Amantes Trágicos
TITULO: AMANTES TRÁGICOS
AUTOR: PATITO FANFICS
Basado en la leyenda mexicana: "El callejón del Beso"
Proporcionado por: CarolinaMartinezC5
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Las mañanas traen un sinfín de olores en el capitolio. Aquel día, el sol apenas había asomado y la mayor de las Snow ya está en pie para acompañar a su sirvienta a comprar el pan.
Antes, nunca habría hecho tal sacrificio. Katniss solía despertar cuando era llamada para el desayuno. Perezosamente iba a levantar a su hermana menor y juntas bajaban a comer.
-Hay mucha gente- su mirada inquieta recorre la panadería en busca del dueño de su corazón. Lo encuentra en uno de los aparadores de madera, llenando de panecillos, una bolsa de papel. Él levanta la vista al sentir su mirada. A ambos se les dibuja una sonrisa cómplice en sus rostros.
La tarde anterior se han dado su primer beso. Bajo un cerezo, sobre millones de dientes de león en flor. Juntaron los labios y las promesas salieron atropelladas "siempre" "mi corazón es tuyo" "pase lo que pase".
-Niña, ya es hora de irnos- Ripper apura a la señorita Snow para volver a casa. La última sonrisa que le lanza al panadero es una invitación a pasear nuevamente en los jardines centrales del capitolio.
Los días siguen pasando. Los enamorados degustan las delicias del primer amor, los primeros besos, los primeros abrazos cargados de emociones. Boca a boca van probando la deliciosa ambrosía del querer. Se hacen adictos a ella. Y, mientras los árboles florecen y el follaje se hace más espeso, se pierden en deliciosas caricias.
- ¡Te amo tanto Katniss!- susurra el panadero aferrando la cintura de su compañera.
-Como yo a ti mi amor.
Los labios se deslizan lentamente hacia territorios recientemente descubiertos. Un cuello largo y apetitoso, el generoso escote, esas caderas traviesas que no dejan de moverse. El panadero está embriagado con la anatomía de su amada y suavemente avanza ganando superficie. Sus manos toquetean respetuosamente al principio pero los movimientos juguetones de su novia no lo ayudan. Pronto se encuentra acariciando sin interrupciones cada parte de la generosa figura de la hija del gobernador de Panem.
-Oh Peeta- suspira la muchacha extasiada. La musculatura de su amado le parece tan apetitosa. Ser estrujada entre esos fuertes brazos, besada por esa carnosa boca. Ella desea más. Pero no puede pedirlo directamente sólo le queda el sutil lenguaje de los gestos y las caricias.
Desliza un suspiro ahogado o un discreto gemido a los oídos de su amado. Y la pasión se enciende. Las hormonas se agitan, las tardes se vuelven cortas. Se necesita más intimidad.
Mientras esto sucede en los jardines, el gobernador Snow negocia en privado la mano de su hija. La está prometiendo a un hombre millonario. El empresario naviero Seneca Craig. Ambos hombres saldrán ganando en este convenio. Snow podrá llevar sus productos a tierra lejanas y Craig estará libre de impuestos en los puertos del capitolio. Es sólo un buen negocio en el que ponen como garantía a una persona que los va ligar políticamente. La hija, la futura esposa.
Un par de tardes después, detrás de la panadería, los amantes dominados por el deseo dan rienda suelta a sus primeras caricias prohibidas. Sobre los costales de harinas y al lado de las levaduras, las ropas caen, piel con piel avanzan dándose mutuo placer. Muerden, tocan, aspiran, succionan y saborean la miel del amor sensual. Sin saber que el futuro ya está decidido.
-Dime que me amas- pide la niña a punto de convertirse en mujer.
-¡Te amo! Te amo con todo mi ser- susurra el muchacho rompiendo la barrera de su inocencia.
Juntos aprenden a conocer las delicias de la voluptuosidad. Se llenan los sentidos de sensaciones placenteras y no tienen suficiente.
-Quiero dormir contigo Peeta- ruega la muchachita prometida a otro, sin saber.
-¿Cómo hago para entrar en tu habitación?- pregunta el enamorado.
-Quizás...- duda ella. -Mi habitación da al callejón de atrás.
-Puedo trepar- vuelve a depositar un beso encendido en el lóbulo de su oreja.
-No se puede. Sería más fácil si pasaras del balcón de enfrente hacia mi ventana.
