja.
— ¡Es la mejor gelatina que he probado en mi vida, señor Gomu!
— ¡Gomuuu! ¡Gomu! ¡Gomu!
—Por cierto, Señor Gomu... —luego de tomar medio vaso, decidí tomar al toro por los cuernos—. ¿Puedo hacerle algunas preguntas?
— ¡Gomu! ¡Gomu!
— ¿Eso es un sí?
— ¡Gomu! —asintió.
Perfecto, esto será más fácil de lo que pensaba.
—Bien. Primera pregunta: ¿Me podría explicar que es este mundo? Usted es muy divertido y me gusta su casa, ¡es la leche! Pero tengo que regresar a mi mundo, ¿existe una forma de salir de aquí?
Esperé otro 'gomu', pero cuando culminé mi pregunta, un silencio sepulcral mancilló la sala sin previo aviso. No entendía lo que estaba pasando. Así que me preparé para repetir mi duda, sin embargo—
—NO SE PUEDE SALIR DE AQUÍ.
La conchesumare... ¡¿El puto oso puede hablar?!
Traté de asimilar este hecho de la mejor manera posible. Era extremadamente difícil, pero, de algún modo, logré hacerlo.
—Us - Usted... ¿Puede hablar?
— ¡Gomu! ¡Gomu!
Hijo de...
De pronto, el señor Gomu irguió su figura, dio un paso adelante y casi de inmediato, volvió a declarar:
—TÚ NO PUEDES SALIR DE AQUÍ —Su cabeza giró 180 grados sobre su propio eje—. PARA TI, EL DECAPITADOR DE OSITOS, ES IM – PO – SI – BLE.
Contemplé su rostro demoniaco —que ahora parecía el de un ogro gigante—, y corrí llorando hacia atrás. Cuando relamí mis labios por la sed, me di cuenta que la gelatina en mi boca era sangre. La sangre de mi cuello... partido a la mitad.
*****
Minutos después, sobre un ruidoso teclado mecánico, Percival veía una escena de gore en la pantalla de una vieja PC. Ella suspiró decepcionada y musitó:
—Bueno, supongo que ese chico no tenía lo necesario. En fin, es hora de buscar otro candidato. ¡Let's go!
FIN
¡Hola chicos! ¿Sobrevivieron a mi relato fumado?
Volviendo al tema principal, hice este cuento para cierta dinámica. Se suponía que sería un cuento de terror XD. Me inscribí y estaba emocionado por escribirlo. Pero repentinamente, los benditos deberes y el trabajo atacaron. Los días pasaban... y como buen chico, lo dejé para el final, jaja.
Por ese motivo, escribí este relato al vuelo, juntando las ideas que se me ocurrieron esa misma noche. Yo lo considero un Oneshot, porque tengo planes para una novela (basada en este relato) en el futuro.
En fin, perdón por una historia que primero habla sobre osos de goma, luego sobre hadas, después sobre casas de caramelo y por último intenta ser terrorífica XD.
¡Feliz Haloween!
Nos leemos.
RETO: Escribir un relato para haloween (COMPLETADO) creo :v.
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