-Buscaré el modo- promete el amante ansioso por un nuevo encuentro.
Aquella noche, durante la cena, el padre orgulloso, hace partícipe a sus hijas del nuevo proyecto que tiene en mente.
-Seneca Craig es un buen partido, te brindará un hogar confortable y podrás viajar. Siempre quisiste viajar- le sonríe a una Katniss que aún no puede creer lo que acaba de oír.
-Padre...- suspira la jovencita. -Pero... yo no le amo- intenta suplicar.
-Aprenderás. Estoy seguro que te tratará como te mereces. Se lleva mi joya más preciada, no dudo que sabrá valorarla.
-¿Puedo retirarme padre?- el color ha abandonado sus mejillas, se siente tan desdichada que sólo atina a irse a llorar en la calidez de su habitación.
-Ve hija, ve. Mañana por la tarde tu futuro esposo vendrá a conocerte.
Aquella noche la Katniss no puede conciliar el sueño, se resiste a aceptar su destino. Algo se agita en su interior, una chispa de rebeldía enciende su sangre.
"No le pertenezco" susurra su mente. "No soy una pieza que pueda vender"
La tarde siguiente el amante panadero le tiene una buena noticia. Ha logrado convencer a una anciana que es dueña de la casa que frente al balcón de su amada.
-Voy a tomar aquella habitación en renta y podremos pasar las noches juntos- le dice. Ella sonríe mientras su corazón llora ¿Cuántas noches podrán gozar juntos? Y así sin decirle lo que su padre planea para ella espera la noche en que puedan estar al fin juntos.
El caballero de singular barba y modales respingados arriba a la casa de los Snow al caer la tarde. Sus ojos van desde la alfombra hasta los cuadros con marcos de oropel. Lo juzga todo, se da cuenta que hará buen negocio.
-Katniss bajará en un momento- asegura el orgulloso padre.
-Estoy ansioso por conocer a esa belleza que es su hija. En todo el pueblo se habla de su hermosura- intenta congraciarse con su futuro padre político.
-Es mi flor más preciada Craig y te la entrego con mucho pesar. Estoy seguro que cuidarás bien de ella- ambos hombres se entretienen en una amena conversación sobre sus proyectos comerciales, mientras en el segundo piso, una novia forzada intenta ocultar sus hinchados ojos.
-Por favor mi niña, ya no llore- ruega Ripper.
-Es que no es justo. No lo conozco y no le amo- suspira la adolescente.
-Baje pronto o su padre va a subir. No se va a casar hoy, aún tiene tiempo para convencer al señor Snow.
Katniss no puede disimular la repulsión que siente por aquel afeminado sujeto, apenas habla mientras él, encantado con su juguete nuevo, la contempla desde todos los ángulos. Es una esposa que podrá presentar a su familia y amistades, hermosa, de abolengo. No necesita nada más que una mujer que pueda cubrir su pequeño problema. Seneca gusta de los hombres. Pero en la prejuiciosa sociedad en la que vive eso no es aceptable. Por eso necesita tan desesperadamente una esposa que pueda disfrazar su homosexualidad.
-Mi querida señorita Snow, es un placer para mí haber disfrutado de su compañía- se despide delicadamente.
-Muchas gracias señor Craig- responde una asustada Katniss.
Aquella noche, la primera que el osado panadero se atreve a asomarse en la ventana de la habitación que ha rentado, la niña necesitada de un poco de consuelo. Toma un tablón del patio que ha subido con ayuda de su hermana menor, y con ella construye un puente para que su amado pueda llegar a sus aposentos.
- ¡Mi amor!- romper en sollozos.
-Katniss, cariño ¿Qué te sucede?- pregunta el joven bollero.
-Es mi padre... ¡Me ha prometido a un comerciante naviero!- entre lágrimas y besos húmedos, la joven le cuenta a su enamorado la tristeza que la embarga y el miedo que se ha instalado en su alma.
-No mi amor ¡No! Jamás permitiré que te desposes con aquel sujeto. ¡Te robaré! Nos iremos lejos de aquí y seremos muy felices.
Entre promesas de eternidad ambos jóvenes se entregan a su amor con la esperanza que este sea suficiente para lograr que sus anhelos se cumplan.
Los días pasan, más de una persona se ha dado cuenta que el gallardo panadero atraviesa en las noches el callejón de los suspiros hacia la habitación de la hija del gobernador. Las voces del pueblo empiezan a murmurar sobre la virtud de la joven.
Pero esos comentarios no pasan desaparecidos, el temible Corionalus Snow tiene ojos y oídos en todos lados y al primer indicio de murmuraciones envía a Romulus Thread, su agente de informaciones.
Luego de seguir a los jóvenes enamorados por varios días, el espía tiene un buen informe que dar a su señor. Sabe que el panadero y la joven Snow, protagonizan el romance más sonado e el pueblo, se les ha visto juntos en los jardines centrales, él mismo ha anotado los horarios de los encuentros. Sabe que ambos muchachos comparten besos y caricias apasionadas. Pero lo más jugoso de la noticia es que cada noche luego de las nueve, en el callejón de los suspiros, detrás de la residencia del gobernador, un largo y delgado madero aparece en un balcón, por allí se desliza un hombre con habilidad felina, logra pasar de un par de saltos a la venta de enfrente y luego el madero es recogido con facilidad. Dicho proceso no demora más de 15 segundos. Y vuelve a repetirse pasada las cuatro de la madrugada, en sentido contrario.
Aquella mañana soleada y presintiendo el negativo informe de su agente, Snow le reclama a su hija sobre las habladurías en el pueblo.
-Aún no se anuncia tu compromiso y me dicen que estás en boca de algunos cotilleros- mientras toma su desayuno el padre enfrenta a su hija. -Un pajarillo me dijo que se te ha visto en los jardines en compañía de cierto muchacho.
Katniss palidece al escuchar a su padre. Es cierto que no ha sido discreta, el amor tan grande que siente por el panadero no se lo ha permitido. Y si su padre lo aprobara ya sería la señora Mellark en este momento.
-No es cierto- dice la joven tomando sus cereales. -Ignoro qué tipo de pajarillos escuchas padre.
-No te hagas la lista conmigo jovencita. Si valoras la salud del joven, ten mucho cuidado- amenaza el padre. La menor de las niñas da un salto asustada, Primrose es una pequeña de doce años, rubia y de ojos azules, distinta a su hermana mayor. Pero es su incondicional compañera.
-Asustas a Prim, papa- le hace ver Katniss.
El gobernador sin decir más sale de casa, apurado porque tiene muchas actividades pendientes.
Esa mañana apenas termina de comer la joven va en busca del panadero.
-Peeta- dice entrando en el establecimiento. El padre del rubio, sabe del romance de los jóvenes, no lo ve con buenos ojos pero no ha podido convencer al menor de sus hijos.
- ¿Qué pasa amor?- aun con el mandil puesto, el muchacho sale a recibir a su novia.
-Tengo que hablarte, por favor.
Juntos van al almacén, la calle no es un lugar seguro para ellos.
- ¿Qué sucede?
-Creo que papá lo sabe, hoy me dijo que escuchó a un pajarillo decirle que nos han visto en los jardines.
-Debimos ser más discretos- murmura el asustado panadero.
- ¿Qué vamos a hacer? Ya no puedes venir a mi casa
-Debemos suspender nuestros encuentros unos días- la abraza preocupado.
-Voy a extrañarte tanto- se funden en un abrazo que da pie a besos apasionados.
Esa noche, el gobernador, sin poder contener la cólera que le ha ocasionado el informe de Romulus Thread, sube a la habitación de su hija. En el reloj del gran salón acaba de dar la media noche cuando al pasar por la cocina, toma un afilado cuchillo con el cual piensa vengar el ultraje que el perverso panadero ha infringido.
"Las afrentas se lavan con sangre" "Voy a vengar a deshonra de mi hija" va pensando el anciano mientras sube los escalones. Lleva en su poder una llave para abrir la puerta, un cuchillo para clavar al panadero y el odio más furioso en su corazón.
Rayos de luna se deslizan en la habitación, arrancando pequeños destellos en los objetos brillantes.
El gobernador avanza sin zapatos pues teme que el infeliz escape antes que pueda asestarle una puñalada. Su hija descansa del lado derecho de la cama y hacia el otro, una cabellera rubia apenas asoma sobre las cobijas.
Sin pensarlo dos veces, se ubica en posición y eleva su arma para desgarrar la piel y los órganos del abominable sujeto que se ha atrevido a mancillar su honor.
Pero el canto de un sinsajo despierta a la joven Snow antes que su padre termine su cometido y un grito desgarrador despierta al Capitolio.
-¡¡¡No!!! ¡No!
Pero es demasiado tarde, el puñal baja demasiado rápido, clavándose en su víctima.
-Tú, eres la culpable de esto- la voz del padre, lúgubre y acerada la señala cómo la responsable de esta venganza.
Sin embargo se escucha la voz de un hombre a unos metros. El padre sorprendido voltea a ver.
- ¿Katniss? ¿Qué pasa?- el panadero llama desde el balcón de enfrente.
La luz se enciende, el cobertor blanco está manchado de sangre inocente.
- ¡Prim! ¡Es Prim!- grita la muchacha descubriendo el cadáver de su hermanita muerta a manos de su propio padre. - ¿Qué le hiciste?- empuja a su progenitor, en un arranque de desesperación.
- ¿Prim? - el padre al ver el terrible error que ha cometido y al infame panadero que ha causado la tragedia, se abalanza contra su hija mayor.
- ¡Tú!- le grita, tomándola de un brazo. -Es tu culpa. ¡Me obligaste!- la muchacha intenta soltarse del agarre de su iracundo padre, grita y forcejea.
Desde el otro balcón el desesperado panadero mira aterrado la escena.
- ¡Katniss! ¡El tronco, Katniss!- le grita estirando sus brazos con los que no puede protegerla.
La jovencita logra zafarse de su padre y debajo de su cama saca una tabla que a duras penas puede jalar, hasta tocar su ventana.
- ¡No te lo permitiré!- el padre enfurecido intenta detenerla, la hija patea el cuchillo de su mano y se esfuerza por empujar aquel tablón que puede salvarle la vida.
Pero un dolor punzante en su pierna derecha la detiene, el madero no puede llegar a su destino y con un fuerte sonido cae al piso empedrado de la calle.
El panadero desesperado le tiende los brazos a su amada que aulla de dolor. Y allí en el balcón, el padre en un arranque de demencia, apuñala a su hija mayor.
Uno a uno los cuchillazos desgarran la piel de la joven y van tiñendo de un rojo carmesí la blanca bata de dormir. Sus ojos van perdiendo brillo sin dejar de mirar al amante que metros más allá grita desesperado. En un vano intento de salvarla, el panadero salta del balcón sin poder llegar a su objetivo.
Los vecinos salen de sus casas alarmados, encuentran al joven Mellark tendido en el callejón, ensangrentado y con la pierna rota. Sus lamentos son tan tristes que parten el alma.
Semanas después, Peeta Mellark es condenado y ahorcado en el árbol más alto del pueblo.
Su delito, el asesinato del gobernador y su familia. Los tres cuerpos fueron hallados, apuñalados y desangrados en la habitación de la hija mayor.
Según el fiscal, el joven enloquecido de amor por la hija mayor del gobernador y sabiendo que estaba prometida a otro, intentó secuestrarla de su habitación a la media noche. Los gritos de la pequeña hermanita alertaron al padre que llegó en ayuda de sus hijas. Lamentablemente el panadero gozaba de una enorme fuerza y es así como apuñaló a las dos hermanas y al padre al no poder cumplir su objetivo.
Dos verdugos lo ayudan a subir los peldaños de la escalerilla, la gruesa cuerda pende de la rama más gorda del tronco.
Nadie le pide sus últimas palabras, todo el pueblo cree y reprueba tan execrable crimen. No hay abogado que lo defienda, nadie quiere tomar el caso, la gente solo desea que muera. Dejar el pasado atrás y no pensar en la tragedia.
Y así, con el panadero colgando de aquella cuerda, llamando a su amor perdido, nace una la leyenda.
Será, será ¿Qué al árbol vendrás?
Que por matar a tres un hombre colgó en él.
Ocurren cosas raras pero extraño no ha de ser,
poderte ver ahí al anochecer.
Será, será ¿Qué al árbol vendrás?
Vámonos los dos, a su amor dijo al morir.
Ocurren cosas raras pero extraño no ha de ser
poderte ver ahí al anochecer.
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Gracias hermana Carolina por contarme esta leyenda, la he modificado y cambiando hasta conseguir unirla a la leyenda del árbol del ahorcado. Perdona por matar a tu Peeta jijii
Y gracias a todos por leer
PATITO
